desde 1800 hasta 1851
la Legión Libertadora
 
 
Lavalle permanece inactivo y se registran deserciones en su caballería. Recibe auxilios de los franceses, pero en medida menor a sus requerimientos. Echagüe se aproxima, luego de abandonar la Banda Oriental. Lavalle lo ataca en Sauce Grande y es vencido, conservando no obstante el grueso de sus tropas.

El 29 de julio, la “Legión Libertadora†embarca en los buques franceses y, el 5 de agosto, atracan éstos cerca de San Pedro, en la provincia de Buenos Aires. El 14, está Lavalle en Arrecifes. Allí se le suma el comandante Borda y 50 soldados, que han desertado de las filas federales. No recibirá en adelante otras adhesiones pues, aunque confía en que la población se le irá plegando durante su avance, nada de eso ocurre. Comprobará, por lo contrario, que la provincia toda responde a Rosas. El 30 llega a Luján. El 5 de septiembre, tiene los campanarios de Buenos Aires a la vista.

La ciudad contraría también las previsiones de Lavalle. Lejos de aguardarlo con alborozo, se apresta para la defensa, a cargo del general Lucio N. Mansilla, cuñado del Restaurador. Advertido de la situación, Lavalle inicia una lenta retirada. Ha hecho la campaña malhumorado y taciturno ya que le disgusta actuar aliado al extranjero y, para peor, no cree haber recibido de éste apoyo suficiente. Al retirarse, siembra el terror a su paso. Terror que cunde asimismo en Buenos Aires, pues la proximidad del ejército unitario ha exacerbado a los federales, que cometen excesos contra todo aquel que sospechen pueda simpatizar con el enemigo.

Hacia fines de septiembre, Lavalle está en Santa Fe, que Iriarte toma por orden suya, saqueándola y haciendo fusilar a los oficiales adversarios. Allí quedó detenida la “Legión Libertadoraâ€, a la espera de los resultados que arrojarían las reuniones que habrán de realizarse entre Felipe Arana, canciller de Rosas, y el barón de Mackau, representante diplomático del rey Luis Felipe.