Antecedentes hispánicos de los regímenes electorales argentinos
6. Francisco Suárez y la teoría del pacto social.
 
 
Si el sentimiento democrático se iba gestando en las comunidades americanas, merced al influjo de las ideas filosóficas sobre la persona humana y el Estado sucintamente referidas, cabe a Francisco Suárez (1548-1617), famoso jesuita profesor de Teología en la Universidad de Coimbra, el haber enunciado con ribetes doctorales lo que era aceptado normalmente por sus connacionales.

Afirmaba Suárez que la autoridad política, como toda autoridad, proviene del Todopoderoso, agregando que es evidente, contrariamente a lo que hizo con la autoridad religiosa, que esa autoridad no la ha transferido a un monarca o clase aristocrática determinada, en forma directa, para ser ejercida sobre los hombres. Aduce, a fin de dar pie a su postulado, la notoriedad de que ningún gobernante posee alguna superioridad nativa” extraordinaria, que le sindique como quien debe ejercer el poder. De esto infiere, que de ese poder ha sido investida la comunidad, a quien le corresponde organizar un gobierno acorde con su índole especial y depositar en él la autoridad, mediante un pacto implícito entre la colectividad que acuerda el poder y el soberano que lo recibe. Este último se compromete a ejercer la autoridad política teniendo en cuenta el bien común de la sociedad, y dentro de los lindes que le fija el derecho natural y el derecho positivo del Estado. La colectividad, por su parte, acuerda obedecer con presteza y disciplina los justos mandatos del soberano 7. ¿Queremos una adopción más cabal de los principios democráticos? Sin embargo no falta quien afirme que “El ideal político de Suárez descansa en la monarquía absoluta de España; y, al igual de la mayoría de los juristas católicos, sostiene y afirma la teoría de la soberanía del pueblo, mas que para llevar a la realidad las instituciones democráticas, para mantener al rey en subordinación e inferioridad con respecto al dominio del poder espiritual”, 8 Infundio que fácilmente se destruye mediante la sola cita de este pasaje del “De Legibus” de Suárez: Mas después que ha sido trasladada esta potestad a alguna persona particular, aunque por la sucesión o por varias elecciones pase a muchas, siempre se entiende que se tiene inmediatamente de la comunidad, porque pasa a las demás en virtud de la primera institución”. 9 Nótese que Suárez habla de sucesión o de elección, y aunque el principio de la elegibilidad de los gobernantes por el pueblo no constituya sustancialmente a la democracia, es evidente la intención de Suárez de dar flexibilidad a sus principios para permitir su vigencia en una monarquía, la forma de gobierno mas generalizada en su época, o en una república, adelantándose, con las debidas reservas, en casi dos centurias, a las “mentes ilustradas” del enciclopedismo. Otra cosa que no puede admitírsele a Gettell es el aditamento de absoluta que le aplica a la monarquía española del siglo XVI. Se considerará esto en el próximo punto.

Suárez fue el filósofo-político más popular en América desde comienzos del siglo XVII en adelante. Mientras la dinastía austriaca reinó, libremente fueron enseñadas sus doctrinas en las numerosas universidades que el celo cultural español sembró en América. Pero en 1767, con la expulsión de los jesuitas, el despotismo borbón juzgó peligrosas tales enseñanzas, y las desterró de los claustros. A fines del siglo XVIII comenzaron nuevamente a ponerse de moda, y ellas fueron las inspiradoras directas del movimiento emancipador. La formación filosófica-política de los hombres de Mayo, está intensamente impregnada de suarismo.