retiro victorioso
Otro hombre, mientras tanto, batÃa a los realistas al norte de Sudamérica. Se trataba del venezolano Simón BolÃvar, nacido en Caracas el 24 de julio de 1783. Y, a mediados de 1822, estaba sin dilucidar la situación de Quito. Esta importante ciudad, en efecto, podÃa plegarse a Colombia, regida por BolÃvar; incorporarse al Perú, donde gobernaba San MartÃn; o constituir en torno suyo una nueva república, que finalmente serÃa Ecuador. A raÃz de ese problema inmediato y con la intención general de unir fuerzas, a fin de asegurar la independencia de esta parte de América –empresa para coronar la cual no recibÃa apoyo desde Buenos Aires–, San MartÃn se reunió con BolÃvar en Guayaquil, el 25 de julio del año 22. Tres conferencias sostuvieron ambos Libertadores. Y muy poco ha trascendido respecto a lo tratado en ellas. Una reserva probablemente reforzada por el sigilo masónico las envuelve todavÃa. El hecho cierto es que, mientras la situación de San MartÃn en el Perú resultaba comprometida, sin contar con perspectivas de auxilios enviados desde su patria, la posición de BolÃvar era sólida y su estrella brillaba en alza. Fuere cual fuere el motivo que determinó en definitiva a San MartÃn, lo cierto es que éste, sobria y discretamente, en silencio, cedió el campo a BolÃvar y resolvió desaparecer de la escena americana. El 20 de septiembre de 1822, después de dejar instalado un Congreso Constituyente, el Libertador abdicó su cargo de Protector del Perú y, esa misma noche, se alejó de Lima. En 1823, mientras San MartÃn se hallaba en Mendoza, murió en Buenos Aires su mujer, Remedios. Y, el 10 de febrero de 1824, acompañado por su hija Merceditas, el Libertador embarcaba con rumbo a Europa. Jamás volverÃa a pisar la tierra donde naciera pues, dignamente, se negó a poner su sable victorioso al servicio de las facciones que lucharon en ella durante su largo exilio. AsÃ, dicho sable curvo –de fábrica árabe– no volvió a brillar en el tumulto del combate, después de haber dado la independencia a tres naciones. El 9 de diciembre de 1824, en la batalla de Ayacucho, de confuso trámite, Sucre, lugarteniente de BolÃvar, ponÃa fin a las guerras por la independencia formal de nuestro continente. |
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