Antecedentes hispánicos de los regímenes electorales argentinos
11. El Cabildo Abierto del 14 de agosto de 1806.
 
 
Saldo del período hispánico.

Al terminar el período de la dominación hispánica en América, los Cabildos Abiertos tornan a adquirir la trascendencia de los primeros tiempos, sin abandonar su tendencia aristocratizante, y se constituyen en los elementos institucionales con que el patriciado americano prepararía la independencia. Lo que lleva al mismo Levene a admitir que la Revolución se hace con ideas e instituciones hispanas e indianas. 75

El Cabildo Abierto del 14 de enero de 1806, que produce el hecho significativo de la destitución de Sobremonte como jefe militar supremo para nombrar a Liniers, es una prueba bien clara de lo que aseveramos. No necesitaron nuestros prohombres instituciones políticas de segunda mano para llevar adelante sus objetivos revolucionarios. Los Cabildos facilitaron el camino hacia la formación de las nuevas repúblicas democráticas. “En este proceso fundamental (el de la Revolución americana), la acción de los Cabildos es bien clara. Herederos de los concejos semi soberanos de Castilla, y ejercitados, durante tres siglos, en asuntos políticos, legislativos, económicos, judiciales, etc., llevan en su seno las repúblicas burguesas, y les dan vida autónoma en la primera ocasión favorable. Es por esta razón que las sedes de los grandes concejos, Lima, Buenos Aires, Santiago, Caracas, Méjico, Quito, etc., pasan a serlo de los nuevos poderes centrales que surgen de la Independencia; en tanto que otros Cabildos menores tienen tal fuerza, que determinan el federalismo en tres de esas repúblicas”. 76

El saldo que en la evolución de nuestro derecho electoral deja el período hispánico, es pues, no nulo, como afirma Dana Montano, 77 sino de considerables quilates. Si la reacción del período absolutista borbónico no se hubiera producido, quizás habría brillado en América la rica constelación de los municipios del medioevo español, en cuya intensa vida político-administrativa tan grande participación tomó el pueblo. No el pueblo mítico del enciclopedismo, reducido a la clase propietaria, sino el pueblo todo, en el complejo de sus clases sociales. Mas, a pesar de esto, los americanos fueron preparando sus espíritus para tomar el timón del gobierno. Con Suárez como mentor, y los Cabildos como escuela, las sociedades hispanoamericanas se fueron aprontando para el ejercicio de los derechos inherentes a una legítima democracia, con sus deberes correlativos.