Los caudillos y el federalismo argentino
La relación, el afecto y la admiración hacia San Martín
 
 

En este relevamiento de diversas facetas nacionales y americanas de Don Estanislao, citaremos, la relación y admiración que tuvo con José de San Martín. Relación ésta poco conocida dentro de lo divulgado de la historia nacional. Corría el año 1822 y el Libertador José de San Martín se encontraba ya en Perú con su ejército libertador en una situación delicada, se hallaba encerrado por poderosos contingentes de tropas españolas pertrechados fuertemente en las sierras peruanas. Para proseguir su campaña necesitaba realizar una operación de copamiento sorpresivo que cayera sobre la retaguardia de los peninsulares. Para que lo planeado tuviera éxito era necesario la ayuda en conjunto de las provincias argentinas cuyas tropas debían caer por la vieja ruta del Alto Pero, por la ruta del Desaguadero, por donde ya había intentado Belgrano con el Ejército del Norte caer sobre las espaldas del enemigo. En función de ese objetivo, que San Martín consideraba clave para que su campaña tuviera éxito, envió a un comisionado especial, el comandante de escuadrón peruano Antonio Gutiérrez de la Fuente, ante los gobiernos de las provincias argentinas. Entre los encargos que trata la misión Gutiérrez de la Fuente, se encontraba la designación como jefe de la expedición auxiliar para el Brigadier Juan Bautista Bustos, gobernador de Córdoba y caudillo federal. 23


Bustos iba a ser el Jefe de la división auxiliar. él y Gutiérrez de la Fuente se pusieron con entusiasmo a preparar este ejército para auxiliar al Libertador. Para ello Bustos remitió a todas las provincias una circular solicitando elementos logísticos, tropa, municiones, metálico, etc.; y al hacer la debida comunicación a Santa Fe, el Gral. Bustos le decía a López que "la heroica provincia de su mando queda exceptuada de aportes por la indigencia en que la habían dejado las invasiones porteñas". A pesar de ello, a pesar de la miseria que padecía esa Santa Fe devastada por ejércitos como venidos de los mismos infiernos, Estanislao López testimoniando la grandeza de su pueblo para todas las causas nacionales y americanas como la de este caso, el 11 de noviembre de 1822 escribía al enviado del Libertador, Cdte. Gutiérrez de la Fuente, un patriótico documento en el que le ofrecía 300 hombres de caballería bien seleccionados, expresando, "que tendrán el apetecido placer y honor de aumentar las filas de los defensores de la causa sagrada de la patria, siempre, agregaba, que Buenos Aires provea las armas necesarias". 24


La misión, el pedido de San Martín, fracasó porque Buenos Aires que detentaba la aduana y el metálico le negó el apoyo. Su gran munícipe, don Bernardino, le dijo a Gutiérrez de la Fuente que no se preocuparan porque a las guerras de independencia las terminaría él por medios diplomáticos, ¡Qué iluso! desconocía el duro y recalcitrante enemigo que todavía era España amurallada en las sierras peruanas, faltaba todavía la gran batalla de Ayacucho para que Iberia terminara recién en 1824 su dominio político sobre estas tierras americanas. Así fracasó este intento de las provincias porque Buenos Aires, una vez más, ajena a la realidad les negó los recursos necesarios. Sin embargo López siguió fiel a San Martín, porque intérprete de los sentimientos de su provincia, de su pueblo, tenía presente que el federalismo se había impuesto en contra del proyecto minoritario del puerto, gracias a la gran desobediencia del Libertador cuando en 1819 se negó a bajar con el Ejército de los Andes para combatir a los argentinos federales del Litoral. 25


San Martín que se había retirado después de Guayaquil, dejando en manos de Bolívar la conducción final del proceso libertador, estando en su chacra Los Barriales de Mendoza, en 1823, va a vivir el episodio que seguidamente relataremos. Estanislao López se entera que la intriga porteña preparaba un juicio militar al Libertador, por aquella actitud que había tomado en 1819 de no venir por orden del Director a someter a los federales del Litoral. Con conocimiento de esto le envía al Gral. San Martín la siguiente carta que perfila al caudillo santafesino en toda su esencia varonil, patricia y de sincera autenticidad, demostrando allí el afecto y reconocimiento que sentía hacia el Libertador. La carta decía:


Sé de una manera positiva por los agentes que tengo en Buenos Aires que a la llegada de V.E. a aquella capital, será mandado a juzgar por el Gobierno en un Consejo de Guerra de Oficiales Generales por haber desobedecido sus órdenes en 1819 haciendo la gloriosa campaña de Chile y Perú y no invadir a Santa Fe. Para evitar este escándalo inaudito y en manifestación de mi gratitud y del pueblo que presido, por haberse negado V.E. tan patrióticamente en 1820 a concurrir a derramar sangre de hermanos, con los cuerpos del Ejército de los Andes que se hallaban en la Provincia de Cuyo, siento el honor de asegurar a V.E. que a su sólo aviso lo esperaré con la Provincia en masa en el Desmochado para llevarlo en triunfo hasta la plaza de la Victoria" (por supuesto se refiere a la principal plaza de Buenos Aires). 26


¡Qué valiente y hermoso documento! ¡Qué autenticidad digna de ser puesta de relieve en forma periódica para engrandecimiento del espíritu solidario de los hombres de la patria!


San Martín agradeció el ofrecimiento de López enviándole un correo especial sin aceptar el ofrecimiento. El Libertador, conforme a su hombría de bien, decidió enfrentar el problema que se planteaba; pero queda el documento como un testimonio imborrable de una acción decidida que habla muy alto de los valores morales y de justicia del caudillo santafesino.


A fines de noviembre de 1823 llegaría San Martín a Rosario proveniente de Mendoza hacia Buenos Aires. El historiador José Carmelo Busaniche en virtud de una carta del Gral. San Martín a su colega y amigo el Gral. Tomás Guido, testimonia su presencia en Rosario y su encuentro con López y la reiteración del ofrecimiento de éste de protegerlo hasta Buenos Aires. Hasta ese momento ambos hombres se habían conocido sólo epistolarmente, Rosario tuvo la fortuna de ser el lugar del encuentro y conocimiento personal de ambos patriotas. Otro historiador, rosarino, D. Félix Chaparro, nos dice que López y su escolta de Dragones había ido a esperarlo al Libertador a la Guardia de la Esquina, para acompañarlo por el territorio santafesino. Chaparro nos dice que el 5 de diciembre el Libertador y sus acompañantes entraban en el Rosario, siendo recibido entusiastamente por la población, y horas más tarde, luego de un breve descanso, partieron en dirección a la capital porteña, y el día 8, al cabo de dos jornadas, ambos generales —Libertador de América uno, obrero incansable de la organización federal de la Nación el otro— se despedían con un fuerte abrazo en la villa bonaerense de San Nicolás de los Arroyos. 27


En Buenos Aires —escribe José Carmelo Busaniche— recibió la adhesión fervorosa de su pueblo, pero la indiferencia y la fría ingratitud de los hombres del gobierno del Puerto y partió a Europa, entristecido. 28