Estanislao López y el federalismo del litoral
Apostillas a dos cartas de San Martín
 
 

Con el propósito de disminuir la personalidad histórica del general Estanislao López, se ha echado mano no hace mucho tiempo de algunas cartas de San Martín, dirigidas al caudillo santafecino en 1819, por las cuales le invitaba a deponer sus armas en su campaña defensiva contra el Directorio centralista y monárquico de Buenos Aires, y pedía su contribución para la expedición libertadora de Chile.


Dichas cartas, dirigidas a Estanislao López cuando éste solo contaba treinta y tres años y empezaba a destacar en el litoral su figura de caudillo fuerte e irreductible, están concebidas en términos amables y sin asomo de reproche para la actitud partidaria que López asumía en aquellos momentos. Solo piden una tregua para terminar con los españoles de Chile y resistir a la expedición peninsular que se esperaba llegaría sobre el Río de la Plata.



El pensamiento de San Martín


Los párrafos siguientes de una de esas cartas, resumen con claridad el pensamiento central de San Martín en aquellos momentos: “Unámonos, paisano amigo, para batir a los maturrangos que nos amenazan: divididos seremos esclavos; unidos estoy seguro de que los batiremos; depongamos resentimientos particulares y concluyamos nuestra obra de honor; la sangre americana que se vierte es muy preciosa y debía emplearse contra los enemigos que quieren subyugarnos; unámonos, repito, paisano mío, el verdadero patriotismo en mi opinión, consiste en hacer sacrificios; hagámoslos y la patria sin duda alguna es libre, de lo contrario seremos amarrados al carro de la esclavitud. Mí sable jamás saldrá de la vaina por opiniones políticas: usted es un patriota y yo espero que hará en beneficio de nuestra independencia todo género de sacrificios, sin perjuicio de las pretensiones que usted tenga que reclamar y que yo estoy seguro accederán los diputados mediadores.


“Me he tomado la libertad de dirigirme a usted como a un ciudadano interesado en el bien general de nuestra causa; si usted me cree un hombre honrado, yo creo que encontraré en usted otro que se interese por mis deseos.


“No tendré el menor inconveniente en personalizarme con usted en el punto que me indique sí lo cree necesario, tal es la confianza que tengo en su honradez y buena comportación, lo que espero me avise, etc.”.



Criterios interpretativos


No se me oculta que estas cartas de San Martín pudieron impresionar el criterio superficial con que se acostumbra a juzgar entre nosotros los hechos y los hombres de nuestra historia. El general San Martín habría desautorizado implícitamente con esas cartas la prédica y la acción de Estanislao López, “luego” la actitud de este último sería estéril y antipatriótica. Estos u otros juicios parecidos deben haber provocado las susodichas epístolas.


Creo haber probado hasta la evidencia, en anteriores publicaciones, que los caudillos del litoral, procedieron patrióticamente al no abandonar por un momento el movimiento democrático de airada protesta contra el Directorio de Buenos Aires, que asolaba a los pueblos del interior, entregaba la Banda Oriental a Portugal, y mendigaba en las Cortes de Europa un Rey para el Río de la Plata. Son conocidas las cartas por las cuales el Director Rondeau, solicitaba del Rey de Portugal, que las tropas portuguesas de la Banda Oriental pasaran a Entre Ríos y Santa Fe y acabaran con los caudillos federales.


Por otra parte, la carta del general San Martín a Estanislao López en aquellos momentos, no debe sorprendernos. El Director Pueyrredón lo había ayudado en su empresa para libertad a Chile. El levantamiento popular del litoral, podía obligarle a él, general al servicio del Directorio, a abandonar su campaña libertadora para sofocar a los pueblos rebeldes. Consideraba también el peligro de la anunciada expedición española que nunca vieron las riberas del Plata. Además, para San Martín, la invasión portuguesa al Uruguay no podía tener la significación que para los caudillos populares. 44


Monarquista sincero, un rey que representara la soberanía del país independiente, colmaba sus aspiraciones políticas. Y siendo así, ¿cómo podía peligrar la independencia del país, si mañana una princesa del Brasil se enlazaría al futuro Rey de la monarquía independiente del Plata?


Por su contenido, por el tono amable y cordial en que están escritas, no son las cartas de San Martín a Estanislao López, materiales que puedan utilizarse como instrumentos de descrédito a la acción militar y política del caudillo, sobre todo si consideramos que el general San Martín no disfrazó nunca su pensamiento para juzgar los hechos y los hombres de nuestra historia.



Una carta inédita de San Martín


Se ha hecho conocer hace poco tiempo una carta inédita de San Martín que se relaciona indirectamente como lo veremos, con la contribución de las provincias argentinas a la expedición libertadora del Perú.


Desconocida hasta hoy, ha sido publicada en “El Mercurio” de Santiago de Chile, por un distinguido coleccionista de documentos históricos, Don Manuel Antonio Tocornal. Está dirigida al chileno don Pedro Palezuelos y expone puntos de vista políticos de singular interés, pero sobre todo, juzga muy particularmente la actuación de Bernardino Rivadavia, el organizador de la comuna porteña, en términos a que no nos tienen acostumbrados nuestros historiadores oficiales. Fue escrita desde Gran Bourg en 1847, y refiriéndose a la política sudamericana dice así: 45


“Me dice Vd. que su país marcha bien, pero con mucha lentitud. No olvide usted, mí buen amigo, el proverbio italiano: Piano. Piano, se ba sanno. La marcha de todo estado es muy lenta y si se precipita sus consecuencias son funestas. Si yo viese a su afortunada Patria dar oídos a Visionarios y precipitar las reformas, confieso a usted que me alarmaría por su futura suerte; tenga usted presente la que se siguió en Buenos Aires por el célebre Rivadavia, que empleó en sólo madera para hacer andamies para componer la fachada de lo que llaman Catedral 60 mil duros, que se gastaron ingentes sumas para contratar ingenieros en Francia y comprar útiles para la construcción de un Canal de Mendoza a Buenos Aires, que estableció un banco en donde apenas había descuentos, que gastó cien mil pesos para la construcción de un Pozo Artesiano al lado de un río y en medio de un Cementerio Público; y todo esto se hacía cuando no había un muelle para embarcar y desembarcar los efectos, y por el contrario deshizo y destruyó el que existía de piedra, y que había costado 600 mil fuertes en tiempo de los españoles; que el Ejército estaba sin pagar y en tal miseria que pedían limosna los soldados públicamente; en fin, que estableció el papel moneda qué ha sido la ruina del crédito de aquella República y de los particulares: Sería de no acabar si se enumerasen las locuras de aquel Visionario y la admiración de un gran número de mis Compatriotas, creyendo improvisar en Buenos Aires la civilización Europea con solo los decretos que diariamente llenaba lo que se llamaba Archivo Oficial. Yo espero que Chile seguirá la marcha sólida que ha emprendido y que sus reformas las hará con paso de tortuga. Siguen gruñendo la Francia e Inglaterra, sobre los acontecimientos de Otaytí — que ya sabrá Vd. — por los Papeles Públicos; sin embargo, como Vd. sabe que para que riñan dos personas es necesario que ambas quieran y convencido que ninguna de las dos les acomoda en el día, darse de moquetes creo que la diplomacia intervendrá en la querella y todo se concluirá por lo mejor. Mis hijos lo saludan cordialmente, igualmente que este su Capellán que le desea todo bien, así como el que me crea es su antiguo Amigo. — José de San Martín”.


¿Es en realidad la figura de Rivadavia una mistificación histórica y aquel estadista endiosado por los autores unitarios no merece contar entre los próceres civiles de nuestra historia?


¿Era, por el contrario, el general San Martín hombre incapacitado para juzgar en sus magnas proporciones la figura del que ha sido llamado por sus panegiristas el primer estadista de América?


No podríamos responder con un criterio honrado a esta cuestión, planteada así, en términos escuetos.


Tratemos de indagar las razones que pudo tener el general San Martín, para expresarse con tal acritud contra la figura de Rivadavia. Ya en otra carta que figura en el volumen de su correspondencia editado por el Museo Histórico, se había expresado así, refiriéndose a la sublevación de Lavalle, del 19 de diciembre de 1828, y al círculo unitario de Rivadavia: “Usted conocerá que en el estado de exaltación a que han llegado las pasiones, era absolutamente imposible reunir los partidos en cuestión, sin que quede otro arbitrio que el exterminio de uno de ellos. Por otra parte los autores del movimiento del 1º de diciembre, son Rivadavia y sus satélites, y a usted le consta los inmensos males que estos hombres, con su conducta infernal, han hecho no solo a este país, sino al resto de América”. (Carta de San Martín a O'Higgins).


Los sucesos que vamos a exponer nos darán la clave para juzgar con recto criterio las apreciaciones de San Martín sobre Rivadavia y contribuirán a poner en claro el concepto nacionalista y democrático arraigado en la conciencia de los pueblos y los caudillos de las provincias, durante la época de la emancipación y de las guerras civiles.