desde 1900 hasta 1992
Farrell arrinconado
 
 

Pese a su tardía declaración de guerra, la terminación de ésta con el triunfo aliado torna cada vez más difícil la situación del gobierno en general y de Perón en particular, calificados como “nazis†desde los Estados Unidos y desde la oposición interna, que crece cada día. En cuanto a Perón se refiere, su caso aparece agravado, pues los nacionalistas lo sindican como inspirador de la ruptura y de la subsiguiente declaración de hostilidades. Con lo cual sigue siendo “nazi†para los aliadófilos, mientras los germanófilos le imputan haber actuado como “cipayoâ€, coincidiendo ambos respecto a que el sonriente coronel no resulta persona confiable.


El 9 de mayo de 1945 llega al país el nuevo embajador norteamericano, Spruille Braden. Es un hombre voluminoso, sanguíneo, frontal y estridente, de carácter inflamable, a quien Perón definiría como “un bisonteâ€. Y que se ha puesto como meta lograr un rápido reemplazo del gobierno “de facto†por autoridades democráticamente elegidas. Derribar a Perón ocupa el primer lugar de su estrategia, ya que la proyección política de éste –pese a los recelos que suscitan sus manejos–, no solo aumenta sino que constituye la única salida viable para evitarle al Ejército una fuga desdorosa del poder.


Perón, mientras tanto, ha buscado el apoyo de los radicales “intransigentesâ€. Pero Amadeo Sabattini –figura relevante del radicalismo, que tiene su feudo en Villa María, Córdoba– no admitió arreglos.


Arrinconado, en la Cena de Camaradería de las Fuerzas Armadas servida el 6 de julio del 45, Farrell anuncia que convocará a elecciones antes de fin de año. Días después, un grupo de 10 almirantes, alentados por el también almirante Vernengo Lima, exige a Farrell que las elecciones se realicen de inmediato, que ningún miembro del gobierno actúe políticamente en beneficio propio y que las instalaciones oficiales no sean utilizadas en favor de candidato alguno. El tiro se dirige inequívocamente contra Perón, pero tiene un efecto contrario al buscado: el Ejército –comprometido con la revolución del 4 de junio en mucho mayor medida que la Armada– se expresa por medio de varios generales, recomendando hallar una solución que no implique abandonar los fines revolucionarios. Luego, con esfuerzo, se consigue incorporar al gabinete algunos radicales –Juan Hortensio Quijano, Armando G. Antille y Juan Isaac Cooke–, que son repudiados por su partido.


Braden inicia una decidida campaña contra el gobierno, secundado con entusiasmo por los opositores locales, que incluyen la banca y el comercio, las organizaciones estudiantiles y culturales, los diarios (con excepción de La época) y, naturalmente, los políticos. Políticos entre los que se cuentan representantes de todas las tendencias, desde los conservadores hasta los comunistas, pasando por radicales y socialistas, hermanados todos por el triunfo de los aliados en la guerra. Un almuerzo organizado por Braden en el Plaza Hotel, a fines de agosto, congrega 2.000 personas que lo aclaman.


Se forma una “Junta de Exhortación Democráticaâ€, cuyo objetivo es conseguir que el poder pase a la Corte Suprema de Justicia y que se adelanten las elecciones lo más posible. Dicha Junta, convoca a una “Marcha de la Libertad y la Constituciónâ€, que se realiza a lo largo de la Avenida Callao, el 19 de septiembre de 1945. Reunió una multitud impresionante y, tomados del brazo, desfilaron Joaquín de Anchorena y Rodolfo Ghioldi, Antonio Santamarina y Ernesto Giúdice, Federico Pinedo y Alfredo Palacios, Manuel V. Ordóñez y Pedro Chiaranti. Ondean banderas argentinas, británicas, francesas, de los Estados Unidos y de la Unión Soviética. Braden se incorporó a la columna, entre vítores. Pronto abandonará el país, para proseguir desde su tierra la acción en la que está empeñado, pues es nombrado Secretario de Estado Adjunto.


El general Rawson –que dirigiera unas palabras a los manifestantes democráticos del día 19– intenta una revolución en Córdoba el 24, para que la Corte asuma el gobierno. Fracasa, pero los implicados son puestos en libertad de inmediato por el juez interviniente.


El 9 de octubre, Perón tiene que inaugurar un curso en la Escuela Superior de Guerra y el coronel Manuel A. Mora organiza un atentado para matarlo. Perón no acude a la Escuela y el plan aborta.