desde 1900 hasta 1992
Mundial '78
 
 

También será recordado el “Proceso” por un acontecimiento, si se quiere de orden menor, pero que conmocionó a los argentinos. Se trató del Campeonato Mundial de Fútbol, jugado por primera vez en nuestro país, a lo largo del mes de junio de 1978.


El secretario de Hacienda, Juan Alemann, se opuso a su realización, por entender que la situación económica no justificaba incurrir en los gastos que implicaba. Se llevó a cabo, sin embargo, en virtud de una decisión política: utilizarlo como vidriera para mostrar al mundo que aquí las cosas no andaban tan mal como afuera se decía.


La organización fue impecable. Se construyeron, ampliaron y acondicionaron estadios. Se remodelaron aeropuertos y se ensanchó algún tramo de ruta. Se levantó una planta para efectuar transmisiones de TV en colores, aunque aquí todavía se las recibía en blanco y negro. Se instruyó al público, a fin de que los turistas fueran acogidos cordialmente. Como el tema de los “Derechos Humanos” se agitaba en el exterior contra el régimen militar, fueron impresas unas obleas donde se leía: “Los argentinos somos derechos y humanos”. Tal oblea fue colocada espontáneamente por muchos conductores en la luneta de sus coches.


El desempeño de la selección nacional resultó convincente y mejoró con el avance del torneo. La dirigía César Luis Menotti, un hombre que manifestó luego sus ideas izquierdistas pero que, en ese momento, mantuvo amigables relaciones con los gobernantes, de quienes recibió amplio apoyo. Mario Kempes se reveló como un delantero incontenible, transformándose en símbolo de aquel equipo ganador.


Cada triunfo provocó explosiones de entusiasmo popular. Caravanas de vehículos variados, que hacían sonar rítmicamente sus bocinas, engalanados con banderas argentinas, convergían en la Plaza de la República, para festejar los éxitos junto al obelisco.


El 25 de junio, la Argentina disputó el partido final con Holanda, en el colmado estadio de River Plate. Y se impuso en el “alargue” por 3 goles a 1, después de terminar en un empate los 90 minutos reglamentarios. La gente ganó las calles, se abrazó en las veredas, marchó hacia el obelisco y celebró el triunfo, unánime, hasta el amanecer del día siguiente.


Juan Alemann admitió que el dinero gastado en la organización del Mundial 78 estuvo bien empleado. El almirante Lacoste encabezó la entidad organizadora y el doctor Alfredo Cantilo era presidente de la Asociación del Fútbol Argentino en ese momento.