La Imagen Olvidada . Rosario Antigua
Nuestra Señora del Rosario
 
 

Nuestra Señora del Rosario o Virgen del Rosario es una advocación mariana en la Iglesia Católica. El Papa San Pío V instituye su fiesta el 7 de octubre aniversario de la victoria obtenida por los cristianos en la batalla naval de Lepanto en 1571. El triunfo fue atribuido a la Madre de Dios invocada por la oración del rosario.


El rosario es una práctica piadosa de la Iglesia o manera de orar en la que se conmemoran los principales misterios de la Vida de Nuestro Señor Jesucristo y de su Santísima Madre, la Virgen María, siendo la más extendida y popular de las tradiciones piadosas que han encontrado cabida en la liturgia romana. Para los católicos el rosario es un conjunto admirable de oraciones vocales y de oración mental, en el que se asocian con perfecta armonía la reflexión, los afectos y las palabras, para mantener el alma, por unos instantes, en unión con Dios mediante la alabanza de María. La devoción al rosario nació de una revelación de la Virgen al Santo Domingo de Guzmán.



Santo Domingo de Guzmán


Fundador de la Orden de Predicadores (Dominicos), nació en Caleruga, provincia de Burgos un 24 de junio de 1170 y murió en Bolonia, Italia, el 6 de agosto de 1221. Fue un notable de la Edad Media, llamado por la Iglesia “varón de pecho y espíritu apostólico”. Estaba dotado de un maravilloso sentido práctico y comprendió, adelantándose a su siglo, las grandes necesidades del espíritu humano y las continuas evoluciones del medio ambiente a las cuales en cada momento histórico debe adaptarse toda institución humana. Inteligencia admirable, corazón grande como pocos, genio organizador de primer orden, fue denominado el sol de la Edad Media.


Domingo fue un santo sacerdote destinado en 1208 al sur de Francia para convertir a los que se habían apartado de la Iglesia por la herejía albigense. Esta negaba a Jesús como Dios, los sacramentos, a la Virgen María y la autoridad del Papa.


Predicación, oraciones y sacrificios utilizaba Domingo para convertir a los herejes pero los factores políticos existentes le impedían lograr mejores resultados. Lamentablemente esta situación política hizo que la cosa llegase a la guerra. Simón de Montfort el comandante del ejército cristiano y a su vez amigo de Domingo hizo que éste enseñara a las tropas a rezar el rosario. Lo rezaron con gran devoción antes de su batalla más importante en Muret. Montfort consideró que su victoria había sido un verdadero milagro y su resultado por el rezo del rosario, dado que según se afirma, en la capilla del monasterio de Prouilhe (Francia), la Virgen se le apareció a Santo Domingo, con un rosario en las manos le enseñó a rezarlo y le pidió que lo predicara entre sus hombres antes del ataque.


Considerando que su victoria se debió a la devoción por la Virgen, Simón de Montfort erigió una capilla dedicada a la imagen. Fue la primera capilla de Nuestra Señora del Rosario.



La Virgen de las Victorias



La batalla de Lepanto.


Europa y con ella toda la cristiandad estaba en grave peligro de extinción. Los turcos se proponían hacer desaparecer a punta de espada al cristianismo. Ya habían tomado Tierra Santa, Constantinopla, Grecia, Albania, áfrica del Norte y España. En esas extensas regiones el cristianismo era perseguido, muchos mártires derramaron su sangre y muchas diócesis desaparecieron completamente.


En la época del Papado de Pío V (1566-1572), los musulmanes controlaban el Mar Mediterráneo y preparaban la invasión de la Europa cristiana. Los reyes católicos de Europa estaban divididos y parecían no darse cuenta del peligro inminente. El Papa pidió ayuda pero no fue escuchado. El 17 de septiembre de 1569 pidió que se rezase el Santo Rosario. Por fin en 1571 se estableció la Liga Santa para la defensa de Europa. El 7 de octubre de 1571 se encontraron las flotas cristianas y turcas en el Golfo de Corinto cerca de la ciudad griega de Lepanto. La flota cristiana compuesta de soldados de los Estados Papales, de Venecia y España comandada por Don Juan de Austria hijo del emperador Carlos V, entró en batalla contra un enemigo muy superior en tamaño y número. Se jugaba el todo por el todo. Antes del ataque, las tropas cristianas rezaron el rosario con devoción y en un enfrentamiento tremendo lograron salir victoriosos.


En Roma, el Papa se hallaba rezando el rosario al momento que se había obtenido la decisiva y milagrosa victoria que disolvió el poder de los turcos en el mar. Pío V salió de su capilla y guiado por una inspiración anunció con mucha calma que la Santísima Virgen había otorgado el triunfo. Semana más tarde llegó el mensaje de Don Juan de Austria, quien desde un principio le atribuyó la victoria de su flota a la poderosa intercesión de Nuestra Señora del Rosario.


Agradecido con nuestra Madre, Pío V instituyó la fiesta de Nuestra Señora de las Victorias y agregó a las Letanías de la Santísima Virgen el titulo de “Auxilio de los Cristianos”. Más adelante el Papa Gregorio XIII cambió el nombre de la fiesta por Nuestra Señora del Rosario.


Imposible no recordar al evocar esta batalla la presencia en ella de Miguel de Cervantes Saavedra una de las mayores glorias de todas las épocas de la literatura mundial. Cervantes fue herido en el pecho y en su brazo izquierdo. Este le quedó inutilizado para siempre siendo apodado desde entonces “el manco de Lepanto”.



Las batallas de Viena y de Temesvar



Viena


Los turcos en el siglo siguiente invadieron a Europa desde el este y después de conquistar enormes territorios sitiaron a Viena capital de Austria. Una vez más las tropas enemigas eran muy superiores. Si tomaban la ciudad toda Europa se hacía muy vulnerable. Hubo una gran lucha y cuando la ciudad parecía perdida el Emperador puso su esperanza en Nuestra Señora del Rosario. El alivio llegó el día de la fiesta del Santo Nombre de María, 12 de septiembre de 1683, cuando el rey de Polonia Juan Sobieski conduciendo su ejercito de rescate derrotó a los turcos.


Sobieski al comunicar la noticia a Roma escribe: “Llegué, vi, la Virgen ha vencido”.



Temesvar


El Papa Clemente XI atribuyó a la devoción manifestada a Nuestra Señora del Rosario la victoria que el 5 de agosto de 1716 el Príncipe Eugenio de Saboya obtuvo en Temesvar -Rumania- sobre el ejército turco dos veces más grande que el suyo. El Papa en acción de gracias instituyó desde entonces que la fiesta del Santo Rosario fuera celebrada por la Iglesia universal.




La Virgen de Lourdes en su aparición de 1858 como la de Fátima en 1917 pidieron que se rece el rosario. En ambas apariciones la Virgen tenía un rosario en sus manos.


Son innumerables los lugares en el mundo donde se venera a la Virgen del Rosario. En nuestro país muchas localidades adhieren fervorosamente a esta veneración. Existen testimonios donde Sebastián Gaboto al remontar en 1527 el río Paraná nombró a la Virgen del Rosario patrona de estos lugares. Las hoy Catedrales de Corrientes, Goya, Paraná, Rosario y San Nicolás adoptaron ese título mariano haciendo de la Virgen del Rosario la Patrona de toda esta región.


Manuel Belgrano puso su ejército bajo la protección de Nuestra Señora de la Mercedes y el Gral. San Martín hizo lo mismo con Nuestra Señora del Carmen.