1831 - carta de Juan Manuel de Rosas a Facundo Quiroga
Carta de Juan Manuel de Rosas a Facundo Quiroga acompañando una copia del Pacto Federal *Señor General D. Juan Facundo Quiroga: Mi distinguido amigo: Me es honroso acompañar a V. copia del tratado entre este gobierno y los litorales de Sta. Fe y Entre Ríos. Los deseos de los aliados, sus pensamientos, su marcha política, en suma, la verá V. tan expresada en los respectivos artículos, que al primer golpe de vista hallará haber sido nuestro objeto consultar la libre expresión de la voluntad de los pueblos, la conveniencia de sus derechos y el respeto recíproco a su independencia. Es, pues, el tratado en copia el verdadero documento que instruye de la conducta política de Buenos Aires y sus aliados. Particularmente ahora quiero con mas extensión explicarle mis sentimientos. V. sabe que el libertarlos del yugo que los oprime, y que les sean restituidos los goces de sus garantías sociales, es nuestro principal anhelo. La protección misma que dispensará V. a los que hoy oprime el despotismo militar, les hará conocer que va a combatir, libertar hermanos y no a sacarlos de una esclavitud para que entren en otra. La consideración religiosa a los templos del Señor y a sus ministros, conviene acreditarla. Antes de ser federales éramos cristianos, y es preciso que no olvidemos nuestros antiguos compromisos con Dios; así como protestamos respetar los que hemos contraído como buenos ciudadanos. Disimule V. si pareciere minucioso. Conseguido el objeto soy de sentir que no conviene precipitarnos en pensar en Congreso. Primero es saber conservar la paz y afianzar el reposo; esperar la calma e inspirar reciprocas confianzas antes que aventurar la quietud pública. Negociando por medio de tratados el acomodamiento sobre lo que importe al interés de las provincias todas, fijaría gradualmente nuestra suerte; lo que no sucedería por medio de un congreso, en el que al fin prevalecería en las circunstancias la obra de las intrigas a que son expuestos. El bien sería más gradual, es verdad; pero más seguro. Las materias por el arbitrio de negociaciones, se discutirán con serenidad; y el resultado seria el más análogo al voto de los pueblos y nos precavería del terrible azote de la división y de las turbulencias que hasta ahora han traído los congresos, por haber sido formados antes de tiempo. El mismo progreso de los negocios así manejados, enseñaría cuando fuese el tiempo de reunir el congreso; y para entonces ya las bases y lo principal estaría convenido, y pacíficamente nos veríamos constituidos. Este modo de pensar procede del mejor deseo por el bienestar solícito y benéfico de los pueblos. Me estremece la sola idea de que se proyecte algún día andar el propio camino que nos ha sumergido en sangre y desolación. V. se persuadirá que un semejante pensamiento no es el del aislamiento, y sí es el que nos ha de salvar de que ninguno llegue a dominarnos. Quiera V., mi amigo, persuadirme de la sinceridad con que lo aprecia su afectísimo Juan Manuel de Rosas *Fechada el 3 de Febrero de 1831 Publicada en |
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