Sumario: Presidencia de Rivadavia. Constitución de 1826. CaÃda del gobierno unitario.
El 11 de enero de 1826, en lugar del prácticamente quebrado Banco de Descuentos, el Congreso creaba una nueva institución de crédito, el Banco Nacional, con un capital de diez millones de pesos, conformado por los cerca de tres millones de pesos del empréstito Baring, más el capital del Banco de Descuentos, dándole a cada acción un premio del 40% de su valor, lo que redondeaba un millón cuatrocientos mil pesos. Este privilegio inexplicable gratificaba a un buen número de accionistas del anterior Banco, residentes en Inglaterra, circunstancia que a Manuel José GarcÃa le pareció decisiva para mantener nuestro crédito en el exterior. El resto del capital, hasta llegar a los diez millones de pesos, se formarÃa con una emisión de acciones, pero en los hechos, de esta manera sólo se cubrieron seiscientos mil pesos. Quiere decir que el capital real del Banco fue de alrededor de cinco millones de pesos, de los cuales los que tenÃan concreta importancia eran los provenientes del empréstito Baring. Todo harÃa pensar que el Estado tendrÃa mayorÃa de votos. Pero no fue asÃ; el artÃculo 17 de la ley respectiva establecÃa: «El número de votos a que tendrá derecho cada accionista será proporcionado al de sus acciones en esta forma; por una y dos acciones, un voto; desde dos acciones hasta diez inclusive, un voto cada dos; desde diez hasta treinta inclusive, un voto cada cuatro; desde treinta hasta sesenta inclusive, un voto cada seis; desde sesenta hasta cien inclusive, un voto cada diez». Y el artÃculo 18 agregaba: «ninguno podÃa tener más de 30 votos, tanto en representación de sus propias acciones como de las ajenas». Es decir, que el gobierno, con unas 15.000 acciones de 200 pesos cada una, tendrÃa 30 votos como máximo, pero los comerciantes ingleses o no ingleses, con un número sustantivamente menor de acciones, si las sabÃan distribuir hábilmente entre personeros, podrÃan tener un número considerablemente mayor de votos.
El nuevo Banco quedó en poder de las mismas manos que el anterior. PoseÃa todos los privilegios de su antecesor, ahora extendidos a toda
La fundación del Banco Nacional fue el expediente tendiente a darle al titular de un poder ejecutivo nacional que se pensaba crear, el brazo financiero necesario para desenvolverse con eficacia.
Para la elección de tal poder ejecutivo, a los efectos de asegurarse la mayorÃa indispensable para dicho objeto, por ley del 19 de noviembre de 1825 se dispuso duplicar el número de diputados en el Congreso: ahora las provincias estarÃan representadas por un diputado cada 7.500 habitantes, y no cada 15.000.
El 6 de febrero de 1826, argumentándose que la reciente guerra declarada contra Brasil exigÃa instituir el cargo de Presidente de
El establecimiento de uno de los tres poderes del Estado antes del dictado de
El diputado Mena solicitó que se postergase la elección hasta que por lo menos se reuniesen dos terceras partes de los miembros de la asamblea, que serÃan noventa en total luego de la duplicación de los diputados. Se hizo caso omiso de esta elemental indicación. Por 35 de los, apenas 38, diputados presentes, Bernardino Rivadavia fue elegido presidente de
¿Cómo obtuvo
¿A qué toda esta premura por designar presidente a Rivadavia? éste escribÃa el 6 de noviembre de
En las palabras con que inauguró su presidencia, Rivadavia hizo mención a la necesidad de contar con una capital sobre la que el presidente tuviera jurisdicción plena.
El 4 de marzo de 1826 el Congreso produjo un nuevo atropello a
El 7 de marzo se notificaba a Las Heras que se quedaba sin provincia que gobernar, pues toda ella, ciudad y campaña, pasaba a depender del Presidente y del Congreso, hasta que se procediera a crear la provincia proyectada. Los miembros de
La provincia de Buenos Aires era borrada del mapa polÃtico-administrativo rioplatense de un plumazo, y su gobernador y legislatura, obviamente, cesanteados. Para ello, los sostenedores del proyecto, entre quienes se destaca Julián Segundo de Agüero, apelan al argumento de que Buenos Aires debÃa ser capital pues poseÃa ilustración y riqueza, en contraposición con el interior, con lo que se ve que por entonces ya se manejaba la tesis de la civilización porteña opuesta a la barbarie de las provincias. Fundamentando su posición, Agüero expone que Buenos Aires posee «una civilización, una ilustración que no puede ser común a los demás pueblos... Nacionalizar los pueblos, es hacer que los pueblos reconozcan un centro del cual se difunda a todos los puntos del territorio todos los principios de una libertad racional... y esto no se puede hacer sino de dos modos: o ha de ser por la fuerza de los principios, o por el poder de la fuerza: o ha de ser señores, por el convencimiento que se introduzca en todos los pueblos, o ha de ser, como dije ayer, con una expresión vulgar, a palos»84. Singulares padres tuvo el liberalismo argentino.
Rivadavia estaba en condiciones, ahora, como Presidente de
Salvo las minas de oro y plata existentes en el cerro de Famatina,
En esas circunstancias, la «Mining» nombró al capitán Francis Bond Head gerente de la misma en Buenos Aires, quien se dirigió a
Otra criatura de la fértil imaginación rivadaviana, mientras estuvo en Londres, fue la fundación de la «Provinces of the Rio de
También llevó Rivadavia su mirada a la propiedad de la tierra. En 1821 se habÃa creado la «Caja de Amortización de Fondos Públicos» y la deuda de
Durante la presidencia de Rivadavia, se extendió la enfiteusis a todas las tierras públicas de
Constitución de 1826
En junio de 1826, con los resultados de la consulta a las provincias sobre forma de gobierno a adoptarse a la vista, se entra a un debate en el Congreso sobre el tema, previo a la sanción de
Dorrego y Galisteo le salen al encuentro, y éste manifiesta que las autonomÃas eran un hecho cuyo desconocimiento podÃa llevar a la anarquÃa. Paso entiende que el federalismo era un sistema para el futuro, no para el presente, pero que habÃa que negociar con las provincias. Con suficiencia iluminista, José Eugenio del Portillo manifiesta que el federalismo «es propio de las tolderÃas». La votación dio 43 votos por la unidad, contra 11 federales. Ya se veÃa lo que serÃa
A fines de 1826 estaba listo el texto constitucional, que llevó una discusión desde septiembre de ese año, en adelante.
El congreso votó ese proyecto, que no era una obra original. ¡Qué iba a serlo! Las naciones más libres y civilizadas ya habÃan establecido los sagrados dogmas a los que habÃa que atenerse. Nada podÃa crear en materia institucional el RÃo de
El modelo respondÃa al más perfecto corte racional con división de poderes, legislativo bicameral, exigencia de posición económica destacada para ejercer los tres poderes, elecciones indirectas, etc. Como si le fuese posible a un pueblo sacar de la galera, en algunas jornadas históricas de sesudos debates, forma de gobierno, cámara de representantes, senado, presidencia, ministerio, corte suprema de justicia, gobernadores, consejo de administración y otras instituciones, todo perfectamente sincronizado y contrapesado para echarlo a andar por los caminos de la historia hacia el logro de la felicidad colectiva. Asà se pretendÃa obtener en horas lo que a otras comunidades les llevó siglos de marchas y contramarchas, paciencia e inteligencia, sudores y lágrimas y hasta sangre, experiencias renovadas, fracasos repetidos y éxitos esporádicos.
En el Manifiesto que precede a
Yendo al nuevo ensayo constitucional, luego de ratificar la declaración de la independencia, como los anteriores declara a la religión católica como religión del Estado, reclamando para ella respeto y proponiéndose protegerla.
En el artÃculo 4° se declara que «Son ciudadanos de
La bancada federal, que era minoritaria, propuso que los extranjeros renunciaran a la ciudadanÃa original para naturalizarse argentinos, a fin de evitar la doble ciudadanÃa; esto fue rechazado por la mayorÃa. Por el artÃculo 6° se suspende la ciudadanÃa a los que no supiesen leer y escribir a partir de los 15 años de la fecha de la aceptación de
Cuando se entró a considerar la forma de gobierno, hubo otra vez polémica ardorosa. Se destacó la voz de Galisteo, quien manifestó que estableciéndose el unitarismo se cerraba los ojos a la realidad, que mostraba a provincias manejando sus propios asuntos con autonomÃa sin mayores dificultades, provincias que rechazarÃan la solución centralizadora. Fue inútil; el artÃculo 7° quedó redactado asÃ: «
En cuanto a la organización de los poderes, como era de rigor, se dividieron en los tres de la teorÃa francesa. El poder legislativo era bicameral; una Cámara de Representantes formada por diputados elegidos directamente a razón de uno cada 15.000 habitantes o fracción igual o mayor a 8.000. Para ser diputado habÃa que tener siete años de ejercicio de la ciudadanÃa, 25 años de edad, y poseer un capital de 4.000 pesos o en su defecto, profesión, arte, u oficio útil; duraban cuatro años y
El Senado se formarÃa con dos senadores por provincia y dos por la capital. SerÃan elegidos por juntas de once electores por provincia, que votarÃan a los dos senadores le corresponderÃa, uno de los cuales no deberÃa ser ni natural ni vecino de la provincia de que se tratase. Para ser senador se requerÃa nueve años de ejercicio la ciudadanÃa, 36 años de edad y un capital de 10.000 pesos, o una renta equivalente, o profesión cientÃfica capaz de producirla. Duraban nueve años, renovándose por terceras partes cada tres. El Senado era juez en los casos de juicio polÃtico.
El poder ejecutivo lo desempeñaba un Presidente de
El poder judicial estarÃa desempeñado por una Alta Corte de Justicia, integrada por nueve jueces y dos fiscales: debÃan ser letrados, con ocho años de ejercicio de la profesión jurÃdica, tener 40 años de edad y llenar los requisitos necesarios para ser senador. Eran nombrados por el Presidente de
Los gobernadores, que estaban «bajo la inmediata dependencia del Presidente de
En cada provincia habrÃa un Consejo de Administración «que velando por su prosperidad, promueva sus particulares intereses». El número de sus integrantes no podÃa ser menor de 7 ni mayor de 15, de acuerdo a la menor o mayor importancia de su población; eran elegidos directamente por el pueblo de cada provincia, ejercÃan funciones por dos años y se renovaban cada año por mitades; no tenÃan sueldo. Sus funciones eran policÃacas, educativas y de promoción de obras públicas. El presupuesto, integrado sólo por recursos directos, era propuesto al Congreso para que éste lo aprobara, es decir, no tenÃan autonomÃa financiera; el Congreso también les aprobaba las cuentas de recaudación e inversión. De lo que surge que tenÃan algunas de las funciones de los cabildos pero sin autonomÃa financiera, militar y judicial; con este barniz federal se pensaba contentar a las provincias. Y asÃ, en éstas habrÃa tribunales superiores de justicia establecidos por el Congreso, si éste lo consideraba conveniente.
En la última parte de
Se enviaron comisionados al interior para convencer a las provincias sobre la bondad del texto e instarlas a su aceptación. Quiroga ni abrió el pliego con el texto constitucional que Vélez Sársfield le enviara desde Mendoza, argumentando que Buenos Aires le hacÃa la guerra por un lado y por otro le exhortaba a admitir
CaÃda del gobierno unitario
La gota que desbordó el vaso colmado de fracasos en esta hora aciaga para
El gobierno de Buenos Aires, según sabemos por informes de Ponsonby, ministro inglés en esa ciudad, creÃa que la paz podrÃa lograrse admitiendo ambos gobiernos la independencia de
Al llegar GarcÃa a Buenos Aires en junio con la noticia de lo firmado, estallaron tumultos en la calle contra el Presidente y el Congreso; éstos desconocieron lo convenido por GarcÃa. Rivadavia expresó que el enviado «no sólo ha traspasado sus instrucciones, sino contravenido la letra y el espÃritu de ellas». ¿Era cierto esto? No se conocen esas instrucciones. Vicente Fidel López, en su obra, escrita en base a testimonios orales de los protagonistas de aquella época, expone que al embarcar GarcÃa rumbo a RÃo de Janeiro, el ministro Julián Segundo de Agüero le recomendó: «En fin, GarcÃa, ya Ud. sabe lo que nos va con esto a todos los hombres de 1823: sáquenos Ud. a todo trance de este pantano. ¿A todo trance, señor don Julián? De otro modo caemos en la demagogia y en la barbarie; salvar nuestro paÃs es lo primero. Ud. sabe que ésa es mi opinión»89. Es decir, GarcÃa debÃa firmar cualquier cosa con tal de lograr la paz; el ejército en lucha contra Brasil se necesitaba para combatir la demagogia y la barbarie federal.
Que asà ocurrió lo revela el pronunciamiento de Lavalle contra Dorrego del 1 de diciembre de 1828. Rivadavia tuvo que alejarse del cargo. CaÃa asà el hombre cuya obra de gobierno mereció este cáustico juicio del Libertador: «Ya habrá usted sabido la renuncia de Rivadavia; su administración ha sido desastrosa, y sólo ha contribuido a dividir los ánimos»90.
La presidencia fue ocupada interinamente por Vicente López y Planes; se encontró con las arcas del tesoro vacÃas, al Banco se le debÃan once millones, al ejército y la marina hacÃa seis meses que no se les pagaba, ¡en plena guerra!; los vencimientos del empréstito Baring no se atendÃan, y habÃa una deuda flotante en letras y pagarés por 2.700.000 pesos.
Se llamó a elecciones de autoridades provinciales en agosto de 1827. Sólo se presentó el partido federal. La nueva Junta de Representantes eligió gobernador a Manuel Dorrego. López se alejó de la presidencia y el Congreso se disolvió.
Terminaba una frustrada tentativa de reconstituir el Estado Central, retornándose a 1820.