Confederación
1851 - Circular de Urquiza a las provincias
 
 

Justo José de Urquiza exhorta a los gobernadores a aceptar la renuncia de Juan Manuel de Rosas al manejo de las Relaciones Exteriores




¡Viva la Confederación Argentina!


¡Mueran los enemigos de la organización Nacional!



El gobernador y capitán general de la provincia de Entre Ríos.


Cuartel General en San José, abril 5 de 1851.Año 42 de la Libertad, 37 de la Federación Entrerriana, 36 de la Independencia, y 22 de la Confederación Argentina.


Al excelentísimo señor gobernador y capitán general de la provincia de...


Ha llegado el momento de poner coto a las temerarias aspiraciones del gobernador de Buenos Aires, quien no satisfecho con las inmensas dificultades que ha creado a la República por su caprichosa política, pretende ahora prolongar indefinidamente su dictadura odiosa, reproduciendo las farisaicas renuncias, a fin que los Gobiernos confederados, por temor o interés mal entendido, encabecen el suspirado pronunciamiento que lo coloque de hecho, y sin responsabilidad alguna, en la silla de la Presidencia argentina.


La provincia de Entre Ríos que ha trabajado tanto, a la par de sus hermanas, las del interior y litorales, por el restablecimiento de la paz, en la dulce esperanza de ver con ella constituida a la República, se ha desengañado al fin y convencido plenamente de que lejos de ser necesaria la persona de Juan Manuel de Rosas a la Confederación Argentina, es ello por el contrario el único obstáculo a su tranquilidad, orden y futuro engrandecimiento.


Colocado el infrascripto al frente de los destinos de un pueblo generoso y valiente, ha sufrido impasible la acción funesta del poder despótico con que el encargado de las relaciones exteriores ha querido perpetuar su dominación en todo el territorio argentino; y cansado de esperar un cambio, una modificación racional en la política del general Rosas, ha resuelto ponerse al fin a la cabeza del gran movimiento de libertad con que las provincias del Plata deben sostener sus creencias, sus principios políticos, sus pactos federativos, no tolerando por más tiempo el criminal abuso que el gobernador de Buenos Aires ha hecho de los altos imprescriptibles derechos con que cada sección de la República contribuyó por desgracia a formar ese núcleo de facultades que el general Rosas ha extendido al infinito, desarrollándolo en su provecho, y en ruina de los intereses y prerrogativas nacionales.


En virtud de estas serias consideraciones, el infrascripto espera que vuestra excelencia, como representante de la soberanía territorial de esa heroica provincia argentina, no se plegará a las insidiosas sugestiones del gobernador de Buenos Aires, ni continuará prestando su aquiescencia a las deliberaciones oficiales del general Rosas, cuya caída es un resultado necesario del poder de las cosas, y el triunfo de la justicia pública que tarde o temprano es condignamente satisfecha. Vuestra excelencia no ha menester de recurrir a las armas para sostener una declaración semejante. Las lanzas del ejército entrerriano, y las de los amigos y aliados, bastan por sí solas para derribar ese poder ficticio del gobernador de Buenos Aires apoyado únicamente en el terror, y en la desmoralización que ha tenido la execrable habilidad de difundir en todo el territorio de su mando.


Persuadido vuestra excelencia de la necesidad de retirar las facultades delegadas en la persona del general Rosas, y declarado solemnemente así, está decidida y ganada la gran cuestión argentina. Porque el ejército de la provincia de Entre Ríos no se liará esperar, siempre que el general Rosas insista en sus absurdas, tiránicas pretensiones y no ceda ante el poder omnipotente de la opinión nacional que lo rechaza, y que será sostenida por las lanzas y bayonetas vencedoras en la parte oriental y occidental del Plata.


El acrisolado patriotismo de vuestra excelencia y los importantes servicios que ha prestado a la Confederación Argentina, justifican la esperanza que abriga el infrascripto de obtener su cooperación, para llevar a cabo el noble y generoso pensamiento de salvar a las repúblicas del Plata del abismo profundo a cuyas simas las conduce aceleradamente el genio maléfico que preside en los consejos del gobernador de Buenos Aires.






Justo José de Urquiza


Juan Francisco Seguí, Secretario