Casalegno, con cien años bien vividos
Un pueblo
pequeño que busca
crecer sin perder
su condición de
remanso de paz
Casalegno. — El 24 de agosto cumplió cien años, y tiró la casa por la ventana. De golpe, la población se le cuadruplicó y todo fue fiesta. Es que el que vivió en Casalegno no la olvida. Este pueblo del departamento San Jerónimo, ubicado a unos 100 kilómetros al noroeste de Rosario y a 50 de la cabecera departamental, Coronda, sobre la ruta provincial 10, tiene lo suyo para contar.
En su zona urbana, Casalegno cuenta con una población de no más de 160 habitantes, y su distrito, unas 10.000 hectáreas, reconoce casi el mismo número de pobladores. Quien recorre sus calles por primera vez, seguramente tiene la impresión de que se halla en una villa de descanso más que en un pueblo tradicional. Por sus casitas bajas, sus calles de ripio, una franja de eucaliptus que lo atraviesa en toda su extensión y su tranquilidad dominical, este lugar bien puede pensarse como un espacio natural que llama a disfrutar del silencio y el relax.
Los comienzos. Si bien no cuenta con acta fundacional, la historia oficial de Casalegno comienza el 23 de agosto de 1908, al inaugurarse la estación ferroviaria sobre la lÃnea que luego se conoció como Ferrocarril Central Nacional Bartolomé Mitre.
El pueblo recibe el nombre de Casalegno por quien fuera el donante para su trazado, José Casalegno. Dueño de un molino harinero en Irigoyen —distante a unos 12 kilómetros hacia el noreste—, y de campos a tan sólo 5 kilómetros de la actual localidad, este piamontés inició los trámites para el paso de la lÃnea férrea y la construcción de la estación. José Casalegno falleció en 1905, tres años antes de finalizada la obra.
En 1919 fallece su esposa y unos años después el molino cierra sus puertas. Sus hijos realizan la donación de tierras para lo que más tarde conformará el distrito Casalegno.
Trazado y organización. En 1910, el ingeniero rosarino Farrugia, por orden de la sucesión Casalegno, realizó el trazado actual de la planta urbana, pero en lo polÃtico, esta comunidad dependió hasta 1940 de Irigoyen, por lo que se hallaba supeditada a las autoridades comunales, judiciales y religiosas de esa localidad.
Ese año, por inquietud de algunos vecinos, se inician las gestiones para la creación de una Comisión de Fomento, lo que se concretó por decreto provincial del 18 de enero.
El primer comisionado interventor fue SerafÃn Devoto. Se le otorgaron facultades para percibir impuestos y ejercer actuaciones administrativas hasta tanto se practicaran elecciones para la constitución de autoridades, según se declara en el decreto ley 2439. Las primeras elecciones se realizaron en noviembre de 1941 y en ellas fue elegido como presidente de la comisión, Carlos Degiorgi.
Primeros habitantes. Aunque el poblado adquirió vida propia a partir de los últimos años del siglo XIX, por 1880 la campaña comenzaba a florecer con la llegada de los inmigrantes. Eran en su mayorÃa italianos y españoles que trabajaron de jornaleros y arrendatarios y, en menor proporción, fueron propietarios de tierras de cultivo. Junto a los pobladores criollos también fomentaron la ganaderÃa y la producción lechera.
En la zona urbana, los primeros pobladores fueron obre ros y jefes de la estación ferroviaria, en su mayorÃa curtidos polacos arribados de Rosario, ciudad de donde provenÃan además todos los materiales para la construcción. Sólo tenÃan como hábitat unas enormes carpas ubicadas generalmente alrededor de las obras y para surtirse de alimentos y mercaderÃa debÃan recurrir a los pueblos de DÃaz y Bernardo de Irigoyen.
La Capital l Miércoles 3 de septiembre de 2008 (fragmentos principales)