discursos de Juan D.Perón
1954 - cierre de campaña electoral
 
 

25 de Abril de 1954



Compañeros:


El 24 de febrero de 1946, el pueblo argentino reconquistó el ejercicio de sus derechos electorales, pues, con anterioridad, al fraude se agregaba una limitada representación ciudadana. Los padrones de 1946 incluían solamente 3.950.000 ciudadanos, es decir, que apenas votaba el 25 por ciento de la población, y el gobierno peronista ha agregado a esos registros a 5.350.000 ciudadanos, figurando en primer término la mujer, olvidada hasta entonces de las decisiones electorales; los suboficiales del ejercito; el clero regular; la ciudadanía de tres provincias nuevas, de todos los territorios y de las poblaciones argentinas de las tierras australes. En estas elecciones votarán 9.300.000 ciudadanos, cantidad que supera el 50 por ciento de la población total.


El gobierno del movimiento nacional peronista, desea asegurarse de esta manera que constituye real y verdaderamente un gobierno del pueblo.


Los gobiernos que trabajan para el Pueblo no temen jamás a la voluntad del mismo pueblo. Por eso tratamos de lograr la más fiel expresión; de esa voluntad. Preferiríamos que el pueblo nos hiciese pagar, con su abandono, los errores que pudiésemos haber cometido, antes que gobernar sin el respaldo poderoso que es la fuerza popular que nos viene acompañando desde 1946, cada vez con mayores multitudes y con un afecto cada vez mas firme, porque arraiga en una conciencia social también mas sólida.


En el parágrafo siguiente de su discurso el .general Perón, en su carácter de presidente de la Nación, dio normas para toda la ciudadanía, y recordó que en otras ocasiones impartió esas normas únicamente para el Movimiento Peronista:


En esa oportunidad -explicó el orador- deseo que estas normas cívicas para el acto comicial sirvan para todo el electorado, pues ya he advertido que los adversarios del gobierno van adoptando nuestros sistemas.


Comenzó la explicación de esas normas subrayando que votar es un derecho y que los derechos no se discuten: se defienden.


Después de referirse a la necesidad de no omitir ningún sacrificio para depositar el voto, y de manifestar que nadie debe excusarse, pues los que no votan son indignos de participar en la felicidad y en la grandeza común que ambicionamos consolidar, indicó:


Dar por descartada la victoria de la mayoría no exime a nadie del cumplimiento de ese derecho.


El voto que apoye a la mayoría contribuirá a fortalecer sus decisiones. El que apoye a la minoría -por “negativista” que ella sea- vale más que una voluntad ausente en el comicio, pues cuando todos los ciudadanos de una nación se interesan por el bien común, esa nación está salvada y puede mirar tranquila el porvenir.


A continuación el general Perón advirtió a todos acerca de la necesidad de informarse previamente del lugar del comicio, cuidar que las boletas no contengan marcas ni perforaciones, no efectuar borratinas, votar las listas íntegramente, ya que, descontado el apoyo del pueblo, el gobierno nacional y los provinciales deben consolidar su labor orgánica. Agregó que por una razón que no es de política, sino que es una “razón de Estado”, solicitaba a todos aquellos decididos a votar por el Movimiento Peronista que lo hagan por listas íntegras, sin borrar ni añadir un solo nombre.


Expresó que a fin de que en este orden de cosas no haya confusiones, se daría lectura a las listas completas de candidatos del Movimiento Peronista, tarea que de inmediato cumplió un locutor actuante en la asamblea.


Finalizada la lectura de los nombres de los candidatos, el general Perón reanudó su exposición, formulando una serie de advertencias y recomendaciones para el acto comicial. Señaló que las boletas pueden ser marcadas en el cuarto oscuro con mala fe por algún mal ciudadano perteneciente a los partidos que practicaron el sistema del fraude, razón por la cual es conveniente -indicó-que cada ciudadano lleve su boleta de votante.


Agregó que la libreta de enrolamiento o cívica debe ser puesta en lugar seguro, a fin de evitar sustracciones con fines fraudulentos. En el momento de votar no debe ser entregada a otro que no sea la autoridad de la mesa, que será quien luego la restituya.


Cada ciudadano tiene no sólo el derecho sino la obligación legal de denunciar a quienes compren o a quienes vendan o hayan comprado o vendido libretas de enrolamiento o cívicas.


Mientras un ciudadano actúe en el ejercicio de su derecho electoral, no deberá usar distintivos partidarios ni emitir opiniones que identifiquen su filiación política. Las autoridades partidarias deben cuidar permanentemente el desarrollo de los comicios, denunciando cualquier irregularidad al Ministerio del Interior.


También destacó que la mujer argentina, gracias a la organización eficiente del partido Peronista Femenino, sabe ya cómo debe cumplir con su deber electoral y puntualizó que ella merece por parte de todos los ciudadanos electores la más amplia colaboración a fin de que ningún inconveniente dificulte su acceso al comicio.


Seguidamente aconsejó que con anterioridad al comicio el ciudadano no debe concurrir a ninguna fiesta, procurando permanecer en su domicilio y, a la vez, debe denunciar cualquier inconveniente que se le opusiere en el ejercicio de su derecho electoral.


Asegurarse-prosiguió-el medio de transporte; no beber alcohol y evitar toda clase de incidentes que puedan privar de libertad al ciudadano.


Si el patrón le cierra la tranquera con candado, rompa el candado o la tranquera o corte el alambrado y pase a cumplir con la Patria. Si en vez de cerrarle los caminos del comicio quieren ganar su voto con favores llevándolo con él en su coche, acepte la invitación, pero en el cuarto oscuro haga usted su voluntad votando por el partido de sus ideas y no por el partido de su patrón.


Cuando no haya automóviles o camiones que faciliten su acceso al acto electoral, concurra a votar a pie o a caballo, o en cualquier otra forma, pero no retroceda ante nada.


Destacó luego el general Perón que en el acto comicial debe exigirse el respeto que merece la dignidad del ciudadano, no permitiéndose que sea puesta en tela de juicio la honradez de su conducta.


Recordó finalmente que la responsabilidad como ciudadano elector no termina en la emisión del voto, pues debe considerarse una obligación asegurarse de que puedan votar los familiares, amigos y conocidos, recordándoles y facilitándoles el acceso al comicio.


En lo que respecta a los dirigentes, señaló que el día de la elección deben consagrarlo totalmente al cumplimiento de sus funciones partidarias, atendiendo a los ciudadanos que necesiten consultarlos y cuidando todos los detalles propios del acto comicial.


El general Perón terminó su alocución expresando:


Nuestro Movimiento se empeña en una nueva batalla electoral fácil, pero que debe servirnos de gimnasia para mantenernos en permanente actitud combativa.


Desde los días de nuestros triunfos augúrales del 17 de Octubre y del 24 de febrero, no hemos dejado de organizarnos y de capacitarnos. Esta nueva elección pondrá en evidencia esa organización y esa capacidad.


Nuestra generación justicialista enfrenta a la reacción que pretende retrotraer la historia de una época superada por nuestros hombres y por nuestros tiempos. Espero de todos y cada uno el esfuerzo decidido e inteligente para el triunfo aplastante de nuestros ideales.


El bienestar del pueblo nos impone a todos el sacrificio de luchar por su consolidación definitiva. El porvenir de la Patria bien vale nuestra decidida actitud de su defensa.


Para nosotros no se trata de vencer en una elección más. Queremos aplastar definitivamente en comicios puros y limpios a la reacción anacrónicamente organizada a base de caudillos sin calidades ni cualidades para invocar la representación de nuestro pueblo y de nuestro tiempo.


Que cada uno sepa cumplir con su deber de argentino y de peronista.