Los caudillos y el federalismo argentino
La defensa de la patria total. Fraternidad con la banda oriental
 
 

Su acción trascendió los límites de las provincias, no solamente en su accionar consolidativo de la estructura republicana federal, aspiración general de los pueblos; sino que fue mas allá, y eso nos habla que este hombre con sólo tercer grado de la escuelita de San Francisco tenía realmente talento, tenía capacidad geopolítica y no gauchi-política como dijeron sus detractores, capacidad geopolítica que se pone de manifiesto en todos los grandes conductores destacados que buscan el progreso, la justicia y el bien común de sus pueblos.


Veamos algunas situaciones que lo destacan entre los caudillos de su época


Cuando la Banda Oriental es invadida por los portugueses por pedido y acción del Directorio porteño, que quería eliminarla para que el puerto de Montevideo no compitiera con la burguesía mercantil de Buenos Aires, cuando lanzan los portugueses los ejércitos contra ese cíclope héroe que fue Artigas, bandera inicial de los movimientos federales en el Litoral, del cual fue también parte Estanislao López, este caudillo se va a levantar frente a la indiferencia y complicidad de Buenos Aires y le va a tender la mano al heroico pueblo uruguayo en su trágico sometimiento al imperialismo portugués.


En 1822 la Banda Oriental terminó siendo anexada al Imperio del Brasil como provincia, pero no todos los uruguayos, aunque desaparecido Artigas, toleraban el sometimiento portugués. Hacia 1822 se formaron sociedades patrióticas uruguayas que emprendieron la cruzada de la reconquista. Primero intentaron la vía de Buenos Aires, que fue negativa, como de costumbre, pero otras dos misiones mandó el cabildo de Montevideo hacia el extranjero. Una fue hacia Simón Bolívar, el gran libertador que continuaba la obra que el Gral. San Martín le había dejado, quien por las inmensas distancias no pudo acudir al llamado de los orientales; y la otra misión de los oprimidos uruguayos se dirigió a Santa Fe, a la Provincia Invencible gobernada por Estanislao López, su conductor indiscutible e imbatible, quien, vecino cercano y compenetrado de las mismas ideas que ellos, estuvo presto a recibirlos y a ayudarlos. Así fue como el 13 de marzo de 1823 la Misión Oficial Oriental firmó en el cabildo de Santa Fe un tratado de alianza ofensiva y defensiva cuyo artículo 10 decía;


"La provincia de Santa Fe, mediante su gobierno, solemniza con la Honorable Diputación del Exmo. Cabildo representante de Montevideo una Liga Ofensiva y Defensiva contra el usurpador portugués...; el Art. 20 establecía: "En su virtud llevará la voz en esta guerra bajo recíprocos acuerdos con la representación montevideana; pondrá cuantos medios estén a su alcance, incitará a las provincias hermanas a la cooperación y auxilio y organizará el Ejército Santafesino del Norte, nombrando jefes y demás oficiales subalternos, practicando todos los demás actos conducentes al logro de la libertad absoluta de la provincia oriental, con la brevedad que reclama su peligroso estado...". 15


En virtud de este acuerdo el Patriarca de la Federación escribió una circular a todas las provincias argentinas solicitando su colaboración. Entre los fundamentos de la circular, el art. 2° decía:


Que había que aprovechar la circunstancia de que los portugueses se habían dividido en dos bandos —los que querían seguir fieles a la Corona de Lisboa y los que habían proclamado el nuevo Imperio del Brasil— lo cual decía López "creaba debilidad en el enemigo", agregaba el Patriarca de la Federación que no podía dejar de intervenir; son sus textuales palabras: "El deber que me liga como verdadero americano para no ser un espectador indiferente de la escandalosa desmembración de nuestro territorio nacional en la Banda Oriental; la unión admirable de ideas de los oprimidos orientales, el peligro bien calculado de que tomando cuerpo un poder levantado en principios de mala fe y usurpación se extenderá ambiciosas sobre nuestras provincias; la grave herida que ofende el honor americano...; la negativa de la Provincia poderosa de Buenos Aires por la formación de una Liga General de las provincias para arrojar al portugués, y otras consideraciones no menos importantes me han estimulado a decidirme en favor de los hermanos subyugados, formalizando una expedición auxiliadora a la brevedad". 16


Este esfuerzo que realiza López para ayudar y salvar de la ocupación portuguesa a los fraternos orientales, no tuvo éxito porque el poder económico y los intereses del círculo porteño lo impidieron, ya que Buenos Aires seguía fiel en su vocación de ser una ciudad anseática y no la cabeza de una Nación temible y poderosa. Su gran estadista, o mejor, su gran munícipe, don Bernardino Rivadavia no le prestó auxilio, más aún hizo toda suerte de reparos para impedir la acción de López y lo logró. No debe extrañarnos esta actitud del gobernante porteño, porque cuando el Libertador en su etapa logística más difícil allá en Lima, que te exigía la apertura de un nuevo frente, recurrirá también a Sueños Aires, y este mismo Rivadavia, que no tenía la concepción geopolítica nacional de los caudillos o del Libertador, le negará los recursos porque no podía ver mas allá de los jardines que rodeaban a la ciudad de sus cuidados.


Rivadavia se alarmó profundamente por la acción decidida iniciada por López. Buenos Aires quería la paz a toda costa con tal de preservar su monopolio económico. Es por ello que en salvaguarda de ese status Rivadavia escribió inmediatamente a algunos gobernadores diciéndoles: "cualquier paso que se dé por instancia de Estanislao López en favor de esa recuperación, puede comprometer a todas las provincias en compromisos difíciles y estos sin haberse consultado con anterioridad la opinión de cada una, lo que causaría una responsabilidad muy enorme". 17


Ante ello, el gobernador de Santa Fe, recordóle con altivez el art. 2o del tratado del cuadrilátero de 1822; "Si los españoles, portugueses o cualquier otro extranjero invadiesen o dividiesen la integridad del territorio nacional, todas inmediatamente, pondrán en ejercicio todo su poder y recursos para arrojarlo de él, sin perjuicio de hacer oficialmente al gobierno agresor las reclamaciones que estimen justas y oportunas". 18


¿Acaso no afectaba la integridad de la soberanía y el territorio de tas Provincias Unidas, la invasión militar portuguesa de la Banda Oriental?


Y continuaba el gobernador López: "El gobierno de Buenos Aires, ha hecho el uso que le ha parecido de las facultades con que se considera revestido, en materias más delicadas, que por trascendentales, (la unidad religiosa en las demás provincias afectadas por su tan mentada reforma religiosa) reclamaban con más razón previa consulta como actos nacionales sin que nadie se lo haya reconvenido. Si como se clamorea, todos los americanos desean la libertad de los uruguayos lo mismo que los santafesinos, ¿por qué oponerle tantos obstáculos a una empresa tan justa?".


"Recordemos, señor que la decisión oportuna del General Artigas y el triunfo reportado en consecuencia en Las Piedras (18/5/1811) cuando la Revolución tambaleaba, calmó las zozobras de esa capital y la digna sangre derramada por los orientales en tal gloriosa acción, fue el primer fundamento del difícil edificio de la libertad e independencia de la América del Sur, Podemos convenir, señor, en que jueces imparciales deban decidir la controversia y que ínterin no se reúnan en un acto solemne y nacional, cada provincia tiene derecho para defender las medidas que no chocan contra principios e instrucciones sancionadas por el decoro y la respetabilidad de los siglos". 19


Ante tan diligente actitud del gobernador santafesino, en defensa de lo nacional, José Luis Busaniche nos dice que Rivadavia envió a Valentín Gómez a Río de Janeiro, en misión diplomática, para evitar la guerra a todo trance, y comisionó a Juan García de Cossio, a las provincias, con el objeto de disuadir a los gobernadores de prestar cooperación al Gral. Estanislao López. "Que no se abandone la 'circunspección' para salvar a aquella provincia de la servidumbre extranjera", decía la nota de Rivadavia.


Y agrega el historiador santafesino; siembra el temor y el escepticismo en las provincias. Describe el poderío del Brasil; "Las fuerzas brasileñas en la Banda Oriental, dice, son poderosamente muy superiores a las que puedan mandar todos los gobiernos de las provincias aliadas". 20


Esa era la actitud del gobernador delegado Rivadavia, actitud de pusilanimidad, de egoísmo. Paz para Buenos Aires al precio que fuese, con tal que no turbasen su obra de munícipe y el comercio se desarrollara sin problemas.


Después de la campaña diplomática rivadaviana contra el intento de López, solo el gobierno de Mendoza se comprometió seriamente en la defensa del honor nacional mansillado en la Banda Oriental. La diplomacia del poder económico porteño una vez más se había impuesto en contra los reales intereses y la integridad del país.


Sin embargo la semilla del testimonio de López quedó echada y germinó ya que Santa Fe y la campaña bonaerense fueron campo propicio donde se entrenarían los patriotas uruguayos exiliados, para que tiempo después formando la expedición de los "Treinta y Tres Orientales" comandada por Lavalleja y Oribe, iniciaran la redención liberadora de la tierra del gran patricio Artigas.