primera presidencia de Roca
El presidente y vice electos –Roca y Madero– asumieron sus cargos el 12 de octubre de 1880. Y el gabinete que los acompañaría quedó así constituido: Antonio del Viso (Interior), Bernardo de Irigoyen (Relaciones Exteriores), Manuel D. Pizarro (Instrucción Pública), Juan José Romero (Hacienda) y el general Benjamín Victorica (Guerra y Marina). Tres porteños y 2 provincianos. El lema elegido por Roca para definir los propósitos de su gestión, fue elocuente: “paz y administración”. En buena medida, el presidente cumplió con esos propósitos. Pues resultó aquél un período de prosperidad económica, durante cuyo transcurso se extendió el recorrido de los rieles, creció la inmigración, Buenos Aires contó finalmente con un puerto y adquirió una nueva fisonomía, acorde con la de una gran capital. Lo cual no quiere decir que a lo largo de ese lapso no se presentaran dificultades, graves algunas de ellas. Mencioné asimismo el crecimiento de la inmigración, registrado por entonces. Aportó ésta brazos vigorosos, que contribuyeron grandemente al crecimiento del país, y la inyección de sangre europea que significó, vino a determinar la aparición de un nuevo tipo humano que, con el tiempo, caracterizaría a nuestra población. Pero, a la vez, esa irrupción de nuevas gentes resultó un factor gravitante para que se fueran diluyendo muchas condiciones propias del “argentino viejo”. Cuentan que Roca, acodado en un balcón y viendo desembarcar los nutridos contingentes de inmigrantes, expresó preocupación por el destino de En cuanto al puerto, cuya construcción se debe al empeñoso esfuerzo de Eduardo Madero, vino a satisfacer una necesidad urgente. Hasta contar con él, los buques debían anclar costa afuera y acudir a complicados transbordos. Problema que se agravaba cuanto más calaba el vapor, quedando resuelto gracias a los trabajos felizmente concluidos por Madero. Y, siempre en lo que atañe a economía, el gobierno de Roca dejaría tras de sí importantes realizaciones, numerosas denuncias referidas a grandes negociados y un fuerte endeudamiento interno y externo. La transformación de Buenos Aires en capital de |
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