el Directorio
Rondeau sigue sitiando Montevideo, acompañado por Artigas. éste, sin embargo, se ha ido distanciando de las autoridades porteñas, que no le muestran la consideración debida. Se aparta por fin del sitio y, detrás suyo, se van las fuerzas orientales, que siguen al caudillo sin preguntar razones, viendo en él un jefe cabal, enamorado de su tierra y marginado por los polÃticos que actúan del otro lado del rÃo. Las intrigas y rivalidades, que proliferan en Buenos Aires, disgustan también a San MartÃn, pues no se avienen con su carácter ni con la altura de sus miras. De modo que recibe de buen grado la orden de dirigirse al norte, con hombres y pertrechos, para auxiliar a Belgrano. Con quien se encuentra en la Posta de Yatasto, presentándose como su subordinado. Poco después, no obstante, se le manda asumir la jefatura del maltrecho ejército. Alejado San MartÃn, crece la influencia de Alvear, quien tiene ambiciones de las que aquél carece. A instancias de Alvear, se reúne la Asamblea y resuelve “la concentración del poder en una sola manoâ€, creando un nuevo cargo que reemplazará la autoridad del Triunvirato: el de “Director Supremo de las Provincias Unidasâ€. Y es designado para ejercerlo Gervasio Antonio Posadas, tÃo de Alvear. |
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