Lo hemos escuchado repetidamente, muy frecuente lo leemos y tal vez muchas veces lo meditamos: Rosario es fruto del esfuerzo, de la tenacidad y de la inteligencia de su gente. Cierto, la ciudad no tuvo un fundador clásico que con la espada empuñada señalara el rollo que pegado en el palo insignia indicara el nacimiento de la población. Surgió como surgen esas cosas que apasionan, interesan e invitan a soñar.
Aproximadamente en el siglo XVII, colonizadores españoles o sus descendientes, generalmente vecinos de la ciudad de Santa Fe, se asentaron en el norte de esa ciudad con el propósito de hacer producir los campos de la región. Hostigados violentamente por los aborígenes de la zona decidieron entonces trasladarse hacia el sur encontrando en la llanura del Pago de los Arroyos el lugar indicado.
El Pago de los Arroyos se extendía desde el río Carcarañá (nombre compuesto de tres palabras guaraníes, Cará - cará - añá cuyo significado es “carancho diablo”) y el arroyo de Las Hermanas. Distrito denominado de esta forma por los distintos arroyos que lo surcaban siendo una enorme extensión de tierras aptas para los emprendimientos rurales. Objeto de disputas entre los cabildos de Buenos Aires y de Santa Fe por razones de jurisdicción, el mismo fue dividido por acuerdo de partes en 1721 y refirmado por escritura pertinente en 1722. El Pago de los Arroyos desde el río Carcarañá hasta el arroyo del Medio quedó bajo la autoridad del cabildo de Santa Fe. Otro Pago de los Arroyos ubicado entre el arroyo del Medio y el de Las Hermanas quedó bajo el dominio del cabildo de Buenos Aires.
De nuestro Pago de los Arroyos queremos remarcar la influencia de algunos vecinos ilustres que tuvieron decisiva participación en el Rosario antiguo.
Domingo Gómez Recio, Ambrosio de Alzugaray
El Capitán Don Luis Romero de Pineda obtuvo en el año 1689 las tierras comprendidas entre el arroyo Ludueña (antes Salinas) y el arroyo Pavón (antes Matanza). La propiedad se extendía sobre el río Paraná a veintisiete leguas mas o menos al sur de Santa Fe entre “el paraje que llaman de Salinas y el lugar que llaman
El primer párroco designado, presbítero Ambrosio de Alzugaray era sobrino de Domingo Gómez Recio y obtuvo de su tío que agrandase y perfeccionase su capilla familiar y que lo hiciese a sus expensas. Alrededor de esa capilla remozada se fueron instalando nuevos pobladores que fueron dando la inicial forma a nuestra ciudad de Rosario. Allí instalado y de acuerdo a la reglamentación existente Alzugaray pide al cabildo eclesiástico la entrega de los ornamentos necesarios para el cumplimiento de su misión. Después de haber superado algunos inconvenientes el Padre Alzugaray entroniza la imagen de Nuestra Señora del Rosario en la capilla remodelada por su tío Domingo Gómez Recio.
Una aclaración es necesaria. Historiadores de la época, compartimos sus afirmaciones, aseguran que los Gómez Recio no eran los únicos habitantes de estas tierras antes de la creación del Curato en 1730. Aunque quizás habilitados circunstancialmente o arrendatarios o con permiso de sus parientes o amigos para provisoriamente instalarse, existían pobladores que tenían puestos o huertas viviendo en sus propios ranchos. Los hombres de esa época eran todos muy religiosos y seguramente poseían algún sitio para orar donde ubicaban la imagen de su preferencia. Vale lo expuesto porque si bien la estancia de Gómez Recio se llamaba
Exponemos: el Cabildo Eclesiástico entrega al padre Alzugaray para su parroquia
Gómez Recio, como era habitual en la época se dedicaba a la cría y engorde de vacunos complementado con los negocios de cueros. Fue, tal vez, el primer productor de la zona y su trabajo fue valorado por los sucesivos propietarios. Pionero en las labores del campo fue conductor de una familia que atesoraba una profunda religiosidad.
En la ciudad de Santa Fe nació y fue bautizado Domingo Gómez Recio el 15 noviembre de 1676 y falleció en Rosario el 2 de junio de 1742. Fue enterrado en la capilla que él acondicionó para sede de la parroquia del Pago de los Arroyos.
El presbítero Ambrosio de Alzugaray, nació en la ciudad de Santa Fe el 1 de abril de 1700, siendo sus padres el capitán Ambrosio de Alzugaray y doña Bartolina Gómez Recio nieta de don Luis Romero de Pineda. Estudia y recibe su ordenación sacerdotal en Chuquisaca en 1724. En marzo de 1731 el padre Alzugaray es designado primer cura párroco de la parroquia y es por consiguiente el primer cura párroco de la naciente ciudad. El 7 de mayo de 1731 inicia su labor sacerdotal. Es acompañado en sus funciones por su señora madre, quien fallece el 31 de julio de 1733 y es sepultada en el interior de la capilla.
Utilizando los locales contiguos a la capilla -Casa Parroquial de
Santiago Montenegro
Santiago Montenegro era hijo de Clemente Montenegro natural de Santiago del Estero y de Juana Cervantes Villavicencio oriunda de la ciudad de Santa Fe. Había contraído matrimonio con Bernarda Frías nieta de Antonio Ludueña que se había instalado en las tierras de su amigo Gómez Recio y a quien se le reconoce una numerosa descendencia.
En la historia de la ciudad las acciones de Montenegro fueron de suma importancia. Se radicó en la zona alrededor del año 1725 para dedicarse a la explotación ganadera, transporte de carretas, acopio de cueros y a su famosa pulpería ubicada en la zona de la actual calle Sargento Cabral antes Bajada Grande. Su talento para el comercio y su visión de futuro fueron un incentivo concreto para el desarrollo de
Montenegro había adquirido una lonja de tierras a Narciso Suero quien se había hecho cargo de las mismas por deudas de Gómez Recio y la empieza a vender en parcelas mas reducidas logrando de tal manera legalizar las propiedades de los vecinos que ya tenían construidas sus viviendas en forma irregular, dando comienzo de esta forma a la urbanización ordenada de la entonces aldea. En la diagramación del poblado, Montenegro logró concretar lo que usualmente hacían los “fundadores oficiales” cuando daban origen a una nueva población.
La construcción de una nueva capilla para la urbe comenzó en 1745 y culminó en 1752. En el año 1757 Montenegro dona a
Los rosarinos de entonces siempre reconocieron la generosidad de Santiago Montenegro. Fue Alcalde en 1751 y anteriormente había sido designado Mayordomo de
Francisco de Frías
El Cabildo de Santa Fe designa en
Don Francisco de Frías murió en la entonces denominada capilla del Rosario en 1748 en extrema pobreza y fue enterrado “de limosna” según relato de la época. Una calle al sur de nuestra ciudad casi al límite del municipio, paralela a la calle Alzugaray, lleva su nombre.
Presbítero Diego de Leyva
(Leyba o Leiba o Leiva)
La presencia de personas en la zona, antes de la creación del Curato en 1730 se avala por el hecho de que en el Archivo de
Los pobladores recibían las visitas de estos sacerdotes con gran alegría dado que fortalecían su fe católica al realizarse bautismos, casamientos, funerales, confesiones, comuniones y todo aquello que asistiera a sus necesidades espirituales. Así mismo provocaban reuniones sociales atento que era lugar de encuentro donde por horas o días el esparcimiento ayudaba a intensificar amistades. Esas “fiestas parroquiales” se desarrollaban generalmente en la pulpería de Santiago Montenegro.
Pedro Tuella
Cuando se estudia y analiza la historia de la ciudad de Rosario bajo ningún concepto se puede dejar de valorar el aporte de Pedro Tuella. Fue en el tiempo el primer historiador rosarino. Sus versiones obtenidas, especialmente sobre los orígenes de la urbe, por relatos de vecinos que recordaban además los testimonios de sus antepasados y su análisis sobre la escasa documentación existente, tuvieron enorme trascendencia para el conocimiento de la historia de Rosario y de la región.
Investigadores refutaron más de un siglo después algunas de sus afirmaciones. Basándose entre otras cosas en las exageraciones de Tuella, quien en su afán de promocionar esta zona sobreaumentaba el tamaño y la cantidad de los productos de la tierra. Asimismo exageraba sobre la bondad del clima afirmando que muchas personas llegaban a los cien años de vida y algunos los sobrepasaban.
La negación por parte de pocos historiadores sobre los hechos expuestos por Tuella fueron refutados en gran parte por el talentoso investigador rosarino Wladimir Mikielievich quien en el Archivo General de Indias de Sevilla (1961) encontró los elementos necesarios que señalan a Pedro Tuella como verídico histiógrafo de Rosario. También valoraron el aporte de Tuella historiadores como Estanislao Zeballos, Eudoro Carrasco y su hijo Gabriel, Calixto Lassaga y Antonio Cafferata.
Pedro Tuella y Monpesar nació en la villa de Naval, Provincia de Huesca, Aragón, España en el año 1738. Murió en Rosario el 28 de febrero de 1814. Se lo considera historiador y poeta, comerciante, funcionario público y primer cronista de la ciudad.
Establecido en la ciudad de Rosario donde no solamente llegó a ser uno de los habitantes más acaudalados y notables, sino también como investigador de la población cuyos orígenes y desenvolvimiento conocía, en gran medida, como testigo ocular. Su testimonio sobre el principio de la ciudad lo reproducimos en la parte pertinente del testimonio de Perla Picabea, no obstante, adelantamos que Tuella ubica a don Francisco de Godoy con su familia y un grupo de indios calchaquíes en estas tierras en 1725, sin propósito de fundar un pueblo.
En el año 1802 publicó una “Relación histórica del pueblo y jurisdicción del Rosario de los Arroyos “, el primer escrito sobre los orígenes de la ciudad que fue insertado por el periódico editado en Buenos Aires, el “Telégrafo, Mercantil, Rural, Político e Historiográfico del Río de
Altamente valioso, a pesar de algunas imperfecciones, fue el aporte de Tuella a la historia de la ciudad de Rosario. Una calle, al norte de la ciudad lleva su nombre.