La conquista del Plata y Tucumán
Espionaje y contraespionaje
 
 
Comprobada la existencia y situación geográfica de tierras en el oeste del Atlántico sur, los portugueses organizaron expediciones clandestinas para explorar las costas sureñas del Nuevo Mundo. Cuando España tuvo conocimiento de esas actividades, instaló agentes secretos en Portugal para vigilar y conocer aquellas salidas subrepticias. Recíprocamente, Portugal organizó idéntico sistema para operar en España, y sus espías debían informar sobre la salida de naves castellanas, al mismo tiempo que tratarían de convencer a los pilotos para pasarse al servicio de Portugal. Varios de los agentes portugueses fueron detenidos en España y sus declaraciones revelaron que la Corona lusitana tenía interés en dominar la ruta del sur. Por este motivo, España quiso adelantarse a Portugal en el dominio del sur continental y en la determinación de la indefinida línea de Tordesillas.

Para solucionar estos problemas, se organizó, en 1512, la expedición de Juan Díaz de Solís. Este navegante había estado al servicio de Portugal, cuya Casa da India le encomendó algunas misiones. Más tarde pasó a España, y en 1508 efectuó un viaje a América para buscar la comunicación entre los dos océanos. Esta expedición, en la cual tuvo la jefatura marítima y Vicente Yáñez Pinzón la de tierra, regresó a España en 1509, y de resultas fue procesado Solís. Rehabilitado posteriormente y con motivo de la vacante dejada por Américo Vespucio, fue nombrado piloto mayor de la Casa de la Contratación.

El 27 de marzo de 1512 se firmó en Burgos una capitulación para que Solís marchara hasta las islas de la Especiería por el cabo de Buena Esperanza, con el fin de demarcar lo que pertenecía a España. Esta capitulación motivó recelos del embajador portugués, que realizó gestiones para que no se realizara el viaje. Lo cierto es que la expedición fue suspendida.

El descubrimiento del mar del Sur (océano Pacifico), realizado por Balboa, en 1513, demostró que las tierras encontradas por Colón constituían un continente distinto de Asia. Esto urgió a España a encontrar la comunicación hacia el oriente, con el fin de adelantarse a los portugueses en el dominio del comercio de la especiería. De esta manera, el Río de la Plata se transformó en la ruta obligada para obtener aquellos objetivos, y ello, a pesar de que el embajador español en Lisboa no tuvo conocimiento del viaje portugués que, entre 1513 y 1514, realizaron unas carabelas fletadas por Nuño Manuel y Cristóbal Haro, que pasaron ante el Río de la Plata (que confundieron con el paso interoceánico), para volver con la noticia de haber hallado el abra de comunicación con el Pacifico. Aunque este viaje se llevó a cabo en secreto, España se enteró de su realización.