La política internacional en el pensamiento de Juan Perón /1947-1948
Visita de Eva Perón a Europa (34)
 
 
1. Su fuerza política. Impresión de España y del Vaticano

Eva Perón surgió como una fuerza política con personalidad original y constituyó su propia fundación en 1948. Desde un magnífico edificio de mármol distribuía dinero y ayuda a personas necesitadas y rápidamente formó un cortejo vigoroso. Su especial carisma complementaba al de su marido y juntos armaron una imponente maquinaria política que neutralizaba la expresión de cualquier disensión (35). Son interesantes las opiniones de Eva Perón sobre los países que visitó con motivo de su viaje a Europa. Al regresar llamó al Embajador Areilza a la residencia presidencial “con objeto de mantener una conversación -dice el diplomático a su gobierno- en la me quiso significar su profundo agradecimiento hacia España y al gobierno español con motivo de todos los agasajos y deferencias especialísimas de que había sido objeto”. El representante español aprovechó la ocasión para llevarle seis álbumes que desde Madrid le habían enviado el Ministerio de Asuntos Exteriores y el Instituto Nacional de Previsión “conteniendo los recortes de la prensa española relativos a dicho viaje”.

Eva Perón manifestó un “encendido elogio para España y para el Generalísimo” y después le contó en forma” bastante completa y detallada” la excursión por Europa. Le refirió que en El Vaticano “logró arrancar” una condecoración para su esposo, a la que la Santa Sede se resistía “para evitar diferencias y divisiones en el seno de los católicos argentinos”. Ante el Santo Padre le habría hablado sobre la “magnífica obra de restauración del sentido católico de España” que había emprendido el Generalísimo Franco, pero sobre este aspecto no habría encontrado eco en el Papa.


2. Sobornos en Italia y Francia

Después vertió opinión sobre Italia, donde en los comienzos no fue bien recibida, pero le dijo “en qué forma había conseguido -sostiene el Embajador- a fuerza de audacia y de imponer con cierta autoridad su criterio [para] convertir en un éxito lo que al principio había sido un fracaso”. Luego en Francia, aunque el ministro Bidault “había sido decidido partidario de su viaje”, tuvo que vencer “la resistencia de sus compañeros de gabinete”. Sigue Areilza: “Sin ninguna clase de ambajes me confesó que la prensa francesa, concretamente la de París (...) cambió radicalmente de opinión por medio de un soborno realizado por agentes suyos que no resultó demasiado costoso, pasando del insulto al ditirambo”. Allí tuvo agasajos sociales “que halagaron su espíritu femenino”, aunque le sorprendió “ser un país en estado muy avanzado de comunización y con graves peligros de caer en manos del Soviet”. Pero la visitante parecía no tener estima por el Gral. De Gaulle. Pasó a Suiza, que le causó “una impresión excelente” y donde fue tratada por la prensa mejor que en el resto de Europa, “exceptuando España, naturalmente”.


3. Gran Bretaña y Portugal

Con Gran Bretaña hubo conversaciones “sobre la oportunidad o no de su visita a Londres”, pues el gobierno británico temía que hubieran incidentes por parte del laborismo de izquierda. El embajador inglés en París “le mostró una carta que había recibido del Sr. Bevin, en la que le hacía presente las dificultades que podrían surgir (...) por haber sido huésped oficial del Generalísimo Franco y de España”. La Sra. de Perón “se guardó la carta disimuladamente y, según me dijo, la conserva en su poder y cuando el embajador inglés se la reclamó a los pocos días, manifestó haberla perdido”. Como consecuencia, la Presidenta avisó al embajador argentino en Londres “su decisión terminante de cancelar el viaje” a ese país.

En cuanto a Portugal, no tenía una impresión “demasiado favorable” y opinaba que Salazar ejercía “la más implacable de las dictaduras (...) mientras que el pueblo se encuentra en la miseria”. A juicio de Areilza era una”visión exagerada y parcial”. En este país visitó a don Juan de Barcelona, conde de Barcelona, quien le hizo muy buena impresión y le manifestó un “patriotismo español terminante, que le impedía en modo alguno tomar actitud de pública discrepancia con Franco”. Eva Perón le hizo presente al conde que, según su criterio, el entendimiento con Franco era “el único camino para encontrar vía libre la restauración de la monarquía en España”. La audiencia con el embajador Areilza terminó con una conversación muy breve sobre otros temas.