desde 1900 hasta 1992
revolución de 1905
 
 

A las 3 de la mañana del 4 de febrero de 1905 lo despertaron al presidente Quintana, avisándole que había estallado una revolución. Quintana dijo: “ha llegado el momento de ponerse los pantalones”. Y se los puso nomás, literal y metafóricamente, pues procedió a vestirse, comenzando a actuar de inmediato con gran energía.


¿Qué había sucedido? Sencillamente, que tenía principio otro levantamiento radical, tramado pacientemente por Hipólito Yrigoyen. El mismo, sin embargo, se diferenciaba claramente de los producidos en 1893, ya que contaba con fuerte participación militar. Rápidamente, los revolucionarios se hicieron dueños de Córdoba, Mendoza, Bahía Blanca y Rosario, fracasando en su intento de tomar el arsenal porteño. Grupos civiles ocuparon algunas comisarías en la capital, pero pronto fueron desalojados.


Un tren con efectivos sublevados viajaba desde Bahía Blanca a Buenos Aires. Fuerzas gubernistas se aprestaban a interceptarlo. Enterados aquellos efectivos de que el intento había sido sofocado en Buenos Aires, se amotinaron contra sus jefes en la estación Pirovano, produciendo una masacre que aún se menciona como “la tragedia de Pirovano”. El movimiento revolucionario fue derrotado.


El 9 de enero de 1906 murió el general Mitre y a su entierro concurrió una multitud, entre la que se contaban no sólo sus partidarios sino todos quienes se le habían opuesto, salvo el general Roca, que estaba en Europa. Apenas dos meses después, el 12 de marzo, murió también Manuel Quintana, asumiendo el mando su vicepresidente, José Figueroa Alcorta.


Figueroa Alcorta dictó en seguida una “ley de perdón”, para los implicados en la revolución reciente.