evolución política
pactos interprovinciales
 
 

Con la renuncia del Director Supremo, José Rondeau, producida en 1820 -tras ser vencido por las tropas federales conducidas por Estanislao López y Francisco Ramírez en la batalla de Cepeda- se produjo en Buenos Aires una crisis institucional sin precedentes: la desaparición del gobierno central de las Provincias Unidas del Río de la Plata


Frente al derrumbe del poder central emergió un nuevo desafío en el escenario político rioplatense: la construcción de una estructura jurídica-política que preservara las autonomías de las provincias sin resignar la unidad nacional dentro del espacio territorial heredado de la estructura virreinal.


Las provincias eran las únicas estructuras políticas existentes, por lo que intentan organizar la convivencia armónica entre ellas, conciliándola con sus autonomías, mediante los pactos interprovinciales.


Los pactos interprovinciales eran esencialmente tratados de paz firmados entre provincias, que sentaron las bases de la organización futura del país.


El primero de ellos, fue el Tratado del Pilar, firmado en la Capilla de la población del Pilar un 23 de febrero de 1820, con el propósito de acordar la paz entre Buenos Aires y las provincias litoraleñas. Lo firmaron los gobernadores de Santa Fe y Buenos Aires, Estanislao López y Manuel de Sarratea, respectivamente; y Francisco Ramírez, lugarteniente de Gervasio Artigas.


El más importante de todos fue el Pacto Federal, del 4 de enero de 1831, firmado inicialmente por cuatro provincias, al que luego, adhirieron todas las provincias argentinas, sirviendo de armazón jurídica a la Confederación, y cuya convocatoria a un Congreso General Federativo para arreglar la administración del país fue la piedra basal hacia la organización constitucional definitiva ocurrida en 1853.