Camperadas
La anemia infecciosa equina
 
 
Algunos se preguntarán ¿Cómo se hace para combatir la anemia infecciosa equina en esas regiones subtropicales donde ha cobrado tanto incremento? Lamentablemente no se cuenta con ningún tratamiento, ni preventivo, ni curativo contra tan terrible flagelo que ha diezmado caballadas en todo el Nordeste Argentino y países limítrofes. Sólo se dispone, como arma defensiva, con análisis periódicos de sangre que permiten detectar los enfermos para eliminarlos, sacándolos del establecimiento con destino a la faena. En esto se debe proceder drásticamente, hay que cerrar los ojos y liquidar lo que salga enfermo, sea el padrillo de la manada o el montado crédito del patrón.

La experiencia de la zona nos indica que cuando la infección llega al 20 o 30% del plantel equino, no se puede detener más aunque se eliminen los enfermos. Por debajo de esos índices es posible, si no eliminarla totalmente, por lo menos controlarla y evitar que siga avanzando.

Es difícil precisar cómo se transmite la enfermedad de un animal a otro, pero evidentemente tiene que haber un contacto directo para ello. En efecto, los contagios se producen dentro del mismo establecimiento; difícilmente de un establecimiento a otro, aunque sean vecinos. Por ello, para lograr el control de la anemia, es importante evitar que los animales salgan del establecimiento y tengan contacto con los de otras procedencias.

Hemos detectado más casos en animales jóvenes de dos a tres años y sobre todo en montados. En yeguas de cría y padrillos adultos prácticamente no salen con reacción «positiva». El criollo es menos propenso a la enfermedad que el mestizo de carrera, pero también la contrae. En el mular no hemos tenido ningún enfermo, pero también se enferman aunque en mucha menos proporción.