Reseña histórica sobre la capital y el proceso de centralización
Una capital para el virreinato
Mas en realidad las razones fundadas en el peso de Buenos Aires, no fueron las decisivas para la creación del Virreynato, aunque sí lo fueron para declararla capital, contrariando en esto por ejemplo las ideas del virrey del Perú, Manuel de Amat, quien siendo partidario de la institución entendía que, la sede de las autoridades debía ser Santiago de Chile 15. Las causas que decidieron a la Corona a erigir el Virreinato del Río de la Plata estaban vinculadas a necesidades de la defensa de sus dominios del peligro anglo-lusitano, conjunción que deseaba explotar la debilidad del Imperio español luego de la firma del Tratado de París en 1763. Al respecto resultó una clarinada la transitoria ocupación de Port-Egmont en 1765 por los ingleses, hecho que significaba también un amago a las regiones patagónicas. Contemporáneamente, el marqués de Pombal se lanza sobre objetivos españoles en Río Grande sin existencia de declaración de guerra, desarrollándose la denominada “guerra sorda” en el lapso 1767-1776. Portugal amenazaba la propiedad ibérica de las Misiones y de la misma Banda Oriental. Por ello, aprovechando Carlos III en 1776 que Gran Bretaña, aliada de los portugueses, estaba absorta en la represión de la rebelión de las colonias norteamericanas, decidió intervenir enérgicamente para cortar con las maniobras de Pombal, que en plena paz, y a veces en circunstancias en que se parlamentaba para zanjar las diferencias limítrofes, atacaba y ocupaba posesiones españolas como el fuerte de Santa Tecla y la villa de San Pedro. Se determina el envío de un ejército de 9.000 hombres embarcados en una flota numerosa, la más poderosa expedición enviada hasta el momento por España a América, bajo el comando de un ex-gobernador que como don Pedro de Cevallos, había acumulado vasta experiencia después de su campaña, anterior al Tratado de París, contra los portugueses en el mismo escenario. Consultado por la Corona, antes de su nombramiento, sobre las circunstancias que debían rodear al personaje que se designara para presidir tal misión militar, expuso que “El que fuese mandado ha de tener precisamente con el gobierno y mando militar, el gobierno y mando político de la Provincia de Buenos Aires, porque sin él no podrá mover aquellas gentes. También conviene que su mando se extienda a las Provincias de Paraguay, Tucumán, Potosí, Sta. Cruz de la Sierra y a todas las que comprende la jurisdicción de la Audiencia de Charcas, porque con todas ellas confinan las posesiones antiguas y las usurpaciones modernas de los portugueses”16. Lo aconsejado por Cevallos fue llevado a la práctica totalmente. Pero como la conjunción del mando militar y político sobre tan vasta región a la que la Corona agregó por su cuenta Cuyo, exigía que quien fuera nombrado para la dignidad ostentara una jerarquía adecuada, no se hesitó en darle el título de Virrey 17. La parte que hemos subrayado en la cita pone de relieve que el objetivo primario de la erección del Virreynato, era concentrar la conducción de todas las regiones del Imperio español en América que colindaran con el enemigo portugués, alrededor del centro que naturalmente, y a través del manejo económico y militar que venía afirmando de su vasto hinterland, debía ser la base de operaciones contra ese enemigo. La creación del Virreinato fue un acto jurídico que consagraba un hecho que se palpaba: la dependencia hacia su eje natural y fatal, Buenos Aires, de zonas fundamentadas en economías diversas, con dos universidades en pleno funcionamiento, como eran las de Córdoba y Chuquisaca, que le daban expresión cultural al conjunto, con una proficua fuente de metales como era Potosí, para potenciar financieramente el vasto conglomerado, y con una población anhelosa de escalar posiciones en los cuadros de la división administrativa del Imperio. El establecimiento del Virreynato con sede en Buenos Aires, otorgaba a ésta un tercer factor de preeminencia, que iba a ser decisivo. A los ya señalados económico y militar, se agregaba el político. Dos medidas adoptadas durante el corto período virreynal harían más pesada la coyunda de los pueblos del interior respecto de su capital: la adopción del régimen intendencial y el progresivo librecambismo instaurado. |
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