La diplomacia en los archivos europeos
Los conflictos de límites y los estudios históricos
 
 
La delimitación de las fronteras entre los nuevos países hispanoamericanos estimuló las investigaciones históricas en los archivos europeos y particularmente diplomáticos. Fijar los límites de los respectivos países constituyó uno de los problemas más delicados de los gobiernos posteriores a la revolución.


El “utis possidetis juris” y las fronteras. El litigio con Chile

El punto de partida para resolver las controversias fue el denominado utis possidetis juris, que era uno de los conceptos capitales del Derecho Internacional. Este principio tenía por base el statu quo que existía al momento de declararse la independencia americana. Es decir, que cada país conservaba los territorios jurisdiccionales de las antiguas divisiones españolas.

Ese principio quedó perfectamente señalado en el tratado que la Argentina convino con Chile en 1856 y después con el Brasil. De la misma manera procedieron otros países americanos tanto con respecto a sus problemas limítrofes inmediatos, como en los problemas que se suscitaron en adelante. Pero este principio no proporcionó una solución total a los problemas que se planteaban. Como había muchas regiones ignotas y despobladas, los límites eran teóricos y nunca habían sido fijados con claridad. La necesidad de establecer esas fronteras en base a documentación fehaciente sirvió para demostrar la gran ignorancia histórica en que se vivía con relación a nuestro pasado español.

El estrecho de Magallanes había despertado el interés de Chile para poblarlo y oponerse a la Argentina. Ello se pudo realizar como resultado de la lucha política que desde el exterior planteaban los emigrados argentinos contra Rosas. En un trabajo, que publicamos hace algunos años, titulado Notas históricas sobre Sarmiento en Chile y la cuestión Magallanes (1849-1350) 2, demostramos que por incitación de los emigrados argentinos, especialmente Sarmiento, Chile fundó Puerto Bulnes y ello originó la reclamación de Juan Manuel de Rosas, que era jefe de la Confederación Argentina y Gobernador de Buenos Aires. Esto fue el origen de una controversia que se desató durante mucho tiempo y llegó a límites tales que, treinta anos después, se estuvo a punto de desencadenar una guerra porque Chile, además, avanzó sobre el costado Este de la región patagónica.

Los problemas diplomáticos que se le plantearon a Rosas con los ingleses a raíz del problema de las Malvinas le impulsaron a indagar en los archivos españoles para reunir documentación que reforzara sus reclamaciones. En esa tarea trabajaron Andrés María O'Brien, quien entre 1839 y 1840 buscaba documentos solicitados por Francisco C. Beláustegui y el propio gobernador porteño. Otros corresponsales eran Casimiro Rufino Ruiz y Manuel Moreno. La guerra carlista hizo imposible continuar la tarea, aunque después del conflicto la labor fue retomada por Juan B. Alonso, ignorándose los resultados.

El proceso de la intervención de los historiadores y la influencia que ellos ejercieron en la solución de este delicado problema constituye un tema interesante para estudiar.


Importancia de Carlos Calvo

En los archivos nacionales no se encontraba documentación que demostrara fehacientemente los derechos argentinos sobre aquellos territorios. Esta situación, que ya la había revelado Trelles con su ciclópea tarea, determinó la necesidad de investigar fuera del país, en los archivos diplomáticos y extranjeros, a fin de recoger el material necesario. Los primeros pasos se encaminaron hacía el Perú, con la esperanza de encontrar en los archivos de Lima documentos fundamentales sobre este tema jurisdiccional. Pero pronto se comprobó la inutilidad de este trabajo porque no se obtenía resultado positivo. Desde entonces, toda la actividad se dirigió hacia Europa porque se pensó que en sus archivos, especialmente en los españoles, estaba la documentación buscada.

Le corresponde a Carlos Calvo la gloria de haber encauzado la opinión diplomática argentina para enfrentar aquellas controversias, con la publicación de su obra Colección de tratados, convenciones, etc. 3. Dio a conocer los tratados internacionales que se habían suscripto entre España y Portugal, en los cuales nuestro país podría encontrar loa orígenes de sus derechos, con la referencia exacta que se consignaba en los apéndices del Tomo X. El material reproducido había sido extraído de los archivos de París, Londres y del General de Indias de Sevilla. Algunos de ellos habían desaparecido de los archivos de España y fueron descubiertos por él en la entonces Biblioteca Imperial de París, de donde pudo sacar copias 4.

En diversos pasajes de su obra existen constancias de que visitó los archivos que menciona y son de notable importancia muchas de las transcripciones que ofreció sobre los antecedentes históricos de los tratados que presenta en su libro. Así, por ejemplo, en los Tomos IV y VI habla de las acciones del virrey Cevallos con respecto a la Colonia del Sacramento. En los tomos IX y X transcribe una copia de la Memoria Geográfica de Andrés Oyarvide, que se vincula con el tratado de límites entre Portugal y España, de 1777, de tanta importancia para la historia diplomática entre la Argentina y Brasil. En el Tomo X destaca una importante documentación sobre el tema y señala: “el archivo en que se encuentran los legajos y números, así como también los mapas originales, inéditos y raros, que existen en la Sala de Manuscritos del Museo Británico de Londres, cuyo conocimiento es de la más alta importancia para los pueblos que en otra época fueron colonias, y cuyos límites no están aún fijados” 5.

En el mismo tomo se refiere a los documentos leídos y copiados en el Archivo de Indias y a los que encontró en la Biblioteca de la Real Academia de la Historia de Madrid. De este último repositorio menciona los bandos, providencias, textos relacionados con las misiones jesuíticas, con los portugueses y con la Patagonia. Reitera la relevancia de los documentos hallados en el Museo Británico de Londres, tanto por los manuscritos como por las publicaciones relacionadas con América latina. En la colección de Mapas y planos alude a las cartas y referencias precisas encontradas desde el Cabo de Hornos hasta el Golfo de México y cuyos originales se encontraban en aquel museo.

Calvo investigó, pues, con gran provecho y trabajó en ordenar este magnífico material. Cuando se produjo el pleito de límites con Chile, Félix Frías le encargó buscar antecedentes sobre la cuestión (1872) y su colaboración fue la mejor de los asesores ministeriales. En fin, Carlos Calvo fue el primero en ocupar el material proveniente de archivos europeos para elaborar los estudios que dieron prestigio a sus afanes y a la posición argentina 6.


Nuevas investigaciones en Europa

Mientras Félix Frías se desempeñaba como embajador argentino en Santiago de Chile, nuestro gobierno le encargó la dirección de la investigación documental que permitiera obtener los antecedentes para vigorizar la posición argentina en el trabajoso pleito de límites con Chile. Se dedicó con ahínco a reunir los antecedentes históricos que sostuvieran el derecho argentino. Buscó en los archivos nacionales. Faltaban los antecedentes históricos del “utis possidetis juris” de 1810, que enraizaban directamente con la historia española.

Por su iniciativa se realizaron las primeras misiones oficiales en repositorios del Viejo Mundo. Sus agentes fueron: Mariano Balcarce (en París y Londres), Juan Thompson (en España), quienes utilizaron a los cónsules argentinos de Madrid y de Sevilla. En esta última ciudad se encontraba José Gabriel Tovía, a quien puede señalarse como el primer copista investigador del Archivo de Indias. Bartolomé Mitre, por indicación de Barros Arana y de Trelles, obtuvo copias de Sevilla proporcionadas por Tovía, quien inició los envíos en 1863 7. Por otra parte, Balcarce extiende sus investigaciones en todas direcciones, no descuidando un minuto la misión que se le ha encomendado. Escribe a Londres mientras tanto investiga en los archivos de París.

Fruto de su actividad fue el hallazgo de la obra de Martín Moussy Description géographique et statistique de la Confédération Argentine 8y la Historia Natural del Estrecho de Magallanes, de Cunningham, junto a una lista de veintisiete autores que escribían sobre la Patagonia y las tierras magallánicas. Las tareas en Londres tuvieron dos finalidades principales: examinar los documentos del Museo Británico y la protesta contra Chile, firmada por Rosas. Pronto Frías comprobó que los archivos franceses e ingleses no proporcionaban la prueba documental que buscaba, ni contenían indicio alguno de aquella protesta de Rosas. Esta última fue publicada por nosotros en el trabajo sobre Sarmiento y Chile, citado anteriormente.


La preocupación de Félix Frías

Frías insiste en que Balcarce se empeñase en encontrar los documentos necesarios y que buscara algún “amigo inteligente” para que “tomase copias fidedignas”. Había sabido por Benjamín Vicuña Mackena que en el Archivo de Indias se encontraba un legajo titulado Patagonia, en el cual había una gran cantidad de documentos sobre el tema. Balcarce redobló su empeño. Escribió a los tres cónsules argentinos en España solicitándoles que pusieran empeño en esa búsqueda en la cual iba envuelto el honor de la patria. Estos representantes eran: José María Urquiza (cónsul en Madrid), Basilio Castellanos (vicecónsul), Juan Thompson (en Barcelona), quien usará a su sobrino Eduardo Treserra para sus gestiones y, por último, José Gabriel Tovía (el de Sevilla) a quien ya nos hemos referido. En honor de la justicia histórica, debemos señalar que fue Tovía el alma de esa investigación. Apeló a todas sus influencias y consiguió descubrir para Argentina aquel legajo tantas veces anunciado y por mucho tiempo esperado, que habría de ser de capital importancia para la postura argentina. Era el famoso legajo sobre la Patagonia. Frías había obtenido lo que deseaba 9.

El extracto del legajo revela la acción pobladora desarrollada por los virreyes del Río de la Plata en aquellos lejanos parajes; la fundación de Puerto Deseado y otras acciones administrativas y jurisdiccionales en esa comarca; la cédula por la cual se creaba la Real Audiencia; etc. El hallazgo había sido posible gracias a Tovía. Los documentos descubiertos ponían de manifiesto la jurisdicción de Buenos Aires hasta el Cabo de Hornos. En una carta del 26 de abril de 1876 decía Balcarce que no podía encontrar todavía las actas de fundaciones de Mendoza, San Juan y San Luis, “pero afortunada y casualmente, buscando, por orden del gobierno español, ciertos documentos, acaban de encontrarse cuentas de la Real Hacienda del Virreinato de Buenos Aires sobre gastos patagónicos, que pueden suministrar, según creo, datos importantes para la cuestión que se dilucida”.

Frías deseaba determinar los límites jurisdiccionales de las provincias de Cuyo y Buenos Aires, especialmente al establecerse el virreinato que, a su juicio, constituía el nudo clave de la cuestión. Recordemos que el mendocino Manuel A. Sáenz había escrito un libro indicando que los límites de Mendoza llegaban hasta el estrecho de Magallanes. Es decir era una convicción para los hombres de la época que la jurisdicción sobre el Virreinato se ejercía desde Cuyo y por Buenos Aires hacia el Sur. En una carta a Tejedor, en 1873, Frías señalaba: “Mientras nosotros no tenemos en España una sola persona que nos sirva con empeño en este asunto, el señor Morla Vicuña, secretario de la Delegación de Chile en París, ha pasado en Sevilla muchos meses registrando el Archivo de Indias y ha obtenido documentos que prueban, según dice, el incontrovertible derecho de Chile”10. Probablemente por esta continuada insistencia, en 1876 se nombró a Jiménez Placer a fin de que copiara documentación existente en el repositorio sevillano, por cuenta del gobierno argentino.


La misión de Vicente Gregorio Quesada

En 1871, al fallecer el director de la Biblioteca Pública de Buenos Aires, José Mármol, el gobernador Emilio Castro designó en su lugar a Vicente Gregorio Quesada. Al año siguiente Quesada solicitó autorización para trasladarse a Europa con el objeto de estudiar la organización y mecanismo de los institutos similares del Viejo Mundo. El gobernador le encargó además adquirir en España “copias de manuscritos que tuvieran relación con nuestra historia”. Una comisión especial integrada por Bartolomé Mitre, Vicente Fidel López, Andrés Lamas y Juan María Gutiérrez le aconsejó el plan que debía cumplir. Enterado Félix Frías de esa misión, le escribió al vicegobernador Mariano de Acosta que encargara a Quesada la búsqueda de antecedentes documentales relativos a la cuestión de límites con Chile y en otra nota dirigida a nuestro embajador Mariano Balcarce le solicitaba que convenciera y facilitase la gestión de Quesada en España. Balcarce cumplió con éxito el encargo y, como mantenía excelentes vinculaciones con personalidades de Europa, le otorgó recomendaciones que le abrieron las puertas de los archivos 11 Puede decirse, entonces, que Vicente Gregorio Quesada fue el primero que se trasladó a Europa con el definido propósito de realizar una investigación directa en los archivos españoles y reunir materiales que probaran el derecho argentino en las controversias de límites.

Quesada insiste con sus inquietudes en carta a Frías (29-IX-1874): ¿por qué Cuyo fue quitada de la gobernación de Chile? El dice que falta el informe, el documento, que manifieste los motivos en esta decisión. Otra pregunta que se plantea “¿qué límites tienen las provincias de Buenos Aires y Cuyo a que se refiere la cédula que nombra virrey a Cevallos?” “¿Qué límites tenía la provincia de Cuyo?”. Agrega: “He buscado con un interés febril las actas de fundación de Mendoza, San Juan y San Luis, y (...) sin rastros”. Piensa “que esas actas son (...) de gran importancia”. Los documentos “posteriores a la creación del virreinato y que den jurisdicción al virrey en Buenos Aires sobre la Patagonia, abruman, y en esta parte mi cosecha es buena”.

También considera que los límites de las provincias de Buenos Aires y Cuyo de que habla la cédula fundacional del virreinato constituyen también un punto esencial. “Los chilenos —dice— perdieron sus territorios trasandinos el día que el rey les quitó la provincia de Cuyo, y desde entonces nada tienen más allá de la cumbre de la cordillera; porque absurdo fuera que el rey les quitara Cuyo y les dejara leguas de territorios al oriente de los Andes”. A continuación realiza esta afirmación que todavía hoy tiene vigencia: “¿Por qué se creó el nuevo virreinato? No fue por capricho; los móviles constan en documentos que poseo y en muchos prueban que querían impedir que las tierras del Sur cayeran en poder de extranjeros; por eso el cuidado de las riberas del Atlántico fue confiado exclusivamente al virrey de Buenos Aires, y las del Pacífico al gobernador de Chile”.

“Puede usted creerme —continúa— que si sus notas y todos sus trabajos anteriores me habían convencido de nuestro buen derecho, mis propias indagaciones me dan la certidumbre, la evidencia de ese derecho, y sólo una mala fe, que se ha aprovechado de nuestros descuidos, ha podido hacer que vecinos ingratos nos disputen lo que es nuestro (...)” 12. Afortunadamente, las actas que tanto buscaban aparecieron, publicándolas en su libro La Patagonia y las tierras australes 13, en el cual recogió muchos documentos probatorios de la jurisdicción argentina en esa región. Pocos años después dio a luz El Virreinato del Río de la Plata, 1776-1810. Apuntamientos crítico-históricos para servir en la cuestión de limites entre la República Argentina y Chile 14. Este libro causó sensación entre los historiadores y provocó la famosa polémica con Amunátegui, quien defendía los derechos de Chile. Quesada publicó numerosas monografías, investigó en el Archivo de Indias, en la Real Academia de la Historia, en el Depósito Hidrográfico de Madrid, en las bibliotecas de Madrid, París y Munich.

En La Patagonia y las tierras australes, por primera vez se muestra científicamente la tesis argentina, al probar los límites verdaderos de las provincias de Cuyo y Buenos Aires, cuando la jurisdicción ejercida por el virreinato en las tierras australes llegaba hasta la Tierra del Fuego, concluyendo que la Cordillera de los Andes era el límite natural y político entre las dos naciones.

Quesada insiste en sus artículos de la Revista de Buenos Aires que era necesario “levantar el espíritu nacional por el recuerdo de lo que fuimos” 15. En su trabajo La cuestión de los límites con Chile, bajo el punto de vista de la historia diplomática y del derecho de gentes y de la política internacional protesta y llama la atención a la política interna para reclamarle mayor interés por los problemas internacionales del país 16.


El conflicto limítrofe con Brasil

Los pleitos de límites caracterizaron la política internacional americana en el siglo pasado. Sobre la naturaleza de estos conflictos ya nos hemos ocupado. Entre los países hispanoamericanos el patrimonio territorial heredado de la soberanía española con sus divisiones políticas se podía determinar revisando autos, cédulas y decretos que permitieran establecer más o menos exactamente la línea divisoria. Los límites con Brasil, en cambio, eran un tema de naturaleza diferente. El punto de partida estaba en los tratados vigentes al tiempo de la emancipación, que eran los convenidos entre España y Portugal en 1750 y 1777 (tratados de Madrid y San Ildefonso respectivamente). Los hispanoamericanos negaron a Brasil el derecho a modificar por su cuenta las delimitaciones fronterizas.

En los problemas limítrofes con Francia y otras naciones extranjeras. Brasil se basó en esos tratados y en todos los antecedentes hasta Tordesillas. Pero rechazó su aplicación en los pleitos con las naciones hispanoamericanas, especialmente con la Argentina, fundándose en que la guerra de 1801 entre España y Portugal había anulado el tratado de 1777. El pleito entre la Argentina y Brasil adquirió virulencia en 1857, abriéndose negociaciones por el representante José María da Silva Paranhos, quien era el enviado extraordinario y ministro plenipotenciario brasileño en Paraná. Las discusiones llevaron al acuerdo del 20 de diciembre de 1857, que fijó los ríos Pepirí Guazú y San Antonio como límites para el territorio de Misiones. Esta cuestión volvió a agitarse en 1876, por intermedio del barón Aguilar D'Andrada, quien solicitó la fijación de los límites de acuerdo con el tratado luso-español del 10 de octubre de 1777 (Tratado de San Ildefonso), que ellos habían negado con anterioridad.

El problema se resolvió en 1889 al acordarse someter la cuestión al arbitraje de Estados Unidos, para el caso de que ambos países no llegaran a un arreglo directo dentro de un término prudencial. Pero una revolución republicana estallada en Brasil derrocó al gobierno imperial y el nuevo ministro de Relaciones Exteriores de Brasil, Quintino Bocayuva, llegó a un acuerdo con el ministro plenipotenciario argentino en Río, Enrique Moreno, para dividirse en forma directa y equitativamente la zona litigiosa, en un acto trascendental que ambos firmaron en Río de Janeiro. Nuestro ministro de Relaciones Exteriores, Estanislao Zeballos, pidió que el tratado fuera ratificado en Montevideo. Así se hizo y el acto formal tuvo lugar en esta ciudad el 25 de enero de 1890. La oposición desatada en Brasil contra este tratado alcanzó tales proporciones que en las cámaras legislativas brasileñas lo rechazaron. Como se había vencido el plazo para resolver directamente el pleito, y de acuerdo a lo pactado, tuvo que acudirse al arbitraje del presidente de Estados Unidos, mister Cleveland, quien dictaminó a favor de Brasil (febrero de 1895)17.


Las diligencias inmediatas

A partir de este momento el gobierno argentino se preocupó en agrupar los antecedentes legales del pleito y enviar comisionados a Europa con el objeto de legalizar los documentos que se poseían y procurar el hallazgo de otros. Se trató de descubrir el Mapa de las Cortes de 1749 que, aceptado por ambas coronas, había servido para acordar los límites fijados en los tratados de 1750 y ratificados por el de 1777. Ese mapa había sido aceptado en el protocolo adicional de 1751. Durante mucho tiempo se creyó que había desaparecido. Todos comprendieron la importancia que esa pieza cartográfica tenía para la solución de los límites en el territorio de Misiones. Por tal motivo, se redoblaron los esfuerzos para encontrarlo.

Convencido nuestro Ministerio de Relaciones Exteriores del valor decisivo del mapa, resolvió rastrearlo en Europa. En su procura fue comisionado el doctor Tomás Le Bretón para buscarlo en la Biblioteca Nacional de París, pensándose que los franceses se lo hubieran llevado cuando las tropas napoleónicas se retiraron de España. Y, en efecto, allí fue encontrado. En el alegato presentado al arbitro por el doctor Estanislao Zeballos se dice que el feliz hallazgo también tuvo lugar en Lisboa y en Madrid, presentados todos ellos en la “caja de mapas de la prueba argentina”.

Otros documentos incorporados a la prueba argentina fueron hallados en España por Luis L. Domínguez (a la sazón ministro argentino en Londres) quien, a su vez, comisionó al doctor Vicente Quesada (designado ministro en Madrid) para obtener importantes copias. Debe mencionarse también a José de Orellana, especialmente destacado por la Argentina en el Archivo de Indias.