La conquista del Plata y Tucumán
La vida espiritual en el Río de la Plata
 
 
Apenas se estableció Mendoza en el Riachuelo, levantó cuatro iglesias con techo de paja. En la precaria fortaleza, el padre Nuño García se dedicó a catequizar a los indios, a quienes en poco tiempo les enseñó a leer, escribir, rezar y nociones de doctrina. Como la Iglesia en América fue la gestora y sostenedora de la acción cultural, también proporcionó un maestro, el padre Juan Gabriel de Lezcano, quien cumplió sus tareas en Buenos Aires y Asunción y fue testigo de ambas fundaciones, participó en varias campañas, hasta que ingresó en la Compañía de Jesús, en 1553. Fuera ya del país fue uno de los fundadores de San Pablo (Brasil) y se contó entre aquellos que promovieron el establecimiento de aldeas jesuíticas en la bahía de Todos los Santos.

Ruiz de Galán levantó una iglesia en Asunción, a cuyo frente estuvo el padre Francisco de Andrada. Este y sus sucesores cobraban el estipendio en especies de la tierra (maíz, frijoles, mandioca, pollos, etc.). Cuando Ruiz de Galán marchó río abajo, dejó dos sacerdotes en Corpus Christi, y al llegar a Buenos Aires hizo levantar una iglesia con la tablazón de un navío, porque las otras habían desaparecido.