Nuestro objetivo es determinar, en lo posible, la ubicación actual de la primera imagen de la Virgen del Rosario del Pago de los Arroyos. Sin embargo alterando los tiempos y postergando nuestro análisis sobre la primera imagen, sentimos la necesidad y la obligación espiritual de referirnos a la segunda y actual imagen que hoy se venera en el camarín de la Catedral de nuestra ciudad de Rosario.
El segundo cura párroco de la parroquia Francisco de Cosio y Terán, quien reemplazó en esas funciones al fallecido padre Ambrosio de Alzugaray en 1744, encarga en la ciudad de Cáliz -España- una nueva imagen de la Virgen que es la que hoy se encuentra en el mencionado camarín. Llegó por tierra desde Buenos Aires y será el tercer párroco Miguel de Escudero quien la reciba y la coloque en el altar el 3 de mayo de 1773. Costó ochenta pesos fuertes, su tamaño era de media vara de alto y según Gabriel Carrasco “artísticamente bella”.
Documentos de la época señalan que cuando Francisco de Cosio y Terán encargó la imagen de la Virgen del Rosario, los sacerdotes de la iglesia de Santo Domingo en Buenos Aires hicieron venir otra imagen en el mismo tiempo ambas de manos del mismo artífice. Esos sacerdotes quisieron ver si la imagen que venía destinada para este pueblo era tan bella como la suya. No pudieron satisfacer esa curiosidad porque no se pudo desclavar el cajón en que venía acomodada, pero que cuando llegó aquí, a la menor diligencia se levantó la tapa.
La cripta de la Virgen en la Catedral fue inaugurada y bendecida el 24 de Mayo de 1925 por Monseñor Juan Agustín Boneo obispo de Santa Fe acompañado del párroco Nicolás Grenón.
Monseñor Raúl Giménez en la publicación “La Catedral y Rosario” nos dice: “de estilo colonial español el Camarín está ubicado en el centro del crucero a nivel del subsuelo. Sus reducidas dimensiones generan un clima que invita a la oración en un encuentro íntimo con la Virgen fundadora. El estilo y la decoración estuvieron inspirados en la arquitectura del período colonial para recordar así el comienzo histórico de la veneración de la Virgen del Rosario”.
Virgen milagrosa
Fray Juan Matud venciendo los muchos inconvenientes que oponíanse a su iniciativa, consigue tras largas y penosas andanzas autorización para establecer un seminario en la estancia San Miguel en el Pago de los Arroyos. La obtención del seminario por este fervoroso devoto de la Santísima Virgen fue considerado en la época -1775- como un verdadero milagro.
La intervención milagrosa de la Virgen es señalada también en varias oportunidades. En el año 1776 las pestes diezmaban a las pequeñas poblaciones de la región pero respetaron, al no contagiar, a los feligreses de la Capilla del Rosario.
Los indios de la pampa realizaban continuos ataques violentos contra los exiguos asentamientos. Un día del año 1779 sus alaridos llegan al corazón mismo de la Capilla creando la lógica zozobra. Los caciques indígenas aquietan los ánimos diciendo: “al Rosario no hemos venido a matar ni a llevar cautivos”. Sólo se adueñan de algunas haciendas las suficientes para satisfacer el hambre que los dominaba.
Consignamos también lo sucedido el 19 de octubre de 1801 cuando el Alcalde Don Pedro Moreno acompañado de otros vecinos lanzose a la persecución de tres delincuentes. Ya próximos se intercambiaron trabucazos a quemarropa. Nadie resultó herido y el alcalde observó como un disparo le perforó su amplio sombrero La sagrada Patrona, según sus fieles, no quería crímenes en sus dominios y se consideró un milagro que ante el fuerte enfrentamiento no hubo derramamiento de sangre logrando los representantes de la justicia capturar a los facinerosos.
En enero de 1819 el coronel Juan Ramón Balcarce al frente de una invasora expedición militar es derrotado en Rosario por el ejército del Gobernador de Santa Fe General Estanislao López. La victoria santafesina fue tan rotunda que obligó a Balcarce a refugiarse en barcos porteños de su cuadrilla y alejarse prontamente hacia Buenos Aires de donde habían partido para doblegar a Santa Fe. Antes de retirarse en un acto vandálico incendiaron la población local. El párroco de entonces Pascual Silva Braga constató los enormes daños producidos por la batalla y por el incendio que prácticamente destrozaron la aldea. Comprobó, sin embargo, que la iglesia no había sufrido daño alguno.
Posteriormente la zona fue azotada por una tremenda sequía. Los pobladores se reunieron en oración para honrar a la Virgen del Rosario. Pocos días después la sequía culminó.
Héctor Gustavo Pugliese, citando a Eudoro y Gabriel Carrasco, nos narra que en el año 1840 Rosario fue centro del ataque de las tropas del general Juan Lavalle en oportunidad de los enfrentamientos que se suscitaban en su guerra contra Rosas. La flota francesa, aliada y protectora de Lavalle inició el fuego naval y los buques lanzaron cientos de balas tomando como guía las torres de la Iglesia en virtud que eran detectables por su altura. Los rosarinos al mando del General ángel Pacheco defendieron esta comarca el 24 de julio, hecho que motivó la destrucción y el abandono de los hogares de muchas familias ante el incesante bombardeo. Paradójicamente, las torres de la Iglesia, blancos del ataque, no fueron dañadas. Los lugareños atribuyeron esto a la protección de la Virgen.
La Ciudad y la Virgen: algo para recordar
El patronazgo de la Virgen fundadora se renueva permanentemente intensificando la fe cristiana de nuestro pueblo. Recordemos algunos acontecimientos significativos.
Nuestra bandera
El General Manuel Belgrano al frente del Regimiento 1º de Infantería llega a Rosario el 7 de febrero de 1812 e ingresa a la ciudad por la calle que hoy se conoce como Brigadier General Juan Manuel de Rosas. Continúa por la hoy calle Santa Fe y gira con su tropa a la que es actualmente calle Buenos Aires y forma a su ejército frente a la Parroquia, hoy Catedral. Luego reza piadosamente ante nuestra Virgen.
En Buenos Aires Belgrano había recibido la orden de ir con su regimiento a apostarse en la Capilla de Rosario en donde debía construir dos baterías que impidieran que los españoles remontaran el río Paraná en busca de recursos para sostenerse en el sitio de Montevideo. Partió el 24 de enero de 1812 y el 6 de febrero acampó en las proximidades de Arroyo Seco, continuando su marcha al día siguiente.
El Instituto Belgraniano de Rosario editó en 1995 el “Diario de Marcha del Coronel Belgrano a Rosario”. De esa publicación extraemos el párrafo siguiente escrito de puño y letra por el prócer:
“7 de febrero de 1812 - llegada a Rosario. A la una y media de la mañana se tocó generala y marchamos por caminos y campos muy llanos, sin dificultad alguna y con muy poco trabajo que se hizo en la barranca de salida de una cañada que han formado las aguas de lluvias y llaman Saladillo, pasaron muy bien las carretas y hallándonos a distancia de Rosario cerca de una legua (5 kilómetros*) se formó la tropa y sacaron las banderas (banderas españolas de reglamento que luego Belgrano dispuso reemplazar a partir del día 27 de febrero de 1912*) y con todo orden seguimos hasta este Pueblo cuyo Comandante Capitán Moreno y el Alcalde con otros vecinos salieron a recibirnos y ofrecérsenos.
Llegados a la Plaza Mayor (hoy plaza 25 de mayo*) se formó en batalla y habiéndose depositado las banderas en la casa que me estaba preparada marchó la tropa al campamento que ya estaba señalado por el Capitán álvarez en una buena situación cerca del río y bajo unos árboles que favorecen mucho por la estación en que nos hallamos”.
Se ordena luego la construcción de la batería Independencia en las islas y la batería Libertad en nuestra barranca.
Noble patriota era Belgrano. Su amor a la Patria, su concepto de soberanía y su criterioso realismo lo induce a crear nuestra enseña nacional. Como podían sus tropas luchar contra el enemigo si ambos tenían los mismos estandartes. Trascendental acontecimiento fue su creación que fortaleció la lucha por nuestra independencia.
Belgrano se destaca también por su alta religiosidad manifestada siempre su veneración a la Virgen. El rezo del Santo Rosario era su ritual permanente. Es posible, antecedentes históricos lo avalan, que Belgrano haya recibido para su decisión patriótica una fuerte ayuda de la Virgen dado que ella siempre inspiró y protegió a los que bregan y se sacrifican por nobles ideales.
El Padre Julián Navarro, cura de la Parroquia, que había manifestado su adhesión a la Primera Junta formada el 25 de mayo de 1810 convoca a los vecinos y ofrece a Belgrano materiales, herramientas y la ayuda de todos para la construcción de la batería a orillas del Paraná. El mismo Padre Navarro a pocos metros de la iglesia parroquial bendice, el 27 de febrero de 1812, la bandera celeste y blanca que crea y enarbola por primera vez el General Belgrano en la batería Libertad, correspondiendo al joven Cosme Maciel el honor de izar la enseña patria. En el combate de San Lorenzo Navarro se presentó como voluntario al General San Martín y se desempeñó como capellán en el ejército de granaderos. Cura de San Isidro en 1814 pasa a formar parte luego del ejército de Los Andes yendo a Chile donde acompaña al Libertador en toda su campaña en ese país, seguramente manteniendo siempre su devoción a la Virgen del Rosario.
Juan álvarez, en su Historia de Rosario, nos manifiesta que el 9 de octubre de 1812 los españoles saquean San Nicolás, dan muerte al Padre Miguel Escudero y al día siguiente cañonean al pueblo y completan su pillaje. Miguel de Escudero fue el sacerdote que recibió la nueva imagen de la Virgen en 1773 siendo un religioso más que dio su vida por nuestra independencia.
* aclaraciones necesarias
De Aldea, a Villa y de Villa a Ciudad
El Gobierno Provincial de Santa Fe conducido por el General Estanislao López, por decreto del año 1823 eleva a Rosario a la categoría de Villa y a pedido del párroco de entonces Pascual Silva Braga se designa a Nuestra Señora del Rosario “Santa Patrona” de la Ilustre Villa del Rosario según lo establecido por el mencionado decreto. Domingo Crespo, gobernador provincial, convierte en ciudad a la “Ilustre y Fiel Villa” del Rosario el 3 de agosto de 1852.
De Parroquia a Iglesia Matriz y de ésta a Catedral
Desde el año 1854 la Parroquia Nuestra Señora del Rosario se convierte en la Iglesia Matriz de varias parroquias que hoy comprende la Arquidiócesis de Rosario. El día 16 de marzo de 1935 el Doctor Antonio Caggiano asume como primer Obispo de la diócesis de Rosario. La Iglesia Matriz se convierte desde ese día en Catedral.
Coronación de la Virgen
El Papa Pío XII firma en 1939 una bula que autoriza la coronación pontificia de la histórica imagen de Nuestra Señora del Rosario. El documento papal se ejecuta el 5 de octubre de 1941 en la actual plaza de la Coronación. El 12 de octubre de 1954 se procede a la jura canónica como Patrona de la ciudad y de la Diócesis a Nuestra Señora del Rosario.
Arzobispado y Basílica
Monseñor Guillermo Bolatti es designado primer arzobispo de Rosario el 12 de agosto de 1963 al promoverse en arquidiócesis la sede episcopal. Monseñor Bolatti era obispo de la ciudad desde 1961.
Al cumplirse las bodas de plata de la coronación de la imagen de la Virgen, se ejecuta la bula del Papa Pablo VI que honra a la Catedral de Rosario con el título de Basílica. Fue el 6 de octubre de 1966.
Virgen fundadora, como se afirmó acertadamente, bajo tu amparo la Aldea se hizo Villa y la Villa gran Ciudad en torno al cual toda una constelación brillante de más de cien pueblos y ciudades constituyen hoy la Diócesis que lleva tu dulce nombre. Porque la Virgen del Rosario, la Virgen del Pago de los Arroyos, desde su humilde capilla de barro y paja, hasta hoy en la hermosa cripta de la Basílica Catedral y para siempre, nos mira, nos ilumina y nos protege.