Poblamiento español del litoral rioplatense
Corrientes conquistadoras de nuestro territorio
 
 

Previsoramente y con criterio geo-político actuó la Corona hispana al crear el Virreinato del Río de la Plata, 1 integrándolo con el actual territorio argentino, como centro aglutinante, y las jurisdicciones de Bolivia, Paraguay, Uruguay, parte de Brasil y del norte y sur de Chile: alrededor de cinco millones y medio de kilómetros cuadrados; que, de haberse mantenido, hubieran formado, después de la emancipación política, la nación más grande de América del Sur; o cuando menos, equiparable al vecino Imperio lusitano.


Desgraciadamente para nosotros, la repercusión de la política europea en el Nuevo Mundo, la constante invasión portuguesa a Río Grande del Sur y a la Banda Oriental, los altibajos de la guerra de la independencia y las vicisitudes de las luchas intestinas, provocadas por la incomprensión y la arbitrariedad de las autoridades directoriales o unitarias, fueron desmembrando las regiones periféricas del territorio, y nuestro patrimonio nacional quedó reducido a la mitad de lo que pudo ser.


La vasta extensión verreinal fue poblada íntegramente por naturales de la península ibérica; pero a diferencia de lo ocurrido en otras partes del Nuevo Mundo, ocupadas por expediciones que venían de un sólo centro ya conquistado, como Panamá, desde la isla Española, Méjico, desde; Cuba, América Central, desde Méjico y Panamá, Perú, desde el país del itsmo, y Chile, desde Perú, la actual Argentina lo fue desde tres rumbos distintos: el del norte, por gente que del Alto Perú, bajaba por la Quebrada de Humahuca; el del oeste, por españoles que, después de someter al país trasandino, cruzaron la gran cordillera; y el del este, por los que vinieron directamente de la Metrópoli y entraron por los ríos de la Plata y Paraná, o por tierra desde Santa Catalina hasta el Paraguay 2, para luego expandirse en diversas direcciones.


Podría hablarse de una cuarta corriente: la del Sur, que se intentó varias veces sobre la Patagonia y Tierra del Fuego (expediciones de Simón de Alcazaba, Alonso Camargo, Sánchez de la Hoz, Sarmiento de Gamboa y algunos más) pero fracasaron 3 y esas zonas permanecieron inhóspitas y salvajes durante mucho tiempo, hasta las expediciones de Viedma, Vilariño y otros; y después de nuestra independencia, la campaña de Juan Manuel de Rosas a los desiertos de la Pampa, Neuquén y Río Negro. Pero dejaré éstas ahora por ser muy posteriores a la etapa inicial de las primeras conquistas en las clásicas catorce provincias que constituyeron la Confederación Argentina.


Pasaré asimismo por alto las entradas hechas a nuestro territorio desde el norte y el oeste para circunscribirse a la tercera, directamente venida de España, que fue dejando su huella en el oriente argentino.



Corriente pobladora del litoral



Empieza con el fracasado intento de Juan Díaz de Solis, descubridor del Mar Dulce (hoy río de la Plata) quien es muerto por los charrúas en la margen oriental del río Uruguay (1516); continúa con los de Gaboto y García y el primer fuerte de Sancti Spiritus en el actual territorio santafesino, quemado por los timbúes (1526); hasta que en 1536 llega el Adelantado D. Pedro de Mendoza, quien funda Santa María de los Buenos Aires 4. Parte de su gente establece, próximos al río Carcaraná, los fuertes de Buena Esperanza y Corpus Christi, que no subsisten; mientras Ayolas, buscando el famoso imperio del Rey Blanco (el “Tahuantisuyu”, de los Incas) sube por el Paraná y el Paraguay, 5 y en un recodo de este río deja algunos hombres al mando de Juan de Salazar. Este, el 15 de agosto de 1537, festividad de la Asunción de la Santísima Virgen María, con el primero de esos nombres asienta el poblado que hoy es capital de la nación paraguaya.


A pesar de la cantidad de buques, armas y soldados que trajo Mendoza, su establecimiento padecía hambre y otras penalidades a causa del asedio de los querandíes, que llegan a incendiarlo, aunque sin tomarlo. El jefe de la expedición, enfermo y desilusionado, emprende regreso a Europa, falleciendo en el viaje. Domingo Martínez de Irala se hace cargo del gobierno y creyendo inútil persistir en Buenos Aires, la deshace en 1541, llevándose los habitantes que quisieron seguirle a reforzar la Asunción.


Por iniciativa de Irala, se crean algunos fortines (hoy pueblos y ciudades) entre los ríos Paraguay y Paraná, como Ciudad Real y Ontiveros, y Nufrio de Chávez funda Santa Cruz de la Sierra, en el occidente chaqueño. Pero en la vastedad de la “Provincia gigante de las Indias”, como habría de llamársela 6 la cabecera paraguaya fue el único establecimiento importante, y en el actual territorio argentino no hubo otro durante más de treinta años. La fundación de Salazar vivió aislada y en gran desamparo, si bien luego sería la madre de las ciudades de nuestro litoral.



Fundaciones de Santa Fe, Buenos Aires y otros pueblos



Al mediar el siglo XVI, gobernando las Españas Felipe II, llamado el “rey justiciero”, surge en nuestro continente la noble figura de Juan de Garay, el hispano visionario que procuraba “abrir puertas a la tierra”, y en nombre del Adelantado Juan Ortiz de Zarate, levantó en Asunción “bandera de enganche” para un nuevo asiento en el río Paraná, anotándose siete españoles “de los viejos” (venidos en las primeras expediciones) y casi setenta “mancebos de la tierra” (jóvenes mestizos) 7. Con ellos, el 15 de noviembre de 1573, dice el acta notarial que: “En nombre de la Santísima Trinidad y de la Virgen Santa María y de la universidad de todos los Santos”, fundó Santa Fe “en tierras de Calchines y Mocoretaes” 8. Nuestra capital, pues, se estableció con gran mayoría de criollos, hijos o nietos de hispanos, nacidos en el país guaraní, algunos en el actual territorio santafesino y otros pocos en Perú.


Siete años después, el mismo Garay, también con españoles y americanos, considerando conveniente repoblar junto al río de la Plata, crea la ciudad de la Santísima Trinidad en el puerto de Santa María de Buenos Aires; que habría ser años después, al dividir el Rey estos dominios, la capital de la Gobernación de su nombre 9.


En 1585, Alonso de Vera y Aragón, alias “Cara de Perro”, funda Concepción de la Buena Esperanza, conocida por Concepción del Bermejo, a orillas del río de este nombre, unas 30 leguas arriba de su desembocadura; la que en 1682 fue arrasada por los aborígenes del Chaco 10. En 1588, un primo de aquél de sus mismos nombres, apodado “el Tupí”, y Hernando Arias de Saavedra por encargo del Adelantado Juan Torres de Vera y Aragón y para fijar un nuevo punto intermedio entre Asunción, Santa Fe y Buenos Aires, fundan San Juan de Vera de las Siete Corrientes.