Citas

(1) "La recepción de que es objeto esa embajada está llena de significado, más que político, sociológico, llena de color intenso. Los miembros del cabildo, vestidos de etiqueta, salen al encuentro de los diputados orientales a gran distancia; se adelanta asimismo a recibirlos el gobernador sustituto, pues López el titular, está ausente en ese momento; y salen su Ministro de Hacienda y el Cura Párroco, y los miembros de la Junta de Representantes, y los más respetables vecinos. Suenan salvas de artillería; el pueblo escolta, entre apasionadas exclamaciones a los embajadores del hermano cautivo; las damas les arrojan flores... Por la noche, la ciudad se ilumina con candilejas, estallan los petardos o camaretas, arden las fogatas; el gobernador López, que ha regresado, recibe solemnemente a los diputados, y hace reunir la Junta de Representantes, el Cabildo, todas las corporaciones, todo lo más selecto del pueblo, para que todo el mundo aclame la alianza que allí va a proclamarse". Juan Zorrilla de San Martín: La Epopeya de Artigas. Tomo II, pág, 447).


(2) Véase Apéndice Nº 4,


(3) Corresponde a esta expedición, un episodio de la vida del caudillo, digno de las gestas del Romancero. El general con el comandante Orrego y treinta dragones, salen en reconocimientos y acampan una noche en las proximidades de los toldos. Esperan el día tranquilamente. A la madrugada los acorrala una horda de salvajes bien montados, y en son de guerra. Los soldados de López se desconciertan y huyen; el comandante Orrego cae prisionero y es muerto inmediatamente; el caudillo huye también, y su caballo rueda sobre unas vizcacheras; el tropel, el vocerío espantan al animal y el jinete no puede recobrarlo; los indios le rodean para ultimarlo, pero he aquí que uno de sus soldados aparece junto a él a la carrera; ya está López a la grupa de su caballo y momentos después se pierde en la pampa sin límites. Afectó tanto al caudillo este lance desgraciado y la muerte de su compañero Orrego, que "tres días estuvo encerrado casi sin comer y sin hablar con nadie", dice su contemporáneo, don Urbano de Iriondo, que bien le conocía. Asi mostraba su cólera Diego Lainez antes de que Rodrigo vengara la afrenta del Conde Lozano:


No puede dormir de noche


Ni gustar de las viandas,


Ni alzar del suelo los ojos,


Ni osar salir de su casa,


Ni fablar con los amigos,


Antes les niega la tabla...


(4) Cuartel General en el Arroyo del Molino, Octubre 20 de 1825. — El general que subscribe tiene el honor de saludar al señor Gobernador de la Provincia de Santa Fe, y al mismo tiempo que le comunica su arribo a este punto, donde ha establecido su Cuartel General, el 11 del actual, le transcribe una nota que acaba de recibir del señor Ministro de la Guerra, cuyo tenor es el siguiente: "Buenos Aires, septiembre 28 de 1825. — Ha sido sumamente satisfactorio al Gobierno encargado del P. E. N. el resultado de la entrevista tenida con el señor Gobernador de Santa Fe, de que da cuenta el señor general del ejército nacional en su nota Nº 10. El Gobierno se ha penetrado del interés que anima al señor Gobernador de Santa Fe por contribuir al logro de los objetos eminentemente nacionales que han originado el establecimiento de la línea sobre el Uruguay, y con una igual cooperación de todas las partes que integran el Estado, sé verá este elevado al grado de prosperidad y engrandecimiento a que aspira el Gobierno encargado del P. E. N. quien quiere se le trasmitan estos sus sentimientos al expresado señor Gobernador. El infrascripto, llenando de este modo los deseos del Exmo. Gobierno de la Nación, aprovecha la ocasión lisonjera que se le presenta para reiterar al señor Gobernador a quien se dirige, sus sentimientos de aprecio y consideración más distinguidas. — Martín Rodríguez. — Exmo. Señor Don Estanislao López. Gobernador y Capitán General de la Provincia de Santa Fe. — En otra nota del Ministro Balcarce. dirigida al general López en Octubre 26 de 1825 se lee lo siguiente: "Le es muy conocida al Gobierno encargado del P. E. N. la situación afligente de la Provincia de Santa Fe amenazada continuamente de algunas tribus salvajes del norte, y este convencimiento hace pesar extraordinariamente en su estimación el esfuerzo del señor Gobernador de dicha Provincia en aprontar la fuerza que indica tener lista y la que estará antes de quince días, toda la que debe marchar a la línea del Uruguay a disposición del general en jefe que se halla en ella", (Archivo Histórico de la Provincia de Santa Fe).


(5) García llevaba instrucciones para firmar la paz, "en términos honorables y con reciprocas garantías a ambos países, teniendo por base la devolución de la Banda Oriental o la erección y reconocimiento de dicho territorio en un Estado libre e independiente". Estas eran las instrucciones oficiales; pero don Manuel García llevaba además las instrucciones verbales del grupo. Y llevaba su historia. El era quien había gestionado la invasión portuguesa. El gobierno que lo elegía no estaba formado por niños del Limbo. "Carlos Pereyra: Historia de América Española. Tomo IV Las Repúblicas del Plata. Pág. 285)".


(6) Véase el artículo titulado: Estanislao López y Domingo de Oro.


(7) "Al regresar el ejército del Brasil, dos de sus generales cometen la acción incalificable de sublevarlo y de hacerlo servir a sus miras políticas: Lavalle con una mitad derriba violentamente las autoridades porteñas y quiere cimentar con la sangre— ¡qué sangre! la de Dorrego—el predominio unitario: Paz con la otra mitad asalta a Córdoba y se adueña del interior, para regenerarlo también a filo de sable. Era la realización práctica del voto de Agüero: "haremos la unidad a palos". Cuando se reflexiona en esos sucesos la mente parece divagar. Esos generales subvirtiendo la disciplina y haciendo servir un ejército nacional para sus planes de partido o sus miras personales, parecen ser la resurrección de aquellos condottieri italianos que, guelfos o gibelinos, asolaban la histórica península como si se tratara de un país mostrenco. Era algo como el reflejo de aquella época infausta de la guerra de "los treinta años" que postró a los países germánicos, obligados a ser católicos o protestantes a beneplácito de las huestes de un Wallenstein o de un Gustavo Adolfo que penetraban a saco, desplegando fuerza bruta, y sometiendo con sus picas a las poblaciones inermes". (Ernesto Quesada. La época de Rosas. Pág. 54. Publicación de la Facultad de Filosofía y Letras. 1923).


(8) "Rómulo C. Carbia: Historia de la Historiografía Argentina".


(9) "Rivadavia, el triunvirato, y la oligarquía reaccionaria de Buenos Aires, pretendían con el golpe de estado, retrovertir la revolución de Mayo a su punto de partida. Al suprimir la división de poderes, asumían la suma de la autoridad pública; al disolver la junta de diputados, desconocían la autonomía de los cabildos, creada por la revolución; y al ratificar el nombre del rey Fernando, negaban todo propósito de independencia y democracia". Ricardo Rojas: La Argentinidad. Pág. 286.


(10) Ricardo Rojas: La Argentinidad.


(11) Juan P. Ramos. El Poder Ejecutivo. Tesis, pág. 112.


(12) "Yo vivía tranquilo, en mi casa, con mi dilatada familia, disfrutando de una mediana fortuna y ejerciendo el oficio de notario mayor de este Obispado desde el año 1789. Parece que había un formal empeño en incomodarme, en meterme y comprometerme en la revolución, y en sacarme de mi casa y atenciones". (Memorias de Posadas).


(13) El Congreso del XVI, merecidamente celebrado por la declaración de la independencia, nada hizo que revelara el propósito de un cambio de régimen; dentro de la filosofía política, su posición fue, más que conservadora, reaccionaria, trasuntando un espíritu de feudalismo localista que disgregaba la floja unidad del Virreinato, sin revelar el menor asomo de los propósitos de federalismo republicano que agitaban los caudillos del litoral. (José Ingenieros. La evolución de las ideas argentinas. La Revolución, pág. 357).


(14) "Podía preverse que degeneraría en una camarilla", dice Mitre del congreso de Tucumán.


(15) "Traer el gobierno de fuera, fue la idea de los principales patriotas, y siguieron propagándola desde los primeros tiempos Saavedra. San Martín, Belgrano, Castelli, Pueyrredón, etc., etc.: ningún hombre de juicio pensó en la República. Hemos visto después a nuestros congresos y gobiernos andar por Europa, en busca de quién quisiese gobernarnos, y los hemos visto humillarse hasta ante el principino De Luca, en su trono de cuatro tablas de pino, y un tapiz de terciopelo, como decía Napoleón I. Nadie ha querido ser fundador glorioso de una dinastía. Véase el poder de la poltronería y de las falsas ideas sobre lo grande". (Carta de don José María Rojas y Patrón a don Juan M. de "Rosas en 1862. Saldías: Op. cit. pág. 462).


(16) "El proyecto de Sarratea, en cuanto a la negociación con Carlos IV, no tenía consistencia política, y hubiera sido rechazado por hombres de más peso intelectual que Belgrano y Rivadavia, pues Fernando VII era el Rey Jurado de España y de Indias, reconocido por todas las potencias, inclusive Napoleón, al restituirlo a su trono en 1813, y si alguna duda quedaba, ésta había desaparecido ante la declaración de Carlos IV, — 14 de enero de 1815 — por la que cedía la corona a su hijo mediante estipulaciones de familia, ratificadas por Fernando, en 4 de marzo siguiente”. "Carlos Villanueva. — La Monarquía en América. Bolívar y el General San Martín, pág. 36".


(17) Puede verse en el tomo IV, pág. 619, (Apéndice) de la "Historia de la República Argentina de V. F. López, Buenos Aires 1912". A esta actitud de Rivadavia, en 1816, y a la documentación publicada en 1880, se refiere el folleto de don Gabriel Rene Moreno "Prevaricación de Rivadavia".


(18) Léase: Zorrilla de San Martín: La epopeya de Artigas y Hugo Barbagelata: Artigas y la revolución americana.


(19) El mismo Rivadavia, en 1818, gestionaba en París ante la corte de Luis XVIII, el deseado príncipe para la monarquía del Plata. Veamos lo que dice el respecto don Carlos A. Villanueva, que ha compulsado los documentos pertinentes en los archivos del Gobierno Franco: "Rivadavia declaró a Richelieu en una nota diplomática, estar autorizado por su gobierno para negociar la monarquía argentina sobre la base del reconocimiento de la independencia. Este señor, después de fracasar en sus conversaciones con el ministro español, señor Ceballos, había regresado a Londres, centro de los agentes hispano-americanos, donde a fines de 1817, dijo en una nota a Lord Castiereagh, iguales cosas de las que ahora decía a Richelieu, es a saber que "estaba autorizado para protestar que la marcha y disposiciones de dichas provincias, no contrariarían jamás la política de los gobiernos de Europa sino que están dispuestas a respetarlas y conciliarlas en todo lo que sea exigible". Más adelante agrega el señor Villanueva: "Saldías afirma que no existen documentos que acrediten haber iniciado Rivadavia, negociaciones con París. Nos complacemos en dárselos aquí. "Villanueva. Op. citada, pág. 70".


(20) "En perfecta antitesis con las oligarquías feudales del interior, se definían cada vez más los principios del federalismo republicano del litoral. No es justo confundir una cosa con otra aunque ello se acostumbra para mostrar a los "provincianos" como un todo homogéneo contra los "porteños" centralistas confundiendo principios políticos para justificar pasiones de otra índole. (José Ingenieros. La Revolución pág. 360.)


(21) Por su parte, el diputado Galisteo decía en el mismo congreso, antes de votarse el proyecto de constitución unitaria, el 11 de setiembre de 1826: "Mi provincia es importante por su localidad, por los servicios que ha prestado a la independencia y a las demás provincias y es importante por la firmeza con que ha sostenido sus derechos y sabrá sostenerlos. En consecuencia pido que la sanción del proyecto se vote nominalmente y reclamo a nombre de mi provincia que se la reconozca con la libertad, independencia, límites territoriales y jurisdicción que ha poseído y poseía cuando ha venido a formar el pacto en el congreso. Esto lo exijo a nombre de ella, antes de sancionarse el proyecto". (Diario de Sesiones del Congreso General Constituyente de las Provincias Unidas del Río de la Plata, Nº 192).


(22) Otras ciudades sufrieron también los vejámenes de aquellos jefes que desprestigiaron a la antigua capital, y comprometieron el principio revolucionario. Ricardo Rojas en "La Argentinidad", se expresa de esta manera: "Hubo un momento en que las provincias del norte dudaron de Buenos Aires, acobardadas aquellas apacibles sociedades por las torpezas a lo Dorrego, en Jujuy o por las heregías a lo Castelli en Macha, con que la "patota" de oficialitos porteños gozábase en los días de tregua militar". (Ricardo Rojas. La Argentinidad pág. 145),


(23) He aquí algunos detalles del diario inédito del señor Andino, escrito durante los sucesos, cuyo original se conserva en poder del autor: "Hoy 10, los soldados de Díaz Vélez, balearon a don Gabriel Escalante, por defender a sus dos hijas, y también al marido europeo de la Andrada. "Tres mujeres ancianas murieron estropeadas de los negros". "Otra degollada se encontró". "Los negros que trajo Diaz Vélez, no eran sino demonios, no hay voces para explicar los daños y males que causaron a esta ciudad". "Se mantuvieron veintiocho días, continuando el saqueo y cuanto dinero había, plata labrada, pulperías, trastos de las casas, lo que no llevaban a los cuarteles lo quebraban: cuantas aves había en todo la ciudad, todas las mataron; no es para creerse cuanto robaron y destrozaron en partidas de yerba y tabaco, el general y oficiales compraban a los negros cuanta pieza de plata sacaban cavando casas, patios, huertas, para descubrir tesoros y tapados; en un pueblo como Santa Fe en que el más pobre tiene sus espuelas de plata y freno con copas, qué diré de otras casas que han tenido mucho y el general y oficiales les compraban a los negros por más que nada acopiando cajones en que las acomodaron el día y la noche antes de la fuga; no hay duda que robaron a su satisfacción pero aunque sangraron las calle» los veintiocho días ni comieron ni durmieron a gusto".


(24) Don Joaquín de Vedia, autor de una historia argentina en que reviven los odios y los rencores de don Vicente Fidel López, reconoce, empero, la actitud viril de aquellos hombres, con estas palabras: "En cuanto a Santa Fe, los historiadores menos sospechosos de parcialidad por la causa de estos precursores del federalismo, convienen en admirar la heroica resistencia opuesta por ella a las intimaciones de acatamiento que, de modos diversos, le dirigiera el gobierno de Buenos Aires". (Joaquín de Vedia. República Argentina. En la Historia del Mundo en la Edad moderna. Tomo XXIV, pág. 292). Ya hemos visto cómo deben entenderse esos "modos diversos"... con que Buenos Aire» intimaba el acatamiento...


(25) "La libertad bien ordenada de todos los pueblos hermanos" decía el general López en 1820. dirigiéndose a Artigas.


(26) Dice don Domingo Crespo en sus Memorias: "Al empezar la existencia política de este hombre célebre en la revolución de América, de este héroe feliz hasta el fin de su carrera, de este hombre, en fin, grande por naturaleza, no puedo menos de dar una ligera idea de sus principios, para que se conozca que el tino y el acierto en los hombres no está ligado al saber sino qué es un don de la providencia, con que manifiesta más su poder. Don Estanislao López tuvo su origen en una familia humilde y bastante pobre, no tuvo más educación que las primeras letras y como a la edad de quince años salió del colegio y sé retiró a las fronteras del Norte en clase de soldado. Muy joven se le hizo cadete, y en esta clase estuvo hasta la edad de veinticuatro años, que tenía el año diez, cuando sé efectuó nuestra revolución americana. Fue subiendo tan lentamente en sus grados, que vino a ser alférez de una compañía de Blandengues, el año 13. Estaba de teniente el año 16 cuando se efectuó la revolución contra el general Viamonte, y en el gobierno de Mariano Vera fue graduado de Teniente Coronal y colocado de Comandante de Armas, y en es I a clase se hallaba cuando fue electo gobernador de la provincia, en Julio del año 18". (Domingo Crespo. Memorias. Publicadas como Apéndice en la Historia de Santa Fe, de Manuel Cervera). "Uno de los pocos militares de aquella época cuya carrera aparece hecha paso a paso y de una manera regular, desde alférez, en 1812, hasta general. (1823). (Juan Alvarez: Ensayo de Historia de Santa Fe. Pág. 248)


(27) Otro rasgo nunca desmentido del carácter de López, fue su benevolencia y su constante disposición para perdonar. Permítasenos relatar una anécdota de su vida, que figura en una caria de Rosas a Ibarra. Encontrábase López en Buenos Aires en 1837 y había llevado entre sus empleados a don Manuel Leí va, futuro constituyente del 53 y hombre de actuación destacada en el Tratado Federal de 1831. Había sido enemigo político de López, y Rosas le odiaba porque, el año 31, trató valientemente de que se despojara a Buenos Aires de ciertos privilegios que acaso hubieran evitado o atemperado su tiranía. Dejemos la palabra a Rosas: "El tal Manuel Leiva es otro malvado unitario. A este lo pilló el señor López en una revolución que le quiso hacer en Santa Fe y por esto se veía de ambulante ocioso en aquella ciudad. Cuando dicho señor vino a curarse a esta ciudad, lo trajo consigo como amanuense, sin embargo que sabía lo malo que era. Bajo este concepto preguntándole yo al señor López, por qué traía aquel hombre sabiendo lo que era? me contestó: lo traigo conmigo a ver si de este modo lo hacemos bueno. Me callé por no perjudicar más su importante salud, ya muy agravada entonces". (Carta de Rosas a Ibarra en 1839, pidiendo la entrega de don Domingo Cullen). Cuando el fusilamiento del capitán Ovando, sorprendido en momentos en que iniciaba un motín para asesinar en el cabildo al general López, este le hizo ofrecer el indulto momentos antes de la ejecución, sí se comprometía a no conspirar contra las autoridades constituidas. Ovando prorrumpió en insultos contra López y la sentencia fue ejecutada. Eran antiguos enemigos. Dice don Carlos Aldao en su folleto "Los Caudillos" que Ovando fue ejecutado sin forma de juicio. Es incierto. Actuó como Juez don José Elías Galisteo, miembro distinguido del congreso de 1826, y el expediente existe en el archivo de Santa Fe. Es oportuno recordar que poco tiempo después el gobernador de Santa Fe descubría una nueva conjuración que tenía ramificaciones en Buenos Aires. Lo comunicó al gobierno de aquella provincia, y he aquí la nota que recibió del gobernador interino Rivadavia: "El Gobierno de Buenos Aires, inalterable en sus principios de sostener a todo trance la armonía y relaciones amigables con el de la provincia de Santa Fe. no omitió paso alguno para descubrir las miras y complicidad de los implacables enemigos del orden, y para castigar sus atentados. En efecto, la energía con que se ha procedido en este caso, es la mejor prueba que puede dar el gobierno de Buenos Aires al de Santa Fe, de su decisión y amistad. El lunes 24 del que rige fue pasado por las armas en la plaza del 25 de Mayo el reo Juan Antonio García, principal motor de la conjuración proyectada contra ese gobierno, e igualmente han sido expulsados para siempre de la provincia de Buenos Aires, los cómplices don Mariano Vera, don Pedro José Alvarez (alias Casco) don Benito Urraco y don Bernardo Cabral. Como las maquinaciones de estos marchaban ciertamente de acuerdo con las que procuraron realizar proyectos en esta la noche del 19, es indudable que unos y otros eran movidos por un mismo propósito y dirigidos por una misma mano. El Dr. Gregorio Tagle, aparece como cabeza de esta inicua conspiración y se sabe ser él quien ha hecho las erogaciones de dinero, habiendo entregado alguna cantidad a don Mariano Vera. Tagle se ha sustraído con la fuga al rigor de la ley y de la justicia pero el gobierno de Buenos Aires se halla actualmente ocupado en restituir a la provincia la tranquilidad y el honor que le quisieron arrebatar los malvados, y en prepararle su escarmiento que cruzará para siempre sus proyectos de sangre. El Gobierno de Buenos Aires, reitera al señor Gobernador de Santa Fe sus más particulares consideraciones. Bernardino Rivadavia. Al señor Gobernador de la Provincia de Santa Fe — (Archivo Histórico de Santa Fe. Tomo 21|2-1821-1823. Notas de los Gobiernos de Provincia). En cuanto al desinterés y la altura moral, del general López, bástenos transcribir un episodio del libro de un escritor uruguayo. Dice así: "Las vacas regaladas al protector López. — Rivera era un hombre de sentimientos nobles. No podía olvidar los servicios que don Estanislao López le había prestado desde el momento que se asiló en Santa Fe, huyendo de la persecución de Rivadavia. Si bien no había querido hasta cierto punto, admitir el nombramiento de 2º jefe del ejército del norte, no podía quitar de su memoria las delicadas atenciones de López al llegar a Misiones y retirarse, previa entrega de los elementos que había llevado como primer jefe de la expedición. Rivera dejó constancia de su gratitud en una nota ofreciendo a su protector y amigo 4.000 cabezas de ganado vacuno. El gobernador López contestó de una manera honrosa. Su respuesta es un contraste con la actitud de don Mariano de Escalada, Blas Despouy y otros, sí se recuerda que Pueyrredón llega hasta relatarnos que don Pedro Espino se fugó con un arreo de 15.000 cabezas, cuya conducción le había encargado el gobernador Rivera, quien quería por esto perseguirlo y fusilarlo. El general López, decía al general Rivera: "Es en mi poder su estimada del 4 del presente, en que me oferta 4.000 cabezas de ganado vacuno como un testimonio de su amistad y gratitud al acogimiento que le di en la provincia de mi mando, cuando llegó a ella perseguido. Yo debo advertir a usted que cuando lo vi en desgracia, aun sin conocerle, no solo lo acogí sino que me decidí a franquearle toda mi protección. Este procedimiento de mi parte no fue de manera alguna animado de la más leve esperanza de recompensa; fue obra exclusiva de mí carácter. Si usted desea acreditarme con ella su gratitud, le basta con que usted abone los caballos que me dieron para facilitar mis marchas, cuyos acreedores andan ya por esos destinos. .Esto solo será para mi la mejor prueba de su amistad". Qué hermoso es leer papeles de esta naturaleza, que exhiben la grandeza moral de un hombre en contraste con la vileza de otros! López era un tipo varonil, y su acción para con Rivera, tenía un gran valor moral. (Alberto Palomeque. El general Ribera y la Campaña de Misiones).


(28) "Al pasar por Coronda, robaron las casas y se llevaron muchas familias hasta el Rosario, y en el trayecto del Salado al Carcarañá, arriaron las haciendas y ganados que encontraron y las carretas de los vecinos como despojos de la campaña. El general Mitre anota 3.000 cabezas de ganado vacuno, más de cuatrocientos bueyes y cinco a seis mil ovejas. A más, el mismo Balcarce anunciaba que: "Iba a tomar del Carrizal como cuatro mil cabezas de ganado y todo lo demás que hallare. Así dejaban a Santa Fe en la última necesidad, sin más recursos para sostenerse, y con lo adquirido, proporcionarían al ejército de Buenos Aires subsistencias por un año, y las caballadas necesarias para una nueva invasión. Ni los indios llegaron nunca a tales extremos..." (Cervera: Historia de la Ciudad y Provincia de Santa Fe, tomo 2, pág. 454).


(29) ("Juan Alvarez; Ensayo sobre la historia de Santa Fe", pág. 252).


(30) No faltará quien recuerde a este propósito que el Congreso General Constituyente reunido en Buenos Aires había sancionado la famosa constitución unitaria de 1819, ni monárquica ni republicana pero "alabada por los sabios", según las palabras del Deán Funes. En efecto, el 22 de abril se había votado aquella constitución, y el mismo congreso, seguía, en sesiones secretas, preparando la venida del Príncipe de Luca, aquél, "de las cuatro tablas de pino y un tapiz de terciopelo". . . En la sesión del 1 2 de noviembre del mismo año se aprueban "las condiciones bajo las cuales había de admitirse " la propuesta hecha por el Ministro de Relaciones Exteriores de la Corte de París para establecer en las Provincias Unidas una Monarquía Constitucional" (sic). Una de las condiciones, la 4ª, dice lo siguiente: "Que estas  Provincias reconocerán por su Monarca al Duque de Luca bajo la constitución política que tienen jurada, a excepción de aquellos artículos que no sean adaptables a una forma de gobierno monárquico-hereditario, las cuales se reformarán del modo constitucional que ella previene". Otra de las condiciones establece: "Sea también del cargo del mismo Rey Cristianísimo facilitar el enlace matrimonial del Duque de Luca con una princesa del Brasil..." (Actas secretas del Congreso). El general Belgrano dijo al general Paz, a propósito de la constitución del 19: "No me gusta ese gorro y esa lanza en nuestro escudo de armas y quisiera ver un cetro entre esas manos, símbolo de la unión de nuestras provincias". (Memorias de Paz).


(31) J. Antonio King. (Veinticuatro años en la República Argentina, cap. I y II, pág. 17).


(32) El capitán Russell Elliot, conoció al general López en Buenos Aires, en 1837. Según las crónicas del Britich Packet, López a su vuelta de Buenos Aires para Santa Fe, permaneció algunos días en la chacra de los Tapiales, distante pocas leguas de Buenos Aires. Allí fueron a visitarle un día de abril Mr. Mandeville, Ministro de S. M. Británica, don Carlos M. Huergo, el capitán Russell Elliot a que nos referimos y además dos oficiales ingleses de la fragata Fly. "Fueron recibidos por Su Excelencia, dice aquella crónica, con la afabilidad y la fineza que ha ganado para él una general estimación en Buenos Aires". (With that kindness and urbanity which has gained for him such universal esteem in Buenos Aires). El general hizo ese viaje a Buenos Aires, acompañado de su familia y buscando mejorar su quebrantada salud. Le acompañaron desde Santa Fe, el médico doctor Leppar y el Hon. Edward John Upton. El mal que acabó con su vida había debilitado extremadamente su organismo. Los diarios de la época suministran detalles muy sugerentes: una noche en el teatro no puede tenerse en pie y se ve obligado a sentarse antes de terminar el Himno Nacional; otra noche desapacible, se mantiene durante la función celebrada en su honor, embozado en su capa militar.


(33) Saldías, op. cit. Apéndice, pág. 440.


(34) Los caudillos eran furiosamente antimonárquicos. Al triunfar López y Ramírez en Cepeda, cuando pudieron llegar a la Fortaleza de Buenos Aires para recibir los obsequios de la ciudad humillada, no exigieron tributos ni se entregaron al saqueo; solo pidieron que se entregaran las actas y documentos reservados del Congreso, que trataban del establecimiento de la monarquía. Aclarado el sentido de las gestiones, y considerándolas desautorizadas por la publicidad, concluyeron con Buenos Aires el Tratado del Pilar, que puede llamarse el pacto de la disolución. (Carlos Pereyra. Historia de América Española, tomo IV, Las Repúblicas del Plata, Calleja. Edit.).


(35) Días antes de firmarse el Tratado del Pilar, —el 18 de febrero— López escribía al Gobierno delegado de Santa Fe: "Pocos días más felices en mi vida como el de ayer, en cuya noche hemos firmado con el general Soler un armisticio por tres días, que seguramente nos reportará la paz y una amistad imperturbable entre pueblos hermanos que jamás serán libres ni dichosos sin ser unidos, estas fueron siempre mis aspiraciones por las que no he excusado sacrificios. Si los hombres meditan con reflexión, se penetrarán de que es concluida la obra de nuestra regeneración política, si tienen virtud para sostenerla. Después de lograda esta no pequeña empresa yo me alejaría para siempre de mi país, si no viese que el último de mis compatriotas sabrá apreciar tan grandes ventajas cooperando exclusivamente al bien nacional." (Archivo de Santa Pe, tomo 1 1/2, Segundo 1816-1820).


(36) "En la reacción que al punto se inició contra los monárquicos, mandó publicar Sarratea una colección de documentos (Proceso original justificativo contra los reos acusados de alta traición ante el Congreso y Directorio), concernientes a aquellas negociaciones y que constituían las piezas principales del proceso que contra los hombres del Directorio se abriera. Este folleto, distribuido profusamente en Europa y América, levantó no solamente escándalo en todos los círculos, sino también un incidente diplomático entre París y Londres a causa de la negociación de Gómez". "La prensa inglesa se apoderó al punto del folleto. Las inserciones que hace el Morning Chronicle —6 de julio— llevan a Sir Robert Wilson a Interpelar en los Comunes a Lord Castlereagh, para que se explicara sobre tan estraña negociación de Francia con Buenos Aires. El Lord se negó a responder por prudencia diplomática. Pero en la sesión del 11 se adelanta Mr. Lushington para pedir al gobierno la comunicación oficial de todos los documentos relativos a la negociación de París con Gómez. El debate se hace tempestuoso, pues los americanistas inculpan al gobierno de dejarse ganar de mano por Francia en los negocios de las colonias españolas de América". Carlos A. Villanueva. (La Monarquía en América Bolívar y San Martín, pág. 153 y sig.)


(37) Archivo de Santa Fe. Documentos varios 1817-1852.


(38) (Vicente Fidel López, op. cit., tomo VIII, pág. 239).


(39) Para darse exacta cuenta del papel que representaba Alvear en el ejército de Estanislao López, son muy ilustrativas estas palabras de don Urbano de Iriondo, a propósito del asalto y toma de San Nicolás, por Dorrego: "Emprendió Dorrego su marcha sobre López y sorprendió a San Nicolás de un modo, que no se le escapó ningún chileno ni oficiales de los de Alvear y si éste y Carrera salvaron fue por la casualidad de haber ido a donde estaba López. Este hizo embarcar inmediatamente a Alvear en una canoa, y lo mandó a la Banda Oriental, pues él tuvo la culpa de este suceso; porque luego que López tuvo noticia de la inmediación de Dorrego, lo mandó a Alvear a que tragese aquella gente, y en el camino se acostó a dormir, así fue que Dorrego caminó en la noche y asaltó en la madrugada, y permitió a su tropa saquear el pueblo". (Urbano de Iriondo. Op. cit. pág. 47). El historiador chileno señor Vicuña Mackenna, en su afán de destacar la personalidad de José Miguel Carrera, ha llegado al absurdo de asegurar que este último, comandaba las tropas federales en la Canadá de la Cruz y en las campanas contra Buenos Aires. El mismo don Vicente P, López, enemigo del caudillo santafecino, se ha encargado de desmentir esa afirmación. "Esta cómica ocurrencia—dice don Vicente Fidel—de poner a López, que era el general en jefe, y el caudillo nato de la invasión, a las órdenes de Carrera, que apenas era allí un advenedizo subalterno sin poder propio, solo podía ocurrírsele a un escritor sin criterio y dispuesto a falsificar la verdad de las cosas que escribía. Y esto, haciendo a un lado la notoria superioridad de López, como genio y caudillo militar sobre Carrera. Es preciso ignorar las cosas de aquel tiempo y no haber tenido noción seria ninguna sobre los hombres que actuaban en los sucesos, para no saber que López era un hombre evidentemente superior .1 Carrera en capacidad estratégica y en sagacidad diplomática; que tenía un agudísimo sentido común y un sentido moral no solo más elevado, sino infinitamente más sensato y reposado". (V. F. López. Op. cit., pág. 295 y sig.).


(40) Dorrego, pocos años más tarde, convertido al federalismo, iba a lidiar por la causa de las provincias en un congreso nacional y a atraerse la adhesión de todas ellas como gobernador de Buenos Aires. Ese caudillo contra quien ahora combatía con tanto tesón vengaría ocho años después su fusilamiento inicuo, derrotando a Lavalle en Puente de Márquez. En la entrevista a que nos referimos, López hizo conocer a Dorrego un documento que probaba la entrega de la Banda Oriental a los portugueses, por el Directorio de Buenos Aires, Así se desprende de lo manifestado más tarde por Dorrego en el Congreso Constituyente de 1826: "La Provincia Oriental, es de pública notoriedad, que fue ocupada mediante un tratado, por las tropas lusitanas, que a pretexto de acabar con la anarquía de Artigas, ocuparon aquella provincia". "En el momento de ser expatriado a los Estados Unidos, publiqué un manifiesto, con fecha 15 de julio de 1817, pero pasaré a probarlo. En la entrevista que tuve siendo Gobernador de la Provincia, en el Arroyo del Medio, con el Gobernador Estanislao López, concurriendo don José Miguel Carrera, me presentó un documento traído de la Secretaría, en el que se convenía no tomar una parte activa por la ocupación de las tropas lusitanas en la Banda Oriental; tal vez el señor Ministro que se halla presente, ha leído ese documento..." Yo le he leído, y hay más, era una copia y estaba autorizada por el Ministro Tagle; 'hay más, pasando para la colonia en aquella época, el Ministro de la Guerra, reconvino al Sr. Tagle y se le contestó diciendo que era solamente proyecto. "No me cansaré de repetir; he leído el documento, y a presencia del Sr. López; a pesar de todos los argumentos que se quieran hacer, nadie me quitara el haberlo leído, y que ha sido presentado al Sr. López y a algunas otras personas que me acompañaban". (Palabras de Dorrego en el Congreso Constituyente de 1824-1827. Sesión del 4 de julio de 1826. Nº 160 del Diario de Sesiones del Congreso)


(41) Se refiere a las invasiones de Díaz Vélez y Balcarce.


(42) Vicente Fidel López. —Op. citada. Tomo VIII, pág. 350 — ¿No demuestran estos oficios hasta la evidencia que aquel caudillo tan calumniado no era el localista que se pretende? Ese mismo año, en noviembre 26, decía en una nota al gobernador de Mendoza, Godoy Cruz: "He celebrado sobre mi corazón, las noticias favorables del Ejército Libertador del Perú y por ello y la paz de nuestros recíprocos deseos le rindo mil enhorabuenas".


(43) "En estos tratados se mostró Buenos Aires muy mezquina con esta Provincia, de lo cual le vino a don Juan Manuel de Rosas toda la influencia que tuvo en ésta, pues habiendo pedido el comisionado de ésta 25.000 cabezas de ganado por vía de perjuicios, se negaron a ello los comisionados de Buenos Aires y no se podía arribar al tratado. Entonces Rosas que se hallaba presente, dijo: que sí en esto se paraba el tratado, él con sus amigos darían aquel número de hacienda que se pedía y así lo verificó". (Memorias de don Domingo Crespo).


(44) "En el Sur, la revolución tiene una órbita para el militar, otra para el caudillo. El militar es San Martín, Belgrano o Rondeau. El caudillo es Artigas, Güemes o López. Uno es el que levanta Multitudes y las vincula a su prestigio personal y profetice y otro el que mueve ejércitos de línea y se pone con ellos al servicio de una autoridad civil''. — José Enrique Rodó: "Bolívar".


(45) "El Mercurio" en la reproducción de la carta, ha procurado conservar la ortografía del original. Es caprichosa. No era más correcta la que empleaban casi todos los Padres de la Patria. Pero si la ortografía es defectuosa, los conceptos son profundos y el estilo revela a un hombre que dice su pensamiento sin reticencias". (Nota de la Revista Crítica de Buenos Aires, setiembre de 1925).


(46) En las instrucciones dadas por la Junta de Representantes de la Provincia, al Diputado por Santa Fe, en la Convención Nacional de 1828, figura la siguiente cláusula: "Exigirá que para establecer un fondo nacional que pueda fundar los recursos generales, para todos los casos de contingente, que puedan caber a las provincias, en el sostén de la guerra y demás ingerencias que les ofrece su situación política, se construya una Aduana General de todos los efectos que se introduzcan de ultramar, en esta América, y de donde las provincias puedan extraerlos sin gravamen alguno que solo deberán soportar los introductores extranjeros, cuya administración cometerá el Cuerpo Nacional, cada dos anos a tres individuos, hijos de las provincias, alternativamente".


(47) La actitud de Rivadavia, frente a las congregaciones religiosas, Cuando la reforma eclesiástica, suscitó contra él el odio implacable del clero y Sus diatribas furibundas, que han subsistido a través de la historia. Como consecuencia de esta corriente de opinión, la memoria, de Rivadavia cuenta con la adhesión ciega del elemento anticlerical y liberal. Sin embargo el liberalismo de Rivadavia no pasaba de un regalismo a la española, que no le impedía ser católico practicante y respetuoso del dogma como el que más. Don Vicente Fidel López asegura no solo que jamás dejó de oír misa los domingos y fiestas de guardar, sino "que durante su juventud era asistente asiduo a la Casa de Ejercicios Disciplinarios, donde se azotaba las espaldas con fervor", (Véase su Historia, de la R. A. tomo IX, pág. 130). En cuanto a la tradición conservadora, o por así decir aristocrática, ha venerado también, siempre, la figura de Rivadavia, por su indeclinable adhesión a las monarquías, su inclinación a la pompa y al fasto, y sobre todo por aquella célebre Sociedad de Beneficencia, asociación de clase sin duda alguna, inspirada por la Junta de Damas que fundó Carlos III, el modelo obligado de Rivadavia, y de la que dice el historiador Gebhart, citado por don Vicente Fidel: "La Junta di Damas fue erigida en 1775: entraron las damas más distinguidas de la nobleza, las Infantas y la Princesa de Asturias...'" De las fundaciones de Rivadavia, esta es claramente, la que mejor resume su ideología y su carácter... "Sus iniciativas de cultura y administración, dice Ricardo Rojas, fueron plausibles, pero hubieran podido ser las de un ministro de Carlos III, las de un discípulo español de Jovellanos y Floridablanca, las de un virrey ilustre como Vertiz, a cuya clase de hombre pertenecía. Estadista excelente para administrar un país ya constituido, mostróse pésimo político cuando trató de constituirlo. El fracaso de su sistema pruébanos que no fue un precursor. (Ricardo Rojas: "La Argentinidad").


(47b) Era tal el sentimiento de animadversión que dominaba en la clase dirigente de Buenos Aires contra todo movimiento genuinamente popular, que cuando se supo la muerte del caudillo Güemes, la "Gaceta de Buenos Aires" la comentó con estas palabras: "Murió el abominable Güemes al huir de la sorpresa que le hicieron los enemigos con el favor de los comandantes Zerda, Zabala, y Benítez, quienes se pasaron al enemigo (¡!). Ya tenemos un cacique menos". Como se ve, no era muy grande el sentimiento nacionalista de aquel gobierno provincial de Buenos Aires…


(48)La tentativa de alcanzar la independencia de América mediante la entrega de sumas de dinero al gobierno monárquico liberal de España en 1823, era conocida y comentada en el mundo diplomático europeo. A fines de 1825, el marqués de Moustier, embajador de la corte de Francia en Madrid, refiriéndose a la dificultad de que las Provincias Unidas aceptaran un infante español, decía en una nota al barón de Damas: "¿Será ahora cuando una constitución puramente democrática ha reemplazado al régimen menos extremo de Pueyrredón, y que esta república federal después de cuatro anos de terribles convulsiones, parece resentir la necesidad de unirse dándose leyes estables, concebidas en el mismo espíritu democrático, haya de prestarse a renovar el plan de 1819? Ni ha olvidado que en 1823 le concedieron los constitucionales españoles la independencia absoluta mediante cien millones de francos, tratado que, si no se cumplió, fue a causa de que nuestras armas no les dieron tiempo para ratificarlo". (Carlos A. Villanueva; La Santa Alianza. Pág. 226). Sin duda, hay en esto algunas apreciaciones erradas. Los constitucionales españoles no reconocieron la independencia, solo querían la paz, y les halagaría sin duda el negocio de los millones... Pero lo cierto es que el proyecto de Rivadavia se comentó ampliamente y hubo la convicción de que se trataba de un asunto de "toma y daca"…


(49) Publicado en la revista "Humanidades", tomo XIV, de la Universidad de La Plata.


(50) Recuérdense las palabras de Gorostiaga, al discutirse el proyecto de constitución en la sesión del 20 de abril de 1853: "En esta discusión creo que solo pueden examinarse dos puntos: primero, la naturaleza de la forma de gobierno que sirve de base al proyecto de constitución, y segundo la necesidad de su deliberación. El primer punto está determinado por el tratado de 4 de enero de 1831 y por el acuerdo de 31 de mayo de 1852. La constitución de la Confederación Argentina, debe ser federal. (Actas del Congreso General Constituyente de la Confederación Argentina).


(51) Cuando López se dirigió a Lavalle protestando por el fusilamiento de Dorrego, en diciembre de 1828, decía refiriéndose a un manifiesto insultante del jefe sublevado: "La provincia de Santa Fe en la que el Poder Legislativo y Judicial se ejercen con independencia del Ejecutivo, está retratada en aquella frase como un grupo de esclavos sumisos 3 la voz de su amo. Ella exige satisfacción de esta infamia"


(52) Compárense estas resoluciones de la Junta de Representantes de Santa Fe, con la contestación que recibió de Juan Facundo Quiroga, el Dr. Dalmacio Vélez Sársfield, cuando se dirigió a él en San Juan, a nombre del congreso unitario: "Regresa Cecilio Berdeja conduciendo el pliego que condujo de la Diputación del Congreso General: en razón de que el que habla no se halla en el caso de ver comunicaciones de individuos que dependen de una autoridad que tiene dadas órdenes para que se le haga la guerra" etc. — Tezanos Pinto, enviado a Santiago, recibió la orden de dejar la ciudad en el término de veinticuatro horas.


(53) El Gobierno de Dorrego, reconocido a las gestiones del General López en pro de la organización nacional, acordó regalarle una espada que le fue remitida con la siguiente nota: "Ministerio de Guerra y Marina. — Buenos Aires, diciembre 13 de 1827. — El Ministro Secretario de Guerra y Marina que suscribe, ha recibido orden de su Gobierno para hacer presente al Excmo. Sr. Gobernador a quien se dirige, que ha dispuesto remitirle una espada en obsequio, y que aunque ella no sea correspondiente en su valor a la distinción de la persona a quien va dirigida, al menos vendrá a servir de testimonio del aprecio con que mira a la persona del Sr. Gobernador de Santa Fe, a quien el que suscribe tiene el honor de saludar con la más atenta consideración. Juan Ramón Balcarce".


(54) Sarmiento. Recuerdos de Provincia. Biografía de Qro.


(55) "Don Domingo era escéptico, vestía sencillamente con suma pulcritud, presumía con las manos, que tenía hermosas, y se parecía a Gladstone, siendo trigueño". (Lucio V. Mansilla. Entre Nos. II, pág. 268, Buenos Aires. 1889).                              


(56) "Los politicastros del tiempo de Rivadavia, imitándolo a éste que era algo hinchado y retumbante en su lenguaje, llegaron a hacer rodar tanto las erres y a abusar tanto de la conjunción "y" y de los puntos suspensivos, para darse tiempo de rumiar la frase insustancial, que lo que nosotros decimos ahora en un verbo, ellos no podían articularlo sino en unos cuantos segundos. Aconteció que el gobierno de Buenos Aires le mandó un enviado a don Estanislao López para inducirlo en cierto sentido. El Sr. Don Domingo de Oro era su secretario. El me refirió el caso. Don Estanislao conferenciaba; don Domingo esperaba en la antesala, curioso y ansioso, y temeroso de que el caudillo cediera. El enviado salió don Domingo entró. Y, qué tal señor, ¿cómo le ha ido? ¿Se han arreglado? —No amigo, —¿Qué le ha parecido el hombre? —No parece mal sujeto. Pero tiene unas "ies" tan largas... que me ha hecho desconfiar y le he contestado que vería". Lucio V. Mansilla. Mis Memorias, pág. 93.


(57) Véase Cervera. Historia de la ciudad y provincia de Santa Fe, y Lassaga. Historia de López.


(58) El mismo Zinny, refiere "que un señor Cisneros, regente de la imprenta enviada por Dorrego, recibió orden del gobernador don Estanislao López de no dar publicidad a ataques personales y cuando Castañeda quiso poner en juego su relación y amistad con el referido gobernador a fin de desahogarse por la prensa contra uno de los diputados de la convención, el Sr. López reiteró la orden a Cisneros de observarla, aún con el Reverendo Padre". (Véase Zinny. Efemeridografía argiroparquiótica).


(59) Papeles de don Domingo de Oro. Tomo I, pág. 53. Dorrego con sobra de juicio, se adelantaba a impedir una elección presidencial en las circunstancias fraudulentas en que fue electo Rivadavia y en cuanto a la residencia de los poderes nacionales, preveía con clara inteligencia los problemas que ese asunto comportaba. Por lo demás, esperaba formalmente una constitución, de la Convención reunida en Santa Fe. Las actas de la Convención de 1828, permanecen inéditas en el archivo de los tribunales de Santa Fe. Algún historiador de tradición unitaria asegura que nunca inauguró sus sesiones. La mayoría de esos historiadores se ocupan de ella despectivamente.


(60) Entre los papeles de Oro correspondientes al ano 28, se encuentra la siguiente carta de Estanislao López: "Amigo don Domingo de Oro; Son las tres y cuarto, hora en que estoy solo. Si Vd. gusta venir a visitarme, puede hacerlo, seguro de que tendrá mucho gusto su amigo y S.S. E. López"


(61) "La historia ha Juzgado a los que invocaban su fallo: Dorrego no debió morir, pero también agrega la sentencia justiciera, que el autor responsable del crimen no fue el desgraciado que lo consumó, sino los políticos tronados y los pescadores de río revuelto que lo empujaron al precipicio con satánicas sugestiones y sofismas perversos, contenidos en cartas abominables que han visto la luz para eterna ignominia de sus autores. (Groussac. Estudios de Historia Argentina).


(62) Por donde se ve que Sarmiento aprobaba el fusilamiento de Dorrego


(63) Dio después un extenso manifiesto que terminaba con estas palabras: "Pueblos de la Unión, esta es vuestra causa, la causa de la gran mayoría de la república contra una minoría rebelde; la causa de la razón, de las leyes, de los derechos populares contra la fuerza militar. Cese ya la república de ser el juguete de las pasiones y el ludibrio del universo. Tenga alguna vez, leyes, dignidad, orden, sea feliz y pronto ocupe el rango que le destinó la naturaleza. Pero sin orden no hay prosperidad Es preciso establecerlo."


(64) Leyes y Decretos de Santa Fe. (Tomo I).


(64b) Papeles de don domingo de Oro. Tomo 1, pág 69. Acostumbran los autores de manuales de historia a decir que el ejército lo mandaba Rosas. Rosas mandaba la división de Buenos Aires.


(65) Lassaga. Historia de López. (Pág. 368).


(66) Don Domingo de Oro fue al campamento de Lavalle, acompañado del comandante Yupes, ayudante de campo del general López. Sabíase en el campamento unitario que el día de Puente de Márquez, al ver don Domingo de Oro avanzar a López al frente de sus dragones, había exclamado, jovialmente, presintiendo el triunfo de las tropas federales: "Esto huele a soga!" Cuenta la tradición que mientras Oro conferenciaba con Lavalle, y Yupes le esperaba cercano a un grupo de oficiales unitarios, uno de estos cantó en la guitarra la siguiente copla:


      López, Rosas y Quiroga


      Y el fraile San Juan Bautista. *


      Se están perdiendo de vista


      Porque ya no están en boga;


      Y aquel cierto "olor a soga"


      Les causa serios temores.


      Humilde y divino Antonio


      Rogad por los pecadores.


      Yupes, que era guitarrero de fama, y fácil improvisador, se acercó al grupo de oficiales y les pidió la guitarra. Vuelto a su asiento, cantó así:


      López, Rosas y Quiroga,


      Y el fraile San Juan Bautista


      Se están poniendo a la vista


      Porque van entrando en boga;


      Y aquel cierto "olor a soga"


      Causa mal a los sicarios.


      Humilde y divino Antonio


      Rogad por los unitarios.


      "Los oficiales de Lavalle hicieron objeto de sus burlas al compañero, que había al principio improvisado. Yupes tan serio como antes, y cual si no hubiera pronunciado palabra, dejó la guitarra y volvió a reconcentrarse en si mismo, esperando que saliese de la habitación contigua el Sr. Oro, que mientras él cantaba, trataba de la paz de la República, en nombre del Gobernador López". Ramón J. Lassaga. Tradiciones y recuerdos históricos. "Improvisaciones".


      * General Juan Bautista Bustos.


(67) Fundo esta apreciación en documentos fidedignos del general Lavalle, quien en carta del 14 de junio de 1829, escribía a don Juan Manuel de Rosas: "Estimado Compatriota: Desde que el gobernador López, evacuó el territorio de la provincia, y desde que en tu actual lucha no hay sino porteños, no he excusado medio alguno de los que puedan llevarnos a una conciliación, que negué antes al mis tenaz y encarnizado enemigo de nuestra provincia". (Gregorio F. Rodríguez. Contribución histórica y documental. Tomo II, pág. 408). El mismo Lavalle, pocos días después, se dirigía a su amigo Rosas, con una larga carta en que le indicaba cuál era la política que se imponía en aquellos momentos, descubriendo a la vez los menguados propósitos que le habían llevado a invadir la provincia de Santa Fe, y a desoír las proposiciones de paz de su Gobernador. Dicen así sus párrafos más interesantes: "Siempre he creído que nuestra provincia debe estar en paz con Santa Fe, si puede conservarla sin sacrificio del honor y dignidad, porque la guerra con López nos es perjudicial, aún triunfando, Vd. dice que es muy difícil someter la población de Santa Fe; yo convengo en ello y agrego que no recibiría a Santa Fe, ni aún sometida a Buenos Aires; ¿qué beneficios nos podría traer? Ninguno. Al contrario, tendríamos que mantener un ejército para asegurarnos de su obediencia y el perjuicio moral que nos haría la ocupación militar de aquella provincia seria inmenso, pues alarmaría a las demás y fortalecería las animosidades y las desconfianzas que siempre han manifestado para los porteños. Habrá quien diga que la guerra a Santa Fe, podría tener por objeto quitar a López, después de vencido y colocar otro gobernador santafecino, creándole allí un partido que nos evitase la cara necesidad de sostenerlo con un ejército. Pero esto es una locura porque no hay en Santa Fe, quien pueda competir con López, sin el auxilio de un ejército extraño. Además, podría sernos funesto el cambio, porque yo creo que ningún otro santafecina sino López, es capaz de reprimir aquella población salvaje, indómita y desmoralizada. Se pueden agregar otras mil razones de política y de conveniencia, en apoyo del bien que nos resulta de estar en paz con Santa Fe, y de que López, sea su gobernador. Pero Vd. preguntará, ¿cómo es que invadió aquella provincia, pensando de este modo? La contestación es muy larga y la reservo para cuando nos veamos; le diré anticipadamente, que nunca tuve la intención de pasar el Carcarañá, y solo lo hice porque López me mandó decir que me iba a pelear de aquel lado y quise mostrarle que no me imponía su recado, y que le miraba como le miro ahora, en su verdadero punto de vista. Yo me hubiera retirado de Santa Fe, aunque no hubiera recibido la noticia de la derrota de Rauch, después de haber dejado al General Paz. en marcha a Córdoba". (Carta del 9 de julio de 1829, Rodríguez. Op. cit. pág. 414).


(68) Papeles de don Domingo de Oro. Tomo I. Pág. 66.


(69) Memorias del general Paz. 2ª parte. Pág. 96.


(70) Paz, op. citada, pág. 94.


(71) Op. cit. Tomo I, Pág. 78.


(72) Papeles de Domingo de Oro. Pág. 87.


(73) Después del primer pacto de Cañuelas, con Rosas. Lavalle había sonado sin duda en un arreglo con los hombres del partido federal, para someter a las demás provincias con espíritu puramente localista y absorbente. En la proclama que expidió después del pacto decía: "No he encontrado sino porteños, en los que eran mis enemigos. Unámonos y tiemble el que de fuera venga a hollar el suelo de la provincia". (Memorias de Paz. II. Pág. 145). En su desprecio por las provincias se olvidaba, basta de su compañero Paz...


(74) Nota del 6 de octubre. Papeles de Oro. Tomo I.


(75) Memoria del general Ferré, (pág. 64),


(76) El diputado por Santa Fe, Dr. Juan Francisco Seguí, refiriéndose al proyecto de constitución federal sancionado por el Congreso de Santa Fe, en 1853, dijo entre otras las siguientes palabras: "Representante de una provincia en cuyo seno se formuló el Tratado de 4 de Enero de 1831, base fundamental del Acuerdo de San Nicolás de los Arroyos, y ambos Pactos, principio y causa del actual congreso general reunido para constituir la República; faltaría. Señor, al más sagrado de mis deberes, sino aclamara como lo hago con entusiasmo el proyecto de constitución que en general se está discutiendo, sino registrara mi voto vivo en el acta de la más interesante y gloriosa sesión del Congreso Constituyente". (Sesión del 20 de Abril de 1851).


(77) Antes de ponerse en campaña, el general López, dio a los santafecinos la siguiente proclama: "El Brigadier General Estanislao López, Gobernador y Capitán General de la Provincia de Santa Fe, a sus habitantes: Ciudadanos: Todos los medios de conciliación han sido inútiles, para establecer la paz interior de la República, y libertad de los pueblos. Los militares sediciosos, cómplices de Lavalle, que en 1829 se apoderaron de la provincia de Córdoba, nada menos aspiraban que a extender sus conquistas y afianzar su dominación en todas las provincias. Los recientes sucesos de Entre Ríos y Santiago, han descorrido el velo, sin que pueda dudarse de su proyecto de invadirnos. Estamos en la última jornada han dicho estos caudillos, y nosotros lo repetimos, seguros de la decisión, y el entusiasmo del ejercito confederado de los pueblos litorales. Es el muro de defensa de nuestra existencia social y el brazo fuerte que ha de quebrantar las cadenas en que yacen nuestros compatriotas. Santafecinos: Vuestro primer magistrado corre a participar de las fatigas y glorias de estos valientes. Marcha a presidirlos, procurando corresponder a la alta confianza con que le honran los gobiernos aliados. Durante su ausencia será el Sr. Pedro Larrechea, vuestro gobernador delegado. Respetad su investidura y obedeced sus órdenes. Es la suma de los encargos que debe haceros al despedirse, no dudando lo acompañaréis en los votos que dirige el cielo por la paz y libertad de la patria, pues son el norte de los deseos de vuestro conciudadano- Estanislao López. (Publicado en el periódico "El Federal" de Santa Fe, 2 de febrero de 1831). La musa anónima se asoció al entusiasmo popular, en aquellos momentos, con dos composiciones que aparecieron en el mismo periódico, de muy diverso corte y entonación, e igualmente triviales en su retórica ingenua. La primera, un soneto, dice así:


I decus i nostrum tantarum gloria rerum:


Semper honos, menque tuum, laudesque manebunt.


Sal, López héroe de este suelo.


Contra el tirano parricida parte.


Ilustre militar, gloria de Marte,


A quien protegió siempre y salvó el cielo.


De la Patria blasón, y su consuelo,


De la Cansa Común, firme baluarte,


Por la que noble sacrificarte,


te has propuesto, y propones con anhelo.


No temes los contrastes de la suerte,


Ni de su rueda temes las mudanzas.


Del Topoderoso, solo fuerte,


Del que hace de borrascas las bonanzas,


Esperas la victoria, y de esta suerte,                


Eternizas tu nombre y alabanzas.


La otra es un "Cielito" que dice así:


¿Dó está el supremo Ramírez?


Do en breve el supremo Paz.


Aquel, López, te buscó,


A éste, López, buscarás.


Cielito, cielo que sí.


Cielito de los extremos,


En esta última jornada


Acabarán los supremos.


En otra proclama del 4 de febrero, el general López, decía refiriéndose al partido unitario: "Ellos y su facción, se han arrogado exclusivamente la calidad de hombres decentes e ilustrados y han proclamado, en su rabioso despecho, que "sus rivales", es decir la mayoría de ciudadanos argentinos, son hordas de salvajes, y una chusma, una canalla vil y despreciable que es preciso exterminar para construir la república. En una palabra, que más vale sepultar a ésta en sus ruinas, que permitir prevalezcan los Federales. En tan tristes circunstancias, los pueblos libres de las provincias litorales conocen que no pueden permanecer impasibles. Su honor, su seguridad, la gloria de la Nación, están comprometidos. Es indispensable esgrimir el acero para obtener la paz pública, para dar vida a nuestra patria expirante. El ejército auxiliar confederado marcha con esas miras en medio de vosotros". "No les habéis oído gritar —decía después— que conviene acabar con la chusma, que es preciso matar cuatro mil gauchos? Pues esa chusma, esos gauchos que no doblarán la rodilla delante de ellos, son vuestros padres, son vuestros hermanos, parientes, amigos y conciudadanos".


(78) "Después del año 31 disfrutó ésta provincia de mucha paz y emprendió López la persecución a los indios que, desde el año 13, y en medio de la guerra que queda relatada, no nos habían dado alivio y fue una empresa tan tenaz, que en poco más de un ano quedaron en tal estado que se hacia de ellos lo que se quería. Desde esa época empezó a engrandecerse esta provincia y se puso rica en todos los ramos. Entonces fue cuando López hizo muchas obras en beneficio de ella, que aún están a la vista. Sin embargo ya se veía que la salud de este hombre declinaba y ya presentíamos los males que vendrían si este hombre fallaba. El 15 de julio de 1838 falleció, y hasta la fecha en que escribo no hemos tenido sosiego. Inter él vivía el mismo Rosas tuvo que respetarlo; pero luego que falleció, todos saben sin que yo lo escriba los excesos que se cometieron". (Domingo Crespo. Memorias. Apéndice a la Historia de Santa Fe, por Manuel Cervera).


(79) Sarmiento. Recuerdos de Provincia.


(80) Véase el Capitulo: Estanislao López y Domingo de Oro.


(81) Don Dalmacio Vélez Sarsfield dijo que "la constitución de Santa Fe, se le presentaba a Buenos Aires atada por cintas coloradas y atravesada por el chuzo de una lanza". Quien así juzga la constitución de 1853, había sido el más cumplido palaciego en las tertulias de Manuelita Rosas…


(82) Véase Rómulo Carbia. Historia de la Historiografía Argentina.


(83) El erudito y severo autor de la Historiografía de la Historia Argentina Dr. Rómulo Carbia, tiene palabras justicieras para el libro de Lassaga: "Tres años después de la aparición del libro de Pelliza, don Ramón J. Lassaga acrecentaba el haber del género de la crónica biolográfica, con una historia de López". Después de definir el carácter del libro concluye así: "No es dable negar que dentro de su familia historiográfica, el libro de Lassaga representa un valor. Girando en torno de la misma época que el Dorrego de Pelliza, y aunque desde el solo punto de vista de la crónica santafecina, la Historia de López lo complementa".


(84) Subrayado por el autor de esta publicación. En la transcripción general del documento se emplea la ortografía moderna para hacer más fácil su lectura.


(85) Debe recordarse que en 1829, funcionaba en Santa Fe, una Convención Nacional, convocada el año anterior por el Gobernador Dorrego, y que se disolvió como consecuencia de su fusilamiento por Lavalle.


(86) La elección de Lavalle se había realizado en un templo de la Ciudad de Buenos Aires.


(87) El ejército nacional destinado a invadir las Misiones brasileras


(88) Los comisionados eran don Domingo de Oro y don José de Amenábar.