desde 1900 hasta 1992
desembarco inglés
 
 

El 21 de mayo, a las 04.00, los hombres del teniente coronel Jones ganaron la orilla en Bahía San Carlos, utilizando vehículos anfibios LCVP llevados hasta allí por el ferry “Norlandâ€. Minutos después lo hacían los infantes de marina del batallón 40 de comandos, puestos en tierra por el buque de asalto “Pearlessâ€. Junto con ellos alcanzaban la playa tropas de exploración de los “Blues & Royalsâ€, provistas de blindados “Scorpion†y “Scimitarâ€. Comenzaba así la ofensiva británica a través de la Isla Soledad.


El avance inglés fue rápido y sostenido. Sin embargo, mientras se efectuaba, varias acciones realizadas por los defensores contribuirían a que el precio pagado por Inglaterra para culminar su campaña resultara inesperadamente alto. Mientras tenía lugar el desembarco en San Carlos, efectivos adelantados del Ejército, a cargo del teniente Esteban y del subteniente Reyes, hostilizaron a los incursores produciéndoles bajas y derribando tres helicópteros. La Fuerza Aérea, que atacó reiteradamente ese día, hundió la fragata “Ardent†y averió otros navíos. La zona se transformó en lo que los ingleses llamaron “el callejón de las bombasâ€, por el cual se precipitaban los aparatos argentinos, causando grandes daños pero cayendo a su vez por acción de las defensas enemigas.


El 25 de mayo se celebra la fecha patria con varias victorias: la Fuerza Aérea hunde el destructor “Coventry†y la Aviación Naval, utilizando un Exocet, manda al fondo al portacontenedores “Atlantic Conveyorâ€, quellevaba a bordo 6 helicópteros “Wessexâ€, 3 “Chinook†de gran porte, un “Sea Linx†y 2 aviones “Harrierâ€, amén del equipamiento para toda una brigada, una pista de aterrizaje desmontable, repuestos, plantas potabilizadoras de agua y 10 camiones de combustible.


Entre el 27 y el 29 se prolongan los combates en Darwin y Pradera de los Gansos. Las fuerzas del Ejército, estacionadas en aquella población, estaban al mando del teniente coronel Piaggi y les cupo papel destacado en las acciones al teniente primero Chanampa, a los tenientes Estévez y Esteban (que ya se batiera en San Carlos) y a los subtenientes Aliaga y Gómez Centurión. A manos de este último moriría el jefe de los paracaidistas británicos, teniente coronel Jones, al romper una tregua pedida por ellos el fuego de una ametralladora pesada inglesa, que comenzó a disparar contra las posiciones argentinas antes que ambos oficiales y quienes los acompañaban hubieran regresado a sus líneas. Jones fue reemplazado por el mayor Keeble quien, al pedir refuerzos para alcanzar el éxito que finalmente logró, expresaría por radio, muy contrariado, que no tenían sentido “todas esas necedades de que los “argies†(argentinos) no quieren pelear, pues están luchando muy duramenteâ€.


El 30 de mayo, en una acción conjunta de la Aviación Naval y la Fuerza Aérea, 2 aviones “Super Etendard†pertenecientes a la primera y 4 “Skyhawkâ€, correspondientes a la segunda, efectuaron un ataque audaz al portaviones “Invincibleâ€. Después de una dilatada aproximación, que supuso varios reabastecimientos en vuelo, las máquinas llegaron cerca de la nave desde el sureste, contrariando toda previsión de los marinos enemigos. Uno de los “Super Etendard†envió un Exocet, mientras los “Skyhawk†se lanzaban tras el misil, que hizo blanco en la superestructura del portaviones. Tras la explosión, dos de los cazabombarderos llegaron a descargar sus bombas y cañones contra el buque; los otros dos fueron abatidos antes de alcanzarlo. El “Invincible†no volvería a participar en la guerra y sólo regresaría a Inglaterra meses después de concluir la misma, debidamente reparado y recién pintado. Los británicos niegan hasta hoy la existencia del ataque, corroborado por los pilotos argentinos sobrevivientes y por múltiples indicios que aparentemente lo confirman.


La jornada del 8 de junio fue conocida como “el día más negro de la flota inglesaâ€, que operaba confiadamente en Bahía Agradable con el cielo ya libre de aviones argentinos, diezmados durante el desarrollo de la contienda. Pertieron sin embargo las últimas escuadrillas desde el continente y, mientras éstas perdían 3 aparatos, Gran Bretaña sufría las gravísimas pérdidas siguientes: 2 buques logísticos cargados con tropas fueron hundidos –el “Sir Galahad†y el “Sir Tristamâ€â€“, al igual que un navío LCU de desembarco, resultando averiada una fragata y destruido un “Harrierâ€.


El 12 de junio aún sería alcanzada una nave de la Corona. En las primeras horas de ese día –eran las 00.30– un misil Exocet marmar, transformado ingeniosamente por el capitán de la Armada Julio Pérez para ser disparado desde una plataforma artesanal montada en tierra, hizo impacto en el crucero “Glamorganâ€.


Se acercaba el final, no obstante. Artillería y soldados británicos iban ocupando las alturas próximas a Puerto Argentino, pese a la resistencia que les oponían algunas unidades del Ejército y efectivos de la Gendarmería. Se ha combatido en Monte Kent, en Two Sisters, en Tumbledown, en Longdon, en Harriet. Y, junto con muchos otros, se puede mencionar la actuación destacada del mayor Jaimet y del subteniente Llambías. Entre los comandos que se infiltran tras las filas enemigas, una y otra vez, se cuentan los mayores Aldo Rico y Castagnetto, el capitán Jándula y el teniente primero Vizoso, como así también el sargento Cisneros, el cual cae peleando. Los coroneles Balza y Quevedo dirigen sendos grupos de artillería, que baten a los ingleses desde las cercanías de la capital. No pasarían muchos años antes que varios de estos hombres, que combatieran hombro a hombro en el archipiélago, se vieran enfrentados por episodios que dividirían al Ejército a partir de la asunción del doctor Alfonsín.


A las puertas del poblado, el Batallón de Infantería de Marina 5 (BIM5), comandado por el capitán Carlos Robacio, lucharía hasta más allá del límite de sus posibilidades, agotando la munición con que contaba: agregado voluntariamente a una sección del BIM5, a cargo del teniente Vázquez, muere heroicamente el subteniente Silva, el cual, al replegarse su regimiento, se presentara ante Robacio para continuar la batalla. Extraoficialmente, se estimarían en 359 los muertos causados por esta aguerrida unidad entre los Guardias Galeses, los paracaidistas y los famosos “gurkhas†que, según testimonios, “eran pura propaganda†y “caían como moscasâ€. Fue la última unidad que combatió en Malvinas, ya que lo hizo hasta varias horas después de haber ordenado el general Mario Benjamín Menéndez cesar el fuego y retirarse. Esto ocurrió el 14 de junio, fecha en que capituló Puerto Argentino. La guerra había terminado.



















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Poco antes de la capitulación, se registró un hecho trascendente. Pues, en visita de paz, llegó a Buenos Aires el Papa Juan Pablo II, que fue aclamado por grandes multitudes.


Con anterioridad, el Sumo Pontífice había organizado un viaje a Inglaterra, que no estaba en condiciones de cancelar. Pero, concluido el mismo, decidió volar a la Argentina para equilibrar sus efectos y demostrar el cariño paternal que siente por ella, enfrentada a la sazón con Gran Bretaña.



Desarmadas las tropas argentinas, una fracción de ellas marcha para ser embarcada en un buque inglés, que la devolverá al continente. Registra esa escena la televisión británica. De pronto, un oficial se desprende de la formación, se planta ante las cámaras y les dedica un abrupto corte de manga, que aparecerá en el video sobre la guerra que compaginó la BBC. El gesto adquiere carácter simbólico y cierto poeta se dirigiría al oficial protagonista del exabrupto –quien resultó ser el teniente primero Carlos Federico Domínguez Lacreu– mediante unas estrofas que hicieron camino y que terminan diciendo:



Celebro tu ademán, celebro tu talante, / celebro el alegato inscripto en tu desplante. / Y propongo que el bronce conserve en alegórico / monumento tu gesto canyengue y metafórico. / Tu brazo proyectado en trunca trayectoria / nos estará indicando el curso de la Historia. / Con su órbita inconclusa tu antebrazo ascendente / dirá de la existencia de un asunto pendiente. / Plástico y elocuente, tu ademán detenido / gritará que la guerra no es un caso concluido. / Pues allí, circundadas por espuma revuelta, / las Malvinas esperan, esperan nuestra vuelta. / Y tu corte de manga señalará el camino / que nos lleve otra vez hasta Puerto Argentino.