conocimientos geográficos
Los conocimientos geográficos que se poseÃan a inicios del siglo XV eran tan escasos como imprecisos. OceanÃa y América eran completamente ignorados por los europeos De las costas africanas y de Asia, solo habÃan sido exploradas hasta el momento las bañadas por el Mar Mediterráneo. Los europeos tomaron por primera vez contacto con Asia y sus riquezas a través de las Cruzadas y los viajes de Marco Polo, durante los siglos XII y XIV. La comunicación con este continente se realizaba necesariamente a través de rutas que circundaban el Mar Caspio, o lo atravesaban; la otra forma era navegando por el Mediterráneo. El Océano Atlántico era un enigma. El Mar Tenebroso, como se lo llamaba por las innumerables fábulas sobre monstruos que habitaban en sus profundidades, no habÃa sido explorado, aunque se sabe por trabajos de Ptolomeo, que los griegos habÃan llegado a penetrarlo hasta las islas Canarias. Los portugueses, bajo el impulso del rey Enrique el navegante, llegan en el siglo XV hasta el Cabo de Buena Esperanza en el extremo sur de áfrica, recorriendo la costa occidental de este continente. Gran parte de los conocimientos que se utilizaban para la navegación, se debieron a la labor de los monasterios que conservaban y traducÃan muchos textos de los griegos, especialmente la obra Cosmographiae de Ptolomeo, que fue de enorme influencia para los navegantes de la época. De los griegos se conocÃan también cartas marÃtimas o portulanos, donde se registraban regiones, mares y accidentes geográficos de las zonas ya exploradas, que durante el siglo XII fueron difundidas ampliamente por los genoveses. De China se habÃa recibido un elemento esencial para la navegación: la brújula. Junto al astrolabio, introducido a Europa en el siglo X por los árabes, y el bastón de Job, invención española del siglo XIV, estos instrumentos permitieron mejorar la orientación en el mar, y esto un mayor desarrollo de la navegación. Entre los grandes impulsores del estudio de la geografÃa, se destacaron los frailes viajeros, sobre todo franciscanos, que impulsado por un pacÃfico afán evangelizador y de amor a la naturaleza recorrieron medio mundo y transmitieron noticias y experiencias que pronto se divulgaron. VeÃan en el infiel un ignorante del Evangelio, no como a un enemigo a perseguir, sino como a un hermano necesitado de ayuda, esa visión originó un auge misionero, y por tanto viajero. Tras esa motivación llegaron a tierras de áfrica y de Asia, y desde las misiones, o a su regreso, muchos describieron sus experiencias, sus recorridos, las maravillas contempladas, e impulsaron una literatura geográfica que incitó la curiosidad de Occidente por conocer y acercarse a esas tierras. Fueron los grandes viajeros de los siglos XIII y XIV, como Juan de Piano Carpini, Guillermo de Rubrouck, Oderico de Pordenone, o Montecorvino, quienes sirvieron para completar las informaciones de Marco Polo. |
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