desde 1852 hasta 1899
presidencia de Sarmiento
 
 

Aún en trámite la Guerra del Paraguay, concluyó el período presidencial de Mitre. El 12 de junio de 1868, los colegios electorales consagraron la fórmula Domingo Faustino Sarmiento-Adolfo Alsina, que asumieron sus cargos el 12 de octubre.


El candidato de Mitre era su canciller Rufino de Elizalde. Quien fue resistido por considerárselo excesivamente vinculado con Brasil. Esa vinculación disgustaba a la opinión pública y molestaba a los militares argentinos, que habían tenido fuertes diferencias con sus pares brasileros y que observaban con disgusto las apetencias del imperio respecto al Paraguay, de cuyo territorio se quedó con un tercio, mientras la Argentina prácticamente no obtuvo rédito del sangriento conflicto. La habilidad política de Alsina y el influjo de los regimientos de línea impusieron la candidatura de Sarmiento, determinando su éxito.


Sarmiento había nacido en San Juan, el 15 de febrero de 1811. Talentoso, apasionado y egocéntrico, tuvo notables dotes de escritor. En sus primeros años no faltó a la escuela porque no fue a ella, ya que lo educó un clérigo que era tío suyo. Exilado en Chile durante el gobierno de Rosas, apoyó con sus artículos periodísticos los derechos chilenos sobre el Estrecho de Magallanes y la Patagonia, hasta el Río Negro. Fue “boletinero†del Ejército Grande, vencedor en Caseros. Con mano de hierro gobernó su provincia natal, bajo la presidencia de Mitre. Era embajador ante los Estados Unidos –país por el cual sentía gran admiración– cuando resultó electo presidente de la República. Antes de asumir el cargo, la masonería lo agasajó, junto con Mitre, por haber alcanzado ambos en ella el grado 33 (grado máximo). Sin embargo, ante el desconcierto del auditorio, Sarmiento expresó, durante el discurso que pronunció en la ocasión: “si la masonería ha sido instituida para destruir el culto católico, desde ahora declaro que no soy masónâ€. Y agregó aún: “tengo el deber de anunciar a mis hermanos que de hoy en adelante me considero desligado de toda práctica o sujeción a estas sociedadesâ€. Tales eran, por lo visto, las intenciones del sanjuanino al iniciar el mandato, encaminadas a preservar su independencia de criterio, si bien finalmente no se desvincularía de las logias y moriría como masón. Su mejor obra literaria, Facundo, aunque plagada de inexactitudes –deslizadas frecuentemente a designio según él mismo reconocería– es un cuadro costumbrista lleno de fuerza y color. Sus contemporáneos lo llamaron “el locoâ€, pero pronunciaban tal mote con cierta simpatía divertida, inspirada por el personaje. Le gustaban enormemente los árboles y trajo los gorriones al país. Falleció en Asunción, el 11 de septiembre de 1888.


Sarmiento nombró ministros a Dalmacio Vélez Sarsfield (Interior), José Benjamín Gorostiaga (Guerra), Mariano Varela (Relaciones Exteriores), Nicolás Avellaneda (Instrucción Pública) y al general Martín de Gainza (Guerra). A lo largo de su gobierno, se promulgó el Código Civil, se erigieron numerosas escuelas, se prolongaron las vías del ferrocarril, se construyeron caminos y fue fundado el Colegio Militar, como así también la Escuela de Náutica, hoy Naval.


En 1869, Sarmiento dispuso la realización de un censo, del cual surgió que la población de la República alcanzaba a 1.736.701 habitantes, la de Buenos Aires (ciudad) a 178.007 y que el número de extranjeros era de 211.000.