La Imagen Olvidada . Rosario Antigua
Testimonios - Antecedentes familiares de la familia Picabea Mori
 
 

Perla relata los orígenes de su familia


“Voy a hacer un resumen de los orígenes de la familia para llegar a Petrona Leiva de Giménez quien transmitió a mi madre los relatos históricos y las experiencias de los datos que yo viví. Llegaron los antepasados desde España a estas tierras con el ánimo, la fuerza y la valentía que daba la fe y piedad para implantarlas en estas lejanas y desconocidas tierras.


Se remontan las noticias al conde Antonio de Leiva general que comandó la batalla de Alpafaros junto a Carlos V, es distinguido con el título de Príncipe de Oscoli, luego de la victoria de David en 1528 dicen los antiguos documentos que luego del sofoco junto a Pedro de Mendoza y a Benvenuto Collin emigran a América del Sur. Antonio abuelo del Dr. Diego de Leiva uno de “Los siete jefes” que el 31 de mayo de 1580 fue revolucionario de la asonada con ribetes y flecos de mártir con Benialvo a la cabeza, dieron el primer grito de libertad contra la dominación española. La familia se radica en Buenos Aires. Varios sacerdotes de esta familia Leiva se consagran a la evangelización y al esfuerzo de establecer la cultura en estas nacientes ciudades, con el estandarte de la cruz.


Un descendiente José Justo Leiva porteño esforzado y valiente fue a establecerse de Buenos Aires a Coronda, punto urbano del extenso pago que iba en la dilatada llanura santafecina desde el Carcarañá al Salado, al promediar el siglo XVIII atraído por el sosiego que goza la tierra, para afrontar sin recursos considerables una vida nueva preñada de sacrificios y privaciones y alentada por una profunda fe cristiana. Según dice Federico Palma en la biografía de Manuel Leiva, José Justo debió formar alguna posición económica suficiente para orientar su vida hacia los cauces hogareños, ya que el 29 de octubre de 1765 contrajo matrimonio con doña María de las Mercedes Cabral, dama de profunda raigambre colonial cuyos orígenes remotos se entroncaban con el ilustre maestre de campo Manuel de Cabral y Alpoin de benemérito recuerdo en los anales correntinos.


Entre 1767 y 1794 son padres de ocho hijos Ambrosio 1767, Alejo 1770 (padre de mi bisabuela), María Isabel 1775, María de la Candelaria 1783, Buenaventura 1786, Feliciano 1788, Ramón 1791 y Manuel 1794 (constituyente 1853) vivieron en Coronda, Santa Fe y Rosario.


Petrona Mártir Leiva de Giménez hija de Alejo Leiva y Justa Medina hereda de su padre y su tío Feliciano la verdadera Virgen fundadora de la que es hoy grande e ilustre ciudad a causa de haber congregado junto a la imagen bendita a las primeras familias y haber dado su nombre a la población y al Pago.


Petrona nació el 26 de abril de 1805 y falleció el 3 de febrero de 1909 (Rosario) casi a los ciento cuatro años, gozando hasta el penúltimo día de su vida de perfecta salud y misa diaria.


Sólo el último día no se levantó. La llamaban mamá Encanto y para resumir “Cantito” por ser tan buena, suave y muy, muy piadosa. A ella y su esposo le decían San José y la Virgen. Durante el tiempo de cuaresma hacía ayuno y abstinencia los cuarenta días solo tomaba mate y pan hecho a la parrilla, en ese período de tiempo. Ayudó a construir la Capilla de Coronda junto con su esposo Luis Giménez con gran dedicación. Templo que un antepasado el Dr. Miguel de Leiva, cura de españoles de Santa Fe se había puesto en cuerpo y alma a defensor de los corondinos, para lograr la creación de la parroquia en junio de 1749. También el tío de mi bisabuela Petrona, Manuel Leiva con112 tribuyó en su construcción, en todo sentido y con materiales que trajo de Buenos Aires. El 29 de septiembre de 1837 se bendijo el templo de San Jerónimo.


A la casa de Petrona Leiva de Giménez único rancho con estrado de terciopelo en Coronda (llegué a verlo hasta el año 1970, no sé si aún se conserva) presidido con la Imagen de la Virgen del Rosario que tenemos en el Instituto Cristo Rey, concurrían todas las personalidades que llegaban al lugar. Entre ellos, su tío ministro, senador, constituyente de 1853, Manuel Leiva, Nicasio Oroño y el Gral. Justo José de Urquiza toda vez que cruzaba el río Paraná. Comentaban que este prócer en una anécdota doméstica, halagaba siempre a mi abuela Baldomera Giménez Leiva, en ese entonces niñita de pocos años, diciéndole “rubia linda”.


Es de suponer que esos patriotas que estuvieron bajo el mismo techo de la Virgen, colocada en el mejor lugar de la casa para honrarla, ocupados en causas patrióticas, se habían encomendado a la Virgen del Rosario. Los sacerdotes que estuvieron en Coronda y otros que venían de Santa Fe pasaban o cenaban en la casa de mi abuela. Baldomera hija de Petrona, se había casado con Antonio Mori español, con quien tuvo catorce hijos, la menor tenía un año cuando fallece el padre.


Mis tías que vivían junto a mi bisabuela y abuela en una casa grande en Coronda, también residieron en Santa Fe, comentaban que personas importantes de la época pasaban a la mañana para pedirle la bendición a Petrona, Cantito. Entre los nombrados estaban Pedro de Larrechea, Dr. Mariano Quiroga, Juan Tuells, Dr. Estanislao Zeballos, Dr. José Gálvez. Su hija Baldomera también era mujer de muchas virtudes, bondad y vida religiosa.


Dichosa nuestra familia nacida y desarrollada al calor de la devoción y protección de la Virgen del Rosario. Sus catorce hijos, personas buenas, correctísimas, piadosas, la mayoría eran docentes. Severa Luisa quien heredó la Virgencita del Rosario, era de gran cultura, inteligencia y fe, jovencita a la muerte de su padre (1891) se hizo cargo de sus hermanos, doce a quienes educa y hace estudiar en los más importantes colegios de la época en Santa Fe, Paraná y Buenos Aires. Ella fue la primera maestra superior diplomada de la provincia de Santa Fe Consejo Gral. De Educación. Directora desde 1887 en Coronda fue trasladada a Rosario en 1902, con ella se mueve toda la familia a esta ciudad. Muy piadosa colaboraba en iglesias y congregaciones. Contaba que Monseñor Agustín Boneo había orado delante de la venerada Imagen en Coronda, también el Rdo. Julián Garcilazo, Fray Patricio O'shea, Gustavo Martínez Zuviría, Padre de Miguel y Díaz Padres Villarino, Echavarría, Mango, otros párrocos de Santa Fe. Luego vi orando delante de Nuestra Señora del Rosario a su Eminencia cardenal Monseñor Dr. Antonio Caggiano asiduo visitante de la casa.


Muy reconocido el apoyo que mi tía Severa junto con la escuela de la cual era directora le había dado a Monseñor Caggiano en la iniciación de sus estudios al quedar huérfano en Coronda. Mi tía Beatriz Mori Giménez era madrina de vinajeras de su primer misa. Estuvieron también saludando a la Virgen del Rosario Monseñor Nicolás Grenón, sacerdotes carmelitas y Monseñor Vicente Picabea.


También he visto visitar a la virgencita al Dr. Nereo Melo, Dr. Calixto Lassaga, Dr. Amadeo Ramírez, Endocio Giménez, Augusto Fernández Díaz. Durante varios años iba el Dr. Juli E. Marc a pedirla para el Museo Histórico Provincial. Pero mis tías nunca quisieron donarla. Sólo la prestaban para exhibirla en lugar destacado en el Museo cuando se conmemoraba la semana de Rosario en octubre.


En cuanto a milagros siempre había comentarios en casa de personas que le pedían a la Virgen. Todo se realizaba con recato y en silencio. Luego que se les concedía venían a agradecerle, a rezar por trabajo, salud, estudios, etc. No recuerdo casos concretos con nombres. Me acuerdo sí que la Sra. Antonia Manchori de Manus (1941) no podía tener hijos era de bastante edad y enferma, le pidió a Nuestra Señora del Rosario y tuvo un niño hermoso. Como agradecimiento le hizo el vestido que últimamente tenía en casa y su esposo un nicho estilo francés de espejo y vidrios.


Habrán sido muchos los milagros que realizó en silencio en medio de oraciones. Los rosaritos primitivos de Virgen y el Niño le fueron sacados. Siempre contaban que en tiempo de mi bisabuela en Coronda tenía Nuestra Madre un nicho de latón que un día limpiaron y dejaron al Niñito abajo, no en sus brazos. A la noche se despertaron al oir caer una gota a cada momento sobre el latón. ¡Y vieron llorar a la Virgen!


Mi querida madre Rosa V. Mori de Picabea (95 años) la menor de todos los catorce hermanos fue la última poseedora de la primer Virgen del Rosario, después pasó a mi hogar. El más grande tesoro que se puede recibir. Que la llama ardiente del amor de su corazón de Madre Santísima, que es el amor del corazón de Dios, pase a nuestros corazones y nos encienda la luz en la senda de la vida para llegar a la gloria de Dios junto con toda la familia y los que nos acompañan en la vida.


Pido que en el corazón de todo el pueblo se avive la llama de profunda tradición religiosa para iluminar con ella los caminos de la unidad ciudadana en el amor a Dios y con el fin de transmitirla ardiente y fecundamente a las generaciones venideras. Así cumpliremos con una gran deuda de gratitud con nuestros mayores y con los habitantes de esta ciudad que veneraron a la Virgencita.


Consta en los libros parroquiales que el 27 de abril del año 1736 se fundó en dicha Capilla del Curato de Rosario la primera asociación establecida en este suelo. Creada delante de esa imagen que con todo amor a Dios le entregué al Rdo. Padre José Luis Torres Pardo para la Capilla del Instituto Cristo Rey. Intuyendo con seguridad que allí sería venerada, respetada, y honrada como primera Virgen de la ciudad de Rosario que desde aquella capillita de barro y paja fue Reina Madre y Fundadora de la vida cristiana de nuestros mayores y de nuestra ciudad. La devoción a la Virgen María ha mantenido la unidad de la fe del pueblo rosarino”.




Necesario se nos hace remarcar que las interesantes referencias que Perla Picabea de Vitri hace de los orígenes de su familia y su posterior desarrollo ponen en manifiesto la contextura moral de la misma, su acentuado patriotismo, su grandeza espiritual, representando la idiosincrasia y características de nuestro verdadero ser argentino.


Poseen un profundo fervor por nuestro glorioso pasado y con un admirable convencimiento de los hechos que relatan, procuran sólo revivir la verdad histórica de un determinado y apasionante episodio que sacude fuertemente el espíritu de quienes vivimos en el Pago de los Arroyos.


Raza dura de hombres y mujeres que fueron y son parte de una auténtica cultura nacional. Su historia sobre la primera imagen de la Santísima Virgen María del Rosario adquiere una veracidad que únicamente pueden ofrecer las personas de bien, generosas y honradas.