Historia Constitucional Argentina
4. Segundo gobierno de Rosas
Sumario: Reelección y renuncia. La suma del poder público. Características políticas de la Confederación Argentina. En el orden interno. En el orden internacional. Características económicas. Reelección y renuncia Hemos dicho que al finalizar su mandato trienal en 1832 Rosas fue reelegido por Rosas marchó al desierto para realizar la famosa expedición contra el indio que maloqueaba, circunstancia aprovechada por Martínez para intentar que el Restaurador fracasara en la campaña emprendida, a objeto de desprestigiarlo. Poco a poco fueron copando las funciones públicas los federales liberales, lomos negros o cismáticos, mientras los federales adictos a Rosas, apostólicos, netos o lomos colorados, dada la ausencia del jefe, iban perdiendo posiciones. En abril de 1833, en elecciones para renovar la mitad de Balcarce derogó el decreto de Rosas que restringía la libertad de prensa, y entonces, los dos sectores en que se había dividido el partido federal, se entregaron a un combate periodístico sin piedad, en el que participaron una multitud de pasquines de ambas fracciones que no respetaron la buena fama de las personas ni las intimidades del hogar. La procacidad, la calumnia, la injuria, la burla soez, fueron medios utilizados sin contemplación para disminuir o acabar con el adversario 117. En este clima se efectuaron elecciones complementarias en junio. Los federales cismáticos imprimieron sus listas con tinta negra, y los apostólicos, para evitar la anterior confusión, lo hicieron con tinta colorada, de aquí el mote de lomos negros y lomos colorados que se aplicaron respectivamente entre sí. Doña Encarnación Ezcurra, mujer de Rosas, apasionada y decidida, sustituye a su marido en la campaña electoral pues él está ausente en la campaña del desierto. Martínez dirige a los lomos negros. Hay tumultos por doquier, y entonces el gobernador Balcarce decide suspender el comicio con protestas de cismáticos y apostólicos que consideraban ir ganando las elecciones. Entre junio y octubre, la atmósfera política se vuelve aún más enrarecida; cualquier motivo puede hacer estallar el polvorín: él se produce en octubre cuando se anuncia que sería juzgado «El Restaurador de las Leyes», periódico que como todos, se ha excedido en sus páginas. Corre la voz de que va a ser juzgado el Restaurador, esto es, Rosas. Una multitud se dirige a concentrarse en Barracas, desde donde pide la renuncia de Balcarce, que luego de resistirse largos días, finalmente, el 3 de noviembre, accede. Viamonte intenta nuevamente hacer un gobierno de conciliación, pero se lo impiden por sobre todo los federales rosistas que quieren un gobierno de color definido; la calle se pone imposible en manos de la gente de acción. Se funda En junio, Viamonte, que no conforma a nadie, renuncia. Las insidias unitarias provocaron en el Norte del país la desinteligencia entre los caudillos federales Heredia, gobernador de Tucumán, y Latorre, que lo era de Salta. Fue enviado por el gobernador Maza, y a instancias de Rosas, el general Quiroga, para terciar en el conflicto. Al llegar a Santiago del Estero, se entera que Latorre había sido asesinado, por lo que decidió retornar, no sin antes poner fin a la crisis del Norte mediante la firma de un tratado entre Tucumán, Salta y Santiago. Al llegar a Barranco Yaco, el 16 de febrero de 1835, fue bárbaramente ultimado junto con casi todos sus acompañantes por orden del gobernador de Córdoba, José Vicente Reynafé. Estaba Rosas en su estancia San Martín redactando una nota para su mayordomo, respecto a detalles de la administración del establecimiento. Al recibir la noticia de la enormidad ocurrida en Barranco Yaco, interrumpe las indicaciones y escribe: «El señor Dorrego fue fusilado en Navarro por los unitarios. El general Villafañe, compañero del general Quiroga, lo fue en su tránsito de Chile para Mendoza por los mismos. El general Latorre lo ha sido a lanza, después de rendido y preso en la cárcel de Salta... lo mismo que el coronel Aguilar que corrió igual suerte. El general Quiroga fue degollado en su tránsito de regreso... Esta misma suerte corrió el coronel José Santos Ortiz y toda la comitiva en número de 16... ¡Qué tal! ¿He conocido o no el verdadero estado de la tierra? Pero ni esto ha de ser bastante para los hombres de las luces y los principios. ¡Miserables! ¡Y yo, insensato, que me metí con semejantes botarates! Ya lo verán ahora. El sacudimiento será espantoso y la sangre argentina correrá en porciones»118. Se había tocado fondo. Los romanos tenían legislada la dictadura para los graves casos en que se jugara la salvación pública. Fue lo que entendió La suma del poder público El 7 de marzo de 1835 Rosas acepta tamaña responsabilidad pero sujeta a la condición de que un plebiscito ratificara la suma del poder. Rosas no prescindió de Características políticas de En el orden interno Las facultades de Esta institución del Encargado de las Relaciones Exteriores, cuya aparición en el escenario político argentino fue calificada por « Víctor Tau Anzoátegui y Eduardo Martiré señalan que el Encargado de las Relaciones Exteriores «alcanzó a reunir las siguientes atribuciones, algunas expresamente concedidas por las provincias y otras ejercidas de hecho con el tácito consentimiento de aquellas: a) la conducción de las relaciones exteriores, pudiendo declarar la guerra, celebrar la paz y firmar tratados internacionales, sujeto todo a la ratificación legislativa; b) la interpretación y aplicación del pacto federal de 1831; c) el derecho de intervenir en las provincias en casos en que la causa federal o los intereses nacionales lo exigieran; d) el otorgamiento de concesiones mineras a los extranjeros, así como también la autorización para enajenarles o arrendarles tierras en jurisdicción provincial; e) la resolución de las cuestiones de límites interprovinciales en caso de desacuerdo entre las provincias interesadas; f) el ejercicio del Patronato nacional, concediendo el pase o reteniendo las bulas, breves y demás documentos expedidos por A medida que se consolidaba la unión nacional en virtud del Pacto Federal usado como instrumento de cohesión, y mientras se recreaba la autoridad nacional mediante el método empírico apuntado, el proceso iba madurando las reglas a que habría de irse ajustando el federalismo rioplatense. Y decimos rioplatense, porque en Rosas y su entorno entendemos estaba presente la voluntad de conservar todo lo que se pudiera del territorio virreinal heredado, gran parte del cual se había perdido. En cuanto al Paraguay no hay ninguna duda de la verdad del aserto, pues Rosas se negó al reconocimiento de su independencia. Respecto de Tarija, zona del Estrecho de Magallanes, Malvinas, Patagonia, Misiones Orientales, sus reclamos rivalizan con una vigilancia extremada. Incluso el destino de Los casos de Paraguay y Uruguay, cuyo regreso, pues, podía verse facilitado por una suerte de Confederación, que Irazusta llama laxa 125, parecen estar en la mente del futuro Dictador en los párrafos citados de la carta de Todo esto será poco o será mucho, pero no hay dudas de que respondía a nuestra realidad, a las exigencias de nuestros intereses. Estando como estábamos en En el orden internacional El meridiano de las prioridades durante el período de la dictadura rosista, pasó por la política internacional. Por ello para juzgar a Rosas no se debe tener tan en cuenta sus políticas educativas, económico-financieras o sociales; mejor dicho, evaluar éstas en función de los gravísimos problemas internacionales que hubo de enfrentar. Estuvo jaqueado permanentemente por fuerzas nacionales vecinas y de allende los mares; San Martín dijo en una de sus cartas, que las luchas que Rosas sostuvo por defender la integridad de la soberanía nacional, no fue sino continuación de la guerra por la independencia. Por ello es menester hacer un panorama de esas cuestiones internacionales, porque ello ayuda a comprender que si el proceso de organización no avanzó más rápidamente, buena explicación nos la dan las serias condiciones en que se desenvolvieron nuestras relaciones con el exterior, que exigió volcar las mejores energías para encauzarlas dentro de un marco de solvencia y dignidad. Veamos. a) Con Bolivia Gobernada desde 1829 por Andrés Santa Cruz, éste aspiraba a formar con Perú y el norte argentino un Estado poderoso, apoyado en Francia e Inglaterra a las que otorgó franquicias comerciales. Protegía a los exiliados unitarios en el altiplano, que desde allí alteraban la tranquilidad en el norte argentino, con expediciones invasoras como la de Javier López en b) Con Francia Desde 1834 gobernaba como presidente del Uruguay Manuel Oribe. El anterior mandatario, Fructuoso Rivera, designado comandante de la campaña, apoyado por los exiliados unitarios en ese país, se pronunció contra Oribe, pero éste lo derrotó en Carpintería, septiembre de 1836, batalla en que los oribistas usaron una divisa blanca, origen del nombre de partido blanco que tomó su tendencia, afín al ideario de nuestro partido federal, y por ello popular y americanista, y los riveristas utilizaron un distintivo colorado; por eso fueron el partido colorado, de principios liberales y europeizantes como nuestro partido unitario. En la confusión de la derrota. Rivera perdió su documentación que se hizo pública y que probaba su connivencia con Santa Cruz y con los unitarios expatriados, éstos, a su vez, tratando de apoyarse en Rivera y Santa Cruz para derrocar a Rosas. Rivera pudo rehacer sus fuerzas y ayudado por Lavalle y demás unitarios, y por Brasil, en permanente acecho, logró el triunfo sobre Oribe en la batalla de Palmar, en agosto de 1837. Toda resistencia de Oribe resultaba inútil, puesto que habiéndose desencadenado el conflicto entre El interés de Francia por el Río de Así comenzaron los reclamos tendientes a lograr la eximición del servicio militar por parte de los franceses residentes en Buenos Aires, la libertad de otros connacionales detenidos en esa provincia por diversos delitos, y la exigencia de indemnización para otro súbdito de esa nacionalidad presuntamente perjudicado por medidas de nuestro gobierno. Los reclamos provinieron del vicecónsul francés en Buenos Aires, Aimé Roger, quien evidentemente no tenía personería para plantearle requerimientos a nuestro gobierno, pues era un representante comercial y no político, por lo que Rosas rechazó las demandas. Luego éstas vinieron avaladas por el comandante de la flota de guerra francesa en el Plata, contralmirante Leblanc, lo que empeoró las cosas, porque Rosas se puso más firme en el rechazo. Entonces Leblanc decretó el bloqueo contra Buenos Aires, tomó la isla de Martín García y empezó a colaborar con los unitarios en su acción subversiva, apoyando la invasión de Lavalle a No es propio de estas páginas, un relato pormenorizado de todo este proceso de la resistencia de c) Con Paraguay En 1842 Paraguay, instigado por Brasil, se declaró independiente, hecho que Rosas nunca reconoció, tratando de convencer al gobierno de Asunción lo perjudicial que para los intereses comunes era la separación. En 1844, insidiosamente, el Imperio reconoció la independencia paraguaya y firmó una alianza militar con ese país. Al conocer Rosas este hecho a fines de 1844, ordenó a nuestro representante en Río de Janeiro, Tomás Guido, que pidiera su pasaporte y de este modo rompiera relaciones con la corte brasileña. La sangre no llegó al río pues Brasil no ratificó el tratado con Paraguay, y tampoco hizo nada, como se había comprometido ante el presidente paraguayo Carlos Antonio López, para que las cortes europeas reconocieran la independencia paraguaya. El gobierno de Asunción hizo alianza en 1845 con la provincia de Corrientes, sublevada contra Carlos Antonio López intentaría un acercamiento a d) Con Chile Mientras Florencio Varela, en su viaje de En septiembre de 1843, una expedición chilena funda el fuerte Bulnes sobre el Estrecho. Rosas recién se entera en 1847 de dicha ocupación, y por intermedio de nuestro representante en Santiago, Miguel Otero, plantea un formal reclamo por la violación de territorio argentino que involucraba la erección del fuerte chileno; encomienda también a Pedro de ángelis y a Dalmacio Vélez Sársfield reunir elementos documentales que demostraran nuestra soberanía sobre la zona. Sarmiento, desde « e) Con Inglaterra y Francia El conflicto más grave que hubo de afrontar La caída de la plaza era inminente pero Purvis, jefe de la escuadra inglesa en el Plata, intervino neutralizando la acción de Brown y permitiendo el abastecimiento alimenticio y militar de la capital oriental. Rosas logró mediante un enérgico reclamo que esta situación cesase, y entonces se tornó inminente la caída de Montevideo. Esto era visto con preocupación por Brasil, pero también por Francia e Inglaterra, porque significaba que El fortalecimiento de una política celosa de la autodeterminación de los pueblos en el Plata, habría de terminar con las maniobras brasileñas, siempre enderezadas a influir en la llave de la cuenca platense, y a compartir los proyectos hegemónicos de las dos grandes potencias europeas en la misma zona. Por ello, éstas decidieron intervenir so pretexto de asegurar la independencia Oriental luego de haber recibido la misión del gobierno montevideano, presidida por Florencio Varela, y una misión brasileña, encabezada por el vizconde de Abrantes, que pidieron exactamente la misma cosa: precisamente que se concretara esa intervención. Francia e Inglaterra decidieron prescindir de la presencia brasileña en esta intervención. Sus propósitos, según el informe del vizconde Abrantes, precioso testigo ocular de las tratativas franco-inglesas en París, fueron: 1°) Defender la independencia oriental; 2°) Preservar la recién proclamada emancipación del Paraguay; 3°) Terminar con las guerras en el Plata «tan fatales al comercio como desastrosas para la causa de la humanidad». Estos eran los objetivos públicos. Los reservados eran graves: 1°) Convertir a Montevideo en una factoría comercial; 2°) Obligar a la libre navegación del Plata y sus afluentes; 3°) Independizar Entre Ríos y Corrientes «si sus habitantes lo quisiesen»; 4°) Conservar el estado de cosas en el resto de Entre abril y mayo de 1845 Guillermo Gore Ouseley y el barón Deffaudis, representantes respectivamente de Inglaterra y Francia, llegaron a Buenos Aires. Las demandas de ambos consistían en el retiro de nuestras tropas en su apoyo a Oribe, el levantamiento del bloqueo que practicaba Brown, y la libre navegación de los ríos interiores para buques de bandera extranjera. Se nos negaba pues el carácter de potencia beligerante y se nos quería imponer una disgregadora libertad de navegación; se ocultaban por ahora las instrucciones secretas que convertirían al área platense en un conjunto de pequeños estados indefensos: una América Central. Como nuestra cancillería exigió dignamente el reconocimiento del bloqueo a los puertos de Montevideo y Maldonado, como paso previo para aceptar entrar en cualquier negociación, los interventores fijaron el 31 de julio de 1845 como fecha máxima para el retiro de los buques de Brown o el envío de sus pasaportes. Rosas decidió enfrentar a las dos primeras potencias del orbe: no dio órdenes de levantar el bloqueo e hizo sus pasaportes a ambos representantes diplomáticos. Entonces éstos pasaron a la vía de los hechos. Se apoderaron de nuestra escuadra de guerra, tomando como prisioneros a sus tripulantes, y colocando al frente de ella a José Garibaldi, guerrillero internacional puesto al servicio del liberalismo, que con esos buques saqueó y depredó a Colonia, Gualeguaychú y Salto; la isla Martín García fue ocupada y nuestros puertos bloqueados. Entonces fue, que Mientras La escuadra franco-inglesa, con unos noventa cañones de modernas y poderosas características, partió al comenzar noviembre de 1845 hacia su objetivo, internándose en el río Paraná. Todo fue fácil hasta El 20 de noviembre de 1845 se produjo el singular combate que duró todo el día y que significó la pérdida de 250 vidas argentinas, la mayoría artilleros, y 400 heridos. El convoy apenas pudo retomar la marcha el 2 de enero de 1846, siendo nuevamente atacado por nuestros efectivos; y cuando la escuadra enfrenta puntos de la costa como Tonelero, próximo a Ramallo, y Acevedo, cerca de San Nicolás, Mansilla hace accionar nuevamente nuestros cañones. En San Lorenzo, desde el propio campo que el Libertador regara con su sangre, se agudiza el escarmiento: 50 bajas enemigas y dos buques seriamente averiados; apenas un solo buque mercante salió ileso sin recibir algún balazo según la propia expresión del oficial inglés Inglefield. Al volver de Corrientes, donde poco pudieron vender los buques mercantes, cuando llegaba el convoy a El escarmiento sufrido por los interventores fue decisivo. Aprendieron que los argentinos no eran empanadas que se comían con sólo abrir la boca, en la expresión de San Martín a Rosas felicitándolo por la resistencia del 20 de noviembre 136, y buscaron un arreglo. Cuatro misiones diplomáticas de primer nivel enviaron las potencias europeas para lograr un arreglo con Rosas, entre 1846 y 1849: la de Tomás Samuel Hood, la del barón de Howden y del conde Waleski, la de Robert Gore y del barón Gros, y finalmente la de Henri Southern y del almirante Lepredour. Es que Rosas se puso firme en sus exigencias y no cedió un ápice, obteniendo que ambas potencias capitularan en toda la línea. He aquí la síntesis del tratado firmado con Inglaterra: 1°) Ese país evacuaba Martín García, entregaba a nuestro gobierno la escuadrilla usurpada y desagraviaba unilateralmente el pabellón argentino con una salva de veintiún cañonazos; 2°) Las fuerzas argentinas abandonarían Fue un gran triunfo. Tan notable como para que el Libertador escribiese al propio Rosas: «Así es que he tenido una verdadera satisfacción al saber el levantamiento del injusto bloqueo con que nos hostilizaban las dos primeras naciones de Europa; esta satisfacción es tanto más completa cuanto el honor del país no ha tenido nada que sufrir, y por el contrario presenta a todos los nuevos estados americanos un modelo que seguir»137. San Martín no podría olvidar la hazaña. Cuando escribió su testamento, dispuso: «El sable que me ha acompañado en la guerra de la independencia de Características económicas Las urgencias que Rosas debió afrontar no fueron fundamentalmente económico-financieras sino políticas, de índole interna e internacional. Sin embargo, lo económico-financiero estuvo vinculado con la reconstrucción del Estado central y con la defensa de la soberanía que protagonizara el Dictador. Cuccorese y Panettieri lo dicen acertadamente: «La posición económica en que se ubica Rosas es inobjetable. Pero Rosas no traza un programa de integración económica nacional. Y no concibe un plan económico porque está absorto plenamente en las luchas políticas»; y citan a Quesada, quien expresa: «No fue, propia y científicamente, sistema económico el de Rosas: hizo lo que la necesidad le impuso»139. En diciembre de 1835, dicta una ley de aduanas proteccionista para satisfacer el clamor provinciano que venía de lejos, coadyuvando así al logro de la unidad nacional. La protección lo es no solamente a la industria, sino también a la agricultura y al desarrollo de nuestra marina mercante. Algunos productos son directamente prohibidos en cuanto a su introducción, para evitar derechamente que compitieran con nuestra producción: herrajes para puertas y ventanas, almidón de trigo, manufacturas de lata y latón, argollas de hierro y bronce, lazos, bozales, rebenques y demás arreos para caballos, ponchos y las telas para ellos, rejas de arado, velas de sebo, etc. Otros son gravados con altos derechos de importación. Con el 35%: muebles, espejos, coches, ropas hechas, calzados, licores, vinos, vinagre, tabacos, valijas de cuero, baúles, pasas de uva y de higo, quesos, etc.; con el 50%: cerveza, fideos, sillas para montar, papas, sillas para sentarse. La introducción de harina y trigo es prohibida cuando el valor de este no llegase a 50 pesos la fanega. Las exportaciones se gravaban con el 4%, pero estaban exentas de este arancel cuando salían en buques del país a fin de favorecer su construcción aquí. Las provincias recibieron con gran satisfacción esta ley. El tucumano Alejandro Heredia, le escribía a Rosas en mayo de 1836: «Recuerdo con placer que en una de mis anteriores dije a usted que con la reforma de Con motivo de los bloqueos operados entre 1838 y 1840 y a partir de 1845 hasta 1848, como tal medida era suficiente protección para nuestra industria artesanal, Rosas bajó los aranceles un 33% y permitió la entrada de efectos prohibidos. Pero tanto en 1840 como en 1848 se restablecieron los aranceles normales, aunque la permisión de la entrada de efectos prohibidos se mantuvo después del levantamiento del primer bloqueo en 1840 141. Según Maeso, al caer Rosas, la tarifa era del 50% en ropa hecha, calzado, sombreros; del 39% en muebles, del 19% en hierro trabajado, del 54% en cerveza, etc.142. No podemos decir que el país se industrializara aceleradamente durante la época de Rosas, pero el artesanado, por lo menos, conservó sus fuentes de trabajo. En materia financiera Rosas obró como si no hubiese suma del poder, pues rindió cuentas estrictas de la administración de los dineros públicos. Al asumir en 1835, la situación financiera era ampliamente deficitaria y un gran desorden existía en las cuentas públicas. En el mensaje inicial, expuso que en materia financiera se atendría a gastar en lo indispensable, lograr una eficaz administración de los dineros públicos y controlar la correcta percepción de los ingresos. Luchó contra la excesiva burocracia, limitándose al personal estrictamente necesario. Creó confianza en el crédito público, logrando que los capitalistas prestaran su dinero al Estado; él mismo se contó personalmente entre los prestamistas de la provincia. Su administración financiera fue honrada: el mitrista José Antonio Terry confiesa: «Rosas fue fiel ejecutor de las leyes de emisión, y seriamente económico dentro de las leyes de presupuesto. Durante su larga administración se quemaron fuertes cantidades de papel moneda y se amortizaron muchos millones de fondos públicos en cumplimiento de las respectivas leyes. Esta conducta impidió la desvalorización de la moneda y colocó a la plaza en condiciones de fáciles reacciones en los momentos en que las vicisitudes de la guerra lo permitían. El comercio y el extranjero tenían confianza en la honradez administrativa del gobernador»143. Burgin, más recientemente, admite lo mismo 144. Rosas dividió los recursos en dos grandes categorías. Los nacionales, constituidos por tos derechos de exportación e importación, estaban destinados al pago de los gastos militares, al mantenimiento de las relaciones exteriores y al pago de la deuda externa, cuando empezó a hacer algunas entregas a los tenedores de bonos del empréstito Baring; también al pago de la deuda pública interna. Los demás impuestos recaudados, contribución directa, sellado, patente, alcabala, etc., eran utilizados para solventar el presupuesto provincial. Liquidó el Banco Nacional no renovando la concesión al vencer ésta en 1836, y los billetes del mismo pasaron a ser papel moneda del Estado. En su lugar se creó Con motivo de los bloqueos en los que la principal y prácticamente única entrada de A partir de la guerra con Bolivia en 1837, prohíbe la exportación de oro y plata, una especie de política de control de cambios, obligando al comercio extranjero a llevarse mercaderías a cambio de sus importaciones, y no medios de pago en metálico. En ganadería los progresos son evidentes: se introduce la mestización del ganado vacuno, continúa la del ovino, se introduce el primer alambrado, proliferan los cercados primitivos con zanjas, plantas espinosas, etc. Los avances en el ámbito del ovino son evidentes, preparando el gran florecimiento de su explotación de la década del sesenta en adelante la conquista del desierto y una política de paz y transacción con el aborigen, permiten ganar tierras para la explotación pecuaria. En agricultura comienza la exportación de trigo en algún año, pero muy tímidamente; las medidas proteccionistas tomadas en 1835 mejoraron el sector agrícola. En relación a la industria, refería Martín de Moussy, que Buenos Aires «consume los artículos manufacturados en su capital, que es un gran taller industrial»146. El censo practicado en 1853 registraría la existencia de más de 100 fábricas montadas (fundiciones, fábrica de molinos de viento, de velas, de jabones, de pianos, de carruajes, etc.), y más de 700 talleres (carpinterías, zapaterías, herrerías, cigarrerías, platerías, talabarte-rías, lomillerías, mueblerías, etc.)147. En el interior, el artesanado se había mantenido, mejorando en el norte y disminuyendo algo en Cuyo, especialmente en la elaboración de vinos según referencia del propio Nicolau 148. En cuanto a la situación general del país, los propios enemigos de Rosas reconocían, como Alberdi en 1847: «Si digo que En materia de política de tierras, con mentalidad de muy avanzado el siglo XX, hay opiniones que parecerían pretender que Rosas hubiese realizado algo así como una reforma agraria. Sin embargo, algunas de sus medidas son de avanzada: liquidó la enfiteusis poco a poco, que era pésimo sistema de tenencia de la tierra como lo es el arrendamiento en general. Propende a venderla, donarla a los beneméritos que habían hecho la conquista del desierto o defendieron la soberanía a riesgo de sus vidas; desde 1840 las donaciones llevaron la obligación de poblar con animales los campos objetos de esta medida, para lo cual Ya se ha visto que Rosas se opuso a la libre navegación de los ríos fundado no en un porteñismo cerrado que le adjudican sus detractores, sino, como hemos dicho, para evitar que tal contacto con el exterior acelerara el proceso de descomposición de la unidad nacional, especialmente con la pérdida de En cuanto a la inmigración, si bien Rosas no la promocionó, puede decirse, sin embargo, que a partir de su largo gobierno ella comenzó a acelerarse. Así, entre 1842 y 1845 entran 26.400 inmigrantes. En 1854, muy poco después de la caída de Rosas, los extranjeros en la provincia de Buenos Aires son ya 82.800 153. La población total de Durante la época de Rosas no hay problemas de desempleo; por el contrario escasea la mano de obra como lo revela William Mac Cann en su «Viaje a caballo por las provincias argentinas». Los salarios son altísimos; Hortelano menciona el caso de vascos franceses que han logrado hacer una fortuna trabajando en los saladeros bonaerenses 154, y como peones. No tuvimos ferrocarriles, pero debe dejarse constancia que el primero se había construido en Francia en 1837 y que pasaron largos años antes que Estados Unidos y los demás países europeos tuvieran el suyo. Sin embargo tuvimos ya máquina a vapor, que utilizó el molino harinero San Francisco, desde 1846. |
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