Los caudillos y el federalismo argentino
Hombre, al fin..., condicionado por el sustractum cultural vigente
 
 

En este breve trabajo sobre este caudillo de profunda riqueza espiritual y sólidos principios morales, no hemos pretendido hacer la apología de un ser angelical, todo lo contrario. López fue un hombre, y como tal poseedor de toda la endeblez humana y también susceptible de toda reprochabilidad, pero puesto su debe y haber en el fiel de la balanza, es mucho más lo que se inclina nacía lo positivo y fecundo, que a lo negativo y malo. No en vano, a sólo 18 años de su muerte, sus propios contemporáneos sancionaron en la Cámara de Representantes de la Provincia, una ley mandando a erigirle una estatua en la plaza principal de la ciudad.


Algunos historiadores con cierta animosidad y también simples hechólogos, han forzado argumentos de algunos hechos, para hacerlo aparecer como bárbaro o inescrupuloso, no niego que pueda existir reprochabilidad en alguno que otro de sus actos, pero si quitamos los elementos que fuerzan esos argumentos animosos y/o tendenciosos, vemos que el acto humano reprochable sí existe —pero no como norma habitual de vida y acción—, sino incidentalmente, como cometieron o cometen los hombres en determinados tiempo y espacio históricos, respondiendo casi siempre a una ponderable influencia de elementos culturales intrínsecos propios de determinada época histórica.