libertad del sufragio
2a presidencia de Yrigoyen

Hacia 1924 el radicalismo se divid铆a en antipersonalistas e yrigoyenistas. Los antipersonalistas, seguidores de Marcelo Alvear, se manifestaban en contra de la pol铆tica personal del caudillo. Los personalistas o yrigoyenistas se autodefin铆an como los verdaderos int茅rpretes del car谩cter popular, revolucionario, transformador y americanista del radicalismo, y acusaban a los primeros de ser una forma encubierta del conservadorismo.


El enfrentamiento entre ambas facciones se agudiz贸 al terminar el mandato de Alvear, y van por separado a las siguientes elecciones de 1928, en las que el viejo caudillo Irigoyen obtiene una victoria arrasadora sobre los otros candidatos. A estos comicios se los llam贸 el plebiscito porque Irigoyen logr贸 acumular el doble de los votos que todos los dem谩s partidos reunidos.


Tal apoyo popular que pareci贸 instalarse definitivamente, fue cediendo prontamente ante el descontento generalizado que provoc贸 la funesta repercusi贸n que tuvo en nuestro pa铆s el inesperado crack de la Bolsa de Nueva York en 1929 y sus extendidas consecuencias.


Los efectos de la crisis mundial se hicieron notar en el pa铆s: se desvaloriz贸 la moneda, los precios de nuestros productos agropecuarios cayeron notablemente, ello acarre贸 el aumento del desempleo y un deterioro considerable en la calidad de vida de la poblaci贸n.


La acci贸n obstinada en el Congreso, tanto de conservadores como de los antipersonalistas, de poner obst谩culos a la tarea del gobierno, se junt贸 a la precaria salud del presidente, lo cual agrav贸 la situaci贸n. Azorada la oposici贸n al ver que ser铆a muy dif铆cil el desplazamiento del radicalismo en elecciones libres, con actitudes antidemocr谩ticas, mediante una campa帽a feroz en los diarios, seguida de intensas agitaciones en las calle, terminaron por socavar la figura presidencial y provoc贸 el descreimiento del sistema republicano.


Los hombres que rodeaban al presidente Irigoyen se mantuvieron demasiados confiados en la mayor铆a que hab铆an obtenido y no llegaron a comprender el escenario que se avecinaba. Las advertencias sobre una conspiraci贸n tramada para derrocarlo fueron deso铆das por el presidente, que rodeado de su c铆rculo intimo, se encontraba aislado, careciendo de comunicaci贸n, inclusive con sus propios funcionarios.


Al deteriorarse considerablemente la salud del presidente, se vio obligado a delegar el mando en su vicepresidente, quien inmediatamente decret贸 el estado de sitio, pero ya era demasiado tarde para encaminar la situaci贸n.


Al amanecer del 6 de septiembre de 1930, una columna del Colegio Militar, al mando del general Jos茅 F茅lix Uriburu, se dirigi贸 a la Casa de Gobierno para exigir la renuncia del Vicepresidente, no hallando resistencia alguna.


Al enterarse, Irigoyen se dirigi贸 a la ciudad de La Plata para, desde all铆, intentar recuperar Buenos Aires, pero el ejercito no respondi贸 a su mando. Al d铆a siguiente presento su renuncia, e inmediatamente fue detenido y conducido a la isla Mart铆n Garc铆a donde qued贸 recluido. Hab铆a ocurrido el primer golpe militar contra un presidente en leg铆timo ejercicio de nuestra historia.