desde 1900 hasta 1992
Bignone
 
 

El 1º de julio asumió la presidencia el general Reynaldo Bignone, unilateralmente designado por el Ejército, cuyo comandante en jefe era a lasazón el general Cristino Nicolaides, que pasaría a constituirse en el “hombre fuerte†de un gobierno débil. Anaya y Lami Dozo abandonan pronto la Junta Militar y la comandancia de sus Fuerzas.


El propósito oficial de “desmalvinizar†se hizo evidente en la forma como fueron recibidos los combatientes: se los introdujo a escondidas, aislándolos del mismo modo en que se confina a los leprosos.


La Multipartidartia asedia al gobierno y Bignone promete una rápida convocatoria a elecciones. Las “Madres de la Plaza de Mayo†intensifican sus reclamos, encaminados a que aparezcan con vida los “desaparecidosâ€, aunque saben que eso no es posible. Y, ante la retirada cada vez más veloz de los militares, que aún son titulares nominales del poder, aumenta en los medios de comunicación el llamado “destapeâ€, ya registrado en España al morir Franco.


El 18 de enero de 1983 fallece Arturo U. Illia y los elogios que se prodigan a su memoria tienden a descalificar el movimiento que lo derrocó y a todo gobierno “de factoâ€.


La deuda externa ha alcanzado los 37.000 millones de dólares, se registra una inflación del 16% mensual en enero y del 13% en febrero. Ese mes Bignone anuncia que las elecciones tendrán lugar el 30 de octubre.


A fines de abril, el gobierno publica un documento, con el que intenta clausurar el tema de los “desaparecidosâ€. En él, las Fuerzas Armadas asumen su responsabilidad en la represión, declarándose que están muertos aquellos “desaparecidos†que no permanezcan en la clandestinidad o hayan huido del país. Los políticos y los medios de información critican el documento, que suscita ácidos comentarios en el extranjero.


Poco después, Raúl Alfonsín denuncia la existencia de un acuerdo entre dirigentes gremiales y mandos militares, mencionando explícitamente a Lorenzo Miguel y al general Nicolaides. La denuncia del supuesto “pacto sindical-militar†le reportará excelentes dividendos electorales al político radical.


En junio, se pone en circulación una nueva moneda: el “peso argentinoâ€, que reemplaza al “peso ley 18.188â€, creado en época de Onganía y que guarda con éste una relación de 1 a 10.000.


Una comisión militar, presidida por el general Rattenbach, formula graves conclusiones contra quienes condujeran la Guerra de las Malvinas y se difunden por entonces las primeras noticias referentes a la logia masónica italiana “Propaganda 2â€, que habría tenido marcada influencia en la Argentina durante los últimos gobiernos peronistas, manteniéndola incluso durante el “Procesoâ€. Dicha logia habría sido fundada por ex jerarcas fascistas a poco de concluir la Segunda Guerra Mundial.


Hacia fines de septiembre, el gobierno dicta una ley de amnistía respecto a los hechos vinculados con la lucha antisubversiva, ocurridos entre el 25 de mayo de 1973 y el 17 de junio de 1982.


El 26 y el 28 de octubre, cerraron sus respectivas campañas electorales los radicales y los peronistas, con sendos actos en la Avenida 9 de Julio. Raúl AlfonsínVíctor Martínez son los candidatos del radicalismo; ítalo Argentino LuderDeolindo Bittel, los del peronismo. Ambas concentraciones convocan muchedumbres. Y, en la que organizaron los peronistas, tuvo lugar un episodio aparentemente trivial que, sin embargo, impresionaría al electorado: hacia su finalización, el dirigente Herminio Iglesias, que comparte el palco, quema un pequeño ataúd simbólico que alguien le acerca y en el que se lee: “Raúl Alfonsín QEPDâ€. Se confiere al hecho carácter revelador de las inclinaciones violentas del peronismo y, así, ardieron muchas de las posibilidades de éxito con que contaba la candidatura de Luder, ajeno en realidad al incidente.


Conforme con lo anunciado, las elecciones tuvieron lugar el 30 de octubre de 1983. AlfonsínMartínez obtuvieron 7.659.530 votos, que equivalían al 52% de los emitidos; LuderBittel, 5.936.556. Lejos, con menos de 350.000, queda el Partido Intransigente de Oscar Alende y, con casi 180.000, el Movimiento de Integración y Desarrollo, de Rogelio Frigerio. Los radicales ganan, entre otras, las gobernaciones claves de Buenos Aires y Córdoba. Los peronistas, la de Santa Fe y algunas más. Los autonomistas, Corrientes. Neuquén, los Sapag. Y, para variar, el bloquismo se impone en San Juan.


El 10 de diciembre se hace cargo de la presidencia del país Raúl Ricardo Alfonsín.












El general Bignone se definía como un hombre “democrático”. Y, al igual que tantos otros que así se definen, era decididamente antiperonista. De modo que celebró el triunfo de Alfonsín en las elecciones, de la misma manera que lo hicieron su ministro del Interior, general Llamil Reston, y el jefe del Ejército, general Nicolaides. Más tarde, cabe suponerlo, se interrogarían todos ellos respecto al acierto de su apoyo, dado el sesgo notoriamente antimilitar que caracterizaría al gobierno radical.