José Artigas
1815 - Artigas exhorta a los guaraníes a alzarse contra los portugueses
 
 
Comunicación de Artigas al Comandante General de Misiones -su protegido, el indio Andresito- exhortando a los guaraníes a levantarse contra los portugueses


Al señor don Andrés Artigas, comandante general de Misiones.

Siendo constante que por un favor del cielo, he sido llamado al mando de las Misiones, como para el efecto, he tenido la dicha de quitar los pueblos gobernados por Buenos Aires, y rescatado los otros que se hallaban en el anterior bajo el yugo del Paraguay, colmándome el Dios de los ejércitos de todos aquellos beneficios que son necesarios para la empeñosa empresa de rebatir todo enemigo de la empeñosa empresa que defiendo.

Por tanto, atendiendo é inteligenciado que las, mismas ó aun mayores razones consumen en mí para libertar los siete pueblos de esta Banda del tiránico dominio del portugués, bajo el cual han estado quince años los infelices indios gimiendo la dura esclavitud. He puesto mi ejército delante del portugués, sin recelo alguno, fundado, en primer lugar, en que Dios favorecerá mis santos pensamientos y en las brillantes armas auxiliadoras y libertadoras, sólo con el fin de dejar á los pueblos en el pleno goce de sus derechos, esto es, para que cada pueblo se gobierne por sí, sin que ninguno otro, español, portugués ó cualquiera de otra provincia, se atreva á gobernar, pues habrán ya experimentado los pueblos los grandes atrasos, miserias y males en los gobiernos del español y portugués.

Ahora, pues, amados hermanos míos, abrid los ojos y ved que se os acerca y alumbra ya la hermosa luz de la libertad, sacudid ese yugo que oprimían vuestros pueblos, descansad en el seno de mis armas, seguros de mi protección, sin que ningún enemigo pueda entorpecer vuestra suspirada libertad, yo vengo á ampararos, vengo á buscaros, porque sois mis semejantes y hermanos, vengo a romper las cadenas de la tiranía portuguesa, vengo por fin, á que logréis vuestros trabajos y á daros lo que los portugueses os han quitado en el año 1811 por causa de las intrigas españolas, no tengáis recelo en cosa alguna, si, temed los fatales resultados que puedan originarse de vuestra dureza y obstinación.

Acordaos de aquel famoso pasaje de la Sagrada Escritura, en que se dice que Moisés y Aarón libertaron al pueblo de Israel de la tiranía de Faraón; así yo, siguiendo este apreciable ejemplo, he tomado mis medidas para el mismo fin, de las cuales, una es la de dar comisión al capitán ciudadano Miguel Antonio Curaete, para que, como representante mío, corra los mencionados pueblos, haciéndoos entender mis ideas y la sagrada causa que defendemos y por la que estoy pronto, con todas mi tropas, á derramar las últimas gotas de sangre si se ofrece, como también de juntar todos los naturales para que los portugueses no los arreen para adentro, debiendo reunirse con él todos los que penetrados de la dulce voz de libertad que os llaman, quieran seguir el pabellón de la patria: él se entenderá conmigo.

Ea, pues, compaisanos míos, levantad el sagrado grito de la libertad, destruid la tiranía y gustad el deleitable néctar que os ofrecen con las venas del corazón que lo traigo deshecho por vuestro amor.

Ya por mis dos últimas comunicaciones de que aun no me acusa recibo, cabrá usted nuestra situación y de las providencias que he tomado conforme á ellas. Primeramente, la reunión de un Congreso General para tratar del ajuste con Buenos Aires, y formalizar la defensa contra la epidemia de los españoles que vienen de Europa, según me avisan últimamente de Montevideo.

Por lo mismo, no será extraño que los portugueses hagan movimientos en sus fronteras. Usted procure reforzar los pueblos de Santo Tomé y la Cruz. Ya supongo en manos de usted las chuzas que le mandé. Con aquella fecha, le dije, igualmente mandase á Paysandú por pólvora y balas, si necesita un poco de hierro para tener más chuzas, puedo mandarle. Yo dentro de dos días marcho para aquel destino, y allí espero sus últimas comunicaciones y de allí irán á usted los últimos resultados.

Por el conducto del gobernador de Corrientes, puse á usted, hace tres días, las circulares para que mande cada pueblo su diputado indio al Arroyo de la China. Usted dejará á los pueblos en plena libertad para elegirlos á su satisfacción, pero cuidando que sean hombre de bien y de alguna capacidad para resolver lo conveniente.

Sobre la contribución que se ha puesto á los ganados que deban salir de la provincia de Corrientes, es con el objeto de que no tengan la franquicia que han gozado hasta hoy los paraguayos de pasarlos á su territorio, reportando la utilidad á su favor y dejando á estos países, sin un recurso y sujetos á la miseria de que hoy se hallan penetrados esos pueblos. Por lo mismo, si es cosa que esa frontera puede quedar resguardada para que no pasen á Candelaria animales de ninguna especie, y vemos mejor semblante en los paraguayos se podrá hacer que pasen á la provincia de Misiones ganados de Corrientes sin contribución alguna. Esta fue puesta con concepto á que no se perpetuasen las extracciones de ganados á provincias extrañas. Restablecida la de Misiones á nuestro sistema y estando bajo nuestra protección, ya que no es dable sufran ese perjuicio con detrimento notable de sus intereses. Sin embargo, que las cosas queden así por ahora entretanto que se forme el Congreso, y allí se resolverán esos y otros puntos concernientes á su felicidad.

Reencargo á usted muchísimo no me abrigue desertores de los que vayan por allá. Que procure recoger todas las armas que pueda, y fomentar esa división con bastante gente de lanza. No hay que descuidarse con los portugueses, y extraño mucho nada me diga de los paraguayos. Hace diez días oficié á aquel gobierno y según su contestación, serán mis providencias.

Yo estoy esperando unos diputados que vienen de Buenos Aires á tratar conmigo. Aquel pueblo, según los oficios de aquella municipalidad está dispuesto á transarlo todo conmigo, y entrar por los principios de equidad y justicia que reclaman los pueblos y las provincias. Yo deseo este momento para sellar los negocios y tratar únicamente de hacer una vigorosa defensa contra los españoles, en caso de que vengan según se me anuncia.

Es cuanto tengo que prevenir á usted y exhortarlo á que cada día trate con más amor á esos naturales y les proporcione los medios que estén en sus alcances para que trabajen y sean felices. Yo celebro estén los pueblos tan contentos con usted y que esa misma alegría contribuya á firmar la paz y tranquilidad de esas provincias y éstas.

Saludo á usted con todo mi afecto. Paraná, 13 de marzo de 1815.

José Artigas.





Mayo en Ascuas desde 1814, Documentos. Federico Ibarguren. Ediciones Teoría, Bs. As. – 1961