Estanislao López y el federalismo del litoral
El Congreso de Tucumán
 
 

Se convocó a las provincias para otro congreso que debía reunirse en Tucumán. Las provincias concurrieron. Santa Fe envió su diputado, después del pacto de Santo Tomé, y fue rechazado. Era don Juan Francisco Seguí. Fue rechazado por las razones verdaderas que aconsejaron el rechazo de los diputados orientales en 1813. Aquellos congresales, monárquicos casi todos, no comprendían la verdad de la revolución. Tenían horror a los sentimientos de democracia que alentaban en estos pueblos del litoral.


Hubieran oído de boca de Seguí, temperamento fogoso y combativo, palabras más duras que las del Obispo Oro. Aquel santafecino sabía cómo ese Directorio sin base constitucional, castigaba a los pueblos cuando éstos osaban reclamar sus derechos.


El había visto a los ejércitos de Viamonte escarnecer a los indefensos vecinos de Santa Pe y afrentarlos en sus sentimientos más sagrados.


El diputado Seguí volvió a Santa Fe, donde tres años después prestigiaría la primera constitución provincial que conoció la República, para ser luego ministro del primer gobernador constitucional de su provincia, Estanislao López.


El Congreso de Tucumán declaró solemnemente la independencia del país. Esa declaración sí, “dio forma legal a una situación de hecho”. 13


Pero faltaba lo principal, y por no haber tenido sus componentes la visión exacta del ambiente social en que vivían, se complicaron en una política desleal y comprometieron el honor del país. Desde el proyecto de monarquía incásica, ridiculez que compromete el nombre de San Martín y resta valor a todas sus miras políticas, las gestiones diplomáticas en las cortes de Madrid, París y Río de Janeiro, hasta la entrega de la Banda Oriental a los portugueses, para librarse de Artigas, todo en ese congreso es una sucesión de desaciertos. Ya irán las masas campesinas en 1820 a pedirle cuenta de sus extravíos, y ya veremos cómo hablaban y cómo obraban sus caudillos. 14