desde 1900 hasta 1992
la tablita
 
 

En enero de 1978 fallece en los Estados Unidos Spruille Braden, cumplidos los 83 años de edad.


A principios de año, está resuelta en favor del ministro Martínez de Hoz la controversia que, respecto a su política económica, sostuviera con el titular de la cartera de Planeamiento, general Ramón Genaro Díaz Bessone, renunciando éste en diciembre y pidiendo su retiro del Ejército en enero.


Dicha política económica llegaría a constituir uno de los cargos más pesados que se formularían al “Proceso”. Aunque en virtud de ella hubiera descendido notablemente la inflación y los centros financieros del exterior formularan encendidos elogios a su respecto, augurando la pronta recuperación económica argentina. Sin embargo, otros indicadores despertaban alarma y la realidad social ofrecía aspectos decididamente desfavorables.


Una tabla, conocida familiarmente como “la tablita”, señalaba de antemano las variaciones que se producirían en la paridad del dólar. Como el dinero escaseaba, las tasas de interés eran altas. Y los inversores extranjeros podían cambiar dólares por pesos, invertir éstos, obteniendo generosos intereses, tomar ganancias y adquirir nuevamente sus dólares, fundados en las seguridades que ofrecía “la tablita”. Víctima de esas especulaciones era el Banco Central argentino, que reponía las divisas así multiplicadas. Por otra parte, la apertura de las exportaciones, tendiente a abaratar los precios, perjudicó notablemente a la industria nacional que, amén de ser ineficiente en muchos casos, debía afrontar costos de producción más elevados que los de sus competidores, radicados frecuentemente en países de Oriente, donde los salarios son bajos y la incidencia de las llamadas “cargas sociales” prácticamente nula. De modo que, uno tras otro, fueron cerrando infinidad de talleres y fábricas locales, con todas las consecuencias negativas que de ello derivaban. Una gran impopularidad rodeó la gestión de Martínez de Hoz.


Durante aquel mes de enero de 1978, el general Adel Vilas, que comandara el “Operativo Independencia”, declararía en Mar del Plata: “de continuar la política económica elaborada y ejecutada por el actual gabinete económico, contribuirá a acentuar en forma progresiva y permanente las condiciones para el restablecimiento del accionar subversivo en todos y cada uno de los sectores de la vida nacional”.













Desde el comienzo del “Proceso”, fue intendente de la ciudad de Buenos Aires el brigadier Osvaldo Cacciatore, quien desplegó una actividad arrolladora. Entre polémicas, concretó un ambicioso proyecto, en virtud del cual se construyeron las autopistas que hoy confluyen en la ciudad y la cruzan. Mediante una sociedad mixta, formada al efecto, puso en las calles una flota de barredoras y camiones acondicionados para recoger y prensar residuos. Y durante su gestión se excavaron numerosas y amplias playas de estacionamiento subterráneo. En base a acuerdos, extendió el radio de acción de la comuna porteña más allá de sus límites, procediendo al relleno con basura de terrenos anegadizos donde se alzaron nuevos parques y campos de deporte. Los cuales serían atravesados por el “Camino del Buen Ayre”, una autopista que vincula entre sí dos accesos de la capital y que se construyó en tiempo récord. Actuó como secretario de Obras Públicas del municipio el doctor Guillermo Laura.