desde 1800 hasta 1851
el caótico año 20
 
 
Pueyrredón ordena bajar al ejército de Belgrano, para luchar contra Estanislao López pero, coincidiendo con la opinión de San Martín, que se opone al enfrentamiento, termina por firmarse el armisticio de San Lorenzo (12 de abril de 1819). A raíz de ello renuncia Pueyrredón y es elegido Rondeau como Director Supremo, el 9 de junio.

Si Pueyrredón no quería la paz con López, tampoco la quiere Rondeau ni le interesa a Artigas, que sigue sin recibir auxilios en su lucha contra los portugueses. De modo que el armisticio de San Lorenzo se convierte en letra muerta.

El ejército de Belgrano ha quedado acampado en la provincia de Córdoba. Su jefe, enfermo, deja el mando y coloca en su lugar al general Francisco de la Cruz. Rondeau conmina a éste, para que continúe la marcha hacia Buenos Aires pero, el 5 de enero de 1820, las tropas se sublevan en Arequito, negándose a participar en la guerra civil y deseosas de incorporarse a las fuerzas que se preparan en Chile para atacar el Perú.

Privado de ese apoyo, Rondeau se pone al frente del Ejército de Observación –estacionado en San Nicolás– y presenta batalla a López y Francisco Ramírez (caudillo entrerriano éste) en la cañada de Cepeda, siendo derrotado el 1º de febrero de aquel tremendo año 20.

Al conocerse la derrota de Cepeda, cunde el pánico en Buenos Aires, que aguarda aterrorizada el arribo de las montoneras del interior. Rondeau reasume el poder, del cual fuera despojado fugazmente a raíz de un golpe palaciego, mientras se aprestaba a combatir en Cepeda. Soler, que manda un tercio de cívicos, notifica al cabildo que debe cesar la autoridad del Congreso (el mismo que sesionara en Tucumán y que así concluirá su dispar gestión), eligiendo autoridades para formar un gobierno provincial. Rondeau también renuncia su cargo ante el cabildo.

Una comisión mediadora se dirige a San Antonio de Areco, donde ha detenido su avance Ramírez. De esa reunión surge un acuerdo, concretado en la elección de una Junta de Representantes que, por su parte, elige gobernador a Sarratea el 17 de febrero.

El 23 de aquel mes, Sarratea y un delegado de Ramírez firman el Tratado de Pilar, cuyas partes son las provincias de Buenos Aires, Entre Ríos y Santa Fe. Por el mismo se pone fin a la guerra y se resuelve reunir un congreso, para organizar la nación bajo el sistema federal.