Viajes por América del Sur
Apéndice
 
 

Nº 1



Notas del viaje por Chile y Perú


[Traducción de F. Nieto del Río y A. R. Ovalle R. 1]



Las casuchas de las clases bajas (de Chile) son de madera i de paja; i las mejores son hechas de adobes. Las puertas son a menudo de cueros. Se usan mui pocos muebles. Jeneralmente se reducen a una cama, una mesa vieja i dos pisos. La cama, que apenas si merece el nombre, la ocupa el mayor de la familia i podría llamarse el lecho de muerte de toda la familia; porque por turno todos la van usando.


En mis escursiones por el pais, Jeneralmente encontré al abuelo o a la abuela ocupando esta situación, la que a su muerte seria ocupada por la jeneracion próxima. El resto de la familia dormía en cueros, tirados en el suelo. Familias numerosas viven así, en común, i rara vez se separan por disgustos. El alimento se reduce a la carne, pero no se consume tan exajeradamente como en Buenos Aires. La mezclan con zapallo, maiz i gran cantidad de ají, junto con algo de maní, (arachis hypogaca), lo que es considerado como mui estimulante.


Sus bebidas casi se reducen al agua i a la chicha, que obtienen esprimiendo el jugo de la uva que cocido en seguida, constituye una bebida agradable. Las clases bajas no son mui afectas al vino, i no es éste de una calidad aparente para aumentar su consumo.


La yerba del Paraguai gusta mucho, pero su precio, 12 reales la libra, la deja fuera del alcance de muchos. Todas las clases fuman con exceso.


El vestido del pueblo lo constituye el poncho i un pequeño sombrero, bajo el cual se amarran frecuentemente un pañuelo, cuya punta cuelga por detras. Mui pocos de la clase baja tienen pretensiones en la belleza personal. Las clases elevadas de la ciudad viven confortablemente. Sus casas son bien amuebladas i mui decoradas con dorados. En el saloncito, hai frecuentemente una cama magníficamente puesta, con sábanas bordadas i con encajes colgando a ambos lados.


Su vestir se conforma a las modas inglesa i francesa, i es muí bien llevada en jeneral, por las delicadas señoritas. Son mui aficionados a la alegría social i casi no hai dia sin que tengan bailes o conciertos. Están mui en boga los bailes españoles í los minuetes. Los bailes españoles son ejecutados con especial elegancia, i algunas de las figuras, el espejo, por ejemplo, donde el caballero i la dama ven sus ojos reflejarse en los del compañero, lo bailan al principio con jeneral retraimiento.


Las damas siempre bailan sin guantes.


Se detienen, bien arrebozadas, hasta el momento antes de bailar, que es cuando el caballero le quita cuidadosamente el abrigo i se lo entrega a la mamá, que está esperando para recibirlo. Apenas se termina un baile, la dama vuelve a cubrirse con él.


Como hai pocos carruajes en la ciudad i como las familias que van a bailes viven mui cerca unas de otras, es de uso, cuando lo avanzado de la hora señala el término de la fiesta, el que se formen grupos que marchen a la cabeza, quedando atrás la jente de peso; estos grupos se detienen mientras la familia golpea en la puerta i se despide de sus amigos i relaciones i esto se sigue hasta que todas las familias vuelven a sus casas.


Las noches son tan agradables que nadie se apresura al regreso.


Las niñas de Santiago estudian música con predilección i, considerando los medios de que se valen para su aprendizaje, es admirable como pueden adelantar. La madre enseña a su hija mayor el modo de tocar un viejo clavicordio, i esta a su vez enseña a sus hermanas menores quienes jeneralmente son varias, pues las familias son muí largas.


Tan luego como un niño se da cuenta de las cosas, se le dedica al instrumento; i como tienen gran facilidad i un amor igual por la ciencia, muí pronto adquieren grandes conocimientos.


Como los niños chicos se retiran temprano, cuando entran al salón donde hacen música para que bailen sus hermanas mayores, ya han dormido un buen sueño; los caballeros les llenan de confites i de juguetes para contentarlos por esta interrupción de su sueño. En Santiago no hai ningún profesor de música.


El idioma de los chilenos es con mucho superior, en pronunciación, al hablado por los españoles en la costa Este. En Santiago no se oye ninguno de los barbarismos corrientes en Buenos Aires.


No hai universidad, pero hai un gran colejio público, el Instituto, donde se educan 400 niños a espensas del fisco. En esta institución se examina i se licencia los candidatos para las órdenes sagradas. Hai muchos colejios privados, en los cuales se obtiene cierto grado de educación.


La única biblioteca es la del Instituto, que está bajo el cuidado de don Manuel Salas, un hombre muí instruido, que voluntariamente se dedica a la enseñanza.


La biblioteca se compone de varios miles de volúmenes, muchos de los cuales pertenecian al colejio de los Jesuitas; i algunos manuscritos que por referirse a la primitiva historia del pais son sumamente curiosos e interesantes.


Como me dijeron que en la biblioteca del monasterio de los Agustinos estaba el resto de la de los Jesuitas, me apresuré a conocerla, pero tuve que hacer varias visitas para poder encontrarme con el fraile que hacia de bibliotecario. Por fin, me dio dia i hora i al acudir a su cita, lo vi tomar una gran llave, abriéndose paso por una serie de escaleras que conducían a una pieza con todas sus ventanas cerradas. Naturalmente en ésta imperaba el desamparo i la desolación: los libros amontonados unos sobre otros, abiertos por cualquier parte.


Con la vijilancia del reverendo padre, examiné gran cantidad de estantes, pero como los libros versaban principalmente sobre la divinidad i las leyes eclesiásticas no me interesaron gran cosa.


Por mis manos pasaron algunos ejemplares de Sánchez De Matrimonio, i un curioso in-folio de Antonio de León sobre la cuestión moral de si el chocolate quebranta el ayuno, i otros muchos por el estilo; pero no pude encontrar ningún libro ni manuscrito referente a las guerras con los araucanos o a la historia natural del pais. De repente, la biblioteca se llenó de monjes, quienes después de saciar su curiosidad jirando en torno de la pieza, pues muchos de ellos no la habian visto hacia años, comenzaron a hacerme una cantidad de preguntas sobre Inglaterra i parecía que la conocían tan bien como la mayoría conoce a Chile.


Entre otras preguntas sobre Irlanda, la que sabían era habitada en gran parte por católicos, me averiguaban si estaba fuera de Inglaterra; i cuando me quejé del frió que se sentía mui de mañana, se manifestaron mui estrañados de que un hombre que venia de un pais siempre enteramente nevado, encontrase helado el clima de Chile.


Como el abate Gauri dice en sus lecturas que los llanos de Chile son tan helados que los habitantes se ven obligados a protejerse durante el invierno en cavernas, yo pensé que el monje agustino sólo pretendía vengar con esto al clima de Europa.


Sin embargo, concluyeron por decirme, que si había en la biblioteca cualquier libro, que quisiera yo consultar, lo cual no creian porque habia sido saqueada en la revolución, podía volver con entera libertad. Después visité el convento varias veces; pero no volví a ver la biblioteca, que no contenia nada interesante, i cuya exhibición molestaba al bibliotecario.


Antes de la revolución, se imprimían en Lima todos los libros publicados en el Pacífico. Como muchos de ellos se refieren a Chile, i fueron escritos por jesuitas residentes en el pais i, por otra parte, como todas las dispensas necesarias se obtenian en el Perú, me inclino a creer que entonces no habia ninguna prensa en Santiago. Ahora se ha instalado una, pero se ocupa especialmente en editar la gaceta i los panfletos políticos que aparecen cuando algún suceso especial permite soltar un poco la pluma. Durante la última parte del gobierno de D. B. O’Higgins, salieron varias publicaciones, pero como hablaban libremente fueron suprimidas.


Sólo se han publicado algunos libros de trabajos elementales sin ningún valor.


Muchos de los viejos españoles tenían en sus oficinas, considerables i bien elejidas bibliotecas. La viuda de un caballero, tenia un gran surtido de libros, los que vendía a cualquiera que quisiera coleccionarlos. Yo me hice de varios, pero nunca pude convencerla de que me debía ceder un manuscrito mui curioso, que perteneció a su marido, todo referente a Chile; i tampoco pude conseguir una copia.


Los comerciantes ingleses establecidos en Santiago echaron las bases para formar una sociedad literaria, pero como puede suponerse, luego quedó en nada.


Algo semejante es de gran necesidad, i si se abriese un curso de química i de mineralojía, contaría con la ayuda de todos los habitantes.


Entre las clases altas, tanto en Buenos Aires como en Santiago, la predisposición a la indolencia no es tan grande como en España; comparativamente no se respetan mucho las horas de la siesta.


Siempre ha sido mui considerable la influencia de la relijion en este pais. Puede decirse que estaba aislado de todo el mundo, porque no había intercambio directo con España: todo venia del Perú, el que era mui considerado i servia como modelo jeneral.


Quizas también los temblores espantosos, que de tiempo en tiempo desolaban el pais, convirtiendo en un momento ciudades enteras en campos de sufrimiento i de oración, hayan tenido a los habitantes siempre sumisos a la iglesia, por la cual se creían protejidos en toda circunstancia.


Durante la cuaresma, comenzaban en la iglesia los servicios relijiosos, antes de despuntar el dia, i a ellos asistían todas las mujeres, para quienes ni una enfermedad era impedimento atendible. Se ponían para ir un gran chalón, i al volver, después de tomar su mate en yerba, seguían durmiendo. El traje común para ir al templo es negro. Cuando por la tarde, a las seis i media, a la oración, suena la campana de la iglesia, todo el mundo permanece recojido, por dos a tres minutos se detienen los carruajes, hasta que el cambio del toque les anuncia que ha concluido la oración.


Entre las clases elevadas, no existe la menor corrupción de costumbres, debido al natural bueno de la jente i a la poca influencia que sobre ellos tienen los estranjeros.


Llama la atención a todo estranjero, la gran unión que hai entre las distintas ramas de las familias, como asimismo el respeto i delicadeza que demuestran los niños por sus padres. La bondad i hospitalidad que se les dispensa a los estranjeros en toda ocasión, apenas puede agradecerse como merece. No es sólo esto lo que deja en el ánimo de todos los que visitan a Chile, ese grato recuerdo de sus habitantes. Las señoras, en medio de una injenuidad infantil, son mui intelijentes i tienen, ademas, otros grandes merecimientos, que esceptuando a Inglaterra, no los alcanzan en otros países.


Las niñas de Santiago poseen gran encanto personal, ademas de un natural mui dulce, i son un poderoso incentivo para volver al país, pero ciertamente su carácter queda por encima de toda duda.


El apuntar que hai un poquito de coquetería i el notar que con frecuencia, al componerse el chalón, con el cual cubren los otros atavíos, pueda uno recrearse, contemplando siluetas mui atrayentes, no significa, ni con mucho, echar sombras sobre la delicadeza de su carácter, punto del cual se enorgullecen.


En un clima tan delicioso como éste, en una ciudad donde viven 40 ó 50 mil personas i donde no hai enfermedades que apesaren el espíritu, es ilusorio pretender que no existe en absoluto el vicio, pero se admitirá que entre las clases superiores, comparativamente está mui poco desarrollado.


Como en la mayoría de los paises, las clases bajas de Chile, tienen una proporción mayor en defectos que en buenas cualidades.


Los huasos están mas adelantados que los gauchos de Buenos Aires, en cuanto a civilización se refiere i tienen los vicios inherentes a ella.


En lugar de dejarse llevar libremente por sus pasiones como los gauchos, son macucos i falsos, en los primeros puede tenerse plena confianza, mientras que, no hai que descuidarse con los huasos.


El engañar i el quedar en descubierto, son la infelicidad del chileno; pero talvez ninguna otra cosa podría llevarlos hasta el homicidio; ya hai algunos casos de robos acompañados de crimen, ocurridos en el centro de la ciudad. Muchos de sus crímenes se deben a su naturaleza pendenciera, que está sumamente desarrollada.


El chileno dedica dias enteros a jugar, a toda clase de juego de cartas o a los dados i algunas veces se le ha visto desprenderse hasta de la última prenda de vestir, para pagar la última jugada infortunada.


En las esquinas de las calles se establecen mujeres a Vender fruta, especialmente sandías; siempre se las ve rodeadas de huasos apostando si las sandías son de interior rosado o blanco, un motivo común de apuestas, i un momento después no se ven mas que cascaras.


No hai duda que las grandes cantidades de metal que antes se sacaron i malgastaron en el pais tuvieron alguna influencia entre las clases mejores. Por otra parte, son sumamente compasivos i qualquier indicio de desgracia aviva inmediatamente sus mas tiernas simpatías i son capaces de hacer cualquier sacrificio para aliviarla.


Son menos indolentes que los bonaerenses i comparten con las mujeres varias de sus labores, a quienes los arjen-tinos consideran en menos. La jente es mui apegada a su país, el cual creen que no puede ser comparado con ningún otro.


El provincialismo es bien marcado, principalmente entre las mujeres. Las porteñas (señoras de Buenos Aires) que viven en Santiago, se mezclan poco con las chilenas i aun en los bailes se agrupan i se miran desdeñosamente.


Esto es muy lamentable i sólo el tiempo acabará con tales sentimientos.


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El 11 de Abril, una vez que hube conseguido un guía i caballos, salí de St. Jago con dirección a Valparaíso. Las primeras seis leguas del camino atraviesan el llano del rio Maipo, cubierto de escasa vejetacion con pocos árboles. En seguida pasa por una cadena intermedia de cerros llamada la Cuesta de Prado, para llegar a un pequeño villorrio llamado Bustamante. Cerca de éste, visité una mina de oro, cuyo mineral me pareció bastante pobre; la ganga parecía ser roca greenstone con mucho carbonato de cal diseminado, parecido al del subsuelo de la capital, i el criadero mismo del oro era una pirita ferrosa. La escavacion era poco profunda i en ella trabajaban mui pocos hombres. Antes de enviar el mineral a los molinos, se le sometía a una lijera calcinación, efectuada a la manera mas ruda, i que mas les servia para verificar la presencia del oro que para librarlo del residuo de la ganga.


A poco andar, el terreno ya era mas boscoso. Llegamos después de algunas horas a un sitio denominado El Zapato.


Como el camino al puerto tienen necesariamente gran tránsito, algunos norteamericanos establecieron una línea de coches con tres viajes semanales.


Ya sea por lo accidentado del camino, que sólo parecía transitado de carretas con bueyes, o por la dudosa maestría del cochero, los que tenían negocios en el Puerto preferían viajar mas seguros yendo a caballo.


En la cuesta del Zapato cambiamos caballos, con lo que alcanzamos a llegar a Casablanca, un pequeño caserío, a las 7 de la tarde, i allí acordamos pasar la noche. En los senderos de la cuesta se veían multitudes de una especie de ardilla montañesa.


Al día siguiente muí de mañana salimos del caserío, —que posteriormente fue destruido por un temblor—, para continuar el viaje con rapidez, i apenas alcanzamos la cumbre de otra cadena de cerros pude contemplar de repente las azuladas aguas del Pacífico.


Se presentó a mi vista un panorama tan bello e interesante que dejó hondas huellas en mi memoria: el sol iba trasponiendo magníficamente las gruesas capas de una densa neblina, lo que permitía ver nítidamente, casi a mis pies, la bahía de Valparaíso con todos los buques al ancla en el puerto.


Descendimos las alturas de Valparaíso por un camino en zig-zag. Entramos por el Almendral, una aldea irregularmente trazada que se une al Puerto, donde llegamos a las once a casa de un comerciante ingles, que residía allí desde que sus tierras natales lo habian tratado adversamente; i su hospitalidad, así como la de sus socios en la capital, no tenia límites.


Se estima en noventa millas inglesas la distancia que separa el Puerto de la capital.


Valparaíso, tomando en cuenta el Almendral, se compone de una calle de unas tres millas de largo que rodea la bahía.


En algunos puntos los cerros se acercan tanto al mar, que ha sido necesario hacer saltar las rocas (greenstone) para dejar espacio al camino. Las casas, en términos jenerales, aun la del gobernador i la de la aduana, son de pobre aspecto; pero se nota en la edificación de nuevos almacenes que el comercio adquiere gran jiro.


Los fuertes construidos para defender la bahía, han estado enteramente desmantelados, por algún tiempo. La población puede estimarse en unos 5,000 habitantes.


Los cerros del lado izquierdo del pueblo son menos verticales i hai en ellos varios senderos que conducen a sus cimas.


Estos sitios son mui productores de papas, que crecen silvestres; sobre lo cual miss Sabine ha escrito un artículo mui interesante en la «Horticultural TransaCtions». El suelo es de un humus algo colorado, mezclado con grandes rodados de piedra.


Durante mi estadía en Chile no se sintió ningún temblor, salvo uno tan suave que sentí en St. Jago a las 8 de la mañana, cuando volví del Perú, que la jente, acostumbrada como está, ni siquiera hace mención de ellos en la conversación del día.


Dejé el país sin esperimentar los efectos del fenómeno. Existe la creencia de que en cada siglo tiene lugar un terremoto i, como el último fue el año 1730, varias personas me aseguraban que no tardaría mucho tiempo sin producirse tan nefasto acontecimiento; i si yo hubiese prestado oido a estas estrañas ideas, habría podido, quedándome un poco tiempo en el país, ser testigo del terremoto de Noviembre de 1822, uno de los mas destructores que ha asolado al país.


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El 14 de Abril me embarqué en la fragata Creole, con destino al Callao i dejando la bahía con una fresca brisa, seguimos rápidamente por la costa. La gran regularidad de los vientos del trópico, que sólo parecen inflar las velas, dejando el mar en calma, hace que este viaje sea sumamente agradable. El sábado siguiente avistamos nuevamente tierra i, al amanecer del otro día, reconocimos la isla de San Lorenzo, que forma uno de los lados de la bahía del Callao.


La elevada cadena de los Andes fue para todos, a bordo, motivo de admiración, particularmente para aquellos que ahora la veían por primera vez.


En esta parte se acerca mas a la costa, i distante algunas leguas de la playa, se destaca libremente, debido a las cadenas intermedias, que en cualquiera otra situación se considerarían altas. En la parte baja de la cadena mas próxima, que forma un anfiteatro, los numerosos campanarios i torres de la ciudad de Lima, eran visibles i presentaban un conjunto espléndido e imponente. Al atardecer anclamos en la bahía.


A la mañana siguiente, el comandante en jefe de las fuerzas navales británicas, su oficialidad i yo, nos dirijimos a tierra i cuando estábamos cerca del molo, encontramos uno de los botes del almirante, el cual tomamos para alcanzar luego a tierra. Andando a través de la aldea hacia el fuerte, le hicimos una visita al gobernador Sánchez i al capitán del puerto; después de hacer dilijencias para continuar a la ciudad, distante unas 5 leguas, al dia siguiente volvimos a la fragata tal cual habíamos desembarcado. Para esplicar esta precaución, será necesario adelantar que, en ese entonces. Lima estaba sitiada por mar i tierra. Lord Cochrane solía entrar a la bahía con su escuadra i, no hacia mucho, por un golpe de mano 2, capturó una de las fragatas españolas fondeada cerca de las baterías, que eran consideradas por los peritos como poderosas i bien situadas, en especial la de San Felipe. Su capitán, según parecía, frecuentemente surcaba la bahía, gobernando su bote i pasando el estrecho con la mayor nochalance 3, mientras se le dirijian disparos de todas clases i tamaños desde las baterías i desde los buques.


El ejército libertador de San Martín, estaba al N. O., a pocas leguas de Lima, i habia cortado todas las comunicaciones, salvo aquellas situadas entre la ciudad i sus puertos.


En estas circunstancias no es de estrañarse que el gobernador tomara toda precaución para prevenir que el fuerte fuese sorprendido durante el dia.


La bahía del Callao está formada por la isla de San Lorenzo i otras islas menores. Se considera segura i bien fortificada. A la derecha de la aldea se ven algunos restos del antiguo Callao que fue destruido junto con la capital en el año 1746 por un terremoto.


La aldea consiste en unas 200 casas, o mas bien cabanas, fuera del fuerte, que contiene los arsenales del gobierno i las residencias de los principales oficiales. Por la proximidad de la ciudad nunca ha sido habitada mas que por algunos pescadores i contrabandistas; i aunque mantenía un considerable comercio con Cádiz, era principalmente por cuenta del gobierno, i las mercaderías se guardaban en el fuerte como en la ciudad.


El aspecto de la guarnición daba la idea de que la plaza fuera inespugnable.


Al dia siguiente, la comitiva desembarcó con las mismas ceremonias del dia anterior i habiéndonos instalado en unas especies de cajas cuadradas de cuero sobre dos ruedas, llamadas valengins, 4 tirados por caballos miserables, ya que todos los mejores habían sido destinados al ejército, nos dirijimos a Lima por un buen camino derecho en suave gradiente.


A ambos lados la rejion, tapiada por murallas bajas de barro, era plana i sin árboles. En las cercanías de la ciudad, entramos a una sombría avenida con asientos a ambos lados. Después de pasar la puerta de la ciudad que es una obra elegante i que tiene grabada una inscripción, nos encaminamos en los coches al palacio de los virreyes.


Su excelencia nos recibió con todos los hombres de estado i nos invitó a almorzar a las 2 de la tarde.


La persona que gozaba de esta alta situación, una de las mas lucrativas entre las regalías del rei de España 5, era don José de la Serna, un hombre de mui buena presencia de unos 50 años de edad; llegó a ser virrei por un acto violento de la junta de oficiales, para la esclusion de don Joaquin Pezuela, que había sido investido como tal durante algunos años.


En resumen, los detalles de este cambio de gobierno son estos. El 29 de Enero de 1821, los oficiales del ejército acampado en Aznapuquio, dirijieron una carta i un memorial al virrei Pezuela; argüían que cuando ellos contemplaron el derrumbamiento del edificio político de esta parte de la América; que cuando veían un avance rápido de parte del enemigo al paso que sus medios de defensa se limitaban mas; que cuando por falta de recursos fracasaban los planes mejor concebidos, i que en casos en que se requería el mas estricto silencio, el enemigo i el pueblo estaban bien informados, aun antes que los oficiales que debían ejecutarlos; cuando, decian, el gobierno estaba rodeado de jente de carácter suspicaz, si no de francos principios revolucionarios; i que cuando ellos veían la próxima destrucción del virreinato i con ella la de toda la América del Sur, ellos faltarían a sus deberes con el estado i con el rei si permanecían callados por mas tiempo, i no hacían todo lo que estaba de su parte para castigar a estos depravados que estaban tan bien elejidos para aumentar el peligro por el cual estaban rodeados. Mas adelante sentaban que un enemigo inferior en fuerza habia desembarcado en sus costas, i que fiaban mas en la inacción del gobierno que en cualquier sentimiento del país que pudiera serles favorable; que se había colocado a un oficial inesperto al mando del ejército que debían recibirlos, siendo que el cargo exijia un jefe que tuviera la mayor prudencia i circunspección.


Después de rememorar la derrota que habia tenido lugar en la Sierra de Pasco por el jeneral patriota Arenales, i la completa deficiencia de los medios a que habia recurrido el gobierno, los oficiales espresaban su desagrado por el nombramiento del jeneral Vivero para el gobierno de Guayaquil, i por el del marques de Torre Tagle para el de Trujillo.


Después de allegar otras pruebas sobre la incapacidad del virrei concluían diciendo que no veian otro modo de remediar los males de que se quejaban, que el que don Joaquín Pezuela dimitiera el mando invistiendo de virrei a otra persona; i que el ejército i la jente señalaba a don José de la Serna para esa alta investidura.


Los oficiales rebeldes declararon que el virrei i su familia debían embarcarse en el término de 24 horas a bordo de la fragata inglesa Andromache, o en algún buque destinado a Panamá.


Esta rigurosa medida, que apenas se disculpaban en los tiempos que corrían i ante el acercamiento de un enemigo, se adoptó, i Pezuela entregó el gobierno a don José de la Serna, pero obtuvo tiempo para arreglar los negocios en el país.


Después de este cambio se aparentó mas enerjía, pero el ejército de San Martín mantuvo sus posiciones, i aun se acercó mas a la capital. I así como uno de los primeros actos de los conquistadores en el Nuevo Mundo, fue la deposición de un virrei, así parecía ser semejante a este uno de sus últimos actos. La Serna llegó al Perú en 1816 encargado por el Reí del gobierno del Alto Perú, i mientras el último virrei se distinguió en ese radio en muchas ocasiones i batió cuerpo a cuerpo a las tropas de Buenos Aires en varias batallas, no se mencionaba ninguna acción particular en que La Serna se hiciera notar.


A las dos de la tarde volvimos al palacio del virrei para formar entre los numerosos invitados a la mesa, que estaba bien servida, a pesar del miserable estado de la ciudad, desprovista por ese entonces de comestibles. Las piezas por las cuales pasamos, estaban magníficamente adornadas con dorados, i el palacio, cuyo esterior no llama la atención, se veia bien i convenientemente acondicionado. Durante la comida varias aves vagaban en el comedor cojiendo las migas que caían al suelo.


A las cuatro nos levantamos de la mesa i, como se acercara la hora de la siesta, nos retiramos de palacio. Durante las dos horas que siguieron, la ciudad permaneció con la misma quietud como si fuera media noche. Como a las seis i media las calles estaban nuevamente llenas de jente i cuando la campana tocó el tiempo de oración, 6 todo el mundo se detuvo i se unió mentalmente en la plegaria. Las calles de Lima forman todas ángulos rectos, están pavimentadas con pequeñas piedras redondas de rio, arrastradas de las montañas por el agua, i molestan los pies sobre manera; todas las calles que corren de E a O tienen en el medio una acequia con agua, i el Rimac, un torrente de la montaña, que corre hacia el mar, atraviesa una parte del pueblo.


El suburbio del otro lado del río, que cruza un puente, abajo de la puente, 7 está habitado por la parte menos respetable del vecindario. La Plaça (sic) o gran plaza, que se dice situada a 500 pies sobre el Pacífico, está rodeada en dos costados por tiendas i baratillos.


El Cabildo ocupa otro de los lados i es un edificio mui del estilo chino; en frente de este edificio está la catedral, construcción mui elegante. Las riquezas que en diferentes épocas se han derrochado en el interior de este edificio, serian increíbles en cualquier otra parte que no fuera una ciudad como ésta donde en una ocasión se pavimentó una calles con lingotes de plata para honrar a un nuevo virrei. Las balaustradas que rodean el altar mayor i los tubos del órgano eran de plata.


Puede anotarse como testimonio de la abundancia de los adornos de plata, que tres semanas antes de mi llegada, se juntó de varias iglesias, tonelada i media de plata para las exijencias del Estado, sin que se las echara de menos.


La iglesia de San Pedro es notable por su arquitectura: esta iglesita edificada por Pizarro, que nunca ha sido totalmente arruinada por los temblores i que está situada abajo de la puente, es siempre visitada por todos los estranjeros.


Los establecimientos monásticos son muí numerosos en Lima, de considerable estension i de gran esplendor. El convento de los franciscanos, que según se calcula cubre la octava parte de toda la ciudad, forma un pequeño pueblo por sí mismo. Por lo jeneral viven en él 160 monjes. Otros edificios públicos dignos de mencionar son el palacio arzobispal, la Moneda, el palacio de la Inquisición, cuando existia en el Perú, i un gran establecimiento para los clérigos seculares retirados del servicio, adjunto a la iglesia de San Pedro.


El primer colegio de los jesuitas está convertido en un hospital de huérfanos. El puente sobre el Rimac nada tiene de notable, pero en la ribera derecha existe un paseo llamado Paseo D' Agua, (sic) en cuya formación gastó grandes sumas el difunto virrei Amat; a su término está la plaza de toros. Otro punto visitado por los estranjeros es el Panteón, pero yo creo que no vale la pena andar tanto para ver tan poca cosa: Es el lugar de las inhumaciones de una parte de la ciudad, rodeado i dividido por murallas con nichos, para la recepción de los muertos.


El servicio fúnebre se hace en la iglesia contigua. Hace muchos años, un decreto municipal regulaba la construcción de las torres de iglesia, que solo podían ser construidas de madera i tela gruesa pintada, (canvas). Se hizo esto con el objeto de evitar los horrores que ocurrían durante los terremotos, debido a que la población corría a las iglesias; pero últimamente se han construido de adobes que, con el tiempo, adquieren la dureza de la piedra.


Por la misma razón las casas no tienen comunmente mas de un piso; cuando lo tienen se les agrega a las ventanas un balcón con pasamano de madera. Todas son construidas de adobes, con un patio i con jardín en el fondo. Las murallas del patio como las del pasadizo son pintadas con pinturas al fresco; i cuando hai una muralla frente a la casa de una persona respetable, también le decoran del mismo modo.


Las piezas son adornadas pintorescamente con oro i plata, i jeneralmente los pisos son enladrillados; un estrado o sofá largo i angosto ocupa uno de los lados i una alfombra cubre esa parte de la pieza. Los tejados de todas las casas son mui chatos i, como nunca llueve, se componen sencillamente de varillas i tejas


La nobleza i clases superiores del clero aparentan vivir con cierto lujo; andan en sus calesas ricamente tiradas por un caballo a paso de marcha.


Las calles se ven constantemente frecuentadas por monjes, cuyo número se calcula cercano a 1,100.


Todavía estos acostumbran mendigar lo que hasta hace pocos años, distinguió a los enclaustrados de Europa, que eran tan molestos a los viajeros.


Encontrando el virrei que el ejército estaba necesitado de reclutas, puso toda clase de trabas para impedir que profesaran tantos monjes.


La influencia de la relijion es considerable. Una orden, la de la Buena muerte, se distingue por la sotana negra i una gran cruz colorada en el brazo izquierdo.


Como estos frailes tienen el privilejio especial de asistir a los moribundos en sus últimos momentos, van con frecuencia por la ciudad montados en mulas ganándoles la delantera a la muerte.


Los conventos de mujeres son catorce, con una renta no inferior a 150 mil pesos. Fuera de éstos hai varios establecimientos de Beatas (soeurs de la charité)8 i de Casas de Ejercicio, donde las mujeres, después de abandonar sus familias, se encierran durante dos o tres semanas cada vez con el objeto de someterse a una estricta disciplina en el ayuno i en la oración, que allí pueden observar mejor que en sus casas.


Como desde el año 1551 ha existido en Lima una Universidad (por consiguiente la mas antigua del Nuevo Mundo), junto con varios otros establecimientos de enseñanza, fuera de muchos colejios privados; i como ademas de esto los españoles mandados a Lima eran de mejor clase i mas educados que los que fueron a Buenos Aires, Chile o Nueva Granada, no se ha descuidado la literatura, i muchos trabajos publicados en Lima, han sido muí considerados después.


Las oportunidas de adquirir ilustraciones en Lima son tan numerosas que casi la jeneralidad de los hombres son muí bien instruidos i educados.


Las damas también gozan de todas las ventajas de los varios colejios de monjas i establecimientos de instrucción, que abundan en la capital.


Jeneralmente estas damas son dotadas de gran belleza y sus rostros manifiestan esa satisfacción que es síntoma seguro de buena salud en personas de un país cálido. Tienen pies i tobillos mui pequeños sin que se valgan de ningún medio para conseguir este efecto 9.


Sus personas se realzan favorablemente con el vestido de uso diario, la saya i el manto. La primera se compone de un paltocito de seda elástica, como un calcetín, la que se pone por la cabeza hasta los tobillos i se asegura a la cintura con un cinturon. Jeneralmente se usa de color azul intenso, negro o café. La elasticidad hace que quede bien ajustada, mostrando los contornos de la persona; pero algunas la usan tan ajustadas a las piernas que apenas pueden atravesar las acequias que corren calle abajo.


El manto es un gran pedazo cuadrado de seda negra, que se coloca primero por atrás i por delante se amarran dos hilos puestos en las puntas; en seguida se cubre con él por detrás de la cabeza .hasta el pecho i se sujeta allí por los brazos que se enrrollan en él.


Solamente queda visible un ojo, Jeneralmente el izquierdo. A primera vista parece imposible que se reconocieran las amistades en la calle con este traje; pero uno luego se acostumbra a vencer la dificultad.


Este es el vestido común de las mujeres respetables en todas las clases, aun entre las esclavas domésticas, que ocasionalmente pueden verse con una saya que les queda mal, por haber pertenecido a su ama.


Un ingles que llegó a Lima, durante mi estadía ahí, observó una figura notablemente delicada en la calle, i determinó descubrir su residencia. La siguió por varias calles, i cuando ella entró a su casa, se bajó el manto con gran asombro del ingles que vio a una negra.


Se me dice que las mujeres usan, durante los meses de calor, bajo la saya i el manto, sólo una delgada camisa delicadamente adornada con encajes, i un cuello. Cuando las niñas salen a la calle en éste traje se llaman tapadas, i es bastante curioso ver tantas en la calle.


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Las mujeres de Lima andan tapadas de medio ojo, i se alegan varias incontrastables razones, por lo menos por los caballeros, para no cambiar esta costumbre: el sol quemaría la cutis, i ello les impediría visitar a los enfermos i hacer la caridad sin ostentación. Por lo tanto, parece que no se hará ningún cambio en la saya i en el manto, un estilo de vestido muí a propósito para ocultar un lindo rostro i los atractivos que poseen la mayoría de las limeñas.


En la casa la vestimenta se ciñe mas a la moda corriente de España i Francia...


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En la tarde del 27 de Abril salimos de Huacho i el 13 de Mayo llegamos a Mas Afuera, isla baja cubierta de árboles; algunas horas después pasamos a la isla de Juan Fernández, célebre por varios motivos.


Entonces estaba deshabitada, pero poco después el gobierno chileno reunió allí a varios criminales desterrados. Apenas habían estado tres meses en la isla se amotinaron, asesinaron la guardia para apoderarse de los botes, alcanzando poco después al continente.


Desde entonces ha estado libre de colonos. Debido a Anson se conoce tan bien esta isla que no hai para qué describirla. La madera de sándalo, uno de los productos de ella, se recoje ocasionalmente por alguno de los buques mercantes que navegan en el Pacífico.


Dos dias después llegamos a Valparaíso, habiendo realizado en 15 días una travesía sumamente rápida, desde Huacho, que jeneralmente demora tres semanas i hasta un mes.


Se efectuó aprovechando de lleno, al principio, el viento del trópico, sin fijarse en el grado de lonjitud 10, tomando en seguida hacia el sur mediante las variables, fuera de las brisas regulares.


Tanto en el puerto como en la capital, al principio no se dio crédito a este viaje que dejó de manifiesto los perfectos conocimientos náuticos, siendo después motivos de admiración. A todo el mundo le parecía cosa de nigromántico el visitar Lima por espacio de una semana i proseguir un grado mas al norte para volver nuevamente a Valparaíso en el corto espacio de un mes.


Mui apesarado desembarqué el 21 de Mayo de la Creole: contrastaban en mi pensamiento la gran amabilidad que había encontrado a bordo, con las penurias i severidades que me esperaban al atravesar a pie la cordillera cubierta de nieve, i los peligros i dificultades de las pampas, infestadas como estaban entonces de bandidos de toda clase. Al día siguiente llegué a Santiago.



Nº 2



Tristes of Perú



Un corazón afligido


Viendo tardar en esperanza


Con doloroso instrumento


Al compás de un llanto canta


y dice


Todo en penas y afliciones


Me veo


No hay Mengua en mi padecer


Que es esto?


Tiranos!


Martirios!


Ay de mi


Hasta fallecer.



The next, in a diferent metre, was aiso furnished me by tre author D. Agustín Videla y Ortiz.



Tanto padesco


Dulce bien mió


Constante,


Que ya el morir


En mi parece


preciso.


Y antes que muera


En vuestras haras


consagro


Mi vida y alma


En olocaustos


debidos.



I cannot refrain from subjoining the following spirited translations, which have been most obligingly placed in my hands.




“Un corazón afligido”



With sickness of the fainting heart


(Which hope deferred can bring)


Oppressed to weariness, —apart


From all, I hear him sing,


While Music's saddest notes are heard


To lengthen every mournful word.



“ To suppering woe and sorrow,


“ For me there is no morrow,


“ My eyes, that fill


“ With weeping still,


“ No light from Hope can borrow.



“ Oh! what is there before me,


“ That I should not deplore me?


“ The tyrant's chain,


“ The martyr's pain,


“ Are all, my soul, before thee.


“ Alas for Death! for only he


“ Hath power now to set me free.




“Tanto padesco”



So deep my sorrows, friend beloved,


So great the woes my life hath proved,


That death itself would truly be


Most dear and welcome unto me.



Sink not in thy earthly toil,


But thy spirit to console,


To the powers above a spoil


Rather give thy and soul.



FIN