Grupos Políticos en la Revolución de Mayo
Tercera oportunidad: Independencia con Alzaga
Al cerrarse el año 8, el grupo de Castelli ha quedado desplazado por un nuevo fracaso, y por añadidura, seriamente comprometido en un proceso cuyas consecuencias no podían preverse claramente. El grupo de Saavedra, todavía leal a Liniers, seguía a su jefe, que opacamente cumplía con su deber de lealtad a “Los enemigos se acusaban recíprocamente de ser contrarios a Evidentemente, el grupo de Alzaga es el que en este momento esta mejor ubicado y ve con mayor claridad los acontecimientos. En cambio, en lo que se refiere a los otros dos grupos, como expresa Mitre: “... su actitud era por el momento indecisa, por cuanto carecía de objetivo claro. Su proyecto de independencia con la princesa Carlota por heroína [grupo Castelli] había quedado en la nada, y sus vagos anhelos en tal sentido, despertados por la probable desaparición del gobierno de la metrópoli en 1808, se había amortiguado con los recientes triunfos de las armas españolas en la península. Agréguese a esto que el prestigio de Liniers, muy decaído en el pueblo, también se había enfriado en ellos [grupo Saavedra], no esperando ya nada de su carácter inconsistente, enervado por la posición falsa en que desde la misión napoleónica y la sublevación de Elío quedó colocado''36. Se había llegado a un punto en que, Liniers y Alzaga estaban enfrentados y, por distintos motivos, “...viciados y sindicados de sospechosos. Liniers por partidario de Bonaparte, y Alzaga por Jefe del partido Republicano” 37. Es en esas condiciones que la invasión francesa en España, la abdicación de Carlos IV, la nacionalidad de Liniers, sus cartas con Napoleón, la visita del Marqués de Sassenay, fueron hechos que exacerbaron los ánimos de los alzaguistas, concluyendo en los preparativos de revolución, cuyas últimas consecuencias están claramente expresadas en estas palabras de un documento de la época: “.. .El resultado de las nocturnas tenidas en casa de Alzaga, es de quedar independientes en caso de que Proyectado el movimiento primeramente para el 17 de octubre de ese año, estalló el 1 de enero del siguiente, quedándose simplemente en una asonada. En la gestación del proyecto estuvieron presentes en los primeros momentos, los integrantes del grupo de Castelli, pero posteriormente, debido a la primacía que Alzaga quería dar a los europeos, se separaron de la causa, volcándose y aun estimulando a las fuerzas de represión. [Castelli] “...en 1809 —dice Ignacio Núñez— se separó del acuerdo en que estuvo con don Martín de Alzaga para la convulsión del 1° de enero contra el virrey Liniers, por la tenacidad con que aquel español resistió incorporar los regimientos de americanos.” En un comentario inserto en Saavedra, en sus Memorias, se refiere a la conjuración en estos términos: “El poder de éste (Napoleón), y sus empresas de apoderarse y dominarla les hizo temer que Por ello Saavedra y su grupo se opusieron al movimiento y fueron los encargados de reprimirlo. “Ciertamente, —afirma Abascal— ya es preciso confesar que los revolucionarios del día 1° de enero de 1S09, tienen razón en decir que Saavedra los vendió, pues aunque él, en ese día, sostuvo la autoridad real y se manifestó en favor de ella con el mayor entusiasmo y heroísmo, no fue virtud sino que no era tiempo; de que se deduce evidentemente, que, no fue el objeto de Saavedra sostener al señor virrey, como tampoco era el único de la revolución el separar a éste por su accidental nacimiento; sino que aquella revolución era como la del 20 de mayo, igual en todas sus partes y objetos, pero Saavedra la juzgó intempestiva y sostuvo el empleo del señor Liniers, para sacrificar luego su persona, como lo hizo”. Y luego” agrega: “Saavedra tuvo buen cuidado de no denunciar entonces a Castelli, Vieytes y demás que ahora cita” 41. Efectivamente, en la carta que sirve de motivo a Abascal para sus apostillas, Saavedra se pronuncia en esta forma sobre los miembros del grupo carlotista comprometidos en esta nueva aventura: “Es verdad que Peña, Vieytes y otros, querían de antemano hacer la revolución; esto es, desde el 1 de enero de 1809; y que yo me opuse; porque no consideraba tiempo oportuno. Es verdad que ellos y otros, incluso Castelli, hablaron mucho de esto antes que yo, pero también lo es que ninguno se atrevió a dar la cara en público, aun cuando yo les decía que lo hiciesen, y que aseguraba no hacer oposición a nada. En sus tertulias hablaban, trataban planes y disponían; mas personarse para hacer lo mismo que aconsejaban o querían. ¿Quién lo hizo? ¿Se acuerda usted que mis respuestas fueron siempre no es tiempo, y lo que se hace fuera de el no sale bien?”42. Como hemos dicho, los carlotitas primero adhirieron al movimiento de álzaga, pero luego, cuando advirtieron sus verdaderas intenciones corrieron a los cuarteles en búsqueda de los saavedristas para paralizar la acción. De ello nos da testimonio el general Martínez: “Mientras se debatía en la fortaleza la separación del Virrey Liniers, los señores Peña, Vieytes, Castelli, Belgrano y otros más, andaban de cuartel en cuartel, viendo al comandante Saavedra, al jefe de Arribeños, Ocampos; al comandante Rodríguez, de Húsares, y otros más, para decidirlos a que sostuvieran a Liniers; concibieron que era preciso dar por ese medio un golpe a la influencia de los españoles, para así hacer que la de los hijos del país desde entonces, valiese más que la de aquéllos: mas se consideraba que era el comandante Saavedra quien debía tomar la iniciativa como el jefe de los patricios 43. Desde entonces data la jefatura de Saavedra sobre este grupo, debido a la inoperancia de Liniers. Francisco Saguí lo recoge pristinamente en sus memorias: “Entonces resuelven inmediatamente los comandantes conferir el primer lugar a don Cornelio Saavedra; para que al frente de los patricios y artilleros marchase a la plaza a dispersar a los amotinados y reponer al Virrey en su cargo”44. Ramón Manuel de Pazos, en carta a Francisco Juanicó, vecino de Montevideo, fechada en Buenos Aires el 26 de mayo de 1810, le dice con referencia a las razones que movieron a los americanos a oponerse al levantamiento de álzaga: “ ...pero he visto después que los europeos vamos a pasarlo muy mal, y como los yerros deben confesarse, creo que la oposición que estas tropas hicieron el día 1° fue por que no había hijos del país mezclados que pudiesen esperar mejor de fortuna; y que ahora es a la inversa, y que el interés personal dirigió estas operaciones”45. En un extenso informe referente a la asonada del 1 de enero en Buenos Aires, Felipe Contucci, hace un extracto de una carta que le había dirigido Belgrano, a través del cual se puede apreciar el sentido que para los carlotinos habían tenido los recientes acontecimientos, como asimismo la identificación que se advierte con el partido de los Patricios. La carta está fechada en Buenos Aires el 8 de enero de 1809 y dice lo siguiente: “Después de haber estado a las orillas de un gran precipicio, el Domingo anterior por los partidarios de Junta, hoy hemos tenido el gusto de que se haya prestado el juramento de obediencia a Es interesante reparar, para fijar la composición de los grupos, cuál hubiera sido la formación de Corbellini, al relatar los pormenores de la asonada, dice al respecto lo siguiente: “Una vez reunidos en el palacio el Virrey se opuso a la formación de una junta y manifestó su conformidad con ceder el puesto al oficial de mayor jerarquía; pero los concurrentes insistieron en su petición y se comenzó a levantar el acta con la designación de un cuerpo colegiado, presidido, a lo que parece, por Ruiz Huidobro; y cuyos secretarios eran don Mariano Moreno y don Julián de Leiva''48. Para comprender la razón de la designación de Ruiz Huidobro como Presidente de En cuanto al sentido de este pronunciamiento del grupo de Alzaga, conviene reproducir estas palabras de Enrique de Gandía, celoso reivindicador de esta jornada: “No pueden subsistir dudas: la revolución del 1° de enero de 1809, organizada por don Martín de Alzaga, con el apoyo del Cabildo, del Consulado, de la mayor parte del pueblo y de algunos regimientos criollos y españoles, tuvo por fin declarar la independencia del Virreinato del Río de Evidentemente de Gandía, llevado por su ferviente admiración a Alzaga, exagera las proyecciones de este episodio, pero no obstante es forzoso aceptar su notorio significado, silenciado hasta ahora por la historia oficial. En los jefes saavedristas no hubo tal traición, sino una exacta valoración de las circunstancias. No podían adherir a un movimiento que hubiera sido capitalizado exclusivamente por los españoles europeos. Enrique Williams Alzaga, que ha estudiado muy bien esta asonada, lo expresa claramente: “...el 1° de enero no fue una reacción española. Era una revolución que iba a la independencia, mas, pese a los criollos que en ella intervinieron, su espíritu era español, era promovida por españoles, ellos serían siempre los dirigentes: álzaga, de acuerdo con Elío, respaldado por el partido peninsular”50. El grupo de Saavedra salió altamente beneficiado de estos sucesos por cuanto a partir de entonces se convirtió en el árbitro de la situación. “Desde ese momento —apunta Dámaso Uriburu en sus Memorias— data (1º/1/1809) la verdadera revolución moral que se efectuó en Buenos Aires contra el dominio español, pues toda la fuerza pública quedó en poder de los criollos, sin contrapeso alguno y el orgullo de esta fácil victoria, unido a la imitación que habían producido las insolentes y exclusivas pretensiones de los españoles europeos iban desvaneciendo el débil prestigio en que se fundaba aquél, y el poder de esa aristocracia mercantil, que había abandonado el campo y sus soberbios proyectos al solo amago de las fuerzas que se dirigieron contra él''51. Liniers, como en el caso de los carlotinos, hace iniciar contra Alzaga y sus seguidores, el denominado Proceso por Independencia. |
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