discursos de Juan D.Perón
1949 - discurso ante las Fuerzas Armadas
 
 

Brindo mi homenaje de soldado y de patriota a la legión de los héroes argentino que encabezada por San Martín nos contempla desde la inmortalidad y cuyo recuerdo está presente entre nosotros. Cada uno de ellos es el ejemplo de las virtudes a que aspiramos y la inspiración de nuestras acciones en el servicio diario de la República. Constituyen los arquetipos guerreros en que se cimientan nuestras glorias militares y representan la emulación permanente para la formación de las nuevas generaciones de soldados argentinos”.


“Por eso la escuela de las armas, templada en el sacrificio y tonificada en la contemplación de los héroes, está dirigida a la formación del carácter que hace grandes a los hombres y fuertes a los pueblos.”


“La historia de la humanidad es un catálogo interminable de acontecimientos, donde el hombre ha sucedido al hombre, donde los pueblos han seguido a los pueblos y donde las naciones han surgido sobre las ruinas o las grandezas de las naciones. En ese devenir de los siglos o de los milenios, una verdad persiste como permanente: el hombre sigue siendo el valor predominante de la historia, de la vida, del trabajo y de la lucha”.


“La vigilia en armas es la misión del soldado, como el trabajo incesante es la función del ciudadano. Desde la vieja Esparta que dividió a su pueblo en guerreros y en trabajadores, hasta nuestros días, en que los trabajadores son a su vez soldados de la República, muchas han sido las gradaciones intermedias existentes. Pero el valor de los pueblos o de las fuerzas armadas no se ha medido tanto por su organización o adiestramiento, cuanto por la capacidad y los valores espirituales de los conductores y de los cuadros. Es precisamente aquí, donde el hombre alcanza su valer más preponderante. Es también por ello que el arte militar ha recurrido a la capacitación profesional y los Estados a la formación de servidores que, haciendo del orden espiritual de la profesión un verdadero sacerdocio, la elevan y ennoblecen. Sin estas dos condiciones la milicia pasa a ser un oficio oscuro e intrascendente”.


“La república nos inviste de jerarquía y nos discierne grados, esperanzada en nuestra pericia y confiada en nuestra lealtad de ciudadanos para servirla. Nuestro compromiso consiste en no defraudarla. Para ello el procedimiento es simple y claro el objetivo: poder saber para una profesión perfeccionada y saber poder para un servicio ennoblecido por la virtud”.


“Con ésta, la razón de ser de nuestra existencia, nace el imperativo de camaradería y solidaridad que, como una fuerza inmanente, da cohesión espiritual a los hombres embanderados en el servicio directo de la Patria.”


“A nosotros nos está vedado servir intereses parciales o de círculo, porque la Nación nos necesita para el servicio del Pueblo. Por eso prometemos fidelidad a la bandera que es la Patria misma; por eso juramos cumplir y hacer cumplir la Constitución Nacional que es el mandato supremo del pueblo, en comunidad organizada que lo representa”.


“Entendemos la Patria de una sola manera, como la ansiaron nuestros mayores, como anhelamos verla nosotros: justa, libre y soberana”.