La coalición internacional que derrocó a Rosas
Cómo se inició el asedio diplomático a la Confederación
 
 
Después de haber sido derrotado Rosas, el canciller Soares de Souza explicó ante el Senado imperial las razones que habían desatado la guerra con la Confederación. En uno de sus párrafos indicó que si Rosas hubiese dominado a todos sus adversarios en el Uruguay y ajustado una alianza con Paraguay “nos hubiera pedido cuentas (...) tomándonos de sorpresa, y entonces nos hubiera forzado a una lucha en esos momentos desigual, ya que él hubiera salido fuerte por sus triunfos y rodeado de prestigio”. En esa oportunidad “no estábamos preparados para la guerra —sigue diciendo— y no teníamos alianza” 23. Por tal causa Brasil no sólo se dispuso militarmente para la guerra, sino que, al mismo tiempo, se preocupó en planear una amplia y eficaz operación diplomática para hostigar y neutralizar a la Confederación.

Señala el canciller Soares de Souza que el primer arbitrio fue resolver las diferencias con Paraguay porque la reintegración del Paraguay a la Confederación daría al poder argentino “un desenvolvimiento colosal, capaz de inspirar serios recelos al Brasil, de ser funesto a su integridad, y de trastornar el equilibrio político entre países cuyas fronteras se tocan”. ¿Cuál era el motivo de estas preocupaciones del Brasil? Obedecían a que Rosas había logrado un entendimiento con Paraguay y este nuevo sesgo de las relaciones entre ambos países preocupó al Imperio. El presidente López pensó que el mandatario porteño, “en vez de amenaza, era escudo para todos los países incluidos en la órbita abarcada por la tradicional codicia brasileña”24. Rosas llevaba una importante negociación para lograr la reincorporación del Paraguay a la Confederación Argentina, mediante la fórmula pactada en el tratado de 1811. La Sala de Representantes de Buenos Aires autorizó a Rosas (18 de marzo de 1850) para utilizar ilimitadamente los recursos que fueran necesarios a fin de obtener la citada reincorporación.

Ante esa actitud del gobierno de la Confederación, López, para defender a su país, suscribió un tratado de alianza con Brasil, que fue mantenido secreto (25 de diciembre de 1850) 25. En su virtud, y con instigación del Brasil, paraguay invadió Corrientes mientras los brasileños hacían lo mismo en la Banda Oriental. Como el avance paraguayo fue rechazado por la Confederación, Brasil suspendió los auxilios a López y esta actitud motivó desavenencias entre ambos aliados, que llevaron a una invasión paraguaya al territorio brasileño de Matto Grosso 26. Aquel acuerdo entre Paraguay y Brasil establecía: a) el mutuo respeto para las soberanías y el rechazo conjunto al ataque contra cualquiera de ellos; b) la fijación de los límites sobre la base del statu quo; c) la libre navegación de los ríos interiores y el empeño para obtener el del río de la Plata y Paraguay hasta su desembocadura 27. Con esta alianza, Brasil forjaba el primer eslabón de la cadena con que se desplegaría el cerco diplomático a la Confederación Argentina.

Como para fortalecer las campañas desatadas contra Rosas en 1850, Sarmiento intensificó su acción desde Chile con el propósito de que, “retirada la Francia de la lucha”, “Chile ponga su nombre en la balanza de los asuntos del Plata”, donde “tendría por auxiliares los asuntos pendientes con el Paraguay, Brasil, Uruguay, Francia”. Considera que es “la oportunidad, la ocasión, el momento decisivo”. En fin, Sarmiento trataba de lograr la intervención chilena contra Rosas. El historiador Encina afirma que “las campañas de prensa de Sarmiento, Alberdi, Mitre, López y demás emigrados argentinos casi arrastran a Chile a la guerra con la Confederación y causaron al gobierno bastantes dolores de cabeza”. En este caso, Sarmiento hacía el último intento para que Chile interviniera contra Rosas 28. En el marco de la maniobra diplomática brasileña contra Rosas, la intervención de Chile propiciada por Sarmiento, significaba abrirle otro frente de combate al jefe de la Confederación.

En marzo del año siguiente el representante inglés en Río, comunicaba al Foreign Office una importantísima información que le había proporcionado su colega en Río Grande. En el documento decía: “El señor Duarte de Ponte Ribeiro, ex ministro de Brasil en Buenos Aires y notoriamente hostil a esa Confederación y enemigo acérrimo del General Rosas, dejó esta capital [Río de Janeiro] (...) hacia Valparaíso y Lima en misión ante las Repúblicas Sudamericanas del Pacífico, siendo el objeto de esta misión (...) explicar las razones que podrían forzar al gobierno de Brasil a levantar sus armas contra Buenos Aires, y suavizar el efecto de un ataque dirigido por una monarquía de ascendencia portuguesa, contra una república de sangre española” 29. Esta gestión de Ponte Ribeiro tenia el propósito de lograr la alianza o la neutralidad de los países del Pacífico si llegaba a producirse una guerra con la Confederación.

El enviado brasileño ofrecería el apoyo a la postura del gobierno chileno en el debate que mantenía con la Confederación sobre el Estrecho de Magallanes. Con Perú accedería a concederle la libre navegación del río Amazonas. Ante Bolivia invocaría el riesgo de la reconstrucción virreinal del Río de la Plata o el intento argentino de recuperar Tarija. Sobre la gestión de Ponte Ribeiro, escribía Andrés Lamas a Herrera y Obes: “Hará todo: concesiones de navegación, arreglos de cuestiones territoriales, etc., para atraer a las Repúblicas del Pacífico y. en especial, para sacar a Bolivia de la sumisión a Rosas”30. El enviado brasileño no obtuvo respuestas contundentes, pero consiguió la neutralidad de Chile y Perú. En cambio, nada logró de Bolivia, sino que, por el contrario, al poco tiempo su presidente, Manuel Isidoro Belzú, despachó un enviado a Buenos Aires con el propósito de fortalecer las relaciones con la Confederación Argentina 31.

Rosas necesitaba salir del paso en el problema suscitado por bloqueo anglo-francés. Sólo restaba la ratificación del tratado Arana Le Predour (1850), con el cual se resolvía la cuestión oriental y otros vinculados. Esta solución permitiría a Rosas afrontar y concluir las discrepancias existentes con Brasil. Esa es la razón por la cual el diplomático inglés en Río informaba muy certeramente a Londres: “Rosas no puede ir a la guerra mientras no esté seguro de la ratificación del tratado del almirante Le Predour; si lo hiciera se vería expuesto a un ataque del Paraguay en el flanco izquierdo, de Montevideo en el derecho y del Brasil en el centro” 32. La ratificación del citado tratado revestía una importancia capital para todos los que se enfrentaban en este conflicto: para Rosas, para el Brasil y también para el gobierno de Montevideo. Estos dos últimos gobiernos realizaban todas las gestiones a su alcance para impedir que Francia ratificara el convenio Arana-Le Predour. El diplomático español en Montevideo señalaba a su gobierno que Pacheco, Obes y Ellauri trabajan con aquella intención obstaculizadora y habían gastado en París 1.250.000 francos 33. Para que Brasil pudiese completar y cerrar con eficacia ese asedio diplomático a la Confederación era necesario que Francia se negase a ratificar el tratado.