Estanislao López y el federalismo del litoral
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N.° 1 Acuerdo disponiendo solicitar del Gobierno de Buenos Aires Aires una declaración que explique satisfactoriamente los motivos que lo impulsan a invadir En Santa Fe, a diez y ocho del mes de julio de mil ochocientos diez y seis anos. Su Gobernador Intendente don Mariano de Vera, habiendo convocado para este acto, a los señores del Muy Ilustrísimo Cabildo, Alcaldes de Barrio, Ministro de Hacienda, Fiscal de ella y Jefes Militares que subscriben, hizo presente: Que el motivo de esta convocación era para deliberar, con el acierto que desea, acerca de las circunstancias actuales de esta provincia que se halla sitiada por el río con siete buques de guerra, procedentes del Gobierno de Buenos Aires, y por tierra con un ejército del mismo Gobierno, ahora nuevamente engrosado, cuyas miras no pueden ser otras que las de continuar la guerra civil para avasallar a esta provincia, pues aunque el general de dicho ejército, en sus comunicaciones, anunció a este Gobierno tener órdenes para no hostilizar ni introducirse dentro del territorio, pero lo contrario se ha observado, pues según los partes dados por En su inteligencia, exhortó el dicho Señor Gobernador a los concurrentes, para que, haciéndose cargo de la importancia de este asunto, le manifestasen su deliberación. Y, precedida controversia, resolvieron unánimes: que no pudiendo discurrirse que el Gobierno de Buenos Aires, tome unas medidas abiertamente opuestas a la causa general, ni menos que sus pretensiones sean las de sujetar violentamente a su dominio los pueblos de nuestro continente pues lo contrario se estampa en sus manifiestos públicos, debe atribuirse la guerra con que hostiliza a esta provincia, a otros principios equívocos que no se descubren. Por lo mismo son de parecer que, antes de envolvernos en nuevas desavenencias, que acabarán de formar la común desgracia, se solicite del Gobierno de Buenos Aires, una declaración de las verdaderas causales que dirigen sus operaciones adversas, lo cual podrá hacerse con inclusión de esta acta, para que no quede duda de las sanas intenciones de este pueblo, y que sus miras no son otras que el prodigar, como todos los demás, sus esfuerzos para el general beneficio, cuyas ideas se hallan interceptadas por la guerra civil, que sostiene en su propia defensa. Y que respecto a hallarse accidentalmente en esta ciudad, el Sr. Diputado al Congreso Nacional, don Miguel del Corro, se le imparta aviso con copia auténtica de esta determinación, para que se sirva elevarla a Mariano de Vera — Gabriel de Lassaga — Manuel Francisco Maciel — Ramón Cabal — José Elías Galisteo — Pedro Aldao — José Vicente Roldan — Manuel Alzugaray — Ramón Benítez — Estanislao López — Marcos Antonio Anzina — Pedro Basaga — Antonio Esquivel — Francisco Javier Paez. (Leyes y decreto de N.° 2 Instrucciones acordadas por el Congreso de Tucumán en 1816, para el desempeño de sus comisionados ante el General Lecor, Jefe de las fuerzas portuguesas invasoras del Uruguay Sesión secreta del 4 de Septiembre de 1816. Reunidos los Señores D. D. del Congreso en la sala de sesiones a las nueve y media de la mañana de éste día, con asistencia de los que se anotan al margen, hecha señal por el Sr. Presidente y discutidos en primera hora los particulares, que consta de Reservadas. Con el interesante objeto de instruirse a fondo de las miras políticas del gobierno del Brasil, para de este modo asegurar el mejor éxito de su misión, deberá el enviado ponerse en comunicación con don Nicolás Herrera, luego que lo verifique le manifestará su autorización para tratar con el general en Jefe de la expedición portuguesa, el Teniente General don Federico Lecor, obrando con la franqueza que exige la importancia de un negocio en que debe presidir la buena fe animada del interés por la paz y felicidad de estos pueblos. La base principal de toda negociación será la libertad e independencia de las provincias representadas en el congreso, 84 que éste ha publicado solemnemente y aquellas han jurado defender a toda costa. Bajo de éste principio, del que, al cabo de más de seis anos de revolución y sacrificios será absolutamente imposible separar a los pueblos, procurará el comisionado tomar de don Nidias Herrera, los más luminosos conocimientos sobre cuanto conduzca al objeto de su comisión y principalmente para entrar a hablar y tratar con el general Lecor, y le exigirá a aquel las transacciones celebradas por García, con el Gobierno del Brasil, las que remitirá por conducto seguro al Supremo Director del Estado, con toda la posible rapidez y con una exposición de las observaciones que hubiere hecho relativas a su espíritu, conveniencia o disconveniencia; y si no se las franquease porque acaso no estén en su poder, le exigirá la noticia o idea que tenga de ellas y la trasmitirá al expresado Supremo Director con la exposición indicada. Tanto a Herrera como al general Lecor, luego que entable su comunicación procurará orientarles del verdadero estado de estos pueblos desimpresionándolos de las ideas exageradas que acaso habrán formado del desorden en que nos suponen haciéndoles ver que después de la instalación del Congreso, nombramiento de Supremo Director, organización de los ejércitos con oficiales de honor y otras diferentes reformas, ha acallado casi del todo la anarquía pues los pueblos en general, sus jefes y particularmente los generales de los ejércitos, están penetrados de la más profunda obediencia y sumisión a la soberanía y que si en algunas partes se siente unos u otros leves desórdenes, son como las últimas llamas de un incendio que acaba de apagarse, que tan lejos de presentar el menor peligro, conducen a que sea totalmente extinguido. Les manifestará el grado de respetabilidad en que se hallan nuestros ejércitos, los esfuerzos de las provincias por aumentarlos diariamente, dirigidos por el soberano congreso, las fundadas esperanzas de progresar en Chile, cuyo pueblo entusiasmado y lleno de desesperación contra el enemigo que lo oprime, espera con ansias nuestro ejército, superior al de Lima en subordinación y disciplina, y nada inferior en número, que debe emprender pronto la recuperación de aquel territorio y que no son menores las de arrojar del Alto Perú, las legiones que lo ocupan pues padecen una continua disminución por la constante guerra de recursos que le hacen los naturales ayudados de diferentes divisiones del ejército, que comandadas por oficiales de crédito, y prácticos del terreno le llaman la atención por todas partes, le dan continuos golpes de sorpresa, y le impiden penetrar estos países a pesar de las desgracias de Vilcapugio, Ayohuma y Sipe-Sipe: resultando de todo ello que el ejército de Santa Cruz y demás divisiones indicadas toman un incremento tan notable que acaso ellas solas bastarán para acabar con el enemigo,, u obligarlo a desistir del empeño de sostenerse en el Perú. Les hará ver que los pueblos recelosos de las miras que podrá tener el Gabinete Portugués sobre esta Banda, se agitan demasiado y esta agitación les hace expresar el deseo de auxiliar al general Artigas, por cuya razón el gobierno de estas provincias querría pruebas de la sinceridad y buenos sentimientos de aquel gabinete, capaces de aquietar los recelos de sus habitantes, pues sólo con el objeto de tranquilizarlos, ha enviado un oficial parlamentario que solicite del general Lecor, el de su expedición militar sobre este río y territorio de Con este motivo, les hará entender que si el objeto del Gabinete Portugués es solamente reducir a orden También les expondrá la grande aceptación del Congreso entre las provincias y la confianza de éstas en sus deliberaciones; y que a pesar de la exaltación de ideas democráticas que se ha experimentado en toda la revolución, el Congreso, la parte sana e ilustrada de los pueblos, y aún el común de éstos están dispuestos a un sistema monárquico constitucional moderado bajo las bases de la constitución inglesa, acomodados al estado y circunstancias de estos pueblos de un modo que asegure la tranquilidad y orden interior y estreche sus relaciones e intereses con los del Brasil, hasta el punto de identificarlos en la mejor forma posible. Procurará persuadirles el interés y conveniencia que de estas ideas resulta al Gabinete del Brasil en declararse protector de la libertad e independencia de estas provincias, restableciendo la casa de los Incas y enlazándola con la de Braganza sobre el principio por una parte de que unidos ambos estados se aumentará sobre manera el peso de este continente hasta poder contrabalancear al del viejo mundo y cortar los lazos que detendrán los pasos de su política y le embarazarán la marcha natural a sus altos destinos; que por otra parte presentarán a su subyugación obstáculos dificilísimos e insuperables la obstinada resolución de estos pueblos de no existir sino en clase de una Nación: las grandes distancias casi desiertas en que están colocadas las ciudades que imposibilitan la traslación de ejércitos de unas a otras; la proporción exclusiva para hacer a todo enemigo la guerra de recursos, guerra que habiendo arruinado los ejércitos del país y contenido las marchas del que ocupa el Perú, sin embargo del particular conocimiento del terreno, a la larga concluiría con los ejércitos extranjeros por grande que fuesen sus fuerzas; la antipatía que por ahora existe entre los habitantes de estas provincias y las del Brasil, producida generalmente entre los países limítrofes de diferentes estados e idioma, y fomentada entre nosotros por los españoles, y la diversidad de carácter, costumbres, habitudes e ideas derivadas de las diversas leyes que nos han gobernado desde la conquista, y de la revolución que han experimentado estos pueblos. Si después de los más poderosos esfuerzos que deberá hacer el comisionado para recabar la anterior proposición, fuese rechazada, propondrá la coronación de un Infante del Brasil, en estas Provincias o la de otro cualquier Infante extrajera, con tal que no sea de España, para que enlazándose con alguna de las Infantas del Brasil, gobierne este País, bajo de una constitución que deberá presentar el congreso. En caso de aceptarse por parte del Gobierno Portugués cualquiera de las proposiciones que se hacen, exigirá el enviado que él tome a su cargo el allanar las dificultades que presenta Si ninguna de las proposiciones anteriores fuese admitida, tratará el comisionado de hacerles ver con las razones ya apuntadas en esta instrucción, la imposibilidad de que estos pueblos entren por otro Partido (esforzándolas y agregando las demás que le ocurran) y los males que se causará el mismo Gobierno del Brasil, por un empeño que no le hará jamás honor ante el Tribunal de Si durante el curso de estas negociaciones fuese acaso reconvenido por algunos auxilios que el Gobierno de estas provincias hubiese dado al General Artigas, satisfará manifestando que él no ha podido prescindir de este paso por no haber tenido hasta ahora del Gabinete Portugués, una garantía pública que asegure a este territorio de sus miras justas, pacíficas y desinteresadas, pues de lo contrario se expondría a excitar la desconfianza de los pueblos y que entrando estos en una convulsión general, se frustrasen los objetos de ambos gobiernos, dirigidos seguramente a poner en paz estas provincias y fijar las bases de su eterna felicidad, estrechando las relaciones de uno y otro Estado e identificando sus intereses del modo más conforme a sus circunstancias. En orden a los demás particulares que incidan en esta negociación y no estén expresados en estas instrucciones se arreglará el comisionado a los principios y espíritu de ellas y demás conocimientos que se le han suministrado, obrando con toda la prudencia y circunspección, que exige la importancia y delicadeza del negocio, y teniendo muy presente que cualquier punto relativo a esta comisión en que llegaren a convenir, no podrá tener efecto hasta la deliberación del congreso, en cuya virtud deberá elevar por conducto del Supremo Director, a Reservadísimas. Debiendo el comisionado obrar con todos los conocimientos que sean conducentes al objeto de su comisión tendrá muy presente las comunicaciones, así de oficio como confidenciales, hechas por García a los Ex-Directores Alvarez y Balcarce y las de éstos a aquel sobre relaciones del Gobierno de estas Provincias con el del Brasil, de las que se les franquearán copias íntegras por el nuevo Director. No obstante la franqueza que debe manifestar el comisionado a Herrera, procurará con toda prudencia, circunspección y sigilo, orientarse por personas que puedan instruirle, o del modo que crea más conveniente, de la conducta pública de Herrera y García en el Brasil y de las intenciones y sentimientos que les hubieran traslucido con respecto a dicha Corte y a la de España y dará noticia de ellas al Congreso por conducto del Supremo Director exponiendo los fundamentos de la opinión que forme en este particular. Por lo mismo mientras no se halle completamente cerciorado de los sentimientos y buena fe de Herrera, no usará con él de más franqueza que la que considere muy necesaria. Procurará indagar con toda cautela si hay algunos tratados y convenciones entre los Gabinetes del Brasil, España e Inglaterra para la subyugación de las Américas o de este territorio o para algún otro intento, o cuales son las miras de estos gobiernos, y de todo dará cuenta al Soberano Congreso por el conducto indicado. Si se le exigiere al comisionado que estas provincias se incorporen a las del Brasil, se opondrá abiertamente manifestando que sus instrucciones no se extienden a este caso y exponiendo cuantas razones se presenten para demostrar la imposibilidad de esta idea y los males que ello produciría al Brasil. Pero si después de apurados todos los resortes de la política y del convencimiento, insistieran en el empeño, les indicará (como una cosa que sale de él y que es lo más a que tal vez podrán prestarse estas Provincias) que formando un estado distinto del Brasil, reconocerán por su monarca al de aquel mientras mantenga su Corte en este continente, pero bajo una constitución que le presentará el Congreso; y en apoyo de esta idea, esforzará las razones que se han apuntado en las instrucciones que se le dan por separado de estas y demás que puedan tenerse en consideración. Más cualquiera que sea el resultado de esta discusión lo comunicará inmediatamente al Congreso por conducto del Supremo Director. Desde que el comisionado se ponga en comunicación con don Nicolás Herrera, tratará con toda reserva de imponerse de la fuerza portuguesa y de la del General Artigas, observará los movimientos y progresos de uno y otro y según lo que deduzca de sus observaciones, verá si conviene acelerar las negociaciones, o retardarlas, ínterin estas provincias aumentan su fuerza y mejoran su situación logrando ventajas por el Perú o Chile, más si las armas portuguesas progresasen notablemente, procurará concluir los tratados, o restableciéndose la casa del Inca enlazada con la de Braganza, o coronándose en estas Provincias un Infante de Portugal u otro extranjero que no sea de España, según y con las calidades prevenidas en las instrucciones separadas que se le han dado con esta fecha. Si observare que el General Lecor, trata de entretener el tiempo con ambigüedades, buenas palabras, o proposiciones inadmisibles hasta lograr ventajas sobre los orientales y ponerse en actitud de dictarnos En la votación hecha sobre la aprobación o reforma de las Instrucciones preinsertas, salvaron sus votos (que se transcriben en los mismos términos en que los dictaron) los siguientes señores: Primeramente el Sr. Acevedo, que sufragó por la aprobación de las Instrucciones, excepto sólo cualquier expresión que aluda a dominación de Príncipe Extranjero, que no derive su derecho por sí o por su mujer, de los Incas. Segundo el Sr. Godoy, que aprobándolas igualmente, dijo lo hacía con la modificación que la primera proposición que deba hacer el enviado sea forzosamente sobre el principio de que la forma de Gobierno más estimada por los Pueblos y por la cual tienen opinión de decidirse, es la republicana. Tercero: el Sr. Oro, el que sin desaprobarlas tampoco, exigió se agregue al artículo en que se indica disposición en los Pueblos a constituirse bajo un sistema Monárquico, la precisa condición de que esto podrá hacerlo cuando el País esté en perfecta seguridad y tranquilidad. Que se omita la exclusiva expresa de los Infantes de España, y que no se cerciore al comisionado de estar el Congreso en persuasión perfecta de las miras amigables del Gobierno Portugués. Cuarto: el Se. Pacheco, cuyo sufragio conforme a los demás en lo restante, defirió añadiendo la calidad que solo en el caso de que el Soberano Congreso instruya al enviado la incapacidad de poder oponerse a las fuerzas Portuguesas, pueda admitir una dominación extranjera. Quinto: el Sr. Lona, que las aprobó del mismo modo con la calidad de que no proponga el enviado que el Rey de Portugal, pueda ser admitido en estas Provincias, sin expreso mandato del Congreso. Sexto: el Sr. Salguero, quien dijo que las aprobaba también excepto el artículo séptimo que habla de Concluida y calificada la votación, expuso el Sr. Bustamante, que en ninguna de las cláusulas de las Instrucciones se dice venga a dominar el País, cualquier príncipe Extranjero y que bajo de este concepto era que había votado aprobándolas, cuya exposición pidió se sentase en el Acta: lo mismo fue pedido por todos los demás señores que prestaron igual sufragio, reproduciendo la propia exposición. Con el objeto de expedir lo más pronto posible este arduo negocio, se convino proceder al nombramiento de los Enviados, y clasificado éste como asunto de segundo orden, en una votación, por una mayoría competente, resultaron en la principal, a que se pasó inmediatamente, nombrados para tales Enviados cerca del General de (Actas secretas del Congreso General Constituyente de las Provincias Unidas del Río de N.° 3 Exposición de los obsequios hechos en Santa Fe, a los Sres, Diputados del Exmo. Cabildo representante de El cinco del actual (Marzo 1823), a las 4 de la tarde llegó La misma noche llegó el Sr. Gobernador propietario, (Gral. López) que se hallaba ausente, y distinguió también a los Diputados con la urbanidad propia de su carácter. El siete recibió Su señoría los diplomas de los Diputados, e impuesto de sus solicitudes, hizo reunir el ocho en las Casas Consistoriales al Sr. Gobernador Sustituto, Honorable Junta de Representantes, Ilustre Cabildo, todas las Corporaciones, y lo más selecto del pueblo, con asistencia de los Sres. Diputados. El Sr. Ministro de Gobierno Dr. Seguí, abrió la sesión, diciendo que el Gobierno había dispuesto aquel acto, para que el pueblo diese su opinión respecto a los auxilios que pedía Montevideo, para arrojar a los Portuguesas de aquel país. Los Señores Diputados expusieron el estado en que se hallaba Muchos vivas y expresiones de entusiasmo en favor de Montevideo, dieron fin a este acto de patriotismo y generosidad. En la noche de este día y del siguiente fue iluminado el Cabildo y los Sres. Diputados acompañados de algunos del pueblo dieron música. (Revista Histórica de Montevideo. 1913. Tomo V. Autógrafo en el Archivo y Museo histórico de la misma ciudad). N.° 4 El Gobierno de Buenos Aires, obsequia con una espada al General López, por su intervención en los tratados que terminaron con la guerra civil. Buenos Aires, 12 de febrero de 1822. Al Sr. General don Estanislao López, Gobernador de Santa Fe. El Gobierno de Buenos Aires, haciendo en esta ocasión las funciones de El Gobierno de Buenos Aires, recordando con este motivo el principio del orden, y de la felicidad, que en su virtud ambas provincias disfrutan, se siente altamente complacido en poder felicitar al Sr. Gobernador de Santa Fe, por la principal parte que tuvo en él y de felicitarse a sí mismo, por la cooperación a un objeto tan benéfico e importante. Con esta oportunidad tan agradable, el Gobierno de Buenos Aires, saluda cordialmente al Sr. Gobernador de Santa Fe. Bernardino Rivadavia. —Martín Rodríguez. N.° 5 Oficio del Sr. Gobernador de Santa Fe, al de Entre Ríos, don Lucio Mansilla, a propósito de la política seguida con el general Lecor, Barón de Quedo orientado de la solicitud del Barón y de la explicación consiguiente, que considero oportuna y decente para salvar los peligros de una invasión en su territorio. Ella es conforme a la fina política con que ha debido expedirse en la presente ocurrencia, no menos que ajustada a la verdad, la inteligencia adoptada, que detalla los artículos del Cuadrilátero, de los que hasta hoy se desentendió el político Ministro de Buenos Aires, intentando aplicar a la guerra extranjera los mismos principios que se adoptan para las intestinas, queriendo recabar la mayoría de votos mediante diputados, como se explica oficialmente, cuando ya se ha presentado el voto uniforme con anticipación, y la guerra está decretada según V. E. justamente lo observa, en cuya solidez de principios estamos muy conformes. En cumplimiento de ellos nos hemos combinado: el orbe civilizado hará honor a nuestra decisión, con desdoro de los que lo empeñaron en solemnes convenciones para eludir su desempeño, con pretextos estudiados, reflexiones menos convincentes y argumentos débiles que se tuvieron muy presentes en las discusiones que precedieron a la sanción de los artículos; siendo reparables los sentimientos liberales del Gobierno de Buenos Aires en obsequio de Mejor es buen nombre que muchas riquezas. Abrazamos los dignos sentimientos de la patria desde su regeneración política; ella reclama permanencia y energía hasta elevarla al respetable rango de una Nación temible y poderosa. No son los caminos de la intriga y de la degradación los que debemos trillar para labrar su engrandecimiento, sino los de la dignidad, honor y buena fe. No hay que contrariar los principios por intereses privados que están de manifiesto al menos calculista. Desaparezcan los tiranos, o muramos con la gloria de haberlos perseguido, sellando el patriotismo de nuestros votos con la sangre que más de una vez ofrecimos ante sus aras. En consecuencia activo mis medidas para la celeridad en la marcha de mis tropas. Hoy llegó el oficial Señor Manuel Lavalleja, quien deja en camino a un nuevo diputado que conduce auxilios pecuniarios, para que ambos con ellos ocurramos a las necesidades que nos rodean y se faciliten nuestros recíprocos deseos. Tengo el honor de multiplicarle las mejores consideraciones de amistad, acreditándolo especialmente con la activa cooperación de las tropas que dirijo. Estanislao López Santa Fe, septiembre 5 de 1823. N.° 6 (Fragmentos de un artículo aparecido en el periódico "El Federal", de Santa Fe, el 3 de Febrero de 1829) "Dice el diarista que el Sr. López ha sido siempre opuesto a la organización nacional, e indiferente en la contienda de La provincia de Santa Fe, siente un noble orgullo al recordar que ha tenido una parte en las glorias de (El Federal. E pluribus unum. Santa Fe, Martes 3 de febrero de 1829. Tomo I, Nº2). N.° 7 Nota del Ministro de Buenos Aires, comunicando la elección de Laualle como Gobernador después del fusilamiento de Dorrego, y contestación del Gobernador de Santa Fe. Buenos Aires, diciembre 13 de 1828. El infrascripto. Ministro Secretario General del Despacho del Gobierno Provisorio de El infrasccripto al trasmitirlo al señor Gobernador de El infrascripto con este motivo saluda al señor Gobernador de Santa Fe, con su consideración distinguida. — José Miguel Díaz Vélez. — Exmo. Gobernador y Capitán General de la provincia de Santa Fe. Contestación. Santa Fe, diciembre 30 de 1828. — El que firma. Gobernador y Capitán General de la provincia de Santa Fe, ha recibido una comunicación que, con fecha 13 del presente, le dirige el señor don José Miguel Díaz Vélez, como Ministro Secretario General del Despacho del Gobierno de la provincia de Buenos Aires, en la que le instruye del cambio que tuvo lugar en ella el día I9, del que resultó Gobernador Provisorio por el voto "unánime" de los ciudadanos, el General de los Ejércitos de Sea cual fuere la propiedad con que el señor Secretario General llama voto "unánime" de los ciudadanos de una provincia como la de Buenos Aires, a la expresión tumultuaria y discordante de los pocos que puede contener un templo: Es sin duda bien singular que la nota a que se contesta, no exprese que el movimiento fue por una División del Ejército Nacional y contra el Jefe Supremo de Es notorio que la primera división del Ejército Nacional, que acaba de llegar del territorio Oriental, fue la que exclusivamente ejecutó el cambio de que instruye el señor Secretario y esto es tan cierto que ni las tropas de Espera también el Gobernador infrascripto ser instruido de la aplicación nacional que se ha dado a los ejércitos y escuadra de Pero el señor general Lavalle, Gobernador Provisorio de Buenos Aires, lejos de satisfacer a las provincias sobre su conducta en el día 1" y subsiguientes, se atreve a insultarlas de nuevo en su manifiesto del 5 y a calumniar también a sus jefes del modo más torpe y denigrante. La de Santa Fe se siente conmovida de los arrogantes denuestos que envuelve ese documento, y su Gobernador no sabe tolerarlos. Si el Jefe que hoy rige en Buenos Aires se hubiese limitado a imputar ilegalidad a los Gobiernos que rodean al señor Dorrego al tiempo de la destitución de El Gobierno Provisorio de Buenos Aires lleva sus audaces insultos al extremo de atribuir a las provincias y a sus Gobiernos complicidad en el latrocinio y dilapidación del Tesoro de aquella provincia, que imputa al señor Dorrego. Desde que este ciudadano se hizo cargo del Gobierno, dice el manifiesto, "el pueblo de Buenos Aires, que había sido siempre modelo de los otros, fue la presa de que todos se repartieran; la hacienda pública estaba destinada a enriquecer a los Gobiernos de las provincias; el Tesoro de nuestra provincia se empleaba a cada momento en comprar especies metálicas para enviar a los Gobernadores de las otras, sin que hasta hoy se haya visto el resultado de tales sacrificios". El Gobernador de Santa Fe sería indigno del pueblo que preside y de alternar entre los hombres de bien si no exigiese del de Buenos Aires una declaración tan pública y tan solemne, como es el manifiesto de las sumas con que el señor Dorrego lo ha enriquecido a costa del Tesoro de la provincia de Buenos Aires, una numeración de las cantidades metálicas que se le hayan remitido, y cuyo resultado no haya sido público. La fuerza, señor Secretario, no da seguridad para difamar así, y el hombre de honor siempre la tiene para vengar ofensas de esta case o perecer en la demanda. El Gobernador de Santa Fe ha recibido, es verdad, especies metálicas para aprestar y pagar el Ejército del Norte al que tuvo el honor de mandar en Jefe: 87 pero su resultado ha sido tan público como la gloriosa paz a que tanto contribuyó esa expedición. Tan público como lo es, que los últimos meses de sueldo no han sido satisfechos al contingente de su provincia, y que el infrascripto ha tenido que negociar dentro de ella un empréstito para pagar aquella deuda, que todavía gravita sobre el Tesoro Nacional. Después que la provincia de Santa Fe ha sido envuelta en los agravios inferidos a todos por los sucesos del I" su manifestación ha sido también especialmente ofendida por la autoridad provisoria de Buenos Aires. El Gobernador infrascripto ha llegado a entender de un modo cierto que el señor Secretario General ha comunicado orden a los S.S.D.D. de Buenos Aires al Cuerpo Nacional, para que se retiren. Sean cuales fuesen las causas que hayan dictado esta resolución, ella cede en manifiesto desprecio del tratado celebrado en esta ciudad el dos de octubre del ano último, entre los Comisionados de ese y este Gobierno, y completamente ratificado por ambas autoridades. Por el artículo 5", las dos provincias están obligadas a concurrir con dos diputados a Tales son las quejas de que la provincia de Santa Fe se siente vivamente afectada hacia las autoridades de Buenos Aires; si el Jefe infracripto obrase sólo por capricho o se dejase arrastrar de los impulsos de una pasión noble, tal vez se habría arrojado a usar del último recurso; pero él espera obtener en esta formal reclamación las explicaciones y medidas que satisfagan el honor de su provincia. Si esta esperanza sale frustrada, usaría aún del medio que le suministra el artículo 6 del tratado del 25 de enero de 1822, acordado en el congreso cuadrilátero, que se celebró en esta ciudad, entre esa provincia, la de Corrientes, Entre Ríos y ésta; cree el infrascripto que ese Gobierno concurrirá con su representante. Pero si al contrario sucediese, o las conferencias no tuvieran un resultado satisfactorio, entonces el Gobierno de Santa Fe se vería forzado a sostener la dignidad de su provincia del único modo que le quedara. El infrascripto Gobernador saluda al señor Ministro, a quien se dirige. Estanislao López. Al señor Ministro Secretario General del Despacho del Gobierno Provisorio de la provincia de Buenos Aires. (Leyes y decretos de N° 8 Nota del Gobernador López a Al señor Presidente del Augusto Cuerpo Nacional. — Santa Fe, enero 5 de 1829. — El infrascripto, Gobernador de esta Provincia, ha recibido la honorable comunicación que con fecha 23 de diciembre último le dirige el augusto Cuerpo Nacional, por conducto del señor Presidente, instruyéndole del escandaloso atentado cometido por el coronel don Juan Lavalle, en haber mandado fusilar de su orden al Exmo. Sr. don Manuel Dorrego, Gobernador propietario de Bueno» Aires, y encargado por los pueblos de los negocios generales de paz y guerra y relaciones exteriores, como igualmente de que el gobierno revolucionario de Buenos Aires, había dado orden a sus D. D. para que regresen inmediatamente a la capital de aquella Provincia: y que en consecuencia se preparaba el C. Nacional a reclamar compromisos solemnes, a proveer de Jefe a Aquel horrendo atentado ha alarmado justamente las ciudades de Estanislao López Pedro de Larrechea Secretario (Leyes y decretos citados, pág. 264). N.° 9 Soberanía Nacional. — Santa Fe, 20 de febrero de 1829. — Con esta fecha ha sancionado Artículo 1º — La representación de las Provincias Unidas existente en Santa Fe, inviste la autoridad soberana de Art. 2º — Art. 3º — Se encarga al Exmo. Señor Gobernador de Art. 4° — Comuníquese a los Exmos. Señores Gobernadores de las provincias y publíquese. Y en cumplimiento la transmite a V. E. el infrascripto Vice Presidente, saludándole con la debida consideración. Dr. Manuel Vicente De Mena José Francisco Benítez Secretario Exmo. Señor Gobernador y Capitán General de esta Provincia. N. º 10 Nuera declaración de Santa Fe, febrero 21 de 1829. — Le Representación Nacional en sesión de ayer, ha sancionado la siguiente ley: Art. 1º — La dirección de Art. 2º — En consecuencia, el Gobierno actual de Buenos Aires, no tiene carácter alguno nacional. Art. 3º — Art. 4º —- Art. 5º — Art. 6º — Se encarga especialmente al Exmo. señor Gobernador de Santa Fe, de comunicar este decreto a los ministros Diplomáticos extranjeros, cerca de Art. 7º — Comuníquese a los Exmos. Señores Gobernadores de las provincias, y publíquese. Y en cumplimiento, lo transmite a V. E. el infrascripto Vice Presidente, saludándolo con la acostumbrada consideración. Dr. Manuel Vicente De Mena José Francisco Benítez Secretario Al Exmo. Señor Gobernador y Capitán General de esta Provincia, Brigadier don Estanislao López. N.° 11 Autorización dada al General López por Santa Fe, 26 de febrero de 1829. — Art. 1º — Se autoriza al general en Jefe del Ejército de las Provincias Unidas, Brigadier don Estanislao López, para que sobre el crédito de Art. 2° — Art. 3º — Se autoriza al General en Jefe para que provea los destinos que sean necesarios para la regularidad del servicio, asignando a los que los desempeñen la gratificación o sueldo que estime conveniente. Y de orden de la misma Soberana Corporación, lo comunica el infrascripto al Exmo. Señor General en Jefe del ejército restaurador del orden, en contestación y resolución de las dudas propuestas en su honorable nota de 23 del corriente; aprovechando esta oportunidad para ofrecer a S. E. sus respetuosas consideraciones. Dr. Manuel Vicente De Mena José Francisco Benítez Secretario Exmo. Señor General en Jefe del Ejército de las Provincias Unidas. N.° 12 Instrucciones que deben regir a los Comisionados del General en Jefe del Ejército de Como el general en jefe no puede calcular todas las comunicaciones de interés que pueden formarse entre los partidos que combaten en Córdoba, no puede tampoco dar instrucciones a los señores Comisionados, que no sean muy generales y aún casi vagas. Sin embargo, les expresará cuál es el objeto que se propone lograr, y los antecedentes que tiene para pensar que sus esfuerzos no serán sin fruto. Considerando el estado actual de Todavía estos no serían los peores males que semejante estado de cosas debe producir, sino viniesen acompañados de la desmoralización, que hace eternas las discordias civiles, y que excitan la ambición de mando, en hombres que no pueden aspirar debidamente a obtenerlo. Por consiguiente, el crédito exterior, y la felicidad doméstica de El general en jefe considera la guerra de Córdoba, como principio de otra más larga y funesta. Si el general Paz vence, deberá llevar la guerra a las provincias de Cuyo que han asistido al general Quiroga. Si es vencido el general Paz, el general Quiroga tendrá que hacerla a Salta y Tucumán, quizás a Santiago. No se ve más término entonces que la desolación y el exterminio general. Al revés, si la guerra se cortase en Córdoba, la influencia de los generales Quiroga y Paz, conducirían a los pueblos que combaten, a una paz general y las cuestiones porque se han armado, o se resolverían por negociaciones, o serían prudentemente postergadas, para tratarse cuando calmadas las pasiones, se hubieren estrechado los vínculos de amistad entre los pueblos y su gobierno. La existencia del cuerpo nacional, una vez reconocido por todas las provincias, y compuesto de hombres de todos los partidos reunidos en el convencimiento íntimo de la necesidad de la paz, cuando menos durante un período exacto dentro del cual debería echarse la paz interior y señalar la época en que un cuerpo formado sobre bases generalmente admitidas, puede dar por fin un modo de ser estable a No pudiendo el general en jefe, presentarse en aquel teatro por la extensión de sus atenciones, encárgalo a los señores Comisionados, que, bien examinadas las circunstancias en que se hallen el Exmo. señor General del segundo cuerpo y el señor General Paz procuren conciliar los intereses que ambos defienden tomando para cualquier acaso las bases siguientes: 1º — Córdoba debe reconocer al Cuerpo Nacional y enviar instantáneamente a él sus diputados. 2º — El general Paz debe emplear toda su influencia para que obren del mismo modo Salta y Tucumán. Los intereses de las provincias beligerantes deben arreglarse del modo más equitativo que el estado de la guerra permita. 3º — La paz debe ser extensiva a todas las provincias que combaten. 4° — Los derechos de Córdoba deben ser protegidos, y nadie debe intervenir en la cuestión de los generales Bustos y Paz, sino el pueblo cordobés, desnudo de influencia extraña. El general en jefe se persuade que por parte del general Paz, no habrá dificultad para admitir un tratado sobre éstas bases, porque así la ha hecho ofrecer en su nombre. Espera del patriotismo y la elevación del general Quiroga, que no rehusará semejantes proposiciones, siempre que tengan seguridad de que se cumplirá lo pactado; y por esta razón ha dicho el general en jefe, que se promete obtener cesación de la guerra. Los señores Comisionados persuadirán al general Quiroga, que, de la cesación de guerra en el interior, debe esperarse el vencimiento de Lavalle en Buenos Aires, porque el pueblo que lo sostiene está alucinado con la esperanza de que, triunfando en el interior el general Paz, podrá auxiliar al primero. Los comisionados instruirán al general Quiroga, de las negociaciones pendientes en Montevideo y de las relaciones e inteligencias que se mantienen con Buenos Aires. Si la negociación se malograse, porque la rompiese el general Paz, con pretensiones inadmisibles, entonces el señor Oro continuará con el general Quiroga el plan de conducta que deberá observarse en general respecto de Córdoba, pero si, como no es de esperarse los obstáculos quien los presentase, fuere el general Quiroga, los comisionados darán cuenta al general en jefe y esperarán o no, según lo crean prudente, para retirarse, las disposiciones del general en jefe. Instruidos los señores Comisionados del objeto de su misión, y de las probabilidades de conseguirla, al general en jefe no le resta más que manifestarles que, en los casos extraordinarios que es imposible proveer en estas instrucciones, se fía 'enteramente de su prudencia y delicadeza. Santa Fe, 5 de junio de 1829. Estanislao López. (Papeles de Don Domingo de Oro. Tomo I, pág. 66). N.° 13 Carta del general Félix de Olazábal Exmo. Señor don Estanislao López. — San Salvador, marzo 13 de 1834. — Mi querido general y amigo: No hace muchos días que desde éste mismo destino, dirigí a usted una carta en contestación a la última que recibí de usted, pero como no es difícil que haya podido extraviarse por falta de seguridad para su conducción, he querido duplicarla, ya que se me ofrece una seguridad menos incierta. El asunto de ambas es igual, porque las circunstancias son las mismas, así pues, de la primera nada sustancial hay alterado en la segunda. En aquella noticiaba a usted del lugar en que he fijado mi residencia, al mismo tiempo que de las causas que me forzaron a elegirlo, después que los últimos acontecimientos políticos de mi país tuvieron por resultado sucesos tan amargos que lastima la memoria el recordarlo. Hablaba también de mi gratitud a la fina amistad con que usted me honra y de otras cosas que debo reproducir necesariamente en esta, pues la primera ha producido alguna de las contingencias a que estaba expuesto por los rumores que he dado antes. Ya sabía usted cuál fue mi posición en la revolución que acaba de terminar y cuál mi conducta durante ella; me coloqué al lado del gobierno a quien estaba obligado a defender presté en su favor cuantos servicios me fue posible hacer, y después de haber cumplido con este primero de mis deberes, ¿cuál fue la recompensa? Mi asilo doméstico fue cobardemente profanado, como si no fuese lo que hay de más sagrado en la sociedad; y por último ni la calidad de representante con que estaba investido pudo preservarme de las más pérfidas presunciones, ni menos impedir que la inviolabilidad de que gozaba en calidad de tal, fuese echada por tierra con la misma facilidad con que derrocó un gobierno constituido por la ley. Estas fueron las consecuencias de aquel movimiento funesto, que ha traído sobre mi patria, demasiado infeliz, tantos y tan grandes males. No obstante, nada sería extraño, puesto que son padecimientos comunes a todas las naciones, cuando se acerca la época de su concitación, sino fuese como ha sido la obra exclusiva de aquellos mismos hombres que en otro tiempo, llevaron el mismo título de restauradores de las leyes. Esto es lo que hay de admirable y raro. Pero no hay remedio: los que se mancharon con un crimen gozan en paz de la tranquilidad que perdieron los que noblemente derramaron su sangre para cumplir con su deber. Sin embargo, nada de esto me arredra para servir a mi patria siempre que necesite; testimonios hay de esta verdad que no puede oscurecer la maldad por más que sus tiros sean envenenados. Ya he dicho a usted cuanto puedo decirle sobre el asunto de que he hablado; pasaré ahora a mi primordial objeto: Sabe usted cuánto es mi deseo de serle útil y cuánta es la sinceridad de mis sentimientos hacia usted. En esta inteligencia, si mis servicios le son necesarios, espero que no dude de ocuparme, seguro de que me complacerá sobremanera la ocasión en que pueda ponerme a sus órdenes. Puede usted dirigirlas si acaso, a los campos de don Bernabé Albín, sobre el arroyo de San Salvador, donde me he posesionado, desde y donde lo espera el que es de usted como siempre muy atto. amigo y obsecuente servidor q. b. s. m. — Félix de Olazábal. N.° 14 Enseñanza gratuita Santa Fe, 11 de Julio de 1832. — El infrascripto se ha instruido por la comunicación fecha de ayer, del ilustre cabildo, del convenio que ha celebrado con el Director del Gimnasio Santafecino don Antonio Ruiz de Guzmán, y de las condiciones bajo las cuales se obliga a la enseñanza de los jóvenes pobres. El gobierno aprueba en todas sus partes el expresado convenio recomendando a esta Corporación una asidua vigilancia sobre el cumplimiento de los deberes a que se ha ligado el nuevo Director y sobre la educación de la juventud en general, como base fundamental de la prosperidad y engrandecimiento de la provincia. Los empeños de esa ilustre Corporación a este respecto, serán siempre secundados por la autoridad ejecutiva. Dios guarde al muy ilustre Cabildo muchos años. Estanislao López Marcelino Maciel Srio Interino N.° 15 Sobre la ocupación de las Malvinas Santa Fe, Febrero 25 de 1833. — Ha recibido el Gobierno la nota de su Agente de Negocios en Buenos Aires, datada a 18 del presente, en que le participa la ocupación de las Islas Malvinas por las fuerzas de S. M. Británica, al parecer por el derecho con que se considera sobre dichas Islas. Cualquiera que sean los títulos de soberanía con que aquel Gobierno se crea dueño de ellas, por muy justificados que ellos fuesen, nunca los tendría para apoderarse de las Malvinas del modo violento que lo ha ejecutado el Comandante de Estanislao López Domingo Cullen (Archivo de Santa Fe. Copiador de notas y comunicaciones. Año 1833). N. 16 Carta de Cullen a Ferré Santa Fe, 11 de Julio de 1838. — Señor don Pedro Ferré. —Mi querido amigo: Tengo el gusto de contestar a su apreciable carta del 30 del pasado Junio. La primera noticia de la terrible desgracia que ha sufrido esta provincia y toda Rodeado de mil graves atenciones, una sola vez he podido ver a su socio el señor Mohando, a quien me he ofrecido para lo que se le ofrezca. La madera está ya descargada y recibida, y la que quedó allá encargada, remitiré la balandra a que la traiga, pero me permitirá usted suplicarle ordene que sea buena, pues según se me ha informado la que ahora ha venido no es de la mejor. No puedo más, créame su mejor y más apasionado amigo y atento servidor q. b. s. m. Domingo Cullen (Memoria del general Pedro Ferré, pág. 466), |
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