Constitución de 1853
fuentes doctrinarias

Los diputados ten铆an premura por dictar una constituci贸n en vista de la situaci贸n pol铆tica creada por la secesi贸n de la provincia de Buenos Aires, que buscaba atraer a otras provincias a su posici贸n separatista. El apresuramiento con que actuaron deriv贸 en que muchos de los art铆culos esenciales de la Carta Magna apenas fueron debatidos, o fueron aprobados tras una simple lectura.


Las l铆neas doctrinales sobre las que trabaj贸 la comisi贸n redactora del proyecto estuvieron inspiradas en las experiencias hist贸ricas y los intentos constitucionales vividos en las escasas d茅cadas de vida independiente, y en las ideas de los reconocidos pensadores que hab铆an influido en los procesos institucionales de otras naciones.


En la redacci贸n del texto constitucional se tuvieron en cuenta los ensayos constitucionales de la Asamblea del a帽o XIII, los estatutos de los a帽os 1815 y 1817, y las frustradas constituciones de 1819 y 1826, en especial 茅sta 煤ltima, muchos de cuyos art铆culos fueron literalmente copiados a la constituci贸n de 1853.


La Comisi贸n Redactora consult贸 tambi茅n repetidas veces la Constituci贸n que los Estados Unidos de Am茅rica se hab铆a dictado en 1787, al punto tal que el diputado Gorostiaga, considerado el principal redactor del proyecto, expresara que nuestra Constituci贸n 鈥渉a sido vaciada en el molde de los Estados Unidos鈥.


Tambi茅n se tuvieron en cuenta algunas obras doctrinales que hab铆an tenido influencia en la organizaci贸n institucional norteamericana como El Federalismo de Hamilton y La democracia en Am茅rica de Tocqueville.


El antecedente doctrinal nacional que se tuvo especialmente en cuenta fue la obra Bases y puntos de partida para la organizaci贸n pol铆tica de la Rep煤blica Argentina, que Juan Bautista Alberdi acababa de publicar en Chile con la finalidad de influir en la redacci贸n de la constituci贸n.



El pensamiento de Alberdi


Alberdi realizaba en su libro un an谩lisis hist贸rico donde divid铆a el proceso del constitucionalismo americano en dos per铆odos: el primero iniciado en 1810 y concluido con las guerras de la Independencia de la metr贸poli; y uno posterior, desde la separaci贸n definitiva de Espa帽a hasta esos tiempos de 1852, en que publicaba su obra. Consideraba que el primer per铆odo se hab铆a caracterizado por la necesidad de acabar con el poder pol铆tico de Espa帽a en estas tierras, de ah铆 que la prioridad hab铆a sido concretar la Independencia; pero en el segundo, ya a mitad del siglo, todo hab铆a cambiado, y las acciones deb铆an destinarse entonces a fomentar la inmigraci贸n, la libertad de comercio, los ferrocarriles y las industrias, como medios para fortalecer la joven Rep煤blica.


Si bien la visi贸n historicista de Alberdi sobre el proceso nacional parte esencialmente en 1810, no desde帽a las ra铆ces hisp谩nicas que lo nutren, de las que extrae la experiencia de un Poder Ejecutivo fuerte, considerando la vigencia hist贸rica del virrey; y de un r茅gimen municipal, al que no pod铆an olvidarse las vivencias de los antiguos Cabildos.


En las Bases consideraba a la Constituci贸n Nacional como una ley superior, la ley suprema de la Republica Argentina que, sirviera de gu铆a en cada crisis o dificultad futura a enfrentar, para que el pa铆s encontrara en ella el camino para retomar el rumbo.


Alberdi cre铆a que nuestra forma natural de gobierno era una mixta, que conciliara las unidades con el todo, es decir las provincias con el r茅gimen nacional. Se diferenciaba en esto de la propuesta unitaria de 1826 en que las provincias deb铆an darse sus propios gobiernos, pero 茅stos deb铆an actuar dentro de limitaciones establecidas en la ley suprema. Con esta f贸rmula mixta se lograr铆a la unidad del r茅gimen nacional, en la forma de una federaci贸n, preservando los h谩bitos de obediencia al gobierno central,como rasgo de la costumbre en las culturas de Am茅rica.


El fomento de la inmigraci贸n era uno de los grandes objetivos propuestos por Alberdi, que sintetizaba con la frase 鈥gobernar es poblar鈥.


Sosten铆a que el ejercicio responsable de la libertad en democracia depende de la educaci贸n del pueblo, porque a ser libre se aprende. Aseguraba que los pueblos libres y civilizados de Europa durante siglos se hab铆an educado en el ejercicio libre de las pr谩cticas republicanas, y si Am茅rica quer铆a gobernarse a s铆 misma deb铆a ponerse en camino a adquirir la costumbre del buen uso de las libertades.


El imaginario alberdiano preve铆a que en la inmigraci贸n sajona Argentina encontrar铆a un atajo hacia los grandes objetivos nacionales, ya que los ingleses traer铆an esa libertad interior que los caracteriza, necesaria para lograr luego la libertad exterior. Con ellos vendr铆an sus costumbres, sus h谩bitos de trabajo y ahorro, el respeto a la ley y a la autoridad, su capacidad de creaciones sociales y productivas. Con ellos llegar铆a el progreso a estas tierras, porque la mera fertilidad del suelo no genera riqueza, sino el hombre que la trabaja.