La coalición internacional que derrocó a Rosas
El tratado entre Urquiza y el Imperio
 
 
Contenido y significado

El pacto que acababa de acordarse fue firmado el 29 de mayo de 1851. Estipulaba una alianza ofensiva y defensiva, cuyos firmantes —llamados “los aliados”— se obligaban a mantener la independencia y pacificar el territorio oriental obligando a salir al general Manuel Oribe y a las fuerzas argentinas que lo secundaban (art. 1°). Pero el objetivo principal era combatir a la Confederación Argentina, pues en el artículo 15 se decía: “Si por causa de esta misma alianza el gobierno de Buenos Aires declarase la guerra a los aliados, individual o colectivamente, la alianza actual se tornará en alianza común contra dicho gobierno”. Aunque este acuerdo sostenía la integridad y soberanía de los territorios, aclaraba que era sin perjuicio “de los derechos adquiridos” (art. 17), fórmula que le permitía a Brasil mantener la posesión de las Misiones Orientales. El Imperio también garantizaba en su beneficio la navegación del río Paraná (art. 18). Pero en el artículo 2 se impuso a Urquiza realizar un “acto público y consumado que importe indudable y decidido rompimiento de relaciones políticas con el gobernador de Buenos Aires”. Esa misma condición se aplicó a Corrientes para que pudiese ser incluida en la alianza (art. 3). Frente al contenido de estos últimos artículos, el emperador manifestó sus reservas para ratificar el pacto. Deseaba que esas cláusulas fuesen suprimidas porque expresan “que Urquiza obró por instigación nuestra —trasmitía Soares de Souza a Silva Pontes— y que su declaración fue una condición que le impusimos. Aunque sea así, que no aparezca en el convenio (...). Hecho el edificio se tiran los andamios”.

Firmó este convenio Cuyas y Sampere en el carácter de “Enviado Extraordinario y Ministro Plenipotenciario del Estado Libre de Entre Ríos”. Urquiza, quien veintiocho días antes se había pronunciado contra Rosas, ratificó el convenio dos veces: con los artículos 2 y 3, y después sin ellos porque el emperador había dispuesto que se suprimieran. También lo hizo el titular del Imperio 37. El pronunciamiento de Urquiza del 1 de mayo de 1851 significaba no sólo aceptar la renuncia ofrecida por Rosas, sino también que la provincia de Entre Ríos retomaba el “ejercicio de las facultades inherentes a su territorial soberanía” y “quedaba (...) en aptitud de entenderse con los demás gobiernos del mundo”. Tal decisión implicaba separarse de la Confederación Argentina.

Como Urquiza era uno de los hombres más conocedores de los negocios públicos de la Confederación y de las provincias, era difícil conciliar sus declaraciones y propósitos “con el hecho deprimente —como dice Saldías— de que el Imperio concurriese a realizarlos [eso propósitos] con sus armas, en circunstancias en que la Confederación se preparaba a desagraviar hasta con sus armas las ofensas que el Imperio le había inferido” 38. Las implicancias nacionales e internacionales de la actitud de Urquiza están correctamente planteadas en el mensaje dirigido a la Legislatura de Mendoza por su gobernador Alejo Mallea 39. Como se consideraba que Urquiza había perdido la razón, se le aplicaron los más duros calificativos en los documentos oficiales, tanto de Buenos Aires como del interior de la Confederación.

Rosas tuvo conocimiento de este tratado y cuando había transcurrido un mes desde que Urquiza penetrara en la Banda Oriental, declaró la guerra al Brasil (18 de agosto de 1851). Esta declaración fue comunicada a Gran Bretaña porque en su condición de potencia mediadora del tratado de 1828, debía tener conocimiento con seis meses de anticipación del comienzo de hostilidades entre Argentina y el Imperio. Pero desde unos meses atrás los barcos brasileños circulaban por el río Paraná y ya se habían intercambiado cañonazos con las baterías argentinas de tierra. Esas circunstancias y la provocación del ejército comandado por el barón de Caxias, fueron invocados por el gobierno argentino como motivos para la declaración de guerra 40.

Paraguay había sido invitado a integrar la alianza del 29 de mayo firmada con Urquiza, pero López puso como condición el reconocimiento de la independencia de su país y la seguridad de que en forma efectiva se respetaría la del Uruguay. El presidente paraguayo envió a José Berges como representante ante el gobierno del Uruguay para negociar esas exigencias. Cuando Berges llegó a su destino, el tratado ya había sido sustituido por el del 21 de noviembre, al cual nos referiremos en seguida.

En síntesis: Brasil había logrado formalizar alianzas con todos los gobiernos que rodeaban a la Argentina, excepto Bolivia 41. Se aseguró pues, la cadena para atenacear a la Confederación. El diplomático francés Devoize, acreditado en Montevideo, pensaba que Rosas no podía llevar a cabo una ofensiva contra esta liga que era apoyada con los recursos del Brasil 42. En fin, la contratación de tropas extranjeras, la compra de modernos equipos y armamentos militar y naval, así como el asedio diplomático contra Rosas, fueron los elementos que utilizó el Imperio para hacer frente a la guerra que había preparado para estrangular a la Confederación 43.