Cartas confidenciales de Sarmiento a Manuel R. García /1866-1872
Cartas de Sarmiento de 1869
 
 
Buenos Aires, enero 12 de 1869.


Señor don Manuel R. García.


Mi estimado amigo: Supóngolo en los Estados Unidos; pero en todo caso ésta es dirigida allá, que por su asunto sólo en los Estados Unidos tendrá objeto.

Hemos terminado la guerra del Paraguay, con gloria, de que nuestros soldados han participado ampliamente; pues a ellos cupo la de tomar a la bayoneta el campo atrincherado de López. Pero nonos basta triunfar en el campo de batalla, cosa que pueden lograr las peores causas. Necesitamos triunfar moralmente en Europa y Estados Unidos y esa batalla habrá de darla nuestro cuerpo diplomático. López, usted sabe, contaba con las simpatías de ambas Américas y el pueblo paraguayo con las del mundo. Ahora necesitamos perseguir esas simpatías, y para ello nos sobran los documentos auténticos, encontrados en el archivo y correspondencia de López, las declaraciones de sus jefes prisioneros, las de los poquísimos argentinos que han escapado, los hechos en fin que están a la vista de todos.

Ponga fe en los documentos que transcriben los diarios aquí como encontrados en el cuartel general de López. Son auténticos. Mando levantar una sumaria información a los prisioneros, y luego quedarán probados judicialmente estos hechos.

Que de medio millón de habitantes que tenía el Paraguay no quedan cien mil.

Que han perecido en la guerra 150.000 hombres, hasta la edad de diez años que tenían los últimos reclutas hechos y muertos en los últimos combates.

Que de 300 prisioneros argentinos no quedan siete, fusilados o muertos de hambre. Que ha fusilado López a la mayor parte de las gentes acomodadas para confiscarles sus bienes.

A los comerciantes extranjeros y argentinos, bolivianos, apoderándose de sus efectos y bienes. Dos de sus ministros, entre ellos Bergés que estuvo en los Estados Unidos. Dos de sus generales.

Uno de sus hermanos, Benigno, por envidia y odio.

Las mujeres de los jefes que no pudo haber a las manos.

La madre y la mujer del coronel Martínez, que capituló después de Humaitá.

El obispo y dos clérigos.

Millares que no tienen nombre, sino en el decreto en media cuartilla de papel en que está contenido el proceso, la orden de ejecución y el cumplido.

¡Mientras tanto Mac Mahon presentó sus credenciales, se dio por satisfecho a media palabra, presenció desde el campo de López el combate del 21, se hizo cargo de los hijos de López, para llevarlos a una aldea del interior que López designa como su futura capital porque a ella ha estado dirigiendo los horribles arreos de mujeres que verá en sus decretos para conducir 900 con 30 hombres bien armados, y dedicarlas a sembrar porotos para que vivan!!! últimamente para completar la obra, Madame Lynch nombra a Mac Mahon albacea del testamento en que la deja heredera López de sus bienes, que son todo lo que sus ojos han visto en el Paraguay; y ya se imagina usted las complicaciones que pueden surgir si los Estados Unidos entran a gestionar por los bienes del horrible tirano, con la moralidad de Washburn, Webt y Bliss que vendían a López y a los Estados Unidos.

Mac Mahon es el único representante de una nación civilizada que se halle en el Paraguay; y es de temer que sus informes, participen de los sentimientos que él quiera abrigar en esta coyuntura. Es preciso por tanto que usted esté a la mira, o al menos trate de corregir la opinión de los hombres que gobiernan. Ya me imagino cuán apurado ha de encontrarse para explicar la sumisión, la abnegación, el fanatismo del paraguayo para defender a aquel monstruo. Yo mismo no he podido convencer a nadie de la existencia de hechos que chocan a la razón cristiana europea. En los papeles y procedimientos de López, se encuentran sin embargo algunas luces. Desde 1866 por cada desertor se administran 25 palos a los dos soldados que en la formación estaban a sus costados, 40 al cabo, 50 al sargento, y el oficial preso a disposición de López. Si ha habido 2000 desertores en tres años de guerra, se han azotado a diez mil inocentes de aquel delito tan individual. De ahí la vigilancia, y espionaje recíproco. El otro secreto era la responsabilidad de la mujer, la madre, las hermanas. El hecho de abandonarlas a la brutalidad del soldado era más común que lo que la decencia permite. En fin todos los horrores de los tiempos más bárbaros, han sido reproducidos por este famoso conquistador que se había propuesto poner en Montevideo y Buenos Aires las águilas imperiales pues que imperio nada menos era, según lo declaran sus generales lo que intentaban fundar, con el auxilio al principio de los Estados Unidos.

Guárdese ésta para sí; y mientras puedo mandarle documentos o pruebas más auténticas quedo su afectísimo amigo.


D. F. Sarmiento.



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Buenos Aires, enero 14 de 1869.


Señor don Manuel R. García.


Le escribo ésta, por si aún alcanzo a remitirla a Montevideo a fin de comunicarle ocurrencias posteriores a las que dije en mi última.

Ayer estuvo a verme el ministro norteamericano, que a título de amistad contraída a bordo, me visita con frecuencia. Mientras estuve enfermo pasó el almirante Davies que deseaba que el gobierno fuese a visitar su buque. Volverá de Río Janeiro en dos semanas y entonces tendrá lugar la visita.

El ministro de Relaciones exteriores le había mostrado varios de los horribles documentos de las matanzas de López y espantádolo. Me dijo que ninguna nación civilizada le daría asilo. Esta es la opinión del ministro francés también. Comunicóme que habían escrito a Mac Mahon que se viniese y que creía que lo haría. Que los Estados Unidos reconocerían un nuevo gobierno paraguayo que fuese simpático a los aliados. Observéle que tenía motivos de creer que López pensaba crear un gobierno en la supuesta capital que había decretado al otro lado de las cordilleras; y que el gobierno argentino no aceptaría jamás tal gobierno; y que como Mac Mahon estaba acreditado cerca de López podría esto traer complicaciones desagradables. Insinuóme la posibilidad de que la escuadra americana fuese reforzada en el Río de la Plata, para proveer a las futuras eventualidades; pero que la política americana sería siempre favorable a los estados del Río de la Plata. Contestóle que para nosotros no nos inspiraba temor alguno, puesto que ninguna pretensión abrigábamos: que nuestro único interés es abrir la navegación de los ríos, y hacer entrar la emigración hasta el Paraguay para restablecer la industria y mezclar la raza guaraní, incapaz de resistir a sus tiranos; que nuestra política con el Brasil sería siempre leal y franca; pero sin consentirle ninguna absorción de territorio, ni menos una política dominante en el Río de la Plata. Que en este sentido la escuadra norteamericana podría ser nuestra escuadra. Nada más necesario para nuestra política, que tiene que sostener la dignidad de tres repúblicas, sin recursos ni población suficiente para tener a raya las pretensiones de un poderoso imperio, con la manía tradicional de extender su territorio. Pero de ahí a ser subordinados a las exorbitancias y aún excentricidades de los agentes americanos hay diferencia.

Su afectísimo.


Sarmiento.



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Buenos Aires, febrero 12 de 1869.


Señor don Manuel B. García.


Mi estimado amigo: Impaciente estoy por saber si está recibido ministro en los Estados Unidos.

Nuestra situación interna ha mejorado. Varela desapareció a la sola presencia de un piquete de tropa que mandé á Salta con un jefe.

La guerra del Paraguay ha asumido una posición sui generis como todos los hechos que se relacionan con aquel bárbaro gobierno. El ejército brasilero o su jefe, descuidó perseguir al enemigo después de la victoria al parecer tan concluyente. López después de haber fusilado amigos, parientes y extranjeros de todas naciones, arreó las familias, de la Asunción y vecindades, y sacando de Cerro León dos o tres mil heridos de los hospitales se internó en la sierra, donde permanece.

Lo más notable de este asunto es que Mac Mahon lo ha seguido en su derrota, y reside a su lado, único agente de naciones extranjeras, aunque no haya un solo norteamericano en el Paraguay. La legación americana aquí pretende no tener conocimiento ninguno de su paradero en dos meses, y ha solicitado y obtenido de nuestro ejército un parlamentario y escolta para hacerle llevar correspondencias y saber si está en libertad de obrar. Hecho tan fuera de los usos comunes nos tiene en grande perplejidad, pues ignoramos si obra por razón propia o instrucciones de su gobierno.

¿Cuál sería el propósito de mantenerse al lado del horrible tirano?

El gobierno del Brasil ha acreditado ante los otros aliados a Paranhos, su ministro de estado, para impulsarnos a activar las operaciones de la guerra, y propender a establecer un gobierno, con quien ajustar los pactos a que se refiere el tratado de alianza para su confirmación por parte del Paraguay. Nosotros proponíamos la creación de un gobierno provisorio, en virtud de ser un hecho notorio que en la Asunción no hay familias paraguayas, sino son los oficiales y jefes paraguayos en el ejército y los prisioneros de guerra no pudiendo por tanto formar con estos elementos gobierno que obligue al Paraguay y satisfaga a la conciencia pública. Nosotros usando del derecho de la guerra, mientras ella continúa, y para propender a reconquistar las familias y aumentar la materia paraguaya que debe servir de base a la formación de un gobierno.

Es posible que López nombre en su aldea capital improvisada un nuevo gobierno, y que Mac Mahon lo reconozca, contra el que nombrarán los paraguayos que se ven libres de su tiranía. El gobierno de Juárez reconoció a todos los ministros que habían reconocido a Maximiliano, y los Estados Unidos fueron los primeros en acreditar ministros cerca del nuevo gobierno. Sondee usted el terreno sobre este punto delicado, y deje traslucir la posibilidad de que Mac Mahon sino reconoce el nuevo gobierno no sea reconocido por éste, a causa de ser curador y albacea de los hijos de López. Como el pretexto y el motivo del odio a la alianza viene de sus prevenciones contra el Brasil haga usted comprender que los intereses argentinos una vez llenados y concluidos los objetos de la alianza no son los del Brasil, y que por el contrario entonces necesitaríamos del apoyo o al menos de las simpatías republicanas de los Estados Unidos, para poner coto si necesario fuere a los avances del Brasil; pero que este apoyo lo necesitamos, franco, sincero, leal y no en nombre y en favor del bandido López, lo que nos pondría, en hostilidad con los que aun pretendiesen salvar a este único obstáculo a la pacificación de estos países.

Proponemos un gobierno provisorio, que ejerza la autoridad civil y reorganice la sociedad destruida, establezca policía, juzgados, aduanas, etc., hasta que ocupada por mayor extensión de país, vencido acaso por López, pueda constituirse un gobierno con quien tratar. Nuestro sistema se apoya en la práctica en estos casos, la de los Estados Unidos en el sur, la nuestra cuando entramos en Buenos Aires en 1852, etc. El representante del Brasil oponía la de los aliados en 1814, para hacer cumplir los tratados de la alianza. A esto se replicó que la Francia estaba ahí, en París, en todas partes, muda, si se quiere, pero presente; mientras que nosotros teníamos un pedazo de tierra sin un hombre ni una familia. Que además con los aliados venía el rey; y el rey según el derecho divino o dinástico que después otorgó una carta a la Francia, era la Francia misma para dar validez a las estipulaciones. Después de un debate de seis horas no pudimos arribar a nada, quedando por tanto sin resolverse la cuestión de establecer o no gobierno provisorio ni definitivo. Yo no quiero cargar con la responsabilidad de acto como dar por constituido un gobierno con sólo los pocos elementos que tenemos en nuestro poder.

Ahora es de suma importancia saber cuál es la política de los Estados Unidos a este respecto ¿Mac Mahon obra según instrucciones? ¿Cómo presenta él los hechos? ¿Cómo nos pinta ante su gobierno? Sus ministros aquí afectan una hostilidad de principios contra el imperio; cuyo engrandecimiento estorbaran; pero tras esta hipótesis no hay violencia, ni descomedimiento (en que no son parcos) que no quieran hacer pasar. Necesitamos ponernos a cubierto contra esta influencia personal de ministros, sabiendo cual es la del gobierno. Añada usted que estos puritanos contra imperios, si Mac Mahon está voluntariamente al lado de López, no se arredrarían ante un gobierno republicano en el nombre, de por vida, que mata a todos los prisioneros, arrastra como rebaños las poblaciones, hace perecer a todos los varones después de haber fusilado a cuanto hombre notable le servía. Todo esto y más no obstan a que su ministro viva a su lado, en su campamento, lo cuide sus hijos, y sea acaso el obstáculo para que terminemos la guerra bien.

Infórmeme a la brevedad y con la extensión posible sobre todos estos puntos, mientras se van desenvolviendo los sucesos y avanzamos las operaciones de la guerra que nos pondrá por lo menos en la posesión material del país. Su afectísimo.


D. F. Sarmiento.


Después de escrito lo que precede he recibido avisos de alguna importancia, tales como el rumor que se corre de que los hijos de López están a bordo de un buque norteamericano. Puede esto ser anticipado; pero lo que parece fuera de duda es que el espíritu de las legaciones americanas es favorable a López, a quien prestarán toda clase de protección lícita o ilícita, abusando los agentes del nombre y poder de los Estados Unidos. Washburn está ya interesado en contra de López; y como uno de sus hermanos tendrá a lo que dicen, influencia en la política del general Grant, no sería desacertado conocer cuáles son sus simpatías, y tratar de excitarlas en nuestro favor. Tenga a Mrs. Mann al corriente de lo que convenga hacerle conocer por la influencia que ella tiene sobre algunas publicaciones. Mi temor es que Mac Mahon trajo ciertas instrucciones a efecto de anteriores vistas dadas por Wasbburn, y que puede explotarlas ahora, que las circunstancias han cambiado, en favor de López, mediante poderosas seducciones que aquel desesperado puede poner en ejercicio.

No sé si puedo mandarle por este vapor escasos fondos para que publique los documentos que muestran la tiranía de López; pero en todo caso lo autorizo para gastar lo indispensable si el caso llega.

Hay una Miss Gorman que quiere venir al Río de la Plata como maestra. Si quiere que le paguen pasaje hasta quinientos pesos, y puede usted darlos prevéngala a Mrs. Mann, a quien no escribo sobre esto, dejando a usted el encargo de hacer lo que sea posible.

Mitre puede ayudarle mucho en la prensa, y lo mismo Davison, para excitar la reacción contra el malvado. No le he contado a usted una tentativa, o más bien una celada que quisieron tenderme los agentes americanos para romper la alianza, declarando en nombre de la República Argentina sólo que estaban removidos los obstáculos al libre paso de Mac Mahon. Contestó que los aliados habíamos removido dichos obstáculos, y costó mucho trabajo contener los furores que despertó este acto, y que expresaba una nota que no me mandaron al fin. El objeto era insultar a la escuadra brasilera, pasando sin pedirle venia; y salvar según creían los respetos a mi gobierno, que decían tenía instrucciones de guardar en todo caso.

Quedo esperando sus cartas y detalles de lo que por allá ocurre. Su afectísimo amigo.



D. F. Sarmiento.


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Buenos Aires, mayo 8 de 1869.


Excelentísimo señor don Manuel García.


Mi estimado amigo: El dador de ésta, don Ramón Roa, es un conocido de su secretario, y un amigo mío que me acompañó con el ánimo de fundar una librería. Hecho esto, los esfuerzos que la isla de Cuba hace por libertarse, han excitado el patriotismo y héchole posponer toda otra consideración.

Vuelve, pues, a Nueva York, y se lo recomiendo como una persona simpática que puede darle detalles curiosos sobre lo que por aquí pasa.

Deseando que usted goce de tranquilidad y salud con su señora y familia, tengo el gusto do subscribirme.

Su afectísimo amigo.


D. F. Sarmiento.



Roa lleva un cordón y un Chlamyphorus para el reverendo Eratus Otis Haven, presidente de la Universidad de Michigan. Como el último es un objeto precioso, mándolo con cuidado, escríbale una carta, y pida recibo.

Vale.



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Buenos Aires, octubre 12 de 1869.


Señor don Manuel García.


Mi estimado amigo: Le escribo a usted en medio de una gran tempestad, que acaso cause grandes estragos en el río. Son las 12 de la noche del 11. Mañana sabremos algo. Si ocurriesen desgracias, ellas serán una oportuna ilustración de la miseria de nuestras cosas.

Hoy se abandonó en el Senado todo pensamiento de construir un puerto en Buenos Aires, por la formidable resistencia suscitada contra el contrato Madero, a fin de hacer capital político contra el gobierno. Contaréle algunos detalles. Hace seis o más años que Madero propone un cierto proyecto de canalización, dársenas y almacenes por valor de seis millones, en cambio de ventajas pecuniarias obtenidas por impuestos en la descarga, etc.

Los primeros ingenieros de Inglaterra vinieron a trazar los planos. El comodoro Davies los aprobó magníficamente. El gobierno celebró el contrato y la Cámara de diputados (un porteño miembro informante) lo aprobó casi por unanimidad. Castro, gobernador, que tenía un antiguo proyecto de muelle, pretendió derecho provincial a ejecutarlo. Mitre halló en esto terreno para oposición. El debate fue luminoso con los autores americanos, y nada quedó por responder. Castro se presentó como empresario, como gobernador y legislatura. Mitre se lanzó en la declamación; pero furiosa, demagoga, revolucionaria. últimamente, hace tres días, volvió a la carga y abandonando el terreno del derecho, a designio por haberlo así manifestado, principió un discurso insultando a Vélez. La sesión se levantó sin réplica, y hoy desistiendo Madero de la empresa, concluyó el asunto sin debate. No tendremos puerto, voilà tout.

No quiero entrar en detalles. Jamás estuvo el país más dispuesto a la paz y a todos los trabajos útiles; jamás hubo mayor empeño en llevarlo por los cabellos a la anarquía. Mitre y el redactor de La Nación bastan para conseguirlo, auxiliados por esta ciudad inerme, gobernada por quien quiere y como quiera, según resulta de elecciones que lo más decente que tienen es que nadie concurre a ellas, ni para cohonestar la abyección general. Hace un año que no se pueden nombrar tres diputados, porque no quiere nadie elegirlos. Y mientras tanto, Castro o Mitre con tal base ponen a raya al Congreso, y hacen dudar de que haya una nación ni hoy ni en adelante. No le muestre esto a su secretario, que me deja traslucir en sus cartas que comprende demasiado la verdad. Asómbrese si le dicen o escriben que su pobre padre se ha presentado tres veces ebrio en el Senado, siendo ésta la mayor disculpa de su conducta. Esperemos a otro año, y veremos desenvolverse los gérmenes echados.

La campaña del Congreso ha concluido de la manera más singular. Todos, todos los proyectos del gobierno, excepto el puerto, han pasado a ser leyes: el presupuesto sin modificaciones, y se cierra dejándonos firmes más que nunca, y en todas las cuestiones establecido que todos y cada uno de los ministros, sin excluir a Gainza, son más instruidos que los que pretendieron hacerles la oposición. Teniendo ésta que invocar principios, prácticas leyes, ha tenido al fin que abandonar el terreno, apelando al porteñismo, a los desmanes de la barra, a la declamación y a la injuria. El efecto moral debía ser inmenso; pero aquí fallan las reglas. Los gobernadores eligen; y Castro elegirá a quien le dé la gana. De las provincias creemos estar seguros de que vendrán diputados adictos, pero esto no responderá a ningún fin práctico, pues con un Congreso que principió hostil, y ha concluido sin plan ni espíritu, hemos triunfado en todas las cuestiones, y no hemos asegurado alejar las dificultades creadas por el regalado gusto de hacer daño.

¡L’ enfant terrible!, he aquí el secreto.

Debe escribirle el ministro de Instrucción pública sobre la Exposición, y espero que usted le ayude en todo lo que le encarga. Todavía en esto sentimos contrariedades. A un inglés le ocurrió intentar una Exposición en Buenos Aires por suscripción, para hacerse dar los medios de ir a Europa. L 'enfant terrible halló excelente la broma para contrariar el inocente propósito de la de Córdoba; y aunque es hasta hoy una broma lo de la suscripción y lo demás le siguen como todo lo que tenga visos de hacer daño. Prevéngole esto para que ponga usted en ejercicio sus medios de fijar las ideas sobre el local de la Exposición, que es Córdoba, animando a los expositores y desempeñando la comisión que le encarga el ministro sobre el edificio de madera, con las modificaciones que la conveniencia práctica le aconsejan.

Entre los proyectos presentados al Senado fuélo a última .hora el de subir el sueldo de los secretarios de legación a 300 pesos, y el de oficiales a 200 pesos. Creo que los suyos quedarán contentos, aunque no lo quede usted por su parte de no tocar por ahora la delicada cuestión de aumento para más altas categorías.

También pasó el observatorio astronómico, por honor del país, no obstante muy acentuadas resistencias. Le escribo a Mrs. Mann para comunicárselo a Gould a fin de que se ponga en movimiento.

Las maestras que vinieron tienen ya colocación, y espero que ya estará en camino la Gorman, a quien mandaré a San Juan, con buena renta; pues me he hecho dotar de amplios medios. Creo que haremos algo en este terreno.

El censo se levantó con grande éxito en todas las provincias; y aquí con algunas dificultades causadas por un malhadado sorteo de guardia nacional. Sabremos, pues, luego cuántos bípedos somos, y el estado intelectual podremos inferirlo de los datos que se recojan.

La guerra del Paraguay continúa con todos sus gastos, aunque esté reducida a perseguir a López en los bosques más allá de San Javier, adonde sigue de derrota en derrota con mil o dos mil animales que le obedecen y mueren de miedo. ¡Qué horribles cosas son estas de América! El conde d' Eu no quiere, acaso por ser general de un grande ejército, disminuir las fuerzas, de manera que sostenemos uno de 37.000 hombres para perseguir los dos mil o tres mil. El resultado es que se suspenden las operaciones, porque los víveres y forrajes no pueden bastar a tan enormes masas ni llegar rápidamente a tan grandes distancias.

Las lanas han mejorado un poquito, y esperan algunos que la legislación proteccionista se cambie en los Estados Unidos para darles el valor que no tienen en España. Usted sabrá lo que haya a este respecto.

Con mejores propósitos de avanzar en este camino, en que tantos tábanos y mosquitos lo hacen desagradable, tengo el gusto de subscribirme su afectísimo amigo.



D. F. Sarmiento.



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Buenos Aires, septiembre 7 de 1869.


Excelentísimo señor ministro don Manuel García

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Mi estimado amigo: En mala hora le encargué a un doctor comprarme bancos de escuelas, para que me saliese con posiciones e interrogatorios, si supiera lo que en ello se contiene, si hubiera leído Mis escuelas siquiera, sabría lo que no debe ignorar y es que hay fábricas de bancas y bancos, y sus tamaños son reglados por el número de bancas según la escuela.

Hace dos años esas mismas bancas para San Juan, fueron encargadas a Davison y por otra duda semejante volvieron en consulta.

Vaya, pues, a la fábrica designada en las escuelas de los Estados Unidos, 014 Bond St., New-York, J. W. Scherrmerhorn y Ca, y compre:

Combined desk and seitees.

100 n° 19 for two intermediate.

50 n° 16 for Grammar school.

29 n° 54 stagg patent desk.

Relojes de escuela, pizarras, etc. Luego pregunte de una composición negra para hacer pizarra en la pared y mande igualmente para cien yardas de largo.

Espero que la Gorman se haya venido, aunque no llegó en el paquete de julio en que la anunciaba Mrs. Mann.

Lo mejor que haría sería encargar a algún conocedor que haga la compra, según le parezca mejor, teniendo presente que las bancas son para una escuela superior que admite quinientos niños.

Creo tener en poder de Davison a más del dinero que se mandó para esto, otras sumas y la que deberá entregarle Appleton, de los cajones asegurados de Las Escuelas y que naufragaron. Indico esto para que ni la Gorman ni nada se detenga por faltar fondos. Luego se librarán otros.

Otro encargo, y ese muy grato para usted, como amigo de Vélez y abogado, le haré pronto.

Está para sancionarse el Código civil y quiero imprimirlo form and sheeplaw, como los libros de leyes de por allá. Hace exactamente un libro de 1100 páginas, como el de Cushing sobre las legislaturas. Mándeme cuatro o seis de éste.

Es preciso ver a los Appleton, pero como son muy tiranos, vea también a Houghton, River Side Mass., que ha impreso muy bien español. La corrección ha de ser fácil, como que es reimpresión, y está bien corregido el original. Tratará por dos mil ejemplares estereotipados; quedando a mis órdenes el estereotipo. Puede ser que mande otros libros a imprimir.

Ya habrá usted visto las discusiones del Congreso, y la formidable oposición. Pues bien: hemos hecho las cosas como queríamos, aún en los casos en que podría decirse que no todo estaba en las formas. Ha sancionado el Congreso cuanta ley le hemos propuesto; ¡y el presupuesto de catorce millones pasó en la Cámara sin enmienda en veinticuatro horas! Ate usted cabos y compadezca a estos pobres pueblos. Le mando ejemplares de mi veto a la necia ley de intervenciones, que ha puesto silencio a la grita, dejando a Quintana manso como una oveja; y aunque persistiera la tropa de necios que lo siguen, la opinión está formada, y no hay que hablar de ello. Los furibundos del Senado, Oroño, Aráoz, Zavalía, a quienes azuza Mitre, se han quedado con mil proyectos de censura, y Mitre ha votado ya en contra del Senado él solo una vez, y otra con tres más.

Le mandaré también la carta a Taboada. Esta fue una colegialada que ha traído por resultado meterlos en un zapato y hacerlos disculpar su petulancia. Aquí dejó a todos en una situación singular. Nadie se atrevía a negar ni la justicia de esta ejecución, ni la verdad de los cargos; pero todos temían por las consecuencias. Tengo por fortuna al norte, que los vigile, y ya se guardarán de provocarme.

No es de ahí donde vendrá algo. Aquí en Buenos Aires puedo encontrar dificultades. Es gobernador Emilio Castro, y pretende ser poder concurrente con el ejecutivo nacional; y para establecer su doctrina ha mandado a la campaña listas para diputados al Congreso, de Gutiérrez y García (de La Nación), Elizalde, Costa, etc., todos mis detractores y enemigos. Se trata de hacer un magnífico puerto, y la legislatura de Buenos Aires se opone ofreciéndose ella de empresario. Mitre apoyará todas estas compadradas.

En fin, el Congreso acabará este mes de fastidiar; y habré terminado el más vasto plan de mejoras que se haya emprendido hasta ahora. La verdad es que he establecido la autoridad del gobierno, que se creía iba a vivir por merced y gracia de cada tonto. Hay rentas y un crédito que asombra. El tesoro es caja de ahorros. Las provincias contentas y algunas entusiastas.

El año entrante tendrá sus luchas y dificultades. El ejército se retirará del Paraguay y ya tengo los millones de fuertes para pagar lo atrasado.

Creo que la renovación del Congreso traerá una mayoría definida, en cuanto a oponerse a una oposición cínica e interesada como la de hoy, que está moral y científicamente vencida; porque ese ha sido el resultado de las disensiones : mostrarles que no sabían nada.

Ya sabrá usted mucho de la conducta de Mac Mahon. Mr. Rirk se ha visto forzado a levantar un sumario de las declaraciones dadas por prisioneros ingleses, ingenieros y hombres todos capaces de juzgar. El menor cargo que por ellas resulta contra él es que él indujo a López después do la Angostura, a fortificarse y resistir; que ha vivido comiendo en la mesa de López, sin tener en Pirebebuy otra relación que la de Lynch, ni ver otra cosa que lo que en la intimidad de López y con sus ojos podía ver.

La guerra está concluida, aunque aquel bruto tiene aún 20 piezas de artillería y 2000 perros, que habrán de morir bajo las patas de nuestros caballos. Ni a compasión mueve aquel pueblo rebaño de lobos. Solo que la mayor parte son niños de diez a doce años armados de lanza a su talla, para formar línea. ¿Se imagina los horrores de estos combates, en que soldados brasileños y argentinos, en el calor de la refriega, caen sobre estas filas de chicuelos?

Hecho que carece de ejemplo. Habrá hoy un hombre adulto vivo por cien mujeres. ¡Y qué mujeres! En fin saldremos de eso. Y après…?

Me reía leyendo su carta de tres vapores hace, en que encontrando el original de mi nota sobre pacificación del Río de la Plata, me pregunta si aún como presidente pienso como pensaba el ministro plenipotenciario. ¡Usted comprende que tengo miedo a la policía les mouchards como le bon Dieu de Béranger! Paranhos le decía a Pérez que veía las afinidades de estos pueblos, y que si no fuera brasileño buscaría o dejaría hallar medios de unión. Lo más gracioso es que me han substraído aquí el escrito, sin duda como un cargo que me guardan, o una revelación para perderme. ¡Qué tontos! Espero, pues, que el tiempo y los sucesos hablen.

Siempre creo que el Río de la Plata y nuestra raza piden unión; ¡pero éstos de enfrente deben tanto y aquéllos ríos arriba tienen tanta sífilis! Usted puede ir explorando el terreno o preparándolo, porque con los Estados Unidos hemos de contener al imperio en sus avances. Hay partidos en el Brasil, el liberal, que creen en la libertad Argentina, la aman y la acatan. Nuestra posición se hace expectable y nuestro crédito aumenta.

¿Se fijó en el artículo del Spectator? A mí me hizo una profunda impresión, precisamente porque el autor comprendía mi situación y había calado mi espíritu, restableciendo el texto verdadero, por las indicaciones, y llenando los vacíos que dejaban las reticencias.

Nos llegan hoy, 11 de septiembre, buenas noticias de Europa. Las lanas a mejor precio; nuestros fondos subiendo y mucho movimiento y especulación sobre ellos; las acciones del Central a 18 por 20; y las del Sur a 22 por 20 libras la acción. Nos han mandado carne preparada. La apariencia es como muerta ayer; pero tiene un gustillo y sabor desagradable. El inventor está seguro del éxito. De Montevideo han partido para Europa cien toneladas de carne por otro sistema, lo que muestra que estamos en vísperas de dar con el busilis. En cambio, ya se echó al agua en Inglaterra el primer vapor do 1500 toneladas construido para transportar ganado en pie, y vendrá luego. Llegará y, ¡oh, vergüenza!, no encontrará ganado en estado de transporte, porque es arisco, flaco y pobre de carne; sus gauchos paisanos, no son sanjuaninos donde están actualmente engordando cien mil cabezas (bueyes) que van a Chile.

Si esta compañía medra subdividiré la tierra.

Hoy les ha dado Vélez una tunda en el Senado sobre el puerto, y la oposición de Emilio Castro. Mitre no ha vuelto ha desplegar los labios después de la de San Juan. Todo el mundo y él más que nadie siente que su posición es miserable, teniendo que hablar en cuestiones de derecho en que nada entiende y habérselas con Vélez sobre dominio eminente, Ulpiano y la Corte suprema de los Estados Unidos. Aún en discursitos de cementerio con motivo de la muerte de Alsina, todos sienten que vale menos que él mismo.

Ahora sobre otras cosas. Mrs. Mann me escribe que hay seis maestras que quieren venir. Hoy se dio el decreto y se mandó negociar una letra de dos mil fuertes para mandarle a Davison para que, con el visto bueno de usted y la orden de Mrs. Mann, reciba cada una 300 pesos para su pasaje, fuera de su sueldo, de lo que hablo a ella. Si dos maestros se presentaren en las mismas condiciones, hágalos entrar también, pues no todas las seis estarán prontas. Supongo que la Gorman estará ya en camino.

Creo poder organizar la provincia de San Juan, en materia de educación, como un condado de Massachusets. Hay mucho andado ya; y sólo me faltan maestros buenos. Súplame, pues, cualquiera falta de dinero, si no tengo bastante con lo mandado, y el que creo tener en casa de Davison.

El Observatorio pasó en la Cámara, y espero que en el Senado y podrá venir Gould. Si le habla uno de la Habana a este respecto, dígale que ya tenía este compromiso de antemano. El código aún no ha sido sancionado; y en el próximo correo espero poder mandárselo, con instrucciones más detalladas. Concluyo por ahora ésta, esperando poder mañana añadir algo nuevo si me ocurre. Escríbame siempre. Lo necesito.

Quedo su afectísimo amigo.


D. F. Sarmiento.



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Buenos Aires, noviembre 12 de 1869.


Señor don Manuel García.


Mi estimado amigo: Veo por sus cartas que se ocupa usted con interés de nuestras pellejerías aquí, reuniendo datos, informes y prácticas que nos sirvan de guía.

La cuestión de San Juan se formuló teóricamente en el proyecto de intervención que también caracteriza usted: cavar el pozo mientras arde la casa. Este proyecto fue suscitado por la triple vanidad de Quintana. Quería brillar y mostrar como los ministros en el Senado habían triunfado porque él no estaba allí. Como no conoce las instituciones americanas ni ninguno de sus maestros favorecía sus planes, aseguró que nuestra Constitución era suiza de origen, y los dejó parados. Puse veto y quedó aplazada esta majadería que tiene el apoyo sin embargo de todos los que siguen las huellas en que va lanzándose Castelar.

Fuimos vencidos en el puerto, de que Mitre se hizo un pedestal para su ambición. Batido en todas las cuestiones, por su falta de instrucción, proclamó las viejas animosidades provinciales, insultó a Vélez, y retrajo a Madero de llevar adelante obra imposible desde que traía aparejados pleitos y conflictos, de que el capital huye. Pasado el calor del debate, Castro me hizo ver para que nos entendiéramos amigablemente. Su pensamiento era encargar a nuevos ingenieros que hagan estudios. Díjele que necesitaba declaración solemne para que constase que todo trabajo que se emprendiera era nacional; y con poca gana convino en que el gobierno nacional diese un decreto mandando hacer los nuevos estudios. Creía que yo le iba a confiar a él esta diligencia, cuando supo que encargaba yo a M. Lesseps, el del istmo de Suez, designarme los ingenieros prácticos en remover arenas y gobernar por los cuernos mares, no que ríos tranquilos. Hade saber usted que desde 1846 conservo relaciones con M. Lesseps y que en París me visitó y mostró sus trabajos. Encargo, pues, a Balcarce entenderse con él a este respecto y cuento con revestirme de la autoridad de tan gran nombre para poner a la orden del día la cuestión puerto el venidero año.

Usted puede ayudarme poderosamente, con algunos trabajos, y lo autorizo a gastar algunos reales en obtener un dictamen, de persona competente sobre la autoridad exclusiva del Congreso para ejecutar esta clase de obras. Es inútil darle a usted detalles e instrucciones, usted sabrá mejor ponerse la cuestión, con todos sus antecedentes históricos y constitucionales.

Importa este trabajo inmensamente. Ya es bandera de elecciones el puerto y los límites — a saber Buenos Aires no admite que el Congreso haga puerto, no fije otros límites que los que se imputa a sí mismo. Como en lo último cada provincia obrará lo mismo, resulta que no habrá generación de estados o provincias, quedando en las catorce actuales comprendida siempre la República. Es un gusto como cualquiera otro; pero lo del puerto pasa de gusto; y entra en los dominios de confederación. Vea, pues, si nos puede mandar un panfleto impreso (traducirlo). Le encomiendo la impresión del código de Vélez en otra carta. Hay un punto delicadísimo que no pude tocar en ella; y que al hacerlo aquí, lo dejo todo al buen juicio de usted. El reproche que con más generalidad se hace a la magna obra de nuestro amigo proviene de faltas de idioma y de estilo. No creo que él sea fuerte en cuestiones gramaticales, aunque ha contestado a mi parecer victoriosamente a algunos cargos. Yo le insinuó con la timidez natural, que podría permitir al corrector de pruebas allá recomendando a Mantilla para eso, que extendiese su expurgación hasta el empleo de proposiciones más propias, en caso de estar mal usada alguna y él consintió, o asintió, sin una declaración positiva.

Me ocurre la idea de que Mantilla o Bachiller declaren positivamente incorrecta una frase, impropia una instrucción — anticastellana, etc. Qué conflicto para usted y para mí. ¿Podría retocarse con la mayor parsimonia cuanto bastara a quitar lo absolutamente chocante'? ¿Podría usted con el conocimiento que tiene del sentido, autorizar modificaciones de fraseología que estuviere seguro en nada lo alteraban? Como ha de estereotiparse el libro todo esto ha de tenerse en cuenta, no habiendo tiempo de consultar previamente. Acaso el estereotipo permita introducir en una segunda edición las correcciones indispensables que el profesional saber de un hablista recomendase desde allá, bajo la autoridad de usted.

Como Mantilla le ha de decir de suyo no más lo que le choque, espero que usted consulte su propio juicio del deber, de la gloria duradera de un amigo, y de su respeto por sus susceptibilidades que no creo grandes en materia de lengua sino de ciencia.

La obrita de Cosson requiere menos miramientos.

Quedo su afectísimo.


Sarmiento.



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Buenos Aires, agosto 11 de 1869.


Señor don Manuel García.


Mi estimado amigo: Le escribo bajo las impresiones desagradables de una situación enojosa por lo tirante, no obstante lo ficticio o lo perverso de los móviles. No le hablaré de nada, pues, sino de política. Ya usted conoce la cuestión San Juan y el brillante debate que la terminó.

Mais chassez le naturel, il reviendra au galop: la teoría francesa contra el Poder ejecutivo. Los lenguaraces de la Cámara se habían quedado sin mojar y pidieron un beneficio. Quintana presentó un proyecto de ley, atando las manos al Poder ejecutivo en el artículo 6º sobre intervenciones, que verá en los diarios y le recomiendo. El ejecutivo presentó con un mensaje la ley de 1795, que dispone lo necesario para el caso. Esto ha sido el momento de prueba. ¡Qué discursos se han pronunciado en la Cámara! Soy el tirano más espantoso que después de Rosas, quiere apoderarse del poder arbitrario. Ellos proponen una ley especial, para cada caso de intervención, esto es el arbitrario erigido en ley; y yo la copia de la ley de 1795 dictada por los autores de la Constitución y que no ha sido alterado en 65 años. ¡Yo soy el arbitrario! Y esto es aplaudido por una inmensa barra. Mitre derrotado, humillado en el Senado, Oroño, aquel santafecino intervenido y depuesto, Alsina, Quintana, la mayoría de la Cámara hacen opinión; y ya que habíamos logrado en el Senado introducir el orden en la barra, un poco como en los Estados Unidos, en la Cámara la desata el mismo presidente para hacerse aplaudir hasta intimidar a los que quieren oponerse a sus declamaciones.

Me tiene, pues, en graves dificultades, y temo que Mitre, Adolfo Alsina se Imán con Quintana como lo están con Oroño y los Taboadas para producir trastornos. ¡Pobres pueblos!

Y sin embargo el país quiere estar en paz; pero es impotente para resistir por sí a las maquinaciones de los que gobiernan. Urquiza está tranquilo y me sostiene; y esto me daña. Tengo la frontera asegurada y a Rivas en Salta y a Arredondo en San Luis, con excelentes fuerzas, El ejército del Paraguay al mando de don Emilio me pertenece. ¿Me pertenecerá siempre? Pero Buenos Aires es un mito, no existe, en política. Los ciudadanos no votan, aterrados por la violencia, desalentados por el fraude, o el juez de paz. Este año se eligió legislatura y gobierno por 500 votos en Buenos Aires y 1500 en Chivilcoy. Nadie se alarma y todos están tranquilos, que gobierne quien quiera. Es pueblo extranjero.

El espíritu público es, pues, la anarquía: el de los gobiernos es la confederación, de soberanos caudillos u otra cosa.

Puse en boga las doctrinas norteamericanas; Story, Pomeroy, etc; pero como ellas me daban la razón, entonces no son buenas y estoy vendiendo la República a los Estados Unidos. Vuelve todo el embrollo.

Si no alcanzo a enviarle el proyecto de Quintana que se discute contra la ley de 1795 que yo propongo en su lugar, tómelo de los diarios que le van, y hágalo traducir al inglés, y como es corto publicarlo en los diarios. Un gran servicio haría usted a estos países, y a mis propósitos, si obtuviese de personas como Pomeroy, Curtís u otros y de los diarios una crítica razonada de los absurdos y de los peligros que encierra el arbitrario de la ley especial para cada caso, ¡y de la responsabilidad impuesta al Ejecutivo cuando obra en receso sin ley general ni especial!

Es preciso que no nos abandonen los amigos de las instituciones federales. ¡Viera usted cómo se venden aquí libros norteamericanos sobre constituciones y leyes!

Los ambiciosos como Mitre han logrado ya un triunfo en continuar la eterna broma de esta política de libertad y tiranía, los libres con los Taboadas y los tiranos, yo restableciendo legislaturas depuestas.

Mientras tanto el país está tranquilo, la guerra al terminarse si hemos de creer a los generales que cuentan con ello. ¿, Qué sucederá trayendo el ejército? ¿Podremos desbandarlo sin peligro? Tengo al general Arredondo al sur de Córdoba con buenas fuerzas, y a Rivas en Tucumán con los tres pueblos liberales del norte que han triunfado en las elecciones. En Córdoba estamos seguros; quedando solos los Taboadas enemigos. Mitre está de acuerdo con ellos y parece que conspiran a merced de las agitaciones ficticias de la barra y de los oradores de las pomposas declamaciones.

Yo sigo mi obra; y creo dejar este año telégrafos, censo, exposición, Código civil, ferrocarril a Córdoba a lo largo del Uruguay ya contratado, y veinte cosas más.

El año ha sido fecundo y aún las discusiones de la Cámara con altura. El efecto del debate de la cuestión San Juan fue inmenso; y hasta ahora está repercutiendo en las provincias.

Las rentas de julio en solo la aduana de Buenos .Aires han pasado un millón de fuertes; y el crédito es inmenso aquí y fuera. Trabajo por sostenerlo y él nos dará los medios de atravesar la situación que es en efecto difícil. Las lanas nos matan y habrá crisis. He mandado hacer un informe sobre minas que está impreso y le mandaré ejemplares. Ha sido muy bien recibido y en Londres lo será mucho más. Acaso logre desenvolver esta industria en el interior.

A Mrs. Mann pídale que obtenga Reports, opiniones de sus amigos sobre la ley propuesta y nos los mande manuscritos para hacerlos publicar aquí; pues espero que sea detenida en el Senado o la detendré este año por el veto.

En fin, concluyo por ahora anunciándole que hemos tomado a Valenzuela y que todo marcha bien por ese lado.

Mil recuerdos a su señora y Mitre y demás amigos de su servidumbre, su afectísimo.


D. F. Sarmiento.



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Buenos Aires, noviembre 13 de 1869.


Señor don Manuel R. García.


Mi estimado amigo: Sus dos cartas anteriores me muestran cuánto le preocupan las agitaciones de galvanismo que se intenta crear aquí. Iba usted por la cuestión intervenciones que fue apartada con un veto. Habrále llegado la del puerto que tuvimos que abandonar por evitar colisiones con los que hallan en tales medios, camino para sus personas. Las dificultades de nuestro país vienen de causas anteriores, de influencias extrañas en la manera de entender las cosas; pero se prolongan por la dificultad de introducir nuevas doctrinas para corregir los errores de la opinión. Cuando nos desviamos registrando decisiones de la Corte suprema, etc., se nos presenta Castro, lo más flamante de las viejas ideas de por aquí, a dos cuadras de la plaza, nada más allá. Y ya puede usted imaginarse si habrá argumentos.

El vapor le entregará a usted el Código civil, impreso para que lo haga reimprimir allí. Este es un trabajo de amor que le encomiendo como ministro y abogado, y como amigo del doctor Vélez; todo para mayor gloria del autor, del país y del gobierno.

Mi plan es el siguiente:

Edición en Scheeplaw y formato, papel y tipo del que se usa en los libros de materia legal. He calculado el volumen en tipo y formato, que vendrá a ser igual a la obra de Coushing, sobre las asambleas legislativas. Creo, pues, que esa obra debe servir de base para el contrato en papel, formato y tipo.

Sirviéndose de persona versada en materia de imprenta, puede, deducidos los espacios blancos que en el original sobreabundan, calcularse el precio.

Debe estereotiparse, aunque este trabajo hará subir el precio de la primera edición que se hará de dos mil ejemplares, a fin de que no salga muy cara. El título debe ser Código civil de la República Argentina.

Como es obra larga y de cierta responsabilidad la corrección, conviene que nombre desde ahora un corrector pagado, para cuyo trabajo le recomiendo a un señor Mantilla, muy conocido de Mitre, o si no estuviere, a un señor don Antonio Bachiller Morales, emigrado de Cuba y muy competente.

Es preciso adoptar un sistema de puntuación, acentuación y ortografía. Busque que sea lo más liberal admisible, pues todos esos habaneros son ultra españolistas y académicos. Nos interesaría para el efecto moral, que la edición estuviese aquí antes de la clausura del próximo congreso, sin pagar por eso.

Appleton es el indicado para la impresión; pero como tiene fama de carero, puede usted también proponerlo a Houghton y compañía, de River Side S. Mass., que ha impreso bien en español, obras de Mantilla, a fin de obtener el mejor precio con buena ejecución.

Desde que usted celebre el contrato puede librar las sumas que deban pagarse. Dejo a usted en aptitud de mejorar o modificar las condiciones establecidas en vista de razones poderosas que usted pudiera tener en vista; una de ellas el que los gastos no sean excesivos.

No sé si en previsión de futuras enmiendas convendría mènager espacios en blanco al fin de los capítulos.

Acaso le vaya un ejemplar del primer tomo de la obra de literatura de Cosson, para ser impreso y estereotipado. Si va, hágalo imprimir a mil ejemplares, o dos, según mejor convenga, quedando a disposición los estereotipos para futuras ediciones.

Creo que con lo que dejo dicho y con lo que el doctor Vélez le haya hablado, se encontrará usted en aptitud de obrar en este encargo, que le vuelvo a recomendar.

Tengo con este motivo el gusto de subscribirme.

Su afectísimo amigo.


D. F. Sarmiento.



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Nueva York, noviembre 28 de 1869.


Señor don Manuel García.


Mi estimado amigo: Había recibido su preciosa traducción de Laboulaye sin carta, y me preparaba para escribirle, inquiriendo la causa de este al parecer estudiado silencio. Pero llegó la misiva y tuve mucho gusto de verlo en ella, amigo y correligionario, en vistas sobre el mundo político que nos toca examinar.

Recién obtengo ejemplares de la vida de Lincoln que le envío con uno que presentará a mi nombre al simpático Laboulaye, a quien no le perdono haberme robado el asunto de París en América que yo debí llamar el Visconsin; y ahora con sus bellísimas lecciones sobre la Constitución de Estados Unidos me trunca, pospone y obscurece mi intentada historia de las constituciones argentinas. Me vengaré tratándole como enemigo y entrando a saco en sus dominios, ya que ha hecho de la República Argentina su escuela puesto que Domingo Sarmiento tradujo su París en América y el doctor García sus lecciones de historia.

¿No es un digno espectáculo esta alianza del pensamiento más elevado de la Francia con el de nuestros compatriotas; y llena de promesas al ver al ministro plenipotenciario argentino en Estados Unidos, al secretario de legación en Francia, a los ministros que prestamos al Paraguay, Calvo, Arcos, todos trabajando por atesorar materiales para la mejora y progreso de las ideas, y suministrándolas mejores en el exterior con respecto a nuestro país?

Estoy imprimiendo un informe sobre educación que mandaré al gobierno; tengo no sé qué otro librote escrito, y me preparo para escribir la historia de nuestra constitución, que acaso llegue a tener algún interés, por cuanto mostrará, como obedeciendo a leyes naturales del cuerpo político, hemos llegado adonde por otras causas llegaron los Estados Unidos. ¿No le ha llamado a usted la atención aquella pertinacia invencible de nuestro pueblo a constituirse federales, no sabiendo bien lo que querían, pero queriendo esa vaga intuición hasta imponer su voluntad a los prohombres, desde San Martín a Rivadavia? Ya verá usted desenvolverse este drama, si acierto a seguirlo en todas sus evoluciones.

¿Tiene usted una colección de tratados argentinos del tiempo de Rosas?... Mándemela, que necesito consultar esa y no otra.

Volviendo a la de Lincoln he procurado hacerla de utilidad práctica para nuestro país, ya que las doctrinas que él sostuvo en ciertas atribuciones del poder en tiempos de conmoción vienen en apoyo de las que yo sostuve en diversas ocasiones. Estudio este país, con la atención del creyente. La república triunfa de todas las obtemperancias que los hechos existentes o la sorpresa imponen a la historia (hablo debidamente). ¡Qué espectáculo tan consolador! Somos treinta millones de hombres todos educados, poseyendo tierra para medio millón más: cruzada ya por todos los ferrocarriles e hilos telegráficos necesarios a su desenvolvimiento. Sus entrañas contienen carbón, oro, hierro, para dominar la tierra. Da frente al oriente antiguo por el Pacífico; al occidente por el Atlántico, echada así entre los dos mundos pasados. Dobla su población cada veinte años, y da hospitalidad a la exuberancia de población que de todas partes atrae. Con estos elementos, la herencia de libertades conquistadas por la Inglaterra y la ciencia humana reducida a máquina y elementos de acción, la república es una solución final al drama déla edad media que aun se reproduce por ella a intervalos, como arde la llama que va a extinguirse.

El anacronismo de Méjico parece acercarse a su fin. Este gobierno ha nombrado ministro plenipotenciario cerca del presidente Juárez al general Logan, que en discursos públicos no halla en el diccionario palabras bastante enérgicas para anatematizar el imperio. Todos comprenden aquí lo que este paso significa y no disimula el gobierno una declaración de que no será reconocida la conquista, disimulada tan mal bajo transparentes pretextos. Se parecerán algunos grandes personajes históricos en nombre y grandeza, en esto también de perturbar el mundo con sus vastas concepciones para no producir sino pequeñeces miserables al fin de cuenta. ¿La imperialización de Méjico, vendrá a ser históricamente una trastada de cadete? ¿Los rancheros mejicanos estarán destinados a romper el ensalmo de las glorias de la Francia, esa iniquidad y perversión con que se extravía a un pueblo, empeñado en probar que es el más valiente grupo humano, cuando los demás pueblos esperaban que les mostrase lo que a nadie daña y estuvieran dispuestos a concederle, que debiera ser y no lo es el más civilizado del mundo?

Con todas nuestras inferioridades, yo estoy por la idea de aquél que prefería la luna creciente por símbolo, a la luna llena. La Francia fue la luna llena ya; y si las ideas que Laboulaye trata de inculcar no predominan un día, habremos de esperar luna nueva en el horizonte.

Me he dejado ir por el gusto de hablar con usted. Tengamos fe en nuestros destinos. La América del Sur viene en pos, y acaso la guerra del Paraguay sea un movimiento espontáneo para terminar la evolución. ¿No habrá dotado Dios al despotismo para hacerlo que se mate a sí mismo, como dicen del escorpión, de ese instinto agresivo que lo hace encontrar en la Beresina el freno que rompió en las Tullerías? Impotente el Paraguay para sacudir el yugo, al reyezuelo se le antoja hacer también su expedición de Méjico, para conservar el equilibrio.

¡Qué lecciones!

Yo sigo con mis escuelas. ¡Cómo me gozo con ello! ¡Cuánto espero! Todo el secreto está ahí. Por ignorarlo la Francia se ha perdido tres veces, y sin cambiar sus ideas a este respecto no se salvará nunca. Vuelvo, pues, a mis carneros.

Con mil recuerdos para su señora de quien he oído hablar aquí con mucho cariño tengo el gusto de subscribirme.

Su afectísimo amigo,



D. F. Sarmiento.



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Buenos Aires, diciembre 30 de 1869.


Señor don Manuel García.


Mi estimado amigo: A la vista de calles de gallardetes, con la ciudad empavesada y lIena de arcos triunfales le doy el happes new year, que proclamo de feliz augurio en la proclama adjunta, para leerse a la llegada de la guardia nacional que se retira victoriosa del Paraguay, quedando 2000 hombres del ejército de línea para registrar los materiales y dar caza al López de Mac Mahon. Está pues concluida la guerra, y esta gran parada, triunfo, ovación en Buenos Aires tiene por objeto ieter la poudre aux yeux de los detractores. ¿Cómo acabar de otro modo con un idiota borracho y feroz que tiene aún 2000 víctimas, que inmolar, antes que lleguen a su persona?

Si los temores que usted abriga de complicaciones con el Brasil se realizasen, ya con este acto hemos salvado el bulto, y puéstonos en aptitud de obrar independientemente. Costó que me pusiese serio con el Brasil para hacerle consentir que retirásemos tropas, cuyo excesivo número en campaña, cuando el enemigo no tenía sino reducido número, ha hecho prolongar la guerra, por falta de víveres y forrajes. Que concluya, pues, ahora como quiera el negocio; y con tal que no venga Mac Mahon no tenemos que temer.

Me gusta la manera de discutir del Harper. ¡Sarmiento lo dijo! Aquí soy tratado mejor. Un Casares, un Lorea que se llaman Municipalidad me negaron el salón para revistar las tropas.

Las elecciones van bien en las provincias. Aquí se dice que las ganará Mitre que se agita, y nadie se agita en contra, siendo cosa indiferente para todos las cosas nacionales, y para el gamin de Buenos Aires es de regla estar contra la autoridad y la policía; pero como todos juntos aun con un Congreso hostil no valen cosa, seguiré gobernando con más o menos éxito, y en eso, se pasarán los seis años. He asegurado la frontera de manera que el ganado al corte de 60 ha subido a 90 y los novillos a 350 en tropas. Tenemos propuestas para el ferrocarril al Río Cuarto, de Inglaterra, y está contratado el del Uruguay y en estudio el de Tucumán que será en breve. Cuento dejar mil millas más de ferrocarril y dos de telégrafos. En La Rioja están aprendiendo a leer 2000 niños, por 50 el año pasado. Lea la proclama; y si es usted poeta, créala a pie juntillas.

Del Código me gustan los precios. No son caros, y en Europa no nos darían mucho más barato; pero por ahora contentémonos con lo hecho.

No le contaré pobrezas y miserias de aquí. Mitre entra en compañía con Gutiérrez para escribir La Nación. El uno decentemente, y el otro se desatará los calzones a su lado. Mitre promete no oler ni taparse las narices.

No creo que disminuyan como temíamos las ventas de este año; pero el otro subirá de uno a dos millones; y como no tendremos guerra nos hallaremos desahogados. El crédito en Europa firme: y el de mi gobierno en todas partes, aquí mismo, cosa rara, sostenido. Los que aún perseveran en creerme loco, dicen, sin embargo que el gobierno es intachable aunque ellos lo harían mejor se entiende. Cuestiones habrá un millón y el movimiento impreso a la opinión por Mitre, Castro, Taboada es state right puro; y como aquí vamos à rebours del mundo, puede ser que mis mulos enderecen para atrás.

La transformación de la tierra de ganado, en tierra de labor viene haciéndose en Santa Fe de un modo prodigioso. Iré luego a visitar las colonias y me prometo impulsarlas. Me llegan las noticias del brillo de las recepciones de madame la ambassatrice argentina, y como conozco todo el personal de las legaciones y el papel que sin las dotes de sociedad tan espléndidas, hacía la señora de Astaburuaga me gozo en creerla la estrella de la diplomacia.

Nada más oportuno que su conferencia en Washington con el general Grant. ¡Con decir que le hizo hablar!

Llega aviso de estar el ejército en el Rosario y llegar a las 11 de la mañana. Soy, pues, todo fiestas y órdenes.

Su afectísimo.


D. F. Sarmiento.



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