desde 1852 hasta 1899
Alberdi
 
 
Nuestra Constitución se apoya en un libro publicado por Juan Bautista Alberdi en 1852: Bases y puntos de partida para la organización de la República Argentina, derivados de la ley que preside el desarrollo de la civilización en la América del Sur. De manera más sencilla, ese libro es conocido como Las Bases, de Alberdi.

Las Bases reúnen algunos artículos del autor, aparecidos en El Mercurio de Santiago de Chile y ampliados con nuevas consideraciones, inspiradas por la situación que vivía la Argentina a partir de la caída de Rosas. Se pronuncia la obra en favor de las constituciones escritas y fija como principio que “gobernar es poblarâ€. En ella, Alberdi expresa ideas liberales, exalta la laboriosidad y el pacifismo, señala la necesidad de garantizar las libertades personales y el libre comercio, amén de afirmar la conveniencia de fomentar la inmigración.

En su segunda edición, Las Bases contienen un proyecto de constitución. Se inspira éste, fundamentalmente, en la de los Estados Unidos de Norteamérica, toma algunos aspectos de la chilena y otros de la Constitución del Estado de California, aprobada en 1850. La influencia de aquel proyecto en los congresales, reunidos en Santa Fe, fue muy grande y, con ciertas modificaciones, resultó en efecto “base†de nuestra Constitución Nacional.

El texto finalmente aprobado es “presidencialistaâ€; establece la división de poderes; fija un plazo de 6 años para el mandato del presidente, prohibiendo su reelección por períodos sucesivos; determina que el Congreso estará formado por 2 Cámaras, una de Senadores y otra de Diputados; incluye una declaración de derechos y garantías; asegura la autonomía de las provincias, si bien autoriza su intervención en casos excepcionales; ordena el sostenimiento del culto católico y dispone como condición que católico ha de ser el presidente de la República, garantizando la libertad religiosa y disponiendo que los indios sean catequizados. â—







“Es utopía, es paralogismo puro el pensar que nuestra raza hispanoamericana, tal como salió de su tenebroso pasado colonial, pueda realizar hoy la república representativa [...] No son las leyes las que debemos cambiar: son los hombres, las cosas. Necesitamos cambiar nuestras gentes incapaces de la libertad por otras gentes hábiles para ella [...] La libertad es una máquina que, como el vapor, requiere maquinistas ingleses de origen. Sin la cooperación de esa raza es imposible aclimatar la libertad en parte alguna de la tierra” (Alberdi, Bases).


A mediados de 1994, en virtud de un acuerdo entre el presidente Menem y el ex presidente Raúl Alfonsín, se reformó sustancialmente la Constitución Nacional, a fin de posibilitar la eventual reelección de aquél. Entre otras cosas, se suprimió la condición de ser católico para ejercer la presidencia del país, como así también la obligación de catequizar a los indios, que pesaba sobre las autoridades.